Este documento presenta un resumen del capítulo 1 de la historia de Gabriela. Narra que Gabriela se muda al Estado de México y comienza a estudiar en la UNAM, donde conoce a Alejandra y Germán. Los tres se unen a marchas estudiantiles para luchar por más derechos. Más adelante, la madre de Gabriela fallece y ella se aísla, pero vuelve a unirse a las protestas gracias al apoyo de sus amigos. Finalmente, anticipa una gran marcha que cambiará vidas en México.

1. Recuérdame
capitulo 1
Esta es la historia de una pequeña jovencita que durante el transcurso del
tiempo estuvo sufriendo por amor y el engaño de gente que nunca tuvo la
intención de hacerlo, pero también por personas que querían verla sufrir y lo
que le sucedió al final no fue en vano. Esta jovencita es una niña llamada
Gabriela.
La historia comienza el 30 de junio de 1967, cuando Gabriela una niña de un
pueblo llamado Zacatepec, donde todos vivían de acuerdo a un plan lo que
quería el gobierno que hicieran, ya que este manipulaba a todos los habitantes
de este pueblo y ello no hacían nada por miedo, se cambia al Estado de
México por trabajo de su papá, ella entró a estudiar en la UNAM, y le encantó,
al entrar en su primer día de clases quedo asombrada por el gran tamaño y la
hermosura de sus construcciones y no le quedaba duda de que no podía estar
en una mejor universidad, tan llena de vida, de ilusiones y esperanza de
personas de todos los lugares, que como ella querían llegar a ser grandes
profesionistas.
Su primer día de clases fue muy interesante conoció a mucha gente de muchos
lugares, pero al entrar al salón su atención se desviaría por un guapo joven al
que todavía no conocía ni sabía su nombre. Entro la maestra y les pidió a todos
que dijeran su nombre, que les gustaba hacer y por qué habían entrado a la
facultad de derecho. La primera en responder fue una jovencita de Tijuana
llama Alejandra que le gustaba salir a divertirse con sus amigos y le gustaría
ser abogada porque no le gusta que se cometan injusticias, después fue el
turno de Gabriela la cual, al llegar el momento se puso muy nerviosa, pero aún
así contesto que se llama Gabriela, que le gusta leer mucho y que le gusta el
derecho ya que los actuales abogados y políticos son muy corruptos y ella
quería cambiar eso, pasaron varios de sus compañeros hasta que llego el turno
de aquel joven que capto su atención, -hola soy Germán y me gusta ayudar a
los demás, me gusta la carrera de derecho porque quiero darle esperanza a las
personas que fueron acusadas injustamente. Fátima quedo encantada con
estas palabras y se enamoró al instante. Al salir de la clase Alejandra y Gabriela
se hicieron amigas ya que compartían muchos gustos similares y que esto al
transcurrir el tiempo llevaría esta amistad a ser muy grande, casi inseparables.
Poco a poco le comenzó a hablar a Germán y también se comenzó a hacer su
amigo, empezaron a juntarse para estudiar los tres en cualquier lugar en la
casa de alguno de los tres, en una biblioteca o hasta en una plaza. Un día
estando en una plaza vieron a muchas personas entre ellas a algunos

2. compañeros suyo que se manifestaban contra el gobierno, pero no sabían
porque así que el lunes en la escuela le preguntaron a un compañero que
estaba ahí que porque se manifestaban el les dijo -es una revuelta estudiantil
en contra del gobierno para que se hicieran más reformas educativas, ya que
los estudiantes no tenían casi derechos y ya que se acercaban las olimpiadas y
en Francia ya hacían este tipo de revueltas. Al escuchar esto Alejandra le dio
mucha importancia y convenció a Gabriela y a Germán de que fueran a una
marcha, les dijo que si querrían un mejor país tenían que luchar por el. A la
siguiente semana Germán pasó por Alejandra y Gabriela y se dirigieron hacia la
marcha, al llegar había mucha gente que como ellos buscaba un México mejor,
todos llevaban pancartas, megáfonos, entre otras cosas para que se hicieran
notar y que así el gobierno respondiera a sus protestas. Así comenzó la
marcha, al comenzar a caminar se veía como a los tres jóvenes les gustaba
esto, luchar por su país y por el futuro de sus hijos, así lo veían ellos y la
mayoría de las personas que iban ahí. Poco a poco empezaron a conocer a
muchas personas y así ganando popularidad, tiempo después ellos, junto con
otras personas empezaron a planear las marchas y a juntarse días antes a
planear todo con los otros líderes.
Un día Gabriela acompaño a su mamá al doctor ya que sintió una bolita en el
cuello, al hacerse estudios el doctor le dijo que tenía cáncer y que estaba
invadida que sólo le quedaban algunos meses de vida, al saber esto Gabriela
se puso muy triste y dejo de ir a las marchas para pasar más tiempo con su
madre, quien le decía que fuera a las marchas para apoyar a su país, que ella
ya no iba a estar más ahí con su familia pero que el país siempre iba a estar y
lo tenían que apoyar, Gabriela ignoró las palabras de su madre y su vida se
volvió rutinaria, se levantaba, se lavaba los dientes, iba a la escuela, escuchaba
como sus amigos se divertían en las marchas, se iba a su casa y pasaba el
tiempo con su madre. Un día mientras estaba en la escuela y platicaba con
Alejandro este le dijo cuanto la amaba y que si quería ser su novia, ella
respondió que en ese momento no quería tener ningún tipo de relación con
nadie, a el no le importó la respuesta ya que sabía que con el tiempo se
ganaría su amor y serían novios.
Un mes después mientras Gabriela estaba en clases llego un maestro y le pidió
que fuera con el, ella le dijo que que pasaba y el le respondió que su madre se
había puesto muy mala y estaba internada en el hospital, se dirigió lo más
rápido que pudo y al llegar se volvió en lágrimas al ver a su madre, la que le
enseño a hacer todo lo que sabía, a la que le debía todo ya que gracias a ella
llego a ser una gran persona, destrozada por esa enfermedad que estaba a

3. punto de llevarse a su madre,mes acerco a ella y su madre le dijo sus últimas
palabras
----------------------------------07-04-14----------------------------------------------------------
-----
Hija no sabes cuanto te amo, nunca dejes de luchar por lo que quieres y por lo
que es correcto, quiero que cuides a tu hermanito y a tu papá dale mucho
amor que el te quiere mucho, a y por favor ve otra ves con tus amigos a esas
marchas para que tengan más derechos los estudiantes, Gabriela al escuchar
estas hermosas palabras lo único que le pudo decir fue -te amo mamá no te
vallas por favor. Y así su madre se fue y Gabriela se convirtió en la persona más
infeliz del mundo, no podía dejar llorar, ya no salía con sus amigos, lo único
que podía hacer era estar en su cuarto acostada leyendo libros todos los días.
Un día estando en la escuela Alejandra y Germán decidieron hablar con ella
para hacerla cambiar de opinión y que viera que apartarse de la sociedad no le
iba a quitar el dolor, sino al contrario, sería más fuerte y duraría más, Gabriela
escuchando todo lo que le decían sus amigos pensaba como era esto cierto y
recordó lo que le había dicho su madre, que volviera a salir con sus amigos, y
en ese instante Gabriela se convirtió en la misma persona que era antes, una
niña alegre, llena de ilusiones y que luchaba por que se hiciera lo correcto, y
además estaba segura de que su mama que estaba en el cielo no la iba dejar
sola en esto, la ayudaría a que no le pasará nada. Alejandra y Germán al
escuchar esto se pusieron muy felices, pero no había tiempo que perder,
tenían que volver a organizar marchas para que los políticos entendieran que
necesitaban más derechos y que se aseguraran de que los políticos les hicieran
caso y cumplieran con su trabajo . A la mañana siguiente Germán se levantó
muy entusiasmado ya que quería conquistar a Gabriela y no dejaría pasar
ninguna oportunidad para intentarlo, y así fue, todo el día estuvo cerca de ella,
y se enamoraba cada ves más, le gustaba su pelo, sus ojos, su olor, en fin le
gustaba todo de ella y ella al parecer también lo quería a el, pero al pasar las
semanas Gabriela empezó a platicar un joven de mucho dinero hijo de un
famoso político de esos tiempos y a Gabriela le empezó a gustar este joven, su
nombre era Arturo, y este era un arrogante joven que sólo veía a Gabriela con
malas intenciones, y esto lo veían muy bien sus amigos Germán y Alejandra, se
lo decían pero ella no hacía caso y seguía hablando con el. Una ves más
Gabriela se comenzó a distanciar de sus amigos y esto no era nada bueno, ya
que se acercaban una serie de marchas que ellos habían planeado desde hace
mucho tiempo, y al parecer ni iría.
Días antes de las marchas Alejandro fue a hablar con Gabriela a su casa para
hacerla entrar en razón y que viera que Arturo no era una buena persona y

4. que tenía malas intenciones con ella, al llegar a la casa vio a Gabriela con
arturo besándose en el jardín, al ver esto, Germán se llenó de ira, y con llanto
empezó a golpear a Arturo, diciéndole malas palabras y que se arrepentiría de
haber hecho esto, Arturo sin poder hacer nada cayo al suelo y Germán le dijo a
Gabriel que nunca más le volviera a hablar, que el sabía que todo esto
sucedería, y así Germán se fue tan enfurecido, en su coche a toda velocidad sin
importarle su vida, ya que sin Gabriela preferiría estar muerto que vivo y con
tanto dolor, estuvo a puño de chocar en varias ocasiones pero al parecer tenía
un ángel de la guardia y este podría ser la mamá de Gabriela que no quería
que se separa de ella, pero este como estaba tan enfurecido no le volvería a
hablar nunca más.
------------------------------------------------08-04-14--------------------------------------------
Gabriela a la mañana siguiente fue muy triste con Germán a pedirle perdón
por esto y a pedirle una explicación de porque había ido a donde ellos estaban
y porque se había molestado a lo que Germán respondió que no podía
soportar verla con alguien más y menos con Arturo que es un arrogante que
sólo te quiere para ese tipo de cosas y solo piensa en el dinero. Gabriela con
lágrimas en los ojos le dijo que sí la podía perdonar y que le diera una
oportunidad para volver a ser como era antes y alomejor poder llegar a ser
novios, Germán sin confiar en sus palabras le dijo que sí pero en su interior el
sabía que no cumpliría nada. Paso el tiempo, y en la escuela, Gabriela cambió
mucho y cuando trataba de hablar con Germán este era muy cortante y aveces
la ignoraba y era grosero. Un día, Gabriela, ya se había artado de la tratara así
Germán fue a hablar con el, y enojada empezó a llorar y le reclamo el porque
la trataba así q ella no había hecho nada malo para merecer esto, le dijo
también que sí quería ya se acababa la amistad que alguna ves había sido tan
hermosa, que esto lo decidiría el, el respondió que lo perdonara que había
sido un estúpido por haberla tratado de esa forma y que seguirían siendo
amigos hasta que murieran y aún en el cielo o a dónde quieran que vallan su
amistad seguiría, los dos se dieron un abrazo como el que nunca se habían
dado y se perdonaron en ese momento. Paso el tiempo y su amistad volvió a
ser la misma de antes o más fuerte aún Alejandría ya casi no se juntaba con
ellos ya que había abandonado la carrera porque no le gusto tanto como lo
hubiera pensado e iba a muchas marchas y ellos sólo iban a una por semana o
dos por mes pero cuando se veían pasaban grandes momentos juntos,
platicaban durante horas y se reían mucho. después de un tiempo German
decidió decirle a Gabriela que si quería ser su novia ya que el estaba muy
enamorado de ella y ella al parecer también ya que respondió que si.

5. meses después empezaron a correr rumores de que se acercaba una mega
marcha, en la cual muchos grupos se unirían formando así un grupo enorme
de alrededor de 20000 personas, Gabriela y Germán estaban muy
emocionados y pensaron que no se la podían perder por nada del mundo,
esperaron meses por esa marcha y al llegar ese día lo que paso cambiaría la
vida de miles de personas en México. “A las cinco y media del miércoles 2 de
octubre de 1968, aproximadamente diez mil personas se congregaron en la
explanada de la Plaza de las Tres Culturas para escuchar a los oradores
estudiantiles del Consejo Nacional de Huelga, los que desde el balcón del
tercer piso del edificio Chihuahua se dirigían a la multitud compuesta en su
gran mayoría por estudiantes, hombres y mujeres, niños y ancianos
sentados en el suelo, vendedores ambulantes, amas de casa con niños en
brazos, habitantes de la Unidad, transeúntes que se detuvieron a curiosear,
los habituales mirones y muchas personas que vinieron a darse una
"asomadita". El ambiente era tranquilo a pesar de que la policía, el ejército y
los granaderos habían hecho un gran despliegue de fuerza. Muchachos y
muchachas estudiantes repartían volantes, hacían colectas en botes con las
siglas CNH, vendían periódicos y carteles, y, en el tercer piso del edificio,
además de los periodistas que cubren las fuentes nacionales había
corresponsales y fotógrafos extranjeros enviados para informar sobre los
Juegos Olímpicos que habrían de iniciarse diez días más tarde.
Cuando un estudiante apellidado Vega anunciaba que la marcha
programada al Casco de Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional no
se iba a llevar a cabo, en vista del despliegue de fuerzas públicas y de la
posible represión, surgieron en el cielo las luces de bengala que hicieron que
los concurrentes dirigieran automáticamente su mirada hacia arriba. Se
oyeron los primeros disparos. La gente se alarmó. A pesar de que los líderes
del CNH desde el tercer piso del edificio Chihuahua, gritaban por el
magnavoz: "¡No corran compañeros, no corran, son salvas! . . . ¡No se
vayan, no se vayan, calma!", la desbandada fue general. Todos huían
despavoridos y muchos caían en la plaza, en las ruinas prehispánicas frente
a la iglesia de Santiago Tlatelolco. Se oía el fuego cerrado y el tableteo de
ametralladoras. A partir de ese momento, la Plaza de las Tres Culturas se
convirtió en un infierno.”
esto fue lo que dijo Gabriela a un diario de Guadalajara al ser entrevistada
como una de las únicas líderes sobrevivientes ese día.
Un día antes de que ocurriera todo esto Alejandra, Germán y Gabriela se
juntaron con otras 150 personas para hacer carteles y planear lo que iban a
hacer el siguiente día, todo el plan era perfecto pero lo que no sabían era
que el ejercito y la policía estaban enterados. esa misma noche Gabriela
tuvo un sueño muy raro que la pondría a pensar mucho el sueño era este:
Estaba una madre sentada junto a la cuna de su hijito, muy afligida y
angustiada, pues temía que el pequeño se muriera. Éste, en efecto, estaba
pálido como la cera, tenía los ojitos medio cerrados y respiraba casi

6. imperceptiblemente, de vez en cuando con una aspiración profunda, como un
suspiro. La tristeza de la madre aumentaba por momentos al contemplar a la
tierna criatura.
Llamaron a la puerta y entró un hombre viejo y pobre, envuelto en un holgado
cobertor, que parecía una manta de caballo; son mantas que calientan, pero él
estaba helado. Se estaba en lo más crudo del invierno; en la calle todo
aparecía cubierto de hielo y nieve, y soplaba un viento cortante.
Como el viejo tiritaba de frío y el niño se había quedado dormido, la madre se
levantó y puso a calentar cerveza en un bote, sobre la estufa, para reanimar al
anciano. Éste se había sentado junto a la cuna, y mecía al niño. La madre
volvió a su lado y se estuvo contemplando al pequeño, que respiraba
fatigosamente y levantaba la manita.
-¿Crees que vivirá? -preguntó la madre-. ¡El buen Dios no querrá quitármelo!
El viejo, que era la Muerte en persona, hizo un gesto extraño con la cabeza; lo
mismo podía ser afirmativo que negativo. La mujer bajó los ojos, y las lágrimas
rodaron por sus mejillas. Tenía la cabeza pesada, llevaba tres noches sin
dormir y se quedó un momento como aletargada; pero volvió en seguida en sí,
temblando de frío.
-¿Qué es esto? -gritó, mirando en todas direcciones. El viejo se había
marchado, y la cuna estaba vacía. ¡Se había llevado al niño! El reloj del rincón
dejó oír un ruido sordo, la gran pesa de plomo cayó rechinando hasta el suelo,
¡paf!, y las agujas se detuvieron.
La desolada madre salió corriendo a la calle, en busca del hijo. En medio de la
nieve había una mujer, vestida con un largo ropaje negro, que le dijo:
-La Muerte estuvo en tu casa; lo sé, pues la vi escapar con tu hijito. Volaba
como el viento. ¡Jamás devuelve lo que se lleva!
-¡Dime por dónde se fue! -suplicó la madre-. ¡Enséñame el camino y la
alcanzaré!
-Conozco el camino -respondió la mujer vestida de negro pero antes de
decírtelo tienes que cantarme todas las canciones con que meciste a tu
pequeño. Me gustan, las oí muchas veces, pues soy la Noche. He visto correr
tus lágrimas mientras cantabas.
-¡Te las cantaré todas, todas! -dijo la madre-, pero no me detengas, para que
pueda alcanzarla y encontrar a mi hijo.
Pero la Noche permaneció muda e inmóvil, y la madre, retorciéndose las
manos, cantó y lloró; y fueron muchas las canciones, pero fueron aún más las
lágrimas. Entonces dijo la Noche:
-Ve hacia la derecha, por el tenebroso bosque de abetos. En él vi desaparecer
a la Muerte con el niño.

7. Muy adentro del bosque se bifurcaba el camino, y la mujer no sabía por dónde
tomar. Se levantaba allí un zarzal, sin hojas ni flores, pues era invierno, y las
ramas estaban cubiertas de nieve y hielo.
-¿No has visto pasar a la Muerte con mi hijito?
-Sí -respondió el zarzal- pero no te diré el camino que tomó si antes no me
calientas apretándome contra tu pecho; me muero de frío, y mis ramas están
heladas.
Y ella estrechó el zarzal contra su pecho, apretándolo para calentarlo bien; y
las espinas se le clavaron en la carne, y la sangre le fluyó a grandes gotas. Pero
del zarzal brotaron frescas hojas y bellas flores en la noche invernal: ¡tal era el
ardor con que la acongojada madre lo había estrechado contra su corazón! Y la
planta le indicó el camino que debía seguir.
Llegó a un gran lago, en el que no se veía ninguna embarcación. No estaba
bastante helado para sostener su peso, ni era tampoco bastante somero para
poder vadearlo; y, sin embargo, no tenía más remedio que cruzarlo si quería
encontrar a su hijo. Se echó entonces al suelo, dispuesta a beberse toda el
agua; pero ¡qué criatura humana sería capaz de ello! Mas la angustiada madre
no perdía la esperanza de que sucediera un milagro.
-¡No, no lo conseguirás! -dijo el lago-. Mejor será que hagamos un trato. Soy
aficionado a coleccionar perlas, y tus ojos son las dos perlas más puras que
jamás he visto. Si estás dispuesta a desprenderte de ellos a fuerza de llanto, te
conduciré al gran invernadero donde reside la Muerte, cuidando flores y
árboles; cada uno de ellos es una vida humana.
-¡Ay, qué no diera yo por llegar a donde está mi hijo! -exclamó la pobre madre-
, y se echó a llorar con más desconsuelo aún, y sus ojos se le desprendieron y
cayeron al fondo del lago, donde quedaron convertidos en preciosísimas
perlas. El lago la levantó como en un columpio y de un solo impulso la situó en
la orilla opuesta. Se levantaba allí un gran edificio, cuya fachada tenía más de
una milla de largo. No podía distinguirse bien si era una montaña con sus
bosques y cuevas, o si era obra de albañilería; y menos lo podía averiguar la
pobre madre, que había perdido los ojos a fuerza de llorar.
-¿Dónde encontraré a la Muerte, que se marchó con mi hijito? -preguntó.
-No ha llegado todavía -dijo la vieja sepulturera que cuida del gran invernadero
de la Muerte-. ¿Quién te ha ayudado a encontrar este lugar?
-El buen Dios me ha ayudado -dijo la madre-. Es misericordioso, y tú lo serás
también. ¿Dónde puedo encontrar a mi hijo?
-Lo ignoro -replicó la mujer-, y veo que eres ciega. Esta noche se han
marchitado muchos árboles y flores; no tardará en venir la Muerte a
trasplantarlos. Ya sabrás que cada persona tiene su propio árbol de la vida o su

8. flor, según su naturaleza. Parecen plantas corrientes, pero en ellas palpita un
corazón; el corazón de un niño puede también latir. Atiende, tal vez
reconozcas el latido de tu hijo, pero, ¿qué me darás si te digo lo que debes
hacer todavía?
-Nada me queda para darte -dijo la afligida madre pero iré por ti hasta el fin
del mundo.
-Nada hay allí que me interese -respondió la mujer pero puedes cederme tu
larga cabellera negra; bien sabes que es hermosa, y me gusta. A cambio te
daré yo la mía, que es blanca, pero también te servirá.
-¿Nada más? -dijo la madre-. Tómala enhorabuena -. Dio a la vieja su hermoso
cabello, y se quedó con el suyo, blanco como la nieve.
Entraron entonces en el gran invernadero de la Muerte, donde crecían árboles
y flores en maravillosa mezcolanza. Había preciosos, jacintos bajo campanas
de cristal, y grandes peonías fuertes como árboles; y había también plantas
acuáticas, algunas lozanas, otras enfermizas. Serpientes de agua las rodeaban,
y cangrejos negros se agarraban a sus tallos. Crecían soberbias palmeras,
robles y plátanos, y no faltaba el perejil ni tampoco el tomillo; cada árbol y
cada flor tenia su nombre, cada uno era una vida humana; la persona vivía
aún: éste en la China, éste en Groenlandia o en cualquier otra parte del
mundo. Había grandes árboles plantados en macetas tan pequeñas y angostas,
que parecían a punto de estallar; en cambio, se veían míseras florecillas
emergiendo de una tierra grasa, cubierta de musgo todo alrededor. La
desolada madre fue inclinándose sobre las plantas más diminutas, oyendo el
latido del corazón humano que había en cada una; y entre millones reconoció
el de su hijo.
-¡Es éste! -exclamó, alargando la mano hacia una pequeña flor azul de azafrán
que colgaba de un lado, gravemente enferma.
-¡No toques la flor! -dijo la vieja-. Quédate aquí, y cuando la Muerte llegue,
pues la estoy esperando de un momento a otro, no dejes que arranque la
planta; amenázala con hacer tú lo mismo con otras y entonces tendrá miedo.
Es responsable de ellas, ante Dios; sin su permiso no debe arrancarse ninguna.
De pronto se sintió en el recinto un frío glacial, y la madre ciega comprendió
que entraba la Muerte.
-¿Cómo encontraste el camino hasta aquí? -preguntó.- ¿Cómo pudiste llegar
antes que yo?
-¡Soy madre! -respondió ella.
La Muerte alargó su mano huesuda hacia la flor de azafrán, pero la mujer
interpuso las suyas con gran firmeza, aunque temerosa de tocar una de sus

9. hojas. La Muerte sopló sobre sus manos y ella sintió que su soplo era más frío
que el del viento polar. Y sus manos cedieron y cayeron inertes.
-¡Nada podrás contra mí! -dijo la Muerte.
-¡Pero sí lo puede el buen Dios! -respondió la mujer.
-¡Yo hago sólo su voluntad! -replicó la Muerte-. Soy su jardinero. Tomo todos
sus árboles y flores y los trasplanto al jardín del Paraíso, en la tierra
desconocida; y tú no sabes cómo es y lo que en el jardín ocurre, ni yo puedo
decírtelo.
-¡Devuélveme mi hijo! -rogó la madre, prorrumpiendo en llanto. Bruscamente
puso las manos sobre dos hermosas flores, y gritó a la Muerte:
-¡Las arrancaré todas, pues estoy desesperada!
-¡No las toques! -exclamó la Muerte-. Dices que eres desgraciada, y pretendes
hacer a otra madre tan desdichada como tú.
-¡Otra madre! -dijo la pobre mujer, soltando las flores-. ¿Quién es esa madre?
-Ahí tienes tus ojos -dijo la Muerte-, los he sacado del lago; ¡brillaban tanto!
No sabía que eran los tuyos. Tómalos, son más claros que antes. Mira luego en
el profundo pozo que está a tu lado; te diré los nombres de las dos flores que
querías arrancar y verás todo su porvenir, todo el curso de su vida. Mira lo que
estuviste a punto de destruir.
Miró ella al fondo del pozo; y era una delicia ver cómo una de las flores era
una bendición para el mundo, ver cuánta felicidad y ventura esparcía a su
alrededor.
La vida de la otra era, en cambio, tristeza y miseria, dolor y privaciones.
-Las dos son lo que Dios ha dispuesto -dijo la Muerte.
-¿Cuál es la flor de la desgracia y cuál la de la ventura? -preguntó la madre.
-Esto no te lo diré -contestó la Muerte-. Sólo sabrás que una de ellas era la de
tu hijo. Has visto el destino que estaba reservado a tu propio hijo, su porvenir
en el mundo.
La madre lanzó un grito de horror:
-¿Cuál de las dos era mi hijo? ¡Dímelo, sácame de la incertidumbre! Pero si es
el desgraciado, líbralo de la miseria, llévaselo antes. ¡Llévatelo al reino de Dios!
¡Olvídate de mis lágrimas, olvídate de mis súplicas y de todo lo que dije e hice!
-No te comprendo -dijo la Muerte-. ¿Quieres que te devuelva a tu hijo o
prefieres que me vaya con él adonde ignoras lo que pasa?
La madre, retorciendo las manos, cayó de rodillas y elevó esta plegaria a Dios
Nuestro Señor:
-¡No me escuches cuando te pida algo que va contra Tu voluntad, que es la
más sabia! ¡No me escuches! ¡No me escuches!

10. Y dejó caer la cabeza sobre el pecho, mientras la Muerte se alejaba con el
niño, hacia el mundo desconocido.
El día de la matanza Gabriela fue a la plaza donde veía a gente muy rara a la
que nunca había visto, sus amigos empezaron a dar unas palabras en el
megáfono y derrepente comenzó a ver como mataban a sus amigos, como le
dispararon a su novio y al ver esto corrió hacia a el y lo vio muerto, se fue
caminando y se fue a su casa llorando y asustada se encerró esperando que n
le pasara nada...