2. HATRA
LOCALIZADA EN NINAWA.
Gran ciudad fortificada en la zona de influencia del
Imperio Parto y capital del primer reino árabe, Hatra
resistió dos veces el asalto de los romanos, en los años
116 y 198, gracias a su muralla provista de torres. Los
vestigios de la ciudad, y más concretamente los de
sus templos de arquitectura grecorromana con
ornamentaciones orientales, testimonian la grandeza
de la civilización que la construyó. (UNESCO/BPI)1
3. Assur (Qal'at Sherqat)
Localizada en Salah ad Din. Situada al norte de
Mesopotamia, a orillas del Tigris, la antigua ciudad de
Asur está emplazada en una zona geoecológica
peculiar, donde la agricultura de regadío limita con la
de secano. Asur, que se fundó tres mil años antes de
la era cristiana, recibió el nombre de su dios protector
y fue la capital religiosa de los asirios. Entre los siglos
XIV y IX a. C., esta ciudad-estado fue la primera
capital del Imperio Asirio y un importante centro
internacional de intercambios comerciales. Tras su
destrucción a manos de los babilonios, renació de sus
cenizas en tiempos del Imperio Parto
4. Ciudad arqueológica de Samarra
Situada a 130 km al norte de Bagdad, a orillas
del Tigris, esta ciudad fue la capital de las
provincias del Imperio Abasida, que dominó
durante más de un siglo el vasto territorio
comprendido entre los confines de Túnez y el
Asia Central. Extendida a lo largo de un eje
norte-sur, con una longitud de 41,5 km y una
anchura que oscila entre 4 y 8 km, la ciudad
posee vestigios que atestiguan las importantes
innovaciones arquitectónicas y artísticas
realizadas en ella, que luego se extenderían
por otras regiones del mundo islámico y más
allá. Uno de sus monumentos más destacados
es la Gran Mezquita del siglo IX, que posee un
minarete en espiral. Queda todavía por
excavar el 80% del sitio arqueológico.
5. Ciudadela de Erbil
Se trata de un asentamiento fortificado
construido en la cima de un imponente tell
ovoidal, es decir, un montículo creado por las
generaciones que se sucedieron en el sitio y lo
reconstruyeron en el mismo lugar. Los muros
ininterrumpidos de fachadas y viviendas del siglo
XIX continúan dando la impresión visual de una
fortaleza inexpugnable que domina la ciudad de
Erbil, situada en la región autónoma del Kurdistán
(Iraq). El peculiar trazado de sus calles, en forma
de abanico, data de la fase otomana tardía de
Erbil. Las fuentes escritas e iconográficas
documentan una ocupación del sitio antigua:
Erbil corresponde a la antigua Arbela, un
importante centro político y religioso asirio.
Además, los descubrimientos y las excavaciones
arqueológicas realizadas sugieren que la colina
oculta estratos y vestigios todavía más antiguos.