El documento discute el concepto de pudor y cómo ha sido perdido en la sociedad moderna. Señala dos puntos importantes: 1) la preservación de la intimidad de cada persona, que es valorada pero ahora amenazada; y 2) la protección de la inocencia de los niños, que se ve comprometida por imágenes inapropiadas en la televisión. El documento argumenta que la falta de pudor y respeto a la intimidad de los demás conduce a la infelicidad humana y que es necesario valorar cualidades morales internas en lugar
1. Texto extraído da Revista de
Logosofía, n. 25, Ano V-
Agosto-Setembro 1998,
publicación del Instituto
Logosófico de Estudios
Superiores
EL PUDOR
En la concepctuada colunna "ANA MARINA", del diario "Estado de
Minas"del 26 de octubre de 1997, bajo el título "Pudor, artículo faltante en
nuestro Brasil", la articulista expresa que: "No es que sea moralista, pero
últimamente me intriga como las personas, de manera general, muestran sus
intimidades en la calle impudorosamente, com si ello fuese signo de
modernidad".
En outra parte se refiere a las escenas eróticas y violentas o de terror que se
mezclan com los programas dedicados al público infantil en los canales de
televisión, en abierta falta de respeto - en nuestra opinión - a la inocencia de
los niños, de esos seres humanos en formación, haciéndose responsables por
ello de la desastrosa influencia negativa que ejercen esas imágenes en las
mentes de los niños.
En el citado trabajo fueron mencionados dos aspectos importantes y que
merecen profunda reflexión: la preservación de la intimidad de cada uno,
valor conquistado por la humanidad a través de los tiempos y que hoy más
que nunca está siendo perdido en perjuicio de la felicidad del ser humano y,
outro, la preservación de la mente infantil, fértil por excelencia y que debe ser
cuidada y preservada como un tesoro por el adulto responsable. Las imágenes
allí plasmadas quedan indeleblemente impresas, comprometiendo para bien o
para mal el carácter en formación del futuro adulto.
Al publicar la intimidad el ser está viviendo y se coloca fuera de sí mismo,
queda vulnerable a la maledicencia ajena, perdiendo todo control o dominio
de lo que le pertenece y le es próprio, resultando de ello un profundo vacio y
tristeza inexplicables.
2. Poco se há hablado sobre el pudor, valor moral que el ente humano trae
consigo en forma natural y que la convivencia de nuestros dias a llevado a
perder poco a poc, irremediablemente, en nombre de una falsa modernidad y
modismos que tal vez podrán ser normales para el momento, pero que no son
normales para la vida.
No serán esas las causas de la infelicidad humana, al no saberse preservar la
propia intimidad y romper en forma violenta y criminal la inocencia infantil,
forzando a la criatura a tomar contacto com escenas fuera de su realidad
infantil?
Quién no preserva su intimidad no puede decir que se pertenece a sí mismo.
No cometerá una falta de respeto a sí mismo quién hace público lo que
pertnece exclusivamente a su privacidad, a la que nadie tiene direcho a
defraudar? Tal actitud no ofende la dignidad humana?
Esse derecho a la intimidad está consagrado en la Norma Constitucional de
1988, al afirmarse textualmente que: son inviolables la intimidad, la vida
privada, la honra y la imagen de las personas, asegurándose el derecho a
indemnización por el daño material o moral resultante de su violación.
Nuestra intimidad representaría, analógicamente, a nuestra casa mental,
interna, donde a semejanza de la morada, dejaremos entrar a participar a las
personas seleccionadas por nosotros. A algunas las atenderemos en la sala,
otras tendrá derecho para estar en le comedor y otras, dado el grado de
amistad y afecto, será recebidas en la cocina. Definitivamente nuestra casa,
nuestro hogar, no es un recinto público donde entran y salen las personas
indiscriminadamente. Algo semejante, según la imagen analógica, debería
acontecer com nuestro recinto interno, representado por nuestra intimidad,
recinto inviolable.
Hay personas, entretanto, que viven fuera de su casa y solo recurren a ella
para dormir. Viven más tiempo fuera de sí mismas y, de esse modo, no son,
infelizmente, dueñas de sus propias vidas. Es preciso que retornemos al
cultivo de determinados valores morales perdidos en el tiempo. Resguardar
esos valores, como la honestidad, la honradez, el respeto, la intimidad, el
pudor y otros no sria una forma inteligente de alcanzar la felicidad?
Se vive volcado hacia afuera, privilegiando valores físicos y perecedoros.
Aprendamos a mirar para adentro y veremos outra clase de valores que
3. enriquecen nuestra vida moral; en esta empobrecida sociedad consumista y
distante del cultivo de los reales tesoros que la naturaleza nos puede brindar y
que se encuentran encerrados dentro de nosotros mismos.
Marco Aurélio Bicalho de
Abreu Chagas
Fundação Logosófica Belo
Horizonte - Brasil -