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DOSSIER
CRÓNICA
FARAÓNICA
De Narmer a
Cleopatra, historia
de una civilización
extraordinaria
EGIPTO
NUEVA LUZ
SOBRE EL ANTIGUO
Nefertiti y Tutankamón:
asuntos de familia
Últimos
hallazgos
Ramsés II,
el faraón desmesurado
La Conjura del harén
¿Existió realmente
el Éxodo?
Lo que aún queda
por descubrir
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tamaño, sino todo lo que puedes hacer con él. Y el Nuevo Touran es inmenso.
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Akenatón (a la de-
recha, en una es-
cultura), el “faraón
hereje”, fue esposo
de Nefertiti y padre
(con otra mujer) de
Tutankamón, el rey
niño. Pág. 80
E
gipto, la tierra que vio nacer y morir a lo largo de 40 siglos a la civilización
más longeva de la Historia, parecía haber agotado su capacidad de sorpren-
der. Los sucesivos hallazgos de sus artísticos y valiosos restos arqueológicos,
con piezas de una modernidad intemporal –como el busto de Nefertiti– o joyas rea-
lizadas con gemas y metales preciosos –como la máscara de Tutankamón–, además
de sus monumentales y magnéticos templos, pirámides, esculturas y tumbas, des-
ataron la “egiptomanía” y el afán de coleccionismo en todo Occidente. Varias gene-
raciones de arqueólogos se lanzaron a rastrear tan exhaustivamente este trecho del
valle del Nilo entre el mar Mediterráneo y la segunda catarata, al sur de Abu Simbel,
que, aparentemente, apenas podían quedar ya secretos por descubrir.
Pero la perseverancia de los egiptólogos –incluida una importante cosecha españo-
la–, apoyados por las últimas tecnologías, ha arrojado nueva luz sobre asuntos de gran
interés, como la relación paternofilial entre Akenatón,
el faraón hereje esposo de Nefertiti, y el faraón niño
Tutankamón; el asesinato por degollación de Ramsés III
en la Conjura del harén; la excelente calidad reproduc-
tora de Ramsés II, confirmada por una enorme tumba
que albergaba los restos de más de 150 hijos de este fa-
raón, o la identificación de la momia de la reina Hats-
hepsut y, de paso, la sorpresa de que padecía obesidad.
Eterna fuente de sorpresas
y
Palma Lagunilla
Directora
(plagunilla@gyj.es)
En Twitter: @_plagunilla
NINESMÍNGUEZ
PORTADA: GETTY / JOSÉ ANTONIO PEÑAS
NOVIEMBRE 2015
EN ESTE NÚMERO:
Gracias a los avances
tecnológicos, Egipto
sigue sorprendiendo
con hallazgos fasci-
nantes. En la foto, ex-
pertos analizando la
momia de Hatshepsut.
Pág. 14
Desde los prime-
ros asentamien-
tos en el valle del
Nilo hasta el fin
de la dinastía
ptolemaica, la
cultura egipcia
duró 40 siglos.
Izda., pinturas en
la tumba de Seti I.
Pág. 35
Presentación:
Una civilización seductora
PÁG. 6
Los hallazgos más recientes
PÁG. 14
Egiptólogos españoles
PÁG. 22
Ramsés II el Desmesurado:
el faraón más longevo
PÁG. 28
DOSSIER
Crónica del Egipto faraónico
Un recorrido por su Historia, desde el
alba de su civilización a su decadencia
en el período helenístico, pasando por
los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo.
PÁG. 35
Visual:
Joyas del Nilo fuera de sus
fronteras
PÁG. 60
La Conjura del harén
PÁG. 66
¿Existió realmente el
Éxodo?
PÁG. 74
Nefertiti y Tutankamón
PÁG. 80
Lo que queda por descubrir
PÁG. 86
SECCIONES
Entrevista:
Myriam Seco
PÁG. 10
Curiosidades PÁG. 20
Reconstrucción 3D:
La tumba del faraón
PÁG. 72
Guía de lugares PÁG. 92
Panorama PÁG. 94
Próximo número PÁG. 98
ALAMYAGE
GETTY
3
EL ECO DE LA CULTURA EGIPCIA EN OCCIDENTEEL ECO DE LA CULTURA EGIPCIA EN OCCIDENTE
Una civilización
seductoraTODO LO EGIPCIO EJERCE DE MANERA INMEDIATA UNA ESPECIAL ATRACCIÓN EN UN
AMPLIO PÚBLICO, YA QUE TIENE MUCHO QUE VER CON LA BÚSQUEDA DE LOS
ORÍGENES Y EL ANHELO DE COMPRENDER EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA HUMANA.
Por José Ramón Pérez-Accino, profesor de Historia Antigua de la UCM
TESTIGO EGIPCIO. El Templo de Debod (en la foto) fue
un regalo de Egipto a España en 1968, en agradecimiento
por la ayuda española para salvar al templo de Abu Simbel
de ser anegado en la construcción de la presa de Asuán.
L
a nostalgia de un bien perdido, el asombro del re-
conocimiento de un amigo en una ciudad extraña
o la anticipación de un niño en la mañana del día
de Reyes. Todas estas emociones tienen lugar en los
factores que hacen a la cultura del Antiguo Egipto
el objeto de un enamoramiento sincero y profundo
por parte de la cultura occidental a la que pertenecemos.
Algo que no es de ahora y que no es exclusivo de este
tiempo de información a la velocidad de la luz que habita-
mos, sino algo que compartimos con nuestros antepasados
griegos y romanos. Se trata de algo rastreable, incluso, en el
ámbito de la península Ibérica, entre algunas de las socieda-
des que la habitaron antes que aquéllos, algo llegado a nues-
tras playas embebido en ideas y objetos que atravesaron el
Mediterráneo en las frágiles naves de los visitantes fenicios.
Egipto ya era ancestral cuando nuestros antepasados
eran jóvenes, y el respeto por esa antigüedad se mostraba
en forma de uso y apropiación de esos objetos e ideas via-
GETTY
jeros. Sin duda, la formidable per-
duración en el tiempo de una cul-
tura que era ya tres veces milenaria
cuando Jesús de Nazaret caminaba
sobre la tierra galilea ayuda a com-
prender que entonces, como aho-
ra, la atracción por Egipto tiene
mucho que ver con la búsqueda
de los orígenes y con el anhelo de
comprender el sentido de la exis-
tencia humana.
Cuenta Platón que Solón de
Atenas dialogaba con un sacerdote egipcio, Sonchis
de Sais, sobre la respectiva antigüedad de sus naciones
y que este último finalizó con sorna la conversación
diciéndole: “Oh, Solón, Solón, vosotros los helenos
no sois más que chiquillos, y no se encuentra ningún
hombre anciano entre vosotros. Porque mentalmente
sois muy jóvenes y no tenéis creencias que os hayan
legado antiguas tradiciones, ni ninguna ciencia que
haya encanecido por la edad”. Tal era, pues, la tajante
e irónica opinión que a un representante cualificado
de una cultura varias veces milenaria le causaba el ba-
gaje cultural de su interlocutor de la ribera norte del
Mediterráneo.
DESCIFRANDO UNA CULTURA. Con todo, para
nuestra cultura, desde el fin de la Antigüedad hasta
nuestros días el mundo egipcio antiguo fue una excen-
tricidad de la Historia, referido por fuentes griegas y
romanas indirectamente y con sus restos materiales
ocultos por la arena en un lejano país separado de Eu-
ropa por un mar, por una religión tradicionalmente
enemiga y por una espesa capa de olvido basada en la
incomprensión de su escritura. No es quizá una casua-
lidad que, en el punto de confluencia temporal en el
que coinciden las postrimerías del siglo de la Ilustra-
ción en Europa y los albores de la Revolución Industrial
que hizo de Occidente el eje dominador del planeta,
sea donde se diera el avance fundamental que permitió
nuestro reencuentro con la visión egipcia del sentido
de la existencia humana, más de dos mil años después
de que Sonchis de Sais abochornara a Solón de un mo-
do tan rotundo que su eco ha llegado
a través de siglos y de autores has-
ta nosotros. El desciframiento de la
escritura jeroglífica en 1822 por J. F.
Champollion supuso la apertura de
ese cofre olvidado y Occidente tuvo
acceso, de modo directo esta vez, a
ese pasado tan remoto.
Durante el siglo XIX, pero más
concretamente durante su segunda
mitad, las potencias occidentales se
embarcaron en una actividad com-
petitiva por el control de territorios ricos en materias
primas con las que alimentar las crecientes necesi-
dades de esa Revolución Industrial. En general, esos
mismos territorios, disgregados por la superficie de
todo el planeta, constituirían nuevos mercados sobre
los que proyectar la producción de sus factorías. Así
se incrementaron los beneficios que sustentaban un
sistema económico capitalista en franca expansión.
Esos territorios, además, ofrecían lugares estratégi-
cos para el despliegue de bases comerciales, ya fue-
ra en forma de puertos seguros en los que cargar y
descargar las mercancías y el carbón necesario para
transportarlas, o bien lugares de paso que facilitaban
la penetración comercial y la detección de recursos.
La Arqueología, entre otros factores, supuso una
punta de lanza occidental en muchos territorios sobre
los que la atención interesada de las potencias industria-
les había posado su mirada. No es una coincidencia que
el desarrollo de las grandes colecciones en los museos
europeos y el interés de las sociedades industriales por
esos territorios y los dones, materiales y culturales, que
albergaban vayan parejos en el tiempo con esta activi-
dad creciente de proyección y apropiación exterior.
CANALES DE COMUNICACIÓN. Egipto no fue
una excepción. No podía serlo. En 1869 se abrió al co-
mercio internacional la que estaba destinada a ser la
vía más rápida –y por ello la menos costosa– de comu-
nicación entre Oriente y Occidente: el canal de Suez.
La presencia de esta arteria fundamental del comercio
mundial, verdadera yugular del mundo industrial de-
sarrollado,transcurreensuterritorioyrefuerzademo-
do definitivo el papel de bisagra entre dos mundos que
Egipto ha jugado desde el origen de su Historia. Suez
es el eje sin el cual la presencia egipcia en la historia de
nuestro mundo contemporáneo no se comprende.
Este interés estratégico de las potencias occidentales
en Egipto no incluye a España. Durante este período, el
interés de las élites de nuestro país está centrado más en
la definición de una estructura política de convivencia
que en la proyección exterior. Con una escasísima ac-
tividad industrial en nuestro suelo –como hemos visto,
una de las principales razones para esa actividad exte-
rior–, tiene lógica constatar la virtual ausencia de afán
explorador español en las tierras del Nilo. Los gobiernos
de la época tenían prioridades más acuciantes dentro
de sus fronteras. En 1871, el periplo de la fragata de la
Armada Arapiles por los mares del oriente mediterrá-
neo fue programado para “pasear el pabellón español”,
renovar lazos comerciales y adquirir antigüedades para
el recién creado Museo Arqueológico Nacional. Triste-
mente, no pasó de ser un anecdótico remedo de las
CADA VEZ MÁS CERCA. En 1869 se inauguró el
Canal de Suez (abajo, una foto del acto), vía artificial
de comunicación que une el mar Mediterráneo
y el mar Rojo, además de frontera entre África y Asia.
ADICTO A EGIPTO.
El egiptólogo francés
Jean-François Cham-
pollion descifró la
escritura jeroglífica en
el siglo XIX gracias al
estudio de la piedra
Rose a. Arriba, unas
páginas de su gramá-
tica egipcia.
AGE
GETTY
AGE
7
grandes expediciones de otras na-
ciones. Tras muchas vicisitudes lle-
garon a Egipto, pero la falta de fon-
dos les impidió alejarse de Alejandría
y, por tanto, visitar los principales
lugares de interés arqueológico.
Poco a poco, en la cultura occiden-
tal, las colecciones de objetos de arte egipcio –y meso-
potámicos– reunidos en esos años por los arqueólogos
de todas las potencias, que llenaban los museos de las
grandes capitales, configuraron en el ideario occidental
una imagen de la cultura egipcia peculiar y tremenda-
mente atractiva. La imagen de una era y una Historia
que iban mucho más atrás en el tiempo de lo que las
tradiciones bíblica y grecorromana habían señalado.
Se trataba del descubrimiento de unos orígenes, iróni-
camente nuevos, y de una cultura que quizá abriría un
sentido distinto al decurso de la Historia del ser humano
sobre nuestro planeta.
HALLAZGO SORPRENDENTE. Hay un momento
crucial en el desarrollo de la cultura egipcia como objeto
de atracción por parte de las sociedades occidentales, y
tiene lugar en 1922: el descubrimiento de la tumba apa-
rentemente intacta de Tutankamón por el arqueólogo
británico Howard Carter y su innovador uso de los me-
dios de comunicación de masas en ese momento. Las
revistas ilustradas y los noticiarios cinematográficos hi-
cieron que la realidad de esta nueva cultura y las posibi-
lidades abiertas por su estudio se pusiesen a disposición
de un amplio público de todas las capas sociales. La cul-
tura egipcia antigua se convirtió en los años siguientes
en objeto de consumo. El Egipto milenario cesó de ser
tema de discusión académica para ampliar su ámbito
al de producto de uso cotidiano y referente de conoci-
miento popular. El propio descubrimiento que lo había
propiciado devino en cliché narrativo con tal fuerza,
que incluso en estos primeros años
del siglo XXI hablar de egiptología en
los medios de comunicación supone,
en general, hablar de descubrimien-
tos, tesoros, enigmas y misterios. Si
no se hace así, la aportación de la cul-
tura egipcia permanece desdibujada
y, hasta cierto punto, desconocida.
A partir de 1960, se produce otro
hecho fundamental para el desarrollo
de la presencia de la cultura egipcia
en nuestro tiempo. Con motivo de la
construcción de la presa de Asuán,
el gobierno egipcio realizó un llama-
miento a través de la UNESCO para
registrar y recuperar los yacimientos
arqueológicos en la Nubia egipcia que
habrían de ser anegados por las aguas del lago artificial
que se formaría una vez que la presa fuera concluida.
Fue el momento en el cual muchos equipos de naciones
que hasta entonces no habían tenido ocasión de trabajar
en la exploración arqueológica de Egipto iniciaron sus
actividades, de manera que el virtual monopolio de las
potencias occidentales se vio fragmentado y debilitado.
EN CONSTANTE INVESTIGACIÓN. Es, también,
el momento de las primeras actuaciones estructura-
das y programadas de arqueólogos españoles en Egipto
y el inicio de una presencia que no sólo no ha cesado,
sino que no ha dejado de incrementarse cuantitativa y
cualitativamente. Clara consecuencia del buen hacer
de esos arqueólogos que trabajaron en la campaña de
salvamento de Nubia es la presencia en Madrid del tem-
plo de Debod, confiado por las autoridades egipcias en
agradecimiento al trabajo realizado, y también el pro-
yecto decano de los que se llevan a cabo por españoles
en Egipto: la exploración arqueológica de Heracleópolis
Magna dirigida por M.ª Carmen Pérez Die, de una rele-
vancia reconocida internacionalmente. A este proyecto
se han ido uniendo gradualmente otros, como el de Oxi-
rrinco, dirigido por Josep Padró, de un gran interés para
comprender algunos aspectos de la religión egipcia; el
proyecto de estudio de la tumba de Djehuty en Luxor,
que tantas espectaculares sorpresas viene dando, a cuyo
frente se encuentra José Manuel Galán; las iniciativas de
investigación de la Fundació Arqueològica Clos en Mei-
dum y Kom el-Ahmar; el estudio del templo funerario
de Thutmosis III, también en Luxor, por Myriam Seco,
que ha puesto en valor una de las estructuras más des-
conocidas del período del monarca guerrero; la necró-
polis de Qubbet el-Hawwa en Asuán a cargo de Alejan-
dro Jiménez, que arroja luz sobre un período muy suge-
rente en el extremo sur del país y, más recientemente,
el proyecto de estudio de la tumba tebana 209 iniciado
por Miguel A. Molinero, cuyos últimos resultados hacen
esperar interesantes conclusiones.
Desde la tierra egipcia, en las aulas, en los documen-
tales y en los libros, el conocimiento sobre el Egipto an-
tiguo se extiende. El futuro muestra algunas nubes de
preocupación por la situación general del entorno en el
cual esta cultura está enclavada, pero en los albores del
siglo XXI los antaño chiquillos de Solón pueden, por fin,
mostrar las canas del conocimiento. Sin duda se debe,
en parte, al roce con los sacerdotes egipcios.
DESCUBRIENDO
UNA CIUDAD. El pro-
yecto de excavación y
restauración de Oxi-
rrinco (actual el-Bah-
nasa) está dirigido
por el arqueólogo
catalán Josep Padró.
Abajo, restos catalo-
gados del yacimiento.
UNA OBRA “FA-
RAÓNICA”. La presa
de Asuán, en el Bajo
Nilo, fue construida
entre los años 1959 y
1970 por egipcios y
soviéticos. Arriba, una
foto de los trabajos.
EN EL SIGLO XXI, HA-
BLAR DE EGIPTOLO-
GÍA EN LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN EVOCA
ENIGMAS Y MISTERIOS
EFE
MH
GETTY
8
Desde el año 2008 dirige el proyecto
de excavación del templo funerario
de Tutmosis III en Luxor. ¿Qué aspec-
tos destacaría de su trabajo en este
lugar legendario del Antiguo Egipto?
La importancia de estar sacando
a la luz la información de uno de los
períodos más interesantes de la His-
toria egipcia y la responsabilidad de
rescatarelllamadotemplodeMillones
de Años de uno de los faraones más
importantesdeEgipto.Hemosabierto
múltiplescamposdeinvestigación.Se
estánhaciendotesisdoctoralessobre
la inmensa cantidad de material que
sale de la excavación. Estamos apli-
cando nuevas tecnologías para sacar
el mayor provecho de la información
y también preparando el yacimiento
para que en el futuro sea visitable y
seconviertaenunmuseoalairelibre.
¿Cuál fue la razón de elegir este ya-
cimiento?
Esuntemploconmuchasposibili-
dades que estuvo abandonado des-
delosaños30delsiglopasado.Está
situado en un lugar privilegiado de la
antigua Tebas, sobre una necrópolis
que data del Imperio Medio, lo cual
nos permite estar trabajando en dos
yacimientos al mismo tiempo. Ade-
más, sabemos que la necrópolis si-
tuada debajo del templo perteneció
a personajes de la alta sociedad te-
bana del Imperio Medio.
¿Qué papel cumplían los templos fu-
nerarios en el Antiguo Egipto?
Se los denomina templos de Mi-
llones de Años. En el antiguo Egipto,
el millón era un símbolo de eterni-
dad y estos edificios fueron cons-
truidos para mantener el culto a la
figura del faraón divinizado. De esta
manera, el rey egipcio se aseguraba
la vida eterna. También eran templos
dedicados a Amón, el dios principal
de Tebas. Al margen de la religiosi-
dad, eran, al mismo tiempo, centros
administrativos y económicos con
mucha actividad. De ahí la impor-
tancia de estudiar en profundidad
un edificio de estas características.
¿Cuánta gente compone su equipo
de excavación?
Somos 32 especialistas de diver-
sas nacionalidades y distintos cam-
pos de investigación: egiptólogos,
epigrafistas,arqueólogos,arqueobo-
tánicos,ceramólogos,antropólogos,
dibujantes, topógrafos, restaurado-
res, fotógrafos, expertos en escáner
3D, especialistas de georradar... Y te-
nemos un amplio equipo de docu-
mentación:sietepersonasomás,se-
gún las campañas, se dedican a do-
cumentaryaregistrartodaslaspiezas
que aparecen en las excavaciones.
Nuestra base de datos cuenta con
másde12.000registrosyaumentará
notablementeenlospróximosaños.
¿Tienen obreros locales?
Tenemos un equipo de 150 traba-
jadores egipcios que son expertos
en excavaciones y restauraciones.
Son operarios que tienen una larga
experiencia en el trabajo con misio-
nes extranjeras y constituyen la ma-
nodeobranecesariaparallevaraca-
bo tan inmensa labor. Dada la enver-
gadura del proyecto, hacemos cam-
pañas de tres meses de duración.
Tanta gente involucrada supondrá
una gran inversión económica. ¿Qué
ayudas recibe su proyecto?
Gracias a la Fundación Botín, Ce-
mex y el Banco Santander hemos
puesto en marcha toda esta infraes-
tructura de trabajo. Los meses que
pasamos en campaña van seguidos
delaposteriorlabordeinvestigación
para tratar toda esa información de
manera exhaustiva. En la puesta en
marcha de ese complejo sistema de
“Es un privilegio
encontrar informa-
ción buscando en las
ruinas del pasado”
LA EGIPTÓLOGA SEVILLANA DIRIGE EN LA
ORILLA OESTE DEL NILO, EN PLENA NECRÓPOLIS
TEBANA, LA EXCAVACIÓN DEL TEMPLO FUNERARIO
DEL FARAÓN TUTMOSIS III. AQUÍ NOS LO CUENTA
CON PASIÓN, ENTUSIASMO Y VOCACIÓN.
TEXTO: Fernando Cohnen, periodista
MYRIAM SECO
investigación han intervenido varias
instituciones: Santander Universida-
des, la Universidad de Granada y el
Instituto de Egiptología de la Univer-
sidad alemana de Tubinga.
¿Qué sorpresas puede deparar este
yacimiento?
Muchas. Hay que recordar que,
desde el principio, esta excavación
no ha parado de sorprendernos. En
el año 2008, nada más empezar los
trabajos, encontramos un almacén
en el propio yacimiento que había
quedado olvidado y cubierto por la
arena.Enélhabíamásdedosmilpie-
zas procedentes de antiguas exca-
vaciones. ¡Una auténtica maravilla!
En el año 2009, nos dimos cuenta
de que la parte aún enterrada del pi-
CORTESÍADEMYRIAMSECO
UNA NECRÓPOLIS BAJO LOS
CIMIENTOS. Es difícil calcular
cuántos años tardará en finali-
zarse el proyecto de excavación
del templo funerario del faraón
Tutmosis III. Además, la egiptó-
loga Myriam Seco (en la foto)
sueña con transformarlo en un
museo tras su restauración.
10
lono monumental de adobe situado
en la entrada al templo se conserva-
ba en buen estado, y hemos podido
obtener interesantísima información
arquitectónica sobre tan importan-
te estructura. Es uno de los pocos
que se conservan en este material,
de ahí su valor. En el año 2010, em-
pezamos a excavar las tumbas que
se encuentran debajo del templo,
la mayoría de ellas del Imperio Me-
dio y algunas del Segundo Período
Intermedio, aunque todas saquea-
das ya en la Antigüedad. En algunas
de ellas hemos hallado interesantes
materiales procedentes de ajuares
funerarios.En2013descubrimosun
complejo en un sector del templo de
la época de Ramsés II. Allí hallamos
objetos de gran belleza artística que
aportan información histórica sobre
la actividad religiosa de un sacerdo-
te llamado Khonsu.
¿Cuáles han sido los hallazgos más
recientes?
Durante la campaña del año 2014
hallamos unas joyas de oro de una
dama enterrada en una de las tum-
bas del Imperio Medio, lo cual es
de gran importancia, no sólo por la
belleza de este ajuar de oro, com-
parable a otros que se encuentran
expuestos en museos, sino por la
informaciónquenosda.Ahorasabe-
mos que la necrópolis estaba desti-
nada a personajes de la alta socie-
dad del Imperio Medio. Por eso, las
sorpresas que puede deparar este
yacimiento son muchas.
¿Qué sabemos de Tutmosis III?
Lo primero que hay que destacar
es que fue el artífice de un gran im-
perio egipcio que se extendía desde
Siria central hasta el norte de Sudán.
Para ello, supo mezclar adecuada-
mente guerra y diplomacia. Este fa-
raón ha dejado algunas de las obras
más hermosas de Egipto, como, por
ejemplo, la parte del Akh-menu de
Karnak y su tumba en el Valle de los
Reyes. Se conoce a buena parte de
su familia y muchos de los funciona-
rios de alto nivel que estuvieron bajo
sus órdenes, pero aun así continúa
siendounpersonajeenigmáticodes-
de muchos puntos de vista. Nuestro
trabajo en el templo está contribu-
yendo a aportar datos hasta ahora
desconocidos sobre aquella época.
En torno a Tutmosis III hay una se-
rie de incógnitas, como su vincula-
ción con la reina-faraón Hatshepsut.
¿Fue tan mala la relación que man-
tuvieron estos dos personajes?
En torno a esta relación continúa
habiendo muchas incógnitas. Es evi-
dente que Hatshepsut usurpó el tro-
no a su legítimo propietario, contan-
do con el apoyo de influyentes per-
sonajes de la órbita palaciega. Poco
se sabe sobre Tutmosis III durante el
gobierno de Hatshepsut, aunque en
los últimos años de la reina era un je-
fe militar que combatió contra rebel-
des. A pesar del acto de usurpación,
no parece que Hatshepsut lo hubie-
ra apartado de la línea de sucesión,
si bien en aquel marco no sabemos
quéhabríaocurridosilaprincesaNe-
ferura,hijadeHatshepsut,nohubiera
muertoatantempranaedad.Porotra
parte, la persecución contra la me-
moria de la reina se realizó en la últi-
ma fase del gobierno de Tutmosis III,
cuando hacía unos veinte años que
Hatshepsut había desaparecido de
la Historia. En definitiva, hacen falta
nuevoshallazgosquepermitanperfi-
lar mejor aquella época y, obviamen-
te, nos ayuden a delimitar con mayor
fiabilidadlasrelacionesquepudieron
tener ambos personajes.
De los hallazgos que se han produci-
do en Egipto, ¿cuáles destacaría por
su importancia?
Descubrimientos hay muchos, lo
vemos cada año en la prensa. Pero
sin duda, para mí, el hallazgo que
cambiólaHistoriaegipciafueeldes-
cubrimiento de la piedra Rose a, la
principal fuente para el descifra-
miento de los jeroglíficos. Esto nos
permitió tener acceso a ese conoci-
miento y poder saber más de su pa-
sado. Son importantísimos los des-
cubrimientos que aportan mucha
información histórica y cambian el
curso de la Historia. También desta-
caría los impresionantes resultados
obtenidos en los últimos años con
las nuevas tecnologías, escaneos,
estudiosdeADNyanálisisaplicados
a las momias. Así hemos obtenido
acceso a conocimientos anterior-
mente impensables, de cómo vi-
PERFIL PROFESIONAL
En 1996, Myriam Seco terminó
sus estudios en la especiali-
dad de Egiptología en Tubinga
(Alemania), y pocos meses
después ya estaba excavando
en el país de sus sueños: Egip-
to. Es doctora en Historia por
la Universidad de Sevilla y su
nombre se encuentra en la lis-
ta de los 100 españoles desta-
cados fuera de nuestras fron-
teras que elaboró el Ministerio
de Asuntos Exteriores en 2014.
Desde que inició su carrera a
orillas del Nilo, esta arqueólo-
ga vive en Egipto. Seco ha par-
ticipado en numerosas exca-
vaciones; entre ellas, la del
templo funerario de Tutmosis
III en Luxor, la del yacimiento
de Qait Bay en Alejandría y la
de un pecio fenicio en las cos-
tas de Tiro. Además, ejerció de
coordinadora de la exposición
120 años de Arqueología es-
pañola en Egipto.
11
Proviene de una familia de orfebres
sevillanos. Su padre siempre le
habló de arqueología y excavacio-
nes. Desde pequeña soñó con des-
cubrir objetos enigmáticos en países
cuajados de yacimientos arqueoló-
gicos. El profesor Francisco Presedo
la introdujo en el mundo de la cultura
egipcia y, desde entonces, ella quedó
prendada de la egiptología. Myriam
Seco asegura que el hecho de ser
mujer no le ha supuesto ningún freno
a la hora de dirigir equipos de exca-
vación en un país de cultura islámica.
Le encanta El Cairo, la ciudad donde
vive buena parte del año. Sus cono-
cimientos de árabe han sido de gran
utilidad para llevar a cabo su trabajo
a orillas del Nilo, una región del pla-
neta que la fascina y por la que sien-
te verdadera adicción. “La primera
vez que me sumergí en el yacimiento
submarino de Alejandría y vi dos mil
bloques esparcidos por el fondo de
la bahía, esfinges, obeliscos…, ¡fue
un sueño!”, recuerda esta arqueólo-
ga y miembro del privilegiado club de
egiptólogos que investiga en Luxor,
el corazón del Antiguo Egipto.
Enamorada de la arqueología
vían, las enfermedades que te-
nían y cómo morían estas personas.
¿Cuándo decidió dedicarse a la
egiptología?
Desde muy pequeña soñé con
dedicarme a la Arqueología en el
Próximo Oriente; imaginaba una
vida en países exóticos en los que
encontraría información sobre las
culturasdelpasado.Cuandocomen-
cé los estudios en la Universidad de
Sevilla,meapasionóEgiptoyorienté
toda mi carrera a formarme en esta
dirección. Aprendí idiomas para salir
al extranjero, y así lo hice en cuanto
tuve la oportunidad. Pasé tres años
estudiando en el Instituto de Egipto-
logía de la Universidad de Tubinga y
esto contribuyó a abrirme el camino.
¿Cómo recuerda su primera incur-
sión profesional en el yacimiento de
Sharuna, a orillas del Nilo?
Con mucho cariño. Era mi primera
excavación en Egipto, pero en reali-
dad no sabía nada del país ni de la
situación que había en esta zona.
Me encontré con unas medidas de
seguridad muy estrictas. La policía
nos acompañaba a todos lados y no
podíamos salir de la casa cuando
finalizábamos el trabajo de campo.
Actualmente, ¿cuál es la situación
que vive el país? ¿Trabajan rodea-
dos de medidas de seguridad?
No. Luxor es un remanso de tran-
quilidad, nunca hemos tenido que
trabajar rodeados de policías. Esto
sólo ocurre en el Egipto Medio. Lu-
xor es una ciudad que vive básica-
mente del turismo y todos quieren
que vuelvan los turistas para tener
ingresos. Yo sí he notado que con la
caída de ese sector parte de la po-
blación se ha quedado sin trabajo y
nos piden un puesto laboral en las
excavaciones, lo cual es lógico. Tie-
nen que vivir. Pero, en general, en
este último año el país ha mejorado
y poco a poco se va recuperando.
¿Cuáles fueron sus siguientes pasos
profesionales en Egipto?
Del yacimiento de Sharuna me fui
a vivir tres meses a El Cairo con una
becaparatrabajarenelMuseoEgip-
cio. Esto fue lo que me introdujo en
el mundo laboral de Egipto y pude
tener acceso a otros proyectos y po-
nermeencontactocondirectoresde
otras misiones arqueológicas. Tra-
bajé con el Instituto Arqueológico
Alemán en la necrópolis de Dahshur
y en el templo de Amenofis III en Lu-
xor. También trabajé con la misión
española en Herakleópolis Magna.
Todo eso me ha permitido conocer
bien el país y obtener experiencia
trabajando con diversos equipos.
También ha realizado arqueología
submarina. ¿Cuál fue su primera ex-
periencia en ese campo?
Mi primera experiencia fue con un
equipo americano en el mar Rojo, en
un yacimiento cerca de la ciudad de
Safaga.Eraelaño1998,enesazona
no había la cantidad de turismo que
hay hoy en día. Mi primera inmersión
fue una auténtica locura. Me fui a tra-
bajar a 37 metros de profundidad
sin ninguna experiencia y sin tener
ni idea de lo que era trabajar en ese
medio. Acampamos tres meses en
la playa y los pasamos buceando
en un pecio con un cargamento de
porcelana china. Esa experiencia
me sirvió para aprender a desen-
volverme en ese medio, para mí to-
talmente desconocido en aquella
época. Contacté con franceses que
trabajaban en las excavaciones sub-
marinas de Alejandría y me fui a pe-
dir trabajo. Yo estoy segura de que
si hubiese escrito una carta desde
España pidiendo trabajo en las ex-
cavaciones del Faro de Alejandría
no me habrían ni respondido, pero
al presentarme en el centro y pedir
trabajo, me lo dieron. Ahí viví dos
años y fue a partir de 1998 cuando
decidí quedarme a residir en Egipto.
¿Qué sensación produce encontrar
restos milenarios bajo el agua?
Una gran felicidad. En realidad,
es la misma sensación de felicidad
que experimentas excavando una
tumba o un templo. Es un privilegio
encontrar información buscando en
las ruinas del pasado.
¿Cuál fue su primera impresión de El
Cairo? ¿Le gustó la ciudad?
Nomegustónada.Yohabíapasa-
do años soñando con Egipto desde
una biblioteca e imaginando el país
a través de los monumentos y la cul-
tura antigua egipcia. Cuando llegué
a El Cairo me pareció sucio, caóti-
co, ruidoso y apabullante. Es increí-
ble cómo después de una semana
empecé a apreciar otros aspectos
fascinantes de la ciudad, que hasta
ahora no han dejado de entusias-
marme. Ahora vivo frente a las pi-
rámides, en una esquina que debe
ser una de las más ruidosas de la
ciudad, y me encanta.
¿EsverdadqueEgiptocreaadicción?
A algunas personas. En mi caso,
desde luego que sí.
Imagino que hablar árabe le habrá
facilitado mucho las cosas en su ru-
tina diaria.
Mehaayudadomuchísimo,nosó-
lo para comunicarme, sino también
para comprender mejor su cultura y
su manera de pensar. Ahora es mu-
cho más fácil.
Usted pertenece al restringido club
de arqueólogos que trabaja en la
antigua Tebas. ¿Se siente una pri-
vilegiada?
Por supuesto, una privilegiada
con una gran responsabilidad.
“El hallazgo más importante,
el que cambió la Historia egipcia,
fue el de la piedra Rosetta”
MH
La caótica ciudad de El Cairo (en la foto), donde reside
desde 1998, sedujo a la arqueóloga Myriam Seco.
CORTESÍADEMYRIAMSECOJORGELASCAR
EL TEMPLO DE MILLONES
DE AÑOS. Myriam Seco es
responsable de uno de los
proyectos arqueológicos más
importantes surgidos de la
colaboración hispano-egipcia.
12
E
l halo de perpetuo misterio y el tirón mediático de ese Egipto
romántico y estereotipado, alimentado por mitos populares
de historicidad cuestionable, han sido, paradójicamente, un
lastre para la consolidación de la egiptología como disciplina
plenamente “adulta”. Durante años esos clichés han deter-
minado, de algún modo, qué proyectos de excavación reci-
bían fondos y cuáles no. El Egipto de los faraones y las tumbas monu-
mentales copaba por completo los titulares. Durante mucho tiempo, si
en la excavación de unas prometedoras ruinas faraónicas se encontra-
ban huesos humanos, estos terminaban descartados como material de
segunda; a fin y al cabo, el público demandaba otra cosa. En los últimos
tiempos, afortunadamente, esa arqueología del “bello objeto” y de la
arquitectura monumental, esa arqueología, en definitiva, romántica y
de anticuario va dejando paso a una egiptología nueva con bases cien-
tíficas mucho más sólidas. Son tiempos de interdisciplinariedad en los
que, finalmente, conceptos como diversidad cultural, etnicidad y cul-
tura material como expresión de identidad asumen protagonismo.
NUEVOS MÉTODOS, ETERNA FASCINACIÓN. La egiptología
hoy tiende a colmar viejas lagunas y compensar desequilibrios, buscan-
do el rastro de esos segmentos de la sociedad egipcia infrarrepresen-
tados en las fuentes escritas. El énfasis ya no está en el legado monu-
mental, sino en la arqueología de los asentamientos, en busca de dibujar
una Historia social y económica del Egipto faraónico más completa. Las
nuevas tecnologías y las ventajas que ofrecen las ciencias auxiliares han
sido determinantes. El peso de los estudios osteológicos y genéticos o la
difusión de la radiología y las endoscopias en el análisis de las momias
–la aplicación, en definitiva, de técnicas no invasivas– han cambiado
radicalmente el rostro de la egiptología; el GPS, las prospecciones geofí-
sicas o los mapas satelitales han modificado sustancialmente el estudio
de los yacimientos. Eso sí: las prioridades y técnicas de los arqueólogos
han cambiado, pero el país del Nilo sigue proporcionando hallazgos ex-
cepcionales que arrojan nueva luz sobre la civilización faraónica.
LOS HALLAZGOS MÁS RECIENTES
GRACIAS A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y A
LOS AVANCES EN LAS CIENCIAS AUXILIARES
DE LA ARQUEOLOGÍA (ESTUDIOS GENÉTICOS,
OSTEOLÓGICOS Y GEOFÍSICOS, MAPAS
SATELITALES...), LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS
HAN TRAÍDO MARAVILLOSAS NOVEDADES.
Por Roberto Piorno, periodista e historiador
Egipto sigue
sorprendiendo
LOS TESOROS DE HERACLEION.
Estatuas, joyas, monedas de oro, barcos
hundidos y estelas intactas como esta que
muestra el controvertido arqueólogo sub-
marino Franck Goddio emergieron del mar
y demostraron la historicidad de Thonis-
Heracleion, ciudad portuaria egipcia des-
truida por un seísmo y que se creía mítica.
CORDONPRESS
14
“E
s en Thonis, como la llaman, que
en tiempos antiguos fuera el puer-
to comercial de Egipto, donde el
río vacía sus aguas en el océano”. Así men-
ciona Diodoro de Sicilia la ciudad de Thonis,
la Heracleion griega, una ciudad ubicada en
la desembocadura del Nilo que hundía sus
huellas en un pasado muy remoto. Heródo-
to y Estrabón también hicieron referencia a
una urbe que, durante mucho tiempo, los
historiadores interpretaron como un mito. El
tiempo no había dejado rastro alguno de este
importante enclave comercial egipcio hasta
que Franck Goddio, arqueólogo submarino
para unos y un vulgar cazatesoros para otros,
localizó a comienzos de los 90 los restos de
una imponente ciudad sumergida en la Bahía
de Abukir, a unos siete kilómetros de la costa.
Goddio había dado con el paradero de la le-
gendaria Thonis, así como con el del antiguo
puerto de Alejandría y otra de las ciudades
portuarias, Canopo, más prósperas del delta,
célebre por su riqueza y abundancia.
UNA POMPEYA SUBACUÁTICA. Fue sin
duda el hallazgo más espectacular de la His-
toria de la arqueología submarina en el país
del Nilo. Thonis emergió desde el fondo del
mar en un impecable estado de conserva-
ción, revelando los secretos de una ciudad
que prosperó entre los siglos VII a.C. y IV,
pero que siguió viva hasta el siglo VIII. Fue
la furia de la naturaleza la que borró Thonis-
Heracleion de la Historia: la ciudad sobrevivió
al terremoto que arrasó Alejandría en el 365,
pero un nuevo seísmo terminó por empujarla
al fondo del mar en algún momento indeter-
minado entre los siglos VI y VIII. Fue el gran
puerto de Egipto antes de la fundación de
Alejandría, y la magnitud de los vestigios no
deja lugar a dudas sobre su riqueza y prospe-
ridad. El hallazgo de los restos de una capilla
de granito rojo del Templo de Amón-Gereb,
citado y descrito por las fuentes de la época,
fue la prueba definitiva de que la ciudad su-
mergida no era otra que Thonis. En sucesivas
campañas se han rescatado restos de hasta
64 naves, centenares de estatuas (algunas de
ellas monumentales, de hasta cinco metros
de altura) y sarcófagos. También han emergi-
do pistas sobre la frenética actividad del que
fuera uno de los puertos clave del Mediterrá-
neo: entre ellas, un juego de pesas proceden-
te de Atenas que pone de relieve la intensa re-
lación comercial entre Grecia y Egipto.
Heracleion,
la ciudad
sumergida
15
“D
ormía” en un oscuro rincón del sóta-
no del Museo de El Cairo. Hacía más
de un siglo que la momia de Sitre
In, la nodriza de la reina Hatshepsut, había si-
do hallada por el egiptólogo más mediático de
todos los tiempos, el descubridor de la tumba
de Tutankamón, Howard Carter. Ninguna de las
dos tumbas construidas para albergar los restos
mortales de la reina acogió jamás a su momia.
Tutmosis III decretó la eliminación de todo ras-
tro y huella de su predecesora, en un esfuerzo
por borrar cualquier pista de su reinado de los
registros históricos. Casi 3.500 años después,
en 1903, Carter excavó una pequeña tumba en
el Valle de los Reyes, la KV 60, en la que apenas
encontró dos momias femeninas, semidesnu-
das, y un grupo de gansos momificados.
LA ÚNICA FARAONA. Un botín muy pobre,
aun a pesar de que una de las dos mujeres fue
identificada como la nodriza de Hatshepsut. Apa-
rentemente nadie prestó demasiada atención a la
segunda momia, la de una anciana con el brazo
derecho cruzado sobre el pecho; no hasta que
Elizabeth Thomas, una eminente egiptóloga es-
tadounidense que hizo un exhaustivo estudio so-
bre los hallazgos de la tumba KV 60 a mediados
de la década de los 60, sugirió la posibilidad de
que la momia de la anciana fuera, nada más
y nada menos, la de la reina Hatshepsut,
hija de Tutmosis I y la única faraona de
Egipto, que rigió el destino del país de
las Dos Tierras entre los años 1490
y 1468 a.C. Nadie se tomó enton-
ces demasiado en serio las razo-
nables tesis de Thomas, que llamó la atención
sobre la singular posición del brazo derecho de
la momia, con la mano sobre el pecho, un rasgo
muy común entre las momias de personajes de
la realeza. El interés del mediático Zahi Hawass,
ex Ministro de Antigüedades de Egipto, por la
enigmática figura de la reina reavivó la curiosi-
dad, cuatro décadas después, por la momia de
la tumba KV 60.
GRACIAS A UNA MUELA. Así, con la pista
facilitada por Elizabeth Thomas, un equipo de
científicos supervisado por Hawass trabajó, va-
liéndose de las últimas tecnologías, en la identi-
ficación definitiva del cuerpo. En primer lugar, se
comparó el ADN mitocondrial con el de los res-
tos mortales de Ahmose-Nefertari, matriarca de
la XVIII dinastía, y el estudio reveló el parentesco
genético entre ambas momias. Posteriormente
se procedió a realizar un escáner en tres dimen-
siones del cuerpo embalsamado, cotejando los
resultados con las momias de otros familiares
directos. Pero la pieza clave del puzle fue una in-
significante muela. Encontrado en un vaso fune-
rario con el nombre de la reina Hatshepsut loca-
lizado en el templo de Deir el-Bahari, el molar te-
nía la clave del enigma. El profesor de odontolo-
gía Yehya Zakariya examinó una a una las denta-
duras de todas aquellas momias que encajaban
en la descripción de Hatshepsut en el momento
de su muerte. El molar de Deir el-Bahari medía
1.591 Unidades Hounsfield (la escala para de-
terminar la densidad radiológica), mientras que
el fragmento de la dentadura de la momia de la
tumba KV 60 medía 1.549; dos cifras virtual-
mente idénticas. A la momia, en efecto, le faltaba
una muela, y la pieza encajaba perfectamente
en la maltrecha dentadura objeto de estudio. No
quedaba, en apariencia, lugar para las dudas: la
momia de la anciana de la tumba KV 60, descu-
bierta hacía más de un siglo por Howard Carter
y abandonada durante años en un sótano del
Museo Egipcio de El Cairo, era, en efecto, la de
la reina Hatshepsut. Así, en 2007, quedó final-
mente resuelto el enigma y se anunció a bombo
y platillo el que era, en opinión de Hawass y su
equipo, el descubrimiento más trascendental de
la egiptología desde que Carter localizara la tum-
ba de Tutankamón en 1922.
DIABÉTICA Y OBESA. Ahora sabemos, gr
acias al pormenorizado estudio de la momia lle-
vado a cabo en los últimos años, que Hatshep-
sut tenía una dentadura muy dañada en el mo-
mento de su muerte, sufría diabetes y falleció a
la edad de 50 años, probablemente víctima de
un cáncer. Era, además, una mujer obesa. Tan-
to es así, que en el proceso de momificación la
reina tuvo que ser eviscerada a través de la ba-
se de la pelvis y no, como era habitual, desde el
abdomen. Hatshepsut, al fin, y pese al empeño
de Tutmosis III de enterrar su legado en el olvido,
tenía rostro. No hay duda de que, por la trascen-
dencia histórica del personaje, la identificación
de la momia constituye una de las cimas de la
egiptología contemporánea. Es más discutible
que, como afirmó Hawass en su día, se trate en
efecto del hallazgo más importante en la arqueo-
logía egipcia desde 1922. Con toda seguridad
es el más espectacular pero, según los estánda-
res de la egiptología moderna, más allá del
fenomenal impacto mediático, esta condición
es, como mínimo, cuestionable.
Descubrimiento de la momia de Hatshepsut
bre los hallazgos de la tumba KV 60 a meeediados
de la década de los 60, sugirió la posibilidad de
que la momia de la anciana fuera, nada más
y nada menos, la de la reina Hatshepsut,
hija de Tutmosis I y la única faraona de
Egipto, que rigió el destino del país de
las Dos Tierras entre los años 1490
y 1468 a.C. Nadie se tomó enton-
ces demasiado en serio las razo-
vado a cabo en los últimos años, que Ha
sut tenía una dentadura muy dañada en
mento de su muerte, sufría diabetes y fal
la edad de 50 años, probablemente víct
un cáncer. Era, además, una mujer obesa
to es así, que en el proceso de momifica
reina tuvo que ser eviscerada a través de
se de la pelvis y no, como era habitual, d
abdomen. Hatshepsut, al fin, y pese al em
de Tutmosis III de enterrar su legado en e
tenía rostro. No hay duda de que, por la t
dencia histórica del personaje, la identifi
de la momia constituye una de las cimas
egiptología contemporánea. Es más dis
que, como afirmó Hawass en su día, se t
efecto del hallazgo más importante en la
logía egipcia desde 1922. Con toda seg
es el más espectacular pero, según los e
res de la egiptología moderna, más allá d
fenomenal impacto mediático, esta cond
es, como mínimo, cuestionable.
La momia de la reina
Hatshepsut (a la dere-
cha), desenterrada en
1903, no fue identifica-
da hasta 2007 gracias a
pruebas genéticas que
relacionaron una muela
hallada en el templo de
Deir el-Bahari con la
dentadura del cadáver.
GETTY
F
ue en 1997 cuando Kim Ryholt, egiptó-
logo danés, especuló por primera vez
con la posible existencia de una dinastía
fantasma. A su juicio, a mediados del siglo
XVII a.C., en el transcurso del II Período In-
termedio, surgió en la ciudad de Abidos una
dinastía independiente que gobernó contem-
poráneamente a la XV (los hicsos) y la XVI (los
reyes tebanos). La hipótesis tuvo un eco limi-
tado entre sus colegas, pero la arqueología
terminó por darle la razón en 2013. Fue en-
tonces cuando un equipo de la Universidad
de Pensilvania encabezada por Josef Weg-
ner descubrió al sur de Abidos la tumba de
un faraón hasta ese momento desconocido,
miembro de una dinastía igualmente inédita.
RECONSTRUCCIÓN REAL. El hallazgo
se produjo en el interior de una tumba com-
puesta de cuatro cámaras en la que se alo-
jaba el deteriorado esqueleto de Senebkay,
identificado en la propia sepultura como rey
del Alto y el Bajo Egipto. Wegner y su equi-
po fueron capaces de reconstruir los restos
óseos, que han proporcionado información
valiosísima acerca del personaje. Un con-
cienzudo estudio arqueológico forense de-
terminó que el faraón tenía 45 o 50 años en
el momento de su fallecimiento y que medía
aproximadamente 1,75, pero lo más intere-
sante eran las circunstancias de su muerte.
UNA BRUTAL Y MORTAL PALIZA. Se-
nebkay no es sólo la constatación de la exis-
tencia de una dinastía de la que hasta ahora
no se tenía noticia; también se trata del pri-
mer monarca egipcio muerto en batalla del
que hay constancia (Taa II, de la XVII dinas-
tía, también falleció en campaña). La causa
última del fallecimiento fue un golpe en el
parietal izquierdo del cráneo asestado con
un objeto afilado, pero antes de ese golpe
letal Senebkay recibió otros dieciséis en di-
versas partes del cuerpo (manos, cara, pie
derecho...). Un corte en el tobillo y el ángulo
de las heridas sugieren que el faraón monta-
ba un caballo o un carro cuando fue abatido.
El desarrollo de los músculos de las piernas
y la forma de la pelvis indican, además, que
se trataba de un consumado jinete. Es muy
posible que muriera guerreando contra los
hicsos. De lo que ya no cabe duda es de que
Senebkay fue el primer faraón de la dinastía
de Abidos, que surgió en un Egipto de
gran inestabilidad política y militar. Ryholt,
después de todo, estaba en lo cierto.
Senebkay y la dinastía fantasma
E
n los últimos años, la egiptología se ha es-
merado en buscar un cuadro lo más com-
pleto posible de la sociedad egipcia, inda-
gando en la vida cotidiana de los integrantes del
pueblo llano. A escasos kilómetros del Valle de
los Reyes, la otra cara de la moneda, la de los súb-
ditos sin voz y casi invisibles en las fuentes y en el
registro arqueológico monumental, ha comenza-
do a mostrarse en los últimos años. En el poblado
de Set Maat (actual Deir el-Medina) vivieron, des-
de mediados del siglo XVI a.C. hasta mediados
del XI a.C., los hombres y mujeres que construían
las suntuosas moradas funerarias de los faraones.
BAJA POR ENFERMEDAD. Las tumbas de
Deir el-Medina fueron excavadas entre los años
20 y los años 50 del pasado siglo por el egip-
tólogo francés Bernard Bruyère, en un tiempo
en el que la osteología apenas estaba desarro-
llada como ciencia. Ha sido en los últimos años
cuando un equipo de la Universidad de Stanford
ha procedido a un exhaustivo estudio osteo-
arqueológico de los obreros, que ha arrojado
información valiosísima acerca de cómo vivían
los hombres que dieron forma a los espléndidos
monumentos del Egipto faraónico. Existen tes-
timonios escritos por los propios trabajadores
del poblado que sugieren la existencia de una
suerte de sistema de salud pública, el primero del
que tenemos evidencia en la Historia. Gracias a
estos documentos, sabemos que estos trabaja-
dores gozaban de días de baja por enfermedad,
pero los estudios osteológicos del equipo de la
Universidad de Stanford han enriquecido nues-
tros conocimientos acerca de sus condiciones
de trabajo y de salud. Los esqueletos revelan la
exigencia física del trabajo cotidiano: muchos de
los trabajadores muestran evidencias de artritis
en rodillas y tobillos, probablemente consecuen-
cia del ir y venir diario del poblado al Valle de los
Reyes salvando varios kilómetros en acusada
pendiente. La condiciones de vida eran duras y,
si bien el Estado consentía el reposo de los obre-
ros en caso de enfermedad, algunos se forzaban
y continuaban trabajando a pesar de no estar en
condiciones de hacerlo.
LA MOMIA OBRERA. Así, una de las momias
presenta evidencias de osteomielitis (inflamación
en los huesos consecuencia de una enfermedad
de transmisión sanguínea), que habría contraído
por haber continuado trabajando durante el de-
sarrollo de la infección. Como en la actualidad,
aparentemente, los trabajadores egipcios
no siempre podían hacer valer sus derechos.
El cuidado de la salud: los obreros de Deir el-Medina
La teoría de la dinastía fantasma (siglo XVII a.C.) quedó
probada en 2013 con el hallazgo del esqueleto del
faraón Senebkay (arriba) en una tumba real en Abidos.
En la imagen, la ar-
queóloga Anne Aus-
tin, de la Universidad
de Stanford, muestra
uno de los restos
óseos de los obreros
de Deir el-Medina
que ha examinado su
equipo. El estudio os-
teológico ha arrojado
muchos datos sobre
la vida cotidiana del
pueblo llano en el
Antiguo Egipto.
JENNIFERWEGNER/PENNMUSEUM
ANNEAUSTIN
W
adi el-Jarf es un yacimiento
bien conocido desde que el
arqueólogo británico John
Gardner lo descubriera a comienzos
del siglo XIX, pero su mejor secreto ha
estado oculto, no obstante, hasta hace
sólo un par de años. Recientemente,
los trabajos de un equipo franco-egip-
cio, que se han prolongado durante
toda una década, han sacado a la
luz el que es, sin duda, uno de los
hallazgos más espectaculares de la
egiptología de los últimos años.
NAVES Y ANCLAS LO CONFIR-
MAN. Wadi el-Jarf albergaba un mag-
nífico puerto, el más importante du-
rante prácticamente un milenio, desde
los tiempos del faraón Keops y la IV
dinastía hasta mediados del siglo XV
a.C. La proximidad a la capital, Menfis,
explica la extraordinaria importancia
y longevidad del que es el puerto más
antiguo del mundo redescubierto por
la arqueología hasta la fecha. La pro-
liferación de galerías talladas (has-
ta treinta) en las montañas –donde,
gracias a otras estructuras portuarias
posteriores bien conocidas, sabemos
que se depositaban las piezas de las
embarcaciones, que se desmontaban
una vez la nave atracaba en el puerto–
no deja lugar a dudas, pero por si esta
evidencia fuera escasa, se han en-
contrado también fragmentos de las
naves, así como veinticinco anclas del
período, que confirman la magnitud y
naturaleza del hallazgo.
PAPIROS VALIOSÍSIMOS. Por si
fuera poco, en el puerto de Wadi el-
Jarf se han encontrado los que son
los papiros más antiguos hallados
hasta la fecha en Egipto. Cientos de
fragmentos enterrados bajo la arena
o dispersos en la zona de las galerías,
cuya datación corresponde al 2600
a.C., a la IV dinastía (se ha recuperado
incluso el diario de un oficial implica-
do en la construcción de la pirámide
de Keops), arrojan valiosísima infor-
mación acerca de la administración
del puerto y del día a día de los traba-
jadores. Hasta hoy, los papiros de Ge-
beleim, también de la IV dinastía pero
cien años posteriores al lote que nos
ocupa, eran los más antiguos conoci-
dos. Wadi el-Jarf es una mina de ha-
llazgos fabulosos, y no cabe duda de
que aún no ha dicho su última palabra.
Un puerto en Wadi el-Jarf
En la imagen, una muestra de los papi-
ros de Wadi el-Jarf. Datados en 2600
a.C., son los más antiguos conocidos.
E
l Valle de los Reyes llevaba prácticamente
un siglo en casi completo silencio. Desde el
punto de vista arqueológico, la necrópolis
más importante del Imperio Nuevo seguía estan-
cada en el número 62 y en el año 1922. El KV 62
fue el último hipogeo excavado en esta imponente
ciudad de los muertos, que tantos hitos propor-
cionó a la egiptología en el siglo XIX y a comienzos
del XX. En su interior, intactos desde la clausura
de la tumba en 1327 a.C., se hallaron los restos de
Tutankamón, y con ellos una colección de tesoros
incomparable. Howard Carter pasó a la Historia
como el padre de uno de los más espectaculares
descubrimientos de la arqueología universal. Y la
cuenta se detuvo en el número 62; el Valle de los
Reyes parecía haber revelado ya todos sus secre-
tos y, de hecho, habría de pasar casi un siglo antes
de que la necrópolis real volviera a ser noticia ar-
queológica en todo el mundo. No fue hasta los pri-
meros años del siglo en curso que una nueva tum-
ba, la KV 63, vio la luz en el Valle. Descubierta en el
año 2000 por el controvertido Nicholas Reeves, la
nueva tumba reveló su existencia gracias a un es-
tudio geofísico que generó grandes expectativas.
Dos años después, el gobierno egipcio suspen-
dió el permiso de excavación para el arqueólogo
inglés, acusado entonces (el tiempo probaría que
las acusaciones no tenían fundamento) de parti-
cipación en el tráfico ilegal de antigüedades. En
2005, O o Schaden, de la Universidad de Mem-
phis, recogió el testigo y comenzó a trabajar en
una de las excavaciones más mediáticas acometi-
das en Egipto en los últimos tiempos.
SIETE SARCÓFAGOS... SIN CUERPOS. El 8
de febrero de 2006 se hizo oficial el descubri-
miento de la tumba KV 63, ochenta y cuatro años
después del hallazgo de la de Tutankamón. El
hipogeo descendía cinco metros formando un
túnel que desembocaba en una puerta sellada
con bloques de piedra. Detrás de ésta se ubicaba
la cámara funeraria en forma de “L”, que alojaba
siete sarcófagos de madera; el interés mediático
declinó un tanto cuando, contra todo pronóstico,
se conoció que en el interior de los mismos no
había momia alguna. En su lugar, sólo se encon-
traron restos de material de embalsamamiento.
De los siete sarcófagos, cinco eran de individuos
adultos, uno de un niño o adolescente y un sépti-
mo habría sido elaborado para albergar el cuerpo
de un bebé. Schaden y su equipo se enfrentaban,
pues, a un auténtico rompecabezas: ¿adónde
habían ido a parar las momias?, ¿se trataba de
una tumba real o, como han sugerido algunos ex-
pertos, de un simple pozo de embalsamamiento?
La tumba no proporciona demasiadas pistas: las
El enigma de la tumba KV 63 y otros
misterios del Valle de los Reyes
CORDONPRESS
PIERRETALLET
18
E
n 1954, junto a la pirámide del faraón
Keops, se produjo el espectacular hallaz-
go del que hasta hace un par de años era
el barco más antiguo del mundo: la barca solar
de Keops. Sigue siendo una de las mayores
atracciones turísticas de Giza, pero en 2013
dejó de ser una pieza única. La culpa es de un
equipo de arqueólogos franceses, capitanea-
do por Yann Tristant, que trabajaba entonces
en Abu Roash, célebre por alojar las ruinas de
la pirámide de Dyedefra, hijo de Keops. Tris-
tant estudiaba el informe de excavación de su
compatriota Pierre Montet de una mastaba de
la I Dinastía, en cuyas proximidades había en-
contrado los restos de lo que parecía ser un
pavimento de madera. Nunca antes se había
documentado un hallazgo semejante asociado
a una tumba, y por ello Tristant decidió seguir
la pista, excavando allí donde Montet había he-
cho tan sorprendente hallazgo un siglo antes.
El informe del arqueólogo francés no tardó en
revelarse fiable. En efecto, Tristant localizó el
presunto “pavimento” de madera del que ha-
blaba Montet junto a la mastaba, pero resultó
que aquellas tablas de madera no eran lo que
su colega había creído, sino los restos de una
espléndida barca funeraria (también llamada
barca solar) muy bien conservada, de seis me-
tros de largo por uno y medio de ancho.
EL DESIERTO LA CONSERVÓ. La datación
apuntó a los remotos tiempos del reinado de
Den (Udimu), faraón de la I Dinastía que go-
bernó Egipto hace aproximadamente cinco mil
años. El faraón no fue enterrado en Abu Roash,
sino en Abidos, por lo que la nave no podía
estar directamente relacionada con el monar-
ca. Muy probablemente la barca –que, según
las creencias del período, debía transportar al
muerto a la otra vida– perteneció a un oficial de
alto rango, y se encuentra prácticamente intacta
gracias al ambiente seco del desierto.
EL GRAN MUSEO EGIPCIO. El estudio ar-
queométrico de los vestigios de la embarcación
ha revelado que se empleó madera de acacia
nilótica, un árbol muy común en zonas de África
donde predomina un clima seco; la construc-
ción se ha datado en torno al año 2950 a.C. En
la actualidad se trabaja en su restauración en
el Gran Museo Egipcio, que abrirá sus puertas
en Giza, en 2018, y que tendrá en la barca solar
de Abu Roash, cuatrocientos años más antigua
que la de Keops, una de sus piezas estrella.
La barca funeraria de Abu Roash
El “pavimento” hallado en Abu Roash eran
los restos de una barca solar (en la foto): lo
descubrió el francés Yann Tristant en 2013.
paredes son blancas y anepígrafas, y por tanto
no hay en ella jeroglíficos que puedan arrojar al-
guna luz para solucionar el enigma. Los féretros
no muestran insignia real alguna, lo que a priori
parece indicar que no se trata de una tumba re-
gia. Es más, la ausencia de momias en los fére-
tros sugiere que la tumba KV 63 podría no haber
sido un lugar de enterramiento. Pero las dudas
persisten. Quedan muchos enigmas por resolver,
y es que el escenario que presentaba el hipogeo
cuando fue descubierto no tiene paralelos ni pre-
cedentes. El equipo de Schaden ha fechado la
tumba en el siglo XIV a.C., en virtud del parecido
de la planta con la de la sepultura de Tuyu y Yu-
ya, fechada en la dinastía XVIII. Otro dato apunta
hacia esta misma datación: en el interior de cua-
tro de los sarcófagos se rescataron otras tantas
máscaras funerarias amarillas, que guardan no-
tables similitudes estilísticas con otros ejemplos
documentados de la citada dinastía. Schaden y
su equipo han interpretado la calidad en la orna-
mentación de los sarcófagos como un indicio de
que, con todo, podemos encontrarnos ante una
tumba real, quizá no asociada a ningún faraón,
pero sí a miembros de la familia real.
UNA SUGESTIVA HIPÓTESIS AÚN POR DE-
MOSTRAR. La datación relativa de la tumba, así
como la proximidad de la misma a la sepultura
de Tutankamón, ha dado argumentos a quienes
sostienen que podría pertenecer a alguien muy
próximo a la figura de este faraón, quizá su viuda
Ankesenamón o su madre Kiya. El rostro feme-
nino que decora el sarcófago F guarda, a juicio
de Schaden y su equipo, notable parecido con
diversos retratos de Tutankamón que adornan
varios objetos encontrados en su tumba. Por otro
lado, los tipos cerámicos de la tumba KV 63 son
muy similares a los hallados en otras sepulturas
pertenecientes al círculo del célebre monarca.
Con todo, la tumba sigue siendo un enigma por
resolver. La atribución de la misma a personajes
del entorno de Tutankamón es, aún, poco más
que una especulación bien fundada.
Había mucha ex-
pectación mediáti-
ca cuando en 2006
se abrieron los siete
sarcófagos (izda.,
uno de ellos) que
albergaba la tumba
KV 63 del Valle de
los Reyes, pero sal-
tó la sorpresa: no
contenían ninguna
momia. En su inte-
rior se encontraron
restos de material
de embalsama-
miento, flores de
3.000 años de anti-
güedad y collares
funerarios.
AFP
Dulces con sorpresa
GASTRONOMÍA
En el Antiguo Egipto, la palabra “repostería” no tenía el
significado actual, sino más bien el de “despensa”, el
lugar donde se almacenaban las provisiones y en donde
asimismo se elaboraban los dulces, las pastas y los em-
butidos. Los panaderos y los pasteleros se confundían en
aquel entonces, pues los panes se elaboraban con espe-
cias y miel, carne, queso o verduras. La mezcla de harina,
leche o agua y miel, cocinada al sol sobre una piedra, en-
cantaba a la aristocracia faraónica hace ya 7.000 años.
Poco a poco, se empezó a adicionar a estos pastelillos
huevo, semillas y especias co-
mo anís, adormidera, hinojo
o cilantro, además de mante-
quilla y nata. Y también se uti-
lizaban ciertos dulces como
vehículos administradores de
medicinas sanadoras, con ins-
trucciones muy similares a las
que se indican en la actualidad
sobre dosis, horarios y mo-
dos de empleo. Las recetas de
esas dulces sorpresas conte-
nían ingredientes con valores
anestésicos obtenidos a partir
de ciertas sustancias minera-
les, como el cobre, el sulfuro, el
carbonato de sodio, el arséni-
co y el bicarbonato.
Como otras artes y ciencias, la medici-
na occidental tiene sus raíces no en
Grecia, sino en el Antiguo Egipto.
El egipcio más antiguo con un títu-
lo médico fue Hesy-Re, de la Tercera
Dinastía (2620 a.C.), especializado en
problemas dentales. Por los títulos y je-
rarquías, deducimos que los médicos
egipcios constituían una clase y que
garantizaban al público la calidad de
su ciencia bajo la vigilancia del Estado:
eran funcionarios retribuidos para cui-
dar gratuitamente a los enfermos. Ade-
más estaban asistidos por enfermeros,
masajistas y vendadores, e incluso po-
dían atender también a animales.
Hoy se conocen los logros de la me-
dicina egipcia por hallazgos arqueológi-
cos, que muestran imágenes de enfermos
que solían verse cotidianamente: obesos,
acondroplásicos, paralíticos, elefantiá-
sicos, etc. En el estudio moderno de las
momias se han encontrado estigmas de
toda suerte de enfermedades y huellas de
algunas terapias aplicadas. Los médicos
sumaban varias especializaciones, debido
a sus profundos conocimientos, y llegó a
existir una especialidad para cada órga-
no. En particular, la traumatología alcanzó
notable desarrollo debido a las construc-
ciones faraónicas, para tratar las fracturas
de los accidentados. Conocían también la
relación entre cerebro y músculo y la exis-
tencia de casi todos los órganos huma-
nos, así como parte de su funcionamiento
biológico. La práctica de embalsamamien-
to de cadáveres les permitió conocer con
profundidad la anatomía humana.
MEDICINA
Este papiro ilustra la revisión
ocular de un o almólogo
a su paciente.
En la repostería antigua egipcia,
se conseguía el sabor dulce gra-
cias a la miel, uso que se mantie-
ne hoy (izq., venta de pasteles).
Los pioneros
servicios de
salud egipcios
ALBUM
AGE
Seis plantas utilizadas en el Antiguo Egipto
Estramonio (Datura stramonium)
Es una planta psicoactiva y sus alcaloides,
a partir de determinadas dosis, presentan
efectos neurotóxicos. Aparece mencionada
en textos egipcios y fue muy utilizada por los
hechiceros y exorcistas de la Antigüedad,
que hablan de sus poderosos efectos y de
su utilización para curar ciertos males de la
psique. Más tarde, pasó a formar parte de
uno de los ungüentos más utilizados por la
brujería del Medievo. Una conocida estela
egipcia muestra al dios Horus emanando del
disco solar, que lo corona con rayos en forma
de lo que parecen flores de estramonio.
Beleño (Hyoscyamus niger)
No pasaron desapercibidas para los antiguos egipcios las propiedades y los efectos del
beleño negro, planta que contiene alcaloides como la hiosciamina, la atropina y la
escopolamina, aunque en menor proporción que otras solanáceas. Es mencionado en el
Papiro Ebers y fue conocido también en Mesopotamia, donde era utilizado por los
babilonios y asirios como alucinógeno. Bajo sus efectos, sacerdotes y adivinos hacían
profecías y tenían visiones. Los persas lo utilizaron como sedante, analgésico y abortivo.
Conunaspocasdosis,seconvertíaenunpotenteinductordetrancesextáticos.También
podía enloquecer y provocar sueños pesados, por lo que se tenía por muy peligroso.
Loto egipcio (Nymphaea lotus)
La más representativa de las plantas niló-
ticas, el loto era considerada por los anti-
guos egipcios la planta sagrada que sim-
bolizaba la inmortalidad y la resurrección.
Durante mucho tiempo, primero los botá-
nicos y luego los egiptólogos han ignora-
do sus propiedades farmacológicas, se-
ñaladas sin embargo en el Papiro Ebers,
pero lo cierto es que contiene potentes
alcaloides narcóticos. Como inductores
de sueños, los alcaloides del loto pueden
llegar a tener propiedades psicoactivas
que provocan alucinaciones. La asocia-
ción del vino y del loto fue frecuente du-
rante el Imperio Nuevo egipcio.
20
Récord de altura en el país de los faraones
María Fernández Rei
¿Qué son los
vasos canopos?
L A P R E G U N T A
Se conoce con este nombre al re-
cipiente que era utilizado en el
Antiguo Egipto para depositar las
vísceras de los muertos, no sin antes
haber pasado por un proceso de la-
vado y embalsamado. Posterior-
mente, los vasos eran introduci-
dos en una caja de madera que,
durante el cortejo, era traslada-
da en una especie de trineo.
Existían cuatro tipos de
vasos canopos que, a su
vez, venían a representar a
los hijos de Horus: Amset, la
vasija con cabeza humana,
preservaba el hígado; Hapy
era el vaso que poseía la
tapa con forma de cabe-
za de papión y en él se
guardaban los pulmones;
Kebeshenuef era la vasija
con cabeza de halcón, pa-
ra albergar los intestinos,
y Duamutef tenía forma de
chacal y conservaba el estó-
mago del muerto.
La forma de un chacal era la
destinada al canopo que con-
tenía el estómago del difunto.
uci-
que,
da-
a
y
ó-
ra la
con-
unto.
H
asta que la catedral de Lincoln fue cons-
truida en el Lincolnshire inglés en 1311, la
Gran Pirámide de Giza –terminada de erigir
hacia 2570 a.C.– ostentaba el título de la estruc-
tura artificial más alta del mundo. Tuvo este increí-
ble récord durante 3.871 años. Está situada en
las afueras de El Cairo en la meseta de Giza, a 12
kilómetros de la ciudad. La Gran Pirámide fue de-
clarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
en 1979. Ordenó construirla el faraón de la Cuarta
Dinastía Keops, y el arquitecto de la faraónica obra
fue Hemiunu. Para levantarla se necesitaron unos
2.300.000 bloques de piedra, cuyo peso medio
era de dos toneladas y media, aunque algunos lle-
gaban a pesar hasta sesenta toneladas. Original-
mente estaba recubierta por unos 27.000 bloques
pulidos de piedra caliza blanca. Mantuvo este
aspecto hasta principios del siglo XIV, cuando un
terremoto desprendió parte del revestimiento cali-
zo. Posteriormente, los turcos otomanos utilizaron
dicho revestimiento para la construcción de diver-
sas edificaciones en El Cairo.
El interior de la pirámide se dividió en tres es-
pacios: la Cámara del Rey, la Cámara de la Reina
y, en el subsuelo, la Cámara subterránea. Ade-
más, en su estructura se diseñó un pasaje, de
unos 47 metros de longitud y 8 metros de altura,
que se conoce como la Gran Galería.
ARQUITECTURA
La Gran Pirámide de
Giza es la más antigua de
las Siete maravillas del
Mundo y la única
que aún perdura.
ALBUM
GETTY
AQUILE
Acacia (Acacia)
En el mito, Horus, forma en la que renace Osiris, aparece
asociado a un árbol sagrado que no era otro que la acacia,
de la que se decía que contenía la vida y la muerte y que
había servido como protección al dios-niño. Resulta que
determinadas especies de acacia contienen alcaloides
muy activos que producen efectos bastante similares a
otros enteógenos: con propiedades psicotrópicas, cuando
se ingiere provoca un estado modificado de conciencia. Se
utilizaba en contextos espirituales, religiosos y ritualísticos
además de tener usos recreativos, lúdicos o médicos.
Adormidera (Papaver somniferum)
Seutilizabacomosedante,analgésicoynarcóti-
cosegúnlasmencionesrecopiladasenlospapi-
rosSmithyEbers,copiasdetextosescritosdu-
ranteelImperioAntiguo.Sehallóunacápsulade
adormiderasincortarenlanecrópolisdeDehirel
Medina,dondelosinvestigadorestambién
encontraron,enalgunosrecipientes,restosde
alcaloidescomolamorfinaylahiosciamina,que
sugierenquealgunavezestuvieronencontacto
consubstanciasderivadasdelaadormidera.
Mandrágora (Mandragora officinarum)
Contiene alcaloides como la hiosciamina, la
atropina y la escopolamina. Su raíz es de aspec-
to antropomorfo y es la única parte de la planta
que tiene efectos psicoactivos. Era utilizada co-
mo un analgésico en Egipto, donde aparece en
un relieve de Amenofis IV así como en algunas
pinturas murales de varias tumbas tebanas del
Imperio Nuevo, aunque sobre esto existe cierta
discusión. En el Papiro Leiden se encuentra una
fórmula que, administrada con vino, era utilizada
como un potente inductor del sueño.
21
SOBRE EL TERRENO. En el
artículo, varios egiptólogos
españoles con especialidades
muy diversas dan cuenta de
sus apasionantes investiga-
ciones. También lo es la que
dirige José Manuel Galán, el
llamado Proyecto Djehuty.
Aquí le vemos tomando notas
en una gran tumba de la Di-
nastía XI (hacia 2000 a.C.) que
su equipo descubrió en 2014.
PROYECTODJEHUTY/JOSÉLATOVA
C
uánta gente pensaría que una especia-
lista en relaciones de parentesco, un in-
vestigadorsobrelacopiadetextosenar-
chivos–noconservadosperodeducibles
porsurastro–,unaanalistadelamadera
de los ajuares funerarios y alguien que
estudialaintegracióndeinmigrantesenunaaldeadetra-
bajadores tienen en común ser egiptólogos/as?
La imagen popular de esta profesión está muy lejos
de la realidad cotidiana de quienes la desarrollan, pero
no por eso es menos apasionante. De hecho, ninguno
de los que se mencionan en este artículo se cambiaría
por Indiana Jones ni por Lara Croft. La aventura de ser
un egiptólogo que abre nuevas vías de investigación es
suficientemente arriesgada en el plano de la remune-
ración económica e interesante como realización per-
sonal como para no necesitar peligros adicionales. Y es
que los mencionados en el primer párrafo de este texto
tienen otra cosa en común: ser jóvenes y españoles y,
en su mayoría, estar viviendo fuera de su país.
PRESENTE DINÁMICO, FUTURO INCIERTO.
Hace treinta años, apenas había profesionales de esta
disciplina en España: dos, a los que había que añadir
a Jesús López, el pionero de la Egiptología académica
en nuestro país. Él había sido epigrafista de la Misión
Española en Nubia durante la campaña de salvamento
propiciada por la Unesco a mediados de la década de
1960, pero a continuación prefirió volver a la Francia
donde había estudiado y desarrollar su especialidad
allí: la lectura de papiros hieráticos.
Desde aquellas fechas, el número de doctores en
esta disciplina se ha multiplicado de tal modo que se
presenta una media de cerca de una tesis al año. Pero,
desgraciadamente, ahora somos un país exportador de
egiptólogos/as. Si hiciésemos un análisis por décadas, la
mayoría de los que terminaron sus doctorados y tienen
ahora más de cincuenta años obtuvieron un puesto de
NUESTRA CONTRIBUCIÓN A LA EGIPTOLOGÍA ACTUAL
Cosecha
españolaHEMOS ENTREVISTADO A CUATRO JÓVENES EGIPTÓLOGOS DE NUESTRO PAÍS, CON
CAMPOS DE ESPECIALIZACIÓN MUY DIVERSOS, PARA MOSTRAR UNA REALIDAD:
LO EGIPCIO ESTÁ EN AUGE ENTRE LOS INVESTIGADORES DE LA HISTORIA ANTIGUA.
Por Miguel Ángel Molinero Polo, profesor de Egiptología en la Universidad
de La Laguna (Tenerife), y Alba María Villar Gómez, doctora en Egiptología
PROYECTO DJEHU-
TY. Esta imagen, to-
mada desde un globo
aerostático en 2014,
muestra una vista aé-
rea del yacimiento en
el que trabajan Galán
y su equipo, al pie de
la colina de Dra Abu’l-
Naga. A la izquierda
del patio de entrada a
la tumba de Djehuty –
un alto cargo del Egip-
to faraónico con cuyo
nombre se ha bautiza-
do la investigación–
se ve el denominado
Sector 10, con pozos
funerarios y capillas
de adobe de la Dinas-
tía XVII (la necrópolis
se reutilizó cuatro-
cientos años después
de ser creada).
PROYECTODJEHUTY/JOSÉLATOVA
23
trabajo en una institución educativa o de
investigación española. Los de la generación
siguiente ya no tuvieron esa oportunidad y,
aunque suelen seguir ligados a la Egiptolo-
gía, lo hacen desde ámbitos no académicos.
Y la generación que está ahora en los treinta
años, la que ha tenido una formación egipto-
lógica más amplia y profunda, reside en su mayoría en el extranjero.
Se trata de una situación semejante a la de tantas otras especialida-
des, que crecieron en paralelo a una creación muy alta de universi-
dades en la década de 1980, cuyas plazas quedaron cubiertas enton-
ces y se han cerrado hasta un futuro indeterminado.
CUATRO INVESTIGADORES DE PRIMERA. Para este artícu-
lo, hemos entrevistado a cuatro egiptólogos españoles, tres muy jó-
venes y el cuarto más maduro. Tienen en común haber abierto nue-
vas vías en su especialidad, como han hecho también otros colegas
que deseamos que se vean aquí representados por los seleccionados.
Juan Carlos Moreno García es investigador en el CNRS francés
y el de más edad de los cuatro, el decano ahora de los egiptólogos
“exiliados”. Una de sus labores más importantes ha sido dirigir la
publicación reciente de una Historia de la administración del Anti-
guo Egipto. Su especialidad es la economía
y, más en concreto, la Historia agraria del
valle del Nilo, la base que permitió el desa-
rrollo de la cultura que lleva fascinando mu-
chos siglos a Occidente. Y, sin embargo, esta
base no estaba estudiada. Desde las obras
de los autores clásicos pueden leerse des-
cripciones de su paisaje único y milenario,
pero sólo unos pocos historiadores habían
intentado entender que esa excepcionali-
dad no podía ocultar que, como cualquier
otro Estado antiguo o moderno, Egipto res-
pondía a unos patrones de comportamiento
económico y social que podían ser analiza-
dos, cuantificados y comparados; y que en
esa labor los conocimientos adquiridos en
otras sociedades habían de ser fundamen-
tales. “El diálogo con diferentes disciplinas
es imprescindible para la renovación de la
Egiptología. Es esencial romper moldes,
producir una panorámica más amplia de la
Historia de Egipto en su contexto africano
y próximo-oriental”. Esta disciplina se ha
mantenido durante sus dos siglos de desa-
rrollo como una especialidad elitista, tanto
por la forma en que los egiptólogos se veían
a sí mismos y se integraban en su propia so-
ciedad como por los temas que estudiaba;
esto último, probablemente, una conse-
cuencia de lo primero.
NO ERAN TAN DISTINTOS. Moreno
quiere devolver su dinamismo a la Historia
de la civilización del Nilo. “No existió una
monarquía única egipcia. Las decisiones gu-
bernamentales tenían su impacto en el pai-
saje y el territorio, en los flujos de riqueza”.
Le interesa “analizar cómo la autoridad del
rey se extendía por el país, cómo se ejercía
el control estatal, qué instituciones se ins-
talaban en el territorio, cómo se organizaba
la fiscalidad y su impacto en la estructura
social”. Desde esta perspectiva, no hay una
distancia tan absoluta entre los antiguos y
nuestro mundo actual. La fascinación está,
másbien,enverquelassituacionesylospro-
blemasquelesafectabannodifierentantode
los nuestros, aunque sus soluciones depen-
dieran, evidentemente, de factores específi-
cos. “También intervenían grupos de poder.
Su consolidación o pérdida de influencia era
otro elemento que afectaba en los procesos
de centralización o disgregación del Estado.
La base de la autoridad cambiaba en las dis-
tintas épocas según un equilibrio complejo
entre una producción económica siempre
en cambio y las fuerzas sociales”.
Para nuestros cuatro egiptólogos, los
documentales de televisión y las visitas a
museos son un elemento frecuente entre
los recuerdos de infancia que despertaron
su vocación por el Egipto antiguo. También
es común el apoyo de su entorno familiar,
incluso superando en algún caso las reti-
T
ras la campaña de Nubia, con motivo de
la construcción de la presa de Asuán, el
gobierno egipcio concedió a España el
permiso para excavar en la ciudad de Heracleó-
polis Magna, actual Ehnasya el Medina, que fue
la capital del XX nomo del Alto Egipto en época
faraónica. Desde 1966 hasta 1984 tuvieron lu-
gar varias campañas dirigidas por el profesor
Almagro, y desde ese año hasta la actualidad yo
he tomado el relevo en la dirección. El proyecto
de investigación, que está siendo llevado a ca-
bo por un equipo multidisciplinar, tiene como
finalidad principal estudiar la integración de la
ciudad y de su territorio en el proceso histórico
que tuvo lugar en las orillas del Nilo durante va-
rios milenios. El objetivo del proyecto es, pues,
estudiar, conocer y divulgar la historia de Hera-
cleópolis Magna y de su provincia, incidiendo
en aspectos concretos como el urbanismo, el
paisaje, el arte, la religión, la economía, la socie-
dad, las creencias funerarias, la arquitectura..., y
sobre todo investigar los momentos de máximo
esplendor de la ciudad, ya que durante la épo-
ca heracleopolitana (Dinastías IX y X, en torno a
2100 a.C.) fue la capital de Egipto, con la corte
real instalada en ella.
MUSEO AL AIRE LIBRE. Los trabajos princi-
pales se han centrado en las excavaciones de
las necrópolis del Primer Período Intermedio
(Dinastías IX-XI) y del Tercer Período Interme-
dio (Dinastías XXII-XXV), donde han aparecido
las tumbas de los gobernadores locales y de
los altos dignatarios. En la actualidad se trabaja
en el templo del dios local Heryshef, ya que
se está montando un museo al aire libre que
podrá ser visitado en un futuro próximo.
M. Carmen Pérez Die,
Museo Arqueológico Nacional
Proyecto Heracleópolis Magna
LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE EGIPTÓLOGOS ESPAÑOLES
(RONDAN LOS TREINTA AÑOS) SE HA FORMADO AQUÍ,
PERO RESIDE MAYORITARIAMENTE EN EL EXTRANJERO
Sobre estas líneas, la
falsa puerta de Ipi, ha-
llada en una necrópo-
lis del Primer Período
Intermedio dentro del
Proyecto Heracleópo-
lis Magna. Las falsas
puertas fueron un ele-
mento arquitectónico
y decorativo típico de
las tumbas egipcias
de dicho período.
M.CARMENPÉREZDIE
24
cencias por las escasas salidas profesionales de estos
estudios. En general, fue el contacto personal con un
profesor universitario lo que terminó de definir una
vocación que no había encontrado aún el cauce por el
que expandirse; esto implica la influencia de la genera-
ción precedente de egiptólogos, en su caso, la primera
en la universidad española.
UN NUEVO ENFOQUE DE SU RELIGIÓN. Lucía
Díaz-Iglesias Llanos es colaboradora científica posdoc-
toral del Seminario de Egiptología de la Universidad de
Basilea. Su investigación se ha centrado en la religión
–un campo con larga tradición egiptológica–, pero con
una perspectiva novedosa: integrar la práctica religiosa
localenelanálisisgeneral.Leinteresanlastradicionesde
creencias y rituales que caracterizan a regiones concre-
tas, las divinidades que forman panteones locales, cómo
loselementosespecíficosqueconformanelmedio,yque
por definición son únicos –un árbol, un camino, un la-
go, una montaña–, pueden convertirse en ejes en torno
a los cuales se vertebra un mito, un rito, una práctica; en
definitiva, un paisaje religioso y cultural. A pesar de la
fuerte centralización del Estado egipcio, los textos de los
templos locales permiten identificar matices específicos
que, en ocasiones, pueden rastrearse en composiciones
de patrocinio estatal. Su última obra toma como base los
ciclos míticos creados en torno a Heracleópolis Magna
(la ciudad donde excava una misión española desde hace
cuarenta años; en el recuadro de la página anterior, la
directora del proyecto lo explica en primera persona),
que ella ha identificado en las grandes composiciones
funerarias usadas en todo el país, así como en himnos
litúrgicos de templos alejados de dicha ciudad. Con su
trabajo también quiere mostrar que el discurso religioso
egipcio no fue estático: había una continua actualización
de las concepciones cosmogónicas.
Una diferencia fundamental entre las primeras ge-
neraciones de egiptólogos y la más reciente radica en
su proceso de aprendizaje de la especialidad. Aquellos
tuvieron que ser autodidactas, hasta que una beca o
el apoyo familiar les permitió obtener una formación
reglada en universidades del extranjero. Por el con-
trario, la nueva generación puede obtener una forma-
ción egiptológica en España. Además de asignaturas
que permiten una iniciación en varias universidades,
en la Autònoma de Barcelona se imparte un Máster
oficial de dos años que se inició en 2009; esto no exi-
me de una permanencia más o menos extensa en el
extranjero si se pretende una profundización en de-
terminados campos, que no pueden cubrirse en esos
programas más generalistas. Díaz-Iglesias añade que
en los centros extranjeros siempre son bien recibidos,
un reconocimiento al esfuerzo que supone salir para
completar la especialización; además, la movilidad
ayuda a integrarse en la profesión al crear una red de
contactos. Se da así una contradicción: los primeros
egiptólogos españoles salían al extranjero hasta que
un doctorado ya completado les permitía regresar
formados; la generación más reciente sale cuando su
formación se ha completado para intentar consoli-
darse en un puesto de trabajo extranjero.
VOLVER A LEER LOS JEROGLÍFICOS. Fran-
cisco Luis Borrego Gallardo es profesor asociado en
la Universidad Autónoma de Madrid, una diferencia
notable respecto a otros compañeros de generación.
En su tesis doctoral, se atrevió a dar una traducción
diferente a una de las piedras angulares de la Egip-
tología (baste recordar que los primeros textos que
leyó Champollion fueron los nombres de los empe-
radores romanos –y reyes de Egipto– en jeroglífico).
Él ha propuesto una nueva lectura y comprensión del
tercero de los nombres que componen la titulatura de
los monarcas que, por primera vez, resulta coherente
con el conjunto de la documentación del momento en
que se creó el término –“el Áureo, el Dorado”–, fren-
te a las traducciones anteriores. Para hacerlo, uno de
sus fundamentos metodológicos ha venido de la se-
miótica: “En los templos y las tumbas, la escritura y la
imagen no se pueden separar: el texto se puede mirar
y la imagen se puede leer. Las escenas representadas
en los relieves se pueden interpretar como frases pa-
ra poder ir más allá de lo puramente visual”. Esa
TRADICIONES RELI-
GIOSAS. Es el campo de
estudio de Lucía Díaz-
Iglesias, que ha investi-
gado la iconografía pre-
sente en Heracleópolis
Magna. Por ejemplo, en
esta estela se represen-
tan escenas relaciona-
das con la comida y los
ritos funerarios: los sa-
cerdotes realizan las ce-
remonias rituales y los
porteadores llevan los
alimentos necesarios
para el ka (fuerza vital)
del difunto (pierna de
buey, higos, panes...).
LA HISTORIA A
TRAVÉS DE LA
AGRICULTURA. Esa
es la especialidad de
Juan Carlos Moreno:
la Historia agraria del
valle del Nilo. Arriba
podemos ver a cam-
pesinos egipcios cul-
tivando y arando los
campos, en una pin-
tura mural hallada en
la tumba de Nakht,
sacerdote y escriba
bajo el reinado de
Tutmosis IV (Imperio
Nuevo, Dinastía XVIII,
siglo XV a.C.).
ASC
ALBUM
25
es su forma de plantear
una nueva mirada al ar-
te egipcio. Y con mucho
trabajo por delante: hay
cientos de escenas (fra-
ses), paredes (párrafos)
y templos (narraciones
completas) que se pueden
volver a leer y, en algunos
casos, comprender por pri-
mera vez.
DIVULGAR SIN DEGRA-
DAR. Los cuatro entrevis-
tados se extienden cuando
se les pregunta por los pro-
blemas a los que se enfrenta
la Egiptología en el mundo ac-
tual, tras la pérdida de peso de
las Humanidades, presentadas
como saberes sin un “uso social”
reconocido. Para Díaz-Iglesias,
uno de los retos es lograr que el
trabajo que se desarrolla en los
centros de investigación llegue
a la sociedad: considera que esa
conexión es imprescindible para
hacer comprender la variedad y
el interés de los temas en que se
trabaja ahora. “Hay proyectos
españoles que desarrollan una
labor ejemplar de divulgación”.
Para Moreno, esa labor ha de ha-
cerse sin degradar el valor de la
investigación: “La tentación de
la Arqueología como espectáculo
y la disneylización de la Historia
Antigua (a través de exposicio-
nes, turismo o televisión en que
primen más los aspectos visuales
que el conocimiento) puede ser
una solución temporal, pero que hunda a medio plazo
el estatus científico de la Egiptología y del Orientalis-
mo antiguos”.
MarcOrriolsiLlonchimpartelaasignaturadeGénero
en el Máster Oficial en Egiptología de la Universitat Au-
tònoma de Barcelona y en el Diploma de Posgrado onli-
ne de la misma universidad. Este último es un ejemplo
de cómo acercarse a un público más amplio mediante
el uso de canales de difusión menos tradicionales. Marc
necesita compaginar su labor docente con el diseño. Eso
sí, en una combinación de Egiptología y pop-art: crea
imágenes introduciendo signos jeroglíficos en conoci-
dos iconos de películas, series o grupos musicales. Su
investigación se centra en la sexualidad egipcia antigua,
un tema complejo y poco tratado que contribuye a una
L
a Misión Arqueológica de la Univer-
sidad de La Laguna (AMULL) excava
desde 2012 un yacimiento situado
en la orilla de un wadi (un barranco que
lleva agua sólo cuando llueve en el desier-
to) en torno a la tumba tebana 209. Se
encuentra en Nag’ er-Rasayla, una zo-
na conocida con el nombre moderno de
Asasif Sur, en la orilla occidental de Luxor.
Se trata de una de las tumbas tardías
tebanas menos conocidas. Los historia-
dores le habían atribuido siempre una
cronología saita (siglos VII-VI a.C.),
aunque sin argumentos; se habían dado
varios nombres al propietario; se traza-
ron varios planos, pero todos parciales y
sin haber retirado el depósito estratigrá-
fico que cubría las salas.
PROPIETARIO IDENTIFICADO. La
Misión canaria ha desarrollado cuatro
campañas arqueológicas, la última en el
verano de 2015. Hasta el momento se
ha excavado ya una buena parte del pa-
tio, que está a la altura del wadi, la ladera
por encima de ese patio, donde ha re-
sultado haber restos de construcciones
de tamaño monumental, el acceso hacia
las cámaras interiores, formado por una
escalera de una anchura excepcional, y
tres de las cámaras subterráneas.
Desde la segunda campaña han apa-
recido también varios marcos decorati-
vos en torno a las puertas, con inscrip-
ciones y relieves. A través de ellos se ha
podido identificar el nombre, los cargos
y el grupo étnico al que perteneció el
propietario. Por paralelos arquitectóni-
cos y de los títulos, se trató de alguien
que vivió en el primer momento de la
conquista nubia de Egipto (a fines del
s. VIII a.C.), la que permitió el inicio de la
llamada Dinastía XXV, un período muy
poco conocido. El individuo se llamaba
Nisemro o, menos probablemente, As-
hemro; la duda se debe a que el primer
signo tiene varias lecturas posibles.
RASGOS NUBIOS. La adscripción ét-
nica puede afirmarse por el propio nom-
bre, con paralelismos en la onomástica
nubia, así como por el estilo del relieve,
cercano a otros de la Dinastía XXV,
con una representación de la cabeza y el
rostro típicamente kushitas.
Se han reconocido al menos once car-
gos. Como sucede con otros miembros
de la corte nubia en Egipto, sus títulos
no señalan exactamente su función, pero
todos lo colocan en la cúspide social.
Las innovaciones arquitectónicas y
decorativas pueden entenderse como
ensayos y adaptaciones de modelos ya
existentes a las necesidades de exhibi-
ción de bienes de prestigio por parte de
las élites nubias. Estas novedades están
en la base del desarrollo de la arquitec-
tura funeraria egipcia del Período Tardío.
La excavación está así aportando una
interesante información para compren-
der el inicio de la integración social y ad-
ministrativa de las élites conquistadoras
kushitas en el territorio egipcio.
El Proyecto Dos cero nueve dispone
de una web (h p://proyectodosceronue
ve.weebly.com/) y una página de Face-
book (Proyecto dos cero nueve - TT 209)
donde consultar las últimas novedades.
Proyecto Dos cero nueve
FÉRTIL ANTES
QUE ERÓTICA. Las
figurillas femeninas
de terracota de ca-
rácter sexual (esta
es de la Dinastía XII)
se colocaban en ca-
pillas o tumbas para
invocar la fertilidad.
EL GRAN RETO DEL TRABAJO QUE
DESARROLLAN ESTOS EXPERTOS
ES LOGRAR QUE LLEGUE AL PÚBLI-
CO SIN DEGRADAR SU CONTENIDO
En la tumba de Nisemro (izda.), una puerta excavada
en 2015 (abajo) conduce a un corredor que lleva a
otra puerta. Lo que ésta guarda aún es un misterio.
s
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P MFÉRTIL ANTES
ALBUM
MOLINEROPOLO
MOLINEROPOLO
26
comprensión más completa de la civilización faraónica.
El estudio de las fuentes iconográficas y el análisis eti-
mológico y semántico del léxico sexual empleado en los
textos revelan normas de comportamiento, identifica-
ción de roles masculinos y femeninos, concepciones y
usos de la sexualidad que responden a unos parámetros
socioculturales diferentes a los nuestros.
La sexualización de las mujeres en la iconografía de-
bía de estar más ligada a la idea de fertilidad que a la de
erotismo, mientras que no se da especial relevancia en
las fuentes al acto sexual, que apenas se menciona. En
los textos, sólo se alude a través de eufemismos y me-
táforas; en las imágenes, las escenas explícitas son ex-
presiones individuales, alejadas del decoro del arte ofi-
cial. En cambio, los textos sagrados son más claros. En
la cosmogonía heliopolitana, el mito de la creación del
universo, hay una evolución en el acto creador del de-
miurgo: de una masturbación solitaria a una cópula con
su propia mano, convertida en una divinidad específica.
UN LABORATORIO PRIVILEGIADO. Ninguno de
los entrevistados duda del interés en seguir estudiando
la Historia Antigua y en concreto la de Egipto. Juan Car-
los Moreno da la respuesta más contundente, desde
la perspectiva de su propia especialidad: “Hace un
siglo, Europa era el centro del mundo. En cambio,
ahora estamos viviendo un momento en que ese eje
central se ha desplazado hacia Asia. Como situación,
no es nueva. El poder se ha recompuesto siempre pe-
riódicamente. Ha habido Estados milenarios y otros
efímeros, Estados que se recuperan una y otra vez y
otros que apenas dejan rastro, flujos de riqueza que
se desplazan y que, con ese movimiento, socavan el
poder de los imperios... La Historia global, el estudio
comparado de sociedades, puede ayudar a entender
por qué y dónde surgen las crisis, cómo se resuelven
ciertos problemas, qué asegura la estabilidad de una
organización social humana, cómo se integran ac-
tores diversos en formas políticas duraderas, etc. En
ocasiones, los Estados se han formado para dominar
zonas estratégicas, para aprovechar flujos económi-
cos y comerciales y canalizarlos, fiscalizarlos. Para
entender todos esos procesos, entre otros, el Antiguo
Egipto es un laboratorio privilegiado”.
E
l 1 de octubre de 1884, Miguel Morayta y
Sagrario, catedrático de Historia, pronuncia-
ba el discurso de apertura del nuevo curso
académico en el Paraninfo de la Universidad Cen-
tral, en Madrid. El tema fue la civilización egipcia.
El autor tomó como base una amplia producción
bibliográfica reciente, sobre todo francesa. Fren-
te a la visión negativa del Antiguo Testamento,
ofrecía una imagen favorable de la sociedad del
valle del Nilo. En contra de las fechas bíblicas,
planteaba un nuevo esquema cronológico para la
Antigüedad a partir de los textos jeroglíficos (más
cercano al que usamos hoy). Y, en un momento de
dura controversia entre los sectores confesiona-
les y no religiosos en torno a la enseñanza, defen-
día que la superación de los errores mencionados
era un ejemplo de la profunda necesidad de reno-
vación de métodos en la universidad española y,
en última instancia, de la libertad de cátedra.
La Iglesia católica española respondió con
acritud al considerar las palabras del orador un
ataque a sus creencias, pues ponían en duda el
Diluvio Universal en un momento en que los me-
dios académicos europeos y españoles expre-
saban abiertamente la necesidad de un nuevo
paradigma cronológico para la Prehistoria, que
implicaba una interpretación de la Biblia menos
literal. Ante la recogida de firmas de un estudian-
te católico para la expulsión del catedrático, otra
parte de sus alumnos respondió con un apoyo
público a su profesor. La disolución violenta de
la manifestación y la entrada de la policía en la
universidad provocaron una cadena de protes-
tas estudiantiles en días siguientes, cargas de las
fuerzas del orden y detenciones multitudinarias.
Los disturbios, que se conocen como “la Santa
Isabel” por el día en que se iniciaron, alcanzaron
a todo el país e incluso tuvieron su repercusión
en otros centros educativos europeos. Segura-
mente no ha habido muchas conferencias de
Egiptología con unas consecuencias semejan-
tes, aunque fueron las implicaciones educativas
del discurso las que provocaron la revuelta.
UN TEXTO OLVIDADO. El propio texto de la
conferencia había sido regalado en el acto de
apertura del curso. En las semanas siguientes,
varios periódicos lo reeditaron ante la curiosidad
provocada por las consecuencias de su conte-
nido. Sin embargo, la ausencia de un título que
mencionara a Egipto –pues se llamaba solamen-
te Discurso leído...– hizo que cayera en el olvido
en los medios egiptológicos españoles.
“La Santa Isabel”
MH
Aquí se desarrolló, en 1884, la conferencia del historiador Miguel Morayta y Sagrario que desató
los disturbios de “la Santa Isabel”: en el Paraninfo de la Universidad Central (hoy, Complutense).
SEXO FARAÓNICO.
La sexualidad egipcia
antigua y sus repre-
sentaciones icono-
gráficas y escritas son
analizadas por Marc
Orriols i Llonch, al que
vemos aquí ante las
pirámides de Giza.
MARCORRIOLSILLONCH
ALBUM
27
E
xisten muchas formas de pasar a la Histo-
ria. Se puede entrar a hurtadillas y tam-
bién a ritmo de fanfarrias. Pero hay figu-
ras que se diría que no caben por las puer-
tas, y una de esas figuras fue la de Ramsés
II, tercer faraón de la dinastía XIX.
Estamos hablando, probablemente, de quien
tuvo el mayor poder de cuantos mandatarios han
existido nunca, porque cuando se habla de poder
absoluto suele olvidarse un detalle importante, que
es el tiempo durante el que se ejerció. He aquí un
breve listado comparativo: Hitler, 11 años; Genghis
Khan, 21; Ciro el Grande, 29; Felipe II, 33; Franco,
39. Muy por encima de todos ellos, Ramsés II se
mantuvo en el poder nada menos que 67 años.
Hay que empezar teniendo esto en cuenta para
comprender lo que sigue. Porque si las cifras que
atañen a la biografía de Ramsés –sus edificaciones,
sus batallas, sus descendientes– son abrumadoras,
casi increíbles, ello se debe a que vivió cerca de 90
años, bastante más del doble de la esperanza de
vida de su tiempo. De modo que su reinado se ex-
tendió sobre tres generaciones de súbditos: tanto
el abuelo como el nieto
obedecieron desde la in-
fancia al mismo faraón.
Y qué faraón. Era un tipo
desmesurado en todo. Como
otros tienen perro, Ramsés II te-
nía un león amaestrado que lo seguía
a todas partes y se echaba al pie de su cama cuando
el amo se iba a descansar. Comparándolo con per-
sonajes históricos posteriores, se ha dicho de él que
fue una mezcla de Napoleón y Felipe II. Del primero
tenía el fervor militar y –a decir de él mismo– un
enorme talento para el combate. Mandó ejércitos
colosales con gran deleite, y su mayor placer era
visitar el campo de batalla después de una victo-
ria. De ahí que lo primero que hiciera tras ser in-
vestido faraón fuese marchar a la guerra, y durante
los cinco años posteriores mantuvo cinco distintas
sucesivamente. Del rey español tenía su sentido
burocrático, su frialdad y las condiciones de su na-
cimiento: como Felipe, él también había heredado
un imperio y sabía que su deber no consistía sólo en
mantenerlo, sino en ampliarlo todavía más.
EL FARAÓN MÁS LONGEVO
Ramsés II el
DesmesuradoMÁS DE 150 HIJOS, CASI
70 AÑOS DE REINADO
Y 90 DE VIDA, UNA LISTA
INACABABLE DE HITOS
EN LA GUERRA Y EN LA
EDIFICACIÓN DE JOYAS
DE LA ARQUITECTURA
UNIVERSAL... TODO EN LA
FIGURA DE ESTE REY ES
ABRUMADOR, SALVO SU
AMOR POR NEFERTARI.
Por Alberto Porlan, escritor y filólogo
CORBIS
Hijo del dios Amón.Pese a su
origen relativamente plebeyo (su
abuelo y fundador de la dinastía
XIX, Ramsés I, era un general), Ram-
sés II interiorizó completamente es-
ta creencia y por ello fue en todo
grande como un dios: en crueldad,
pero asimismo en magnificencia.
Aquí, su estatua en Luxor.
29
Egipto
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Egipto

  • 1. www.muyhistoria.es DOSSIER CRÓNICA FARAÓNICA De Narmer a Cleopatra, historia de una civilización extraordinaria EGIPTO NUEVA LUZ SOBRE EL ANTIGUO Nefertiti y Tutankamón: asuntos de familia Últimos hallazgos Ramsés II, el faraón desmesurado La Conjura del harén ¿Existió realmente el Éxodo? Lo que aún queda por descubrir
  • 2. Nuevo Touran: consumo medio (l/100 km): de 4,4 a 5,7. Emisión de CO2 (g/km): de 116 a 132. Síguenos en: El primer familiar con “Viaje Inolvidable” de serie. Nuevo Touran. En el Nuevo Touran cualquier viaje se convierte en una experiencia única gracias a sus 7 plazas modulares de serie y su máxima conectividad. Su amplio techo panorámico hará que tus hijos se duerman mirando las estrellas. Y con el App Connect podrás disfrutar de las Apps que tienes en tu móvil desde la pantalla del navegador. Porque lo que hace grande a un coche no es su tamaño, sino todo lo que puedes hacer con él. Y el Nuevo Touran es inmenso. www.volkswagen.es
  • 3. Akenatón (a la de- recha, en una es- cultura), el “faraón hereje”, fue esposo de Nefertiti y padre (con otra mujer) de Tutankamón, el rey niño. Pág. 80 E gipto, la tierra que vio nacer y morir a lo largo de 40 siglos a la civilización más longeva de la Historia, parecía haber agotado su capacidad de sorpren- der. Los sucesivos hallazgos de sus artísticos y valiosos restos arqueológicos, con piezas de una modernidad intemporal –como el busto de Nefertiti– o joyas rea- lizadas con gemas y metales preciosos –como la máscara de Tutankamón–, además de sus monumentales y magnéticos templos, pirámides, esculturas y tumbas, des- ataron la “egiptomanía” y el afán de coleccionismo en todo Occidente. Varias gene- raciones de arqueólogos se lanzaron a rastrear tan exhaustivamente este trecho del valle del Nilo entre el mar Mediterráneo y la segunda catarata, al sur de Abu Simbel, que, aparentemente, apenas podían quedar ya secretos por descubrir. Pero la perseverancia de los egiptólogos –incluida una importante cosecha españo- la–, apoyados por las últimas tecnologías, ha arrojado nueva luz sobre asuntos de gran interés, como la relación paternofilial entre Akenatón, el faraón hereje esposo de Nefertiti, y el faraón niño Tutankamón; el asesinato por degollación de Ramsés III en la Conjura del harén; la excelente calidad reproduc- tora de Ramsés II, confirmada por una enorme tumba que albergaba los restos de más de 150 hijos de este fa- raón, o la identificación de la momia de la reina Hats- hepsut y, de paso, la sorpresa de que padecía obesidad. Eterna fuente de sorpresas y Palma Lagunilla Directora (plagunilla@gyj.es) En Twitter: @_plagunilla NINESMÍNGUEZ PORTADA: GETTY / JOSÉ ANTONIO PEÑAS NOVIEMBRE 2015 EN ESTE NÚMERO: Gracias a los avances tecnológicos, Egipto sigue sorprendiendo con hallazgos fasci- nantes. En la foto, ex- pertos analizando la momia de Hatshepsut. Pág. 14 Desde los prime- ros asentamien- tos en el valle del Nilo hasta el fin de la dinastía ptolemaica, la cultura egipcia duró 40 siglos. Izda., pinturas en la tumba de Seti I. Pág. 35 Presentación: Una civilización seductora PÁG. 6 Los hallazgos más recientes PÁG. 14 Egiptólogos españoles PÁG. 22 Ramsés II el Desmesurado: el faraón más longevo PÁG. 28 DOSSIER Crónica del Egipto faraónico Un recorrido por su Historia, desde el alba de su civilización a su decadencia en el período helenístico, pasando por los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo. PÁG. 35 Visual: Joyas del Nilo fuera de sus fronteras PÁG. 60 La Conjura del harén PÁG. 66 ¿Existió realmente el Éxodo? PÁG. 74 Nefertiti y Tutankamón PÁG. 80 Lo que queda por descubrir PÁG. 86 SECCIONES Entrevista: Myriam Seco PÁG. 10 Curiosidades PÁG. 20 Reconstrucción 3D: La tumba del faraón PÁG. 72 Guía de lugares PÁG. 92 Panorama PÁG. 94 Próximo número PÁG. 98 ALAMYAGE GETTY 3
  • 4.
  • 5.
  • 6. EL ECO DE LA CULTURA EGIPCIA EN OCCIDENTEEL ECO DE LA CULTURA EGIPCIA EN OCCIDENTE Una civilización seductoraTODO LO EGIPCIO EJERCE DE MANERA INMEDIATA UNA ESPECIAL ATRACCIÓN EN UN AMPLIO PÚBLICO, YA QUE TIENE MUCHO QUE VER CON LA BÚSQUEDA DE LOS ORÍGENES Y EL ANHELO DE COMPRENDER EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA HUMANA. Por José Ramón Pérez-Accino, profesor de Historia Antigua de la UCM TESTIGO EGIPCIO. El Templo de Debod (en la foto) fue un regalo de Egipto a España en 1968, en agradecimiento por la ayuda española para salvar al templo de Abu Simbel de ser anegado en la construcción de la presa de Asuán. L a nostalgia de un bien perdido, el asombro del re- conocimiento de un amigo en una ciudad extraña o la anticipación de un niño en la mañana del día de Reyes. Todas estas emociones tienen lugar en los factores que hacen a la cultura del Antiguo Egipto el objeto de un enamoramiento sincero y profundo por parte de la cultura occidental a la que pertenecemos. Algo que no es de ahora y que no es exclusivo de este tiempo de información a la velocidad de la luz que habita- mos, sino algo que compartimos con nuestros antepasados griegos y romanos. Se trata de algo rastreable, incluso, en el ámbito de la península Ibérica, entre algunas de las socieda- des que la habitaron antes que aquéllos, algo llegado a nues- tras playas embebido en ideas y objetos que atravesaron el Mediterráneo en las frágiles naves de los visitantes fenicios. Egipto ya era ancestral cuando nuestros antepasados eran jóvenes, y el respeto por esa antigüedad se mostraba en forma de uso y apropiación de esos objetos e ideas via- GETTY
  • 7. jeros. Sin duda, la formidable per- duración en el tiempo de una cul- tura que era ya tres veces milenaria cuando Jesús de Nazaret caminaba sobre la tierra galilea ayuda a com- prender que entonces, como aho- ra, la atracción por Egipto tiene mucho que ver con la búsqueda de los orígenes y con el anhelo de comprender el sentido de la exis- tencia humana. Cuenta Platón que Solón de Atenas dialogaba con un sacerdote egipcio, Sonchis de Sais, sobre la respectiva antigüedad de sus naciones y que este último finalizó con sorna la conversación diciéndole: “Oh, Solón, Solón, vosotros los helenos no sois más que chiquillos, y no se encuentra ningún hombre anciano entre vosotros. Porque mentalmente sois muy jóvenes y no tenéis creencias que os hayan legado antiguas tradiciones, ni ninguna ciencia que haya encanecido por la edad”. Tal era, pues, la tajante e irónica opinión que a un representante cualificado de una cultura varias veces milenaria le causaba el ba- gaje cultural de su interlocutor de la ribera norte del Mediterráneo. DESCIFRANDO UNA CULTURA. Con todo, para nuestra cultura, desde el fin de la Antigüedad hasta nuestros días el mundo egipcio antiguo fue una excen- tricidad de la Historia, referido por fuentes griegas y romanas indirectamente y con sus restos materiales ocultos por la arena en un lejano país separado de Eu- ropa por un mar, por una religión tradicionalmente enemiga y por una espesa capa de olvido basada en la incomprensión de su escritura. No es quizá una casua- lidad que, en el punto de confluencia temporal en el que coinciden las postrimerías del siglo de la Ilustra- ción en Europa y los albores de la Revolución Industrial que hizo de Occidente el eje dominador del planeta, sea donde se diera el avance fundamental que permitió nuestro reencuentro con la visión egipcia del sentido de la existencia humana, más de dos mil años después de que Sonchis de Sais abochornara a Solón de un mo- do tan rotundo que su eco ha llegado a través de siglos y de autores has- ta nosotros. El desciframiento de la escritura jeroglífica en 1822 por J. F. Champollion supuso la apertura de ese cofre olvidado y Occidente tuvo acceso, de modo directo esta vez, a ese pasado tan remoto. Durante el siglo XIX, pero más concretamente durante su segunda mitad, las potencias occidentales se embarcaron en una actividad com- petitiva por el control de territorios ricos en materias primas con las que alimentar las crecientes necesi- dades de esa Revolución Industrial. En general, esos mismos territorios, disgregados por la superficie de todo el planeta, constituirían nuevos mercados sobre los que proyectar la producción de sus factorías. Así se incrementaron los beneficios que sustentaban un sistema económico capitalista en franca expansión. Esos territorios, además, ofrecían lugares estratégi- cos para el despliegue de bases comerciales, ya fue- ra en forma de puertos seguros en los que cargar y descargar las mercancías y el carbón necesario para transportarlas, o bien lugares de paso que facilitaban la penetración comercial y la detección de recursos. La Arqueología, entre otros factores, supuso una punta de lanza occidental en muchos territorios sobre los que la atención interesada de las potencias industria- les había posado su mirada. No es una coincidencia que el desarrollo de las grandes colecciones en los museos europeos y el interés de las sociedades industriales por esos territorios y los dones, materiales y culturales, que albergaban vayan parejos en el tiempo con esta activi- dad creciente de proyección y apropiación exterior. CANALES DE COMUNICACIÓN. Egipto no fue una excepción. No podía serlo. En 1869 se abrió al co- mercio internacional la que estaba destinada a ser la vía más rápida –y por ello la menos costosa– de comu- nicación entre Oriente y Occidente: el canal de Suez. La presencia de esta arteria fundamental del comercio mundial, verdadera yugular del mundo industrial de- sarrollado,transcurreensuterritorioyrefuerzademo- do definitivo el papel de bisagra entre dos mundos que Egipto ha jugado desde el origen de su Historia. Suez es el eje sin el cual la presencia egipcia en la historia de nuestro mundo contemporáneo no se comprende. Este interés estratégico de las potencias occidentales en Egipto no incluye a España. Durante este período, el interés de las élites de nuestro país está centrado más en la definición de una estructura política de convivencia que en la proyección exterior. Con una escasísima ac- tividad industrial en nuestro suelo –como hemos visto, una de las principales razones para esa actividad exte- rior–, tiene lógica constatar la virtual ausencia de afán explorador español en las tierras del Nilo. Los gobiernos de la época tenían prioridades más acuciantes dentro de sus fronteras. En 1871, el periplo de la fragata de la Armada Arapiles por los mares del oriente mediterrá- neo fue programado para “pasear el pabellón español”, renovar lazos comerciales y adquirir antigüedades para el recién creado Museo Arqueológico Nacional. Triste- mente, no pasó de ser un anecdótico remedo de las CADA VEZ MÁS CERCA. En 1869 se inauguró el Canal de Suez (abajo, una foto del acto), vía artificial de comunicación que une el mar Mediterráneo y el mar Rojo, además de frontera entre África y Asia. ADICTO A EGIPTO. El egiptólogo francés Jean-François Cham- pollion descifró la escritura jeroglífica en el siglo XIX gracias al estudio de la piedra Rose a. Arriba, unas páginas de su gramá- tica egipcia. AGE GETTY AGE 7
  • 8. grandes expediciones de otras na- ciones. Tras muchas vicisitudes lle- garon a Egipto, pero la falta de fon- dos les impidió alejarse de Alejandría y, por tanto, visitar los principales lugares de interés arqueológico. Poco a poco, en la cultura occiden- tal, las colecciones de objetos de arte egipcio –y meso- potámicos– reunidos en esos años por los arqueólogos de todas las potencias, que llenaban los museos de las grandes capitales, configuraron en el ideario occidental una imagen de la cultura egipcia peculiar y tremenda- mente atractiva. La imagen de una era y una Historia que iban mucho más atrás en el tiempo de lo que las tradiciones bíblica y grecorromana habían señalado. Se trataba del descubrimiento de unos orígenes, iróni- camente nuevos, y de una cultura que quizá abriría un sentido distinto al decurso de la Historia del ser humano sobre nuestro planeta. HALLAZGO SORPRENDENTE. Hay un momento crucial en el desarrollo de la cultura egipcia como objeto de atracción por parte de las sociedades occidentales, y tiene lugar en 1922: el descubrimiento de la tumba apa- rentemente intacta de Tutankamón por el arqueólogo británico Howard Carter y su innovador uso de los me- dios de comunicación de masas en ese momento. Las revistas ilustradas y los noticiarios cinematográficos hi- cieron que la realidad de esta nueva cultura y las posibi- lidades abiertas por su estudio se pusiesen a disposición de un amplio público de todas las capas sociales. La cul- tura egipcia antigua se convirtió en los años siguientes en objeto de consumo. El Egipto milenario cesó de ser tema de discusión académica para ampliar su ámbito al de producto de uso cotidiano y referente de conoci- miento popular. El propio descubrimiento que lo había propiciado devino en cliché narrativo con tal fuerza, que incluso en estos primeros años del siglo XXI hablar de egiptología en los medios de comunicación supone, en general, hablar de descubrimien- tos, tesoros, enigmas y misterios. Si no se hace así, la aportación de la cul- tura egipcia permanece desdibujada y, hasta cierto punto, desconocida. A partir de 1960, se produce otro hecho fundamental para el desarrollo de la presencia de la cultura egipcia en nuestro tiempo. Con motivo de la construcción de la presa de Asuán, el gobierno egipcio realizó un llama- miento a través de la UNESCO para registrar y recuperar los yacimientos arqueológicos en la Nubia egipcia que habrían de ser anegados por las aguas del lago artificial que se formaría una vez que la presa fuera concluida. Fue el momento en el cual muchos equipos de naciones que hasta entonces no habían tenido ocasión de trabajar en la exploración arqueológica de Egipto iniciaron sus actividades, de manera que el virtual monopolio de las potencias occidentales se vio fragmentado y debilitado. EN CONSTANTE INVESTIGACIÓN. Es, también, el momento de las primeras actuaciones estructura- das y programadas de arqueólogos españoles en Egipto y el inicio de una presencia que no sólo no ha cesado, sino que no ha dejado de incrementarse cuantitativa y cualitativamente. Clara consecuencia del buen hacer de esos arqueólogos que trabajaron en la campaña de salvamento de Nubia es la presencia en Madrid del tem- plo de Debod, confiado por las autoridades egipcias en agradecimiento al trabajo realizado, y también el pro- yecto decano de los que se llevan a cabo por españoles en Egipto: la exploración arqueológica de Heracleópolis Magna dirigida por M.ª Carmen Pérez Die, de una rele- vancia reconocida internacionalmente. A este proyecto se han ido uniendo gradualmente otros, como el de Oxi- rrinco, dirigido por Josep Padró, de un gran interés para comprender algunos aspectos de la religión egipcia; el proyecto de estudio de la tumba de Djehuty en Luxor, que tantas espectaculares sorpresas viene dando, a cuyo frente se encuentra José Manuel Galán; las iniciativas de investigación de la Fundació Arqueològica Clos en Mei- dum y Kom el-Ahmar; el estudio del templo funerario de Thutmosis III, también en Luxor, por Myriam Seco, que ha puesto en valor una de las estructuras más des- conocidas del período del monarca guerrero; la necró- polis de Qubbet el-Hawwa en Asuán a cargo de Alejan- dro Jiménez, que arroja luz sobre un período muy suge- rente en el extremo sur del país y, más recientemente, el proyecto de estudio de la tumba tebana 209 iniciado por Miguel A. Molinero, cuyos últimos resultados hacen esperar interesantes conclusiones. Desde la tierra egipcia, en las aulas, en los documen- tales y en los libros, el conocimiento sobre el Egipto an- tiguo se extiende. El futuro muestra algunas nubes de preocupación por la situación general del entorno en el cual esta cultura está enclavada, pero en los albores del siglo XXI los antaño chiquillos de Solón pueden, por fin, mostrar las canas del conocimiento. Sin duda se debe, en parte, al roce con los sacerdotes egipcios. DESCUBRIENDO UNA CIUDAD. El pro- yecto de excavación y restauración de Oxi- rrinco (actual el-Bah- nasa) está dirigido por el arqueólogo catalán Josep Padró. Abajo, restos catalo- gados del yacimiento. UNA OBRA “FA- RAÓNICA”. La presa de Asuán, en el Bajo Nilo, fue construida entre los años 1959 y 1970 por egipcios y soviéticos. Arriba, una foto de los trabajos. EN EL SIGLO XXI, HA- BLAR DE EGIPTOLO- GÍA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EVOCA ENIGMAS Y MISTERIOS EFE MH GETTY 8
  • 9.
  • 10. Desde el año 2008 dirige el proyecto de excavación del templo funerario de Tutmosis III en Luxor. ¿Qué aspec- tos destacaría de su trabajo en este lugar legendario del Antiguo Egipto? La importancia de estar sacando a la luz la información de uno de los períodos más interesantes de la His- toria egipcia y la responsabilidad de rescatarelllamadotemplodeMillones de Años de uno de los faraones más importantesdeEgipto.Hemosabierto múltiplescamposdeinvestigación.Se estánhaciendotesisdoctoralessobre la inmensa cantidad de material que sale de la excavación. Estamos apli- cando nuevas tecnologías para sacar el mayor provecho de la información y también preparando el yacimiento para que en el futuro sea visitable y seconviertaenunmuseoalairelibre. ¿Cuál fue la razón de elegir este ya- cimiento? Esuntemploconmuchasposibili- dades que estuvo abandonado des- delosaños30delsiglopasado.Está situado en un lugar privilegiado de la antigua Tebas, sobre una necrópolis que data del Imperio Medio, lo cual nos permite estar trabajando en dos yacimientos al mismo tiempo. Ade- más, sabemos que la necrópolis si- tuada debajo del templo perteneció a personajes de la alta sociedad te- bana del Imperio Medio. ¿Qué papel cumplían los templos fu- nerarios en el Antiguo Egipto? Se los denomina templos de Mi- llones de Años. En el antiguo Egipto, el millón era un símbolo de eterni- dad y estos edificios fueron cons- truidos para mantener el culto a la figura del faraón divinizado. De esta manera, el rey egipcio se aseguraba la vida eterna. También eran templos dedicados a Amón, el dios principal de Tebas. Al margen de la religiosi- dad, eran, al mismo tiempo, centros administrativos y económicos con mucha actividad. De ahí la impor- tancia de estudiar en profundidad un edificio de estas características. ¿Cuánta gente compone su equipo de excavación? Somos 32 especialistas de diver- sas nacionalidades y distintos cam- pos de investigación: egiptólogos, epigrafistas,arqueólogos,arqueobo- tánicos,ceramólogos,antropólogos, dibujantes, topógrafos, restaurado- res, fotógrafos, expertos en escáner 3D, especialistas de georradar... Y te- nemos un amplio equipo de docu- mentación:sietepersonasomás,se- gún las campañas, se dedican a do- cumentaryaregistrartodaslaspiezas que aparecen en las excavaciones. Nuestra base de datos cuenta con másde12.000registrosyaumentará notablementeenlospróximosaños. ¿Tienen obreros locales? Tenemos un equipo de 150 traba- jadores egipcios que son expertos en excavaciones y restauraciones. Son operarios que tienen una larga experiencia en el trabajo con misio- nes extranjeras y constituyen la ma- nodeobranecesariaparallevaraca- bo tan inmensa labor. Dada la enver- gadura del proyecto, hacemos cam- pañas de tres meses de duración. Tanta gente involucrada supondrá una gran inversión económica. ¿Qué ayudas recibe su proyecto? Gracias a la Fundación Botín, Ce- mex y el Banco Santander hemos puesto en marcha toda esta infraes- tructura de trabajo. Los meses que pasamos en campaña van seguidos delaposteriorlabordeinvestigación para tratar toda esa información de manera exhaustiva. En la puesta en marcha de ese complejo sistema de “Es un privilegio encontrar informa- ción buscando en las ruinas del pasado” LA EGIPTÓLOGA SEVILLANA DIRIGE EN LA ORILLA OESTE DEL NILO, EN PLENA NECRÓPOLIS TEBANA, LA EXCAVACIÓN DEL TEMPLO FUNERARIO DEL FARAÓN TUTMOSIS III. AQUÍ NOS LO CUENTA CON PASIÓN, ENTUSIASMO Y VOCACIÓN. TEXTO: Fernando Cohnen, periodista MYRIAM SECO investigación han intervenido varias instituciones: Santander Universida- des, la Universidad de Granada y el Instituto de Egiptología de la Univer- sidad alemana de Tubinga. ¿Qué sorpresas puede deparar este yacimiento? Muchas. Hay que recordar que, desde el principio, esta excavación no ha parado de sorprendernos. En el año 2008, nada más empezar los trabajos, encontramos un almacén en el propio yacimiento que había quedado olvidado y cubierto por la arena.Enélhabíamásdedosmilpie- zas procedentes de antiguas exca- vaciones. ¡Una auténtica maravilla! En el año 2009, nos dimos cuenta de que la parte aún enterrada del pi- CORTESÍADEMYRIAMSECO UNA NECRÓPOLIS BAJO LOS CIMIENTOS. Es difícil calcular cuántos años tardará en finali- zarse el proyecto de excavación del templo funerario del faraón Tutmosis III. Además, la egiptó- loga Myriam Seco (en la foto) sueña con transformarlo en un museo tras su restauración. 10
  • 11. lono monumental de adobe situado en la entrada al templo se conserva- ba en buen estado, y hemos podido obtener interesantísima información arquitectónica sobre tan importan- te estructura. Es uno de los pocos que se conservan en este material, de ahí su valor. En el año 2010, em- pezamos a excavar las tumbas que se encuentran debajo del templo, la mayoría de ellas del Imperio Me- dio y algunas del Segundo Período Intermedio, aunque todas saquea- das ya en la Antigüedad. En algunas de ellas hemos hallado interesantes materiales procedentes de ajuares funerarios.En2013descubrimosun complejo en un sector del templo de la época de Ramsés II. Allí hallamos objetos de gran belleza artística que aportan información histórica sobre la actividad religiosa de un sacerdo- te llamado Khonsu. ¿Cuáles han sido los hallazgos más recientes? Durante la campaña del año 2014 hallamos unas joyas de oro de una dama enterrada en una de las tum- bas del Imperio Medio, lo cual es de gran importancia, no sólo por la belleza de este ajuar de oro, com- parable a otros que se encuentran expuestos en museos, sino por la informaciónquenosda.Ahorasabe- mos que la necrópolis estaba desti- nada a personajes de la alta socie- dad del Imperio Medio. Por eso, las sorpresas que puede deparar este yacimiento son muchas. ¿Qué sabemos de Tutmosis III? Lo primero que hay que destacar es que fue el artífice de un gran im- perio egipcio que se extendía desde Siria central hasta el norte de Sudán. Para ello, supo mezclar adecuada- mente guerra y diplomacia. Este fa- raón ha dejado algunas de las obras más hermosas de Egipto, como, por ejemplo, la parte del Akh-menu de Karnak y su tumba en el Valle de los Reyes. Se conoce a buena parte de su familia y muchos de los funciona- rios de alto nivel que estuvieron bajo sus órdenes, pero aun así continúa siendounpersonajeenigmáticodes- de muchos puntos de vista. Nuestro trabajo en el templo está contribu- yendo a aportar datos hasta ahora desconocidos sobre aquella época. En torno a Tutmosis III hay una se- rie de incógnitas, como su vincula- ción con la reina-faraón Hatshepsut. ¿Fue tan mala la relación que man- tuvieron estos dos personajes? En torno a esta relación continúa habiendo muchas incógnitas. Es evi- dente que Hatshepsut usurpó el tro- no a su legítimo propietario, contan- do con el apoyo de influyentes per- sonajes de la órbita palaciega. Poco se sabe sobre Tutmosis III durante el gobierno de Hatshepsut, aunque en los últimos años de la reina era un je- fe militar que combatió contra rebel- des. A pesar del acto de usurpación, no parece que Hatshepsut lo hubie- ra apartado de la línea de sucesión, si bien en aquel marco no sabemos quéhabríaocurridosilaprincesaNe- ferura,hijadeHatshepsut,nohubiera muertoatantempranaedad.Porotra parte, la persecución contra la me- moria de la reina se realizó en la últi- ma fase del gobierno de Tutmosis III, cuando hacía unos veinte años que Hatshepsut había desaparecido de la Historia. En definitiva, hacen falta nuevoshallazgosquepermitanperfi- lar mejor aquella época y, obviamen- te, nos ayuden a delimitar con mayor fiabilidadlasrelacionesquepudieron tener ambos personajes. De los hallazgos que se han produci- do en Egipto, ¿cuáles destacaría por su importancia? Descubrimientos hay muchos, lo vemos cada año en la prensa. Pero sin duda, para mí, el hallazgo que cambiólaHistoriaegipciafueeldes- cubrimiento de la piedra Rose a, la principal fuente para el descifra- miento de los jeroglíficos. Esto nos permitió tener acceso a ese conoci- miento y poder saber más de su pa- sado. Son importantísimos los des- cubrimientos que aportan mucha información histórica y cambian el curso de la Historia. También desta- caría los impresionantes resultados obtenidos en los últimos años con las nuevas tecnologías, escaneos, estudiosdeADNyanálisisaplicados a las momias. Así hemos obtenido acceso a conocimientos anterior- mente impensables, de cómo vi- PERFIL PROFESIONAL En 1996, Myriam Seco terminó sus estudios en la especiali- dad de Egiptología en Tubinga (Alemania), y pocos meses después ya estaba excavando en el país de sus sueños: Egip- to. Es doctora en Historia por la Universidad de Sevilla y su nombre se encuentra en la lis- ta de los 100 españoles desta- cados fuera de nuestras fron- teras que elaboró el Ministerio de Asuntos Exteriores en 2014. Desde que inició su carrera a orillas del Nilo, esta arqueólo- ga vive en Egipto. Seco ha par- ticipado en numerosas exca- vaciones; entre ellas, la del templo funerario de Tutmosis III en Luxor, la del yacimiento de Qait Bay en Alejandría y la de un pecio fenicio en las cos- tas de Tiro. Además, ejerció de coordinadora de la exposición 120 años de Arqueología es- pañola en Egipto. 11
  • 12. Proviene de una familia de orfebres sevillanos. Su padre siempre le habló de arqueología y excavacio- nes. Desde pequeña soñó con des- cubrir objetos enigmáticos en países cuajados de yacimientos arqueoló- gicos. El profesor Francisco Presedo la introdujo en el mundo de la cultura egipcia y, desde entonces, ella quedó prendada de la egiptología. Myriam Seco asegura que el hecho de ser mujer no le ha supuesto ningún freno a la hora de dirigir equipos de exca- vación en un país de cultura islámica. Le encanta El Cairo, la ciudad donde vive buena parte del año. Sus cono- cimientos de árabe han sido de gran utilidad para llevar a cabo su trabajo a orillas del Nilo, una región del pla- neta que la fascina y por la que sien- te verdadera adicción. “La primera vez que me sumergí en el yacimiento submarino de Alejandría y vi dos mil bloques esparcidos por el fondo de la bahía, esfinges, obeliscos…, ¡fue un sueño!”, recuerda esta arqueólo- ga y miembro del privilegiado club de egiptólogos que investiga en Luxor, el corazón del Antiguo Egipto. Enamorada de la arqueología vían, las enfermedades que te- nían y cómo morían estas personas. ¿Cuándo decidió dedicarse a la egiptología? Desde muy pequeña soñé con dedicarme a la Arqueología en el Próximo Oriente; imaginaba una vida en países exóticos en los que encontraría información sobre las culturasdelpasado.Cuandocomen- cé los estudios en la Universidad de Sevilla,meapasionóEgiptoyorienté toda mi carrera a formarme en esta dirección. Aprendí idiomas para salir al extranjero, y así lo hice en cuanto tuve la oportunidad. Pasé tres años estudiando en el Instituto de Egipto- logía de la Universidad de Tubinga y esto contribuyó a abrirme el camino. ¿Cómo recuerda su primera incur- sión profesional en el yacimiento de Sharuna, a orillas del Nilo? Con mucho cariño. Era mi primera excavación en Egipto, pero en reali- dad no sabía nada del país ni de la situación que había en esta zona. Me encontré con unas medidas de seguridad muy estrictas. La policía nos acompañaba a todos lados y no podíamos salir de la casa cuando finalizábamos el trabajo de campo. Actualmente, ¿cuál es la situación que vive el país? ¿Trabajan rodea- dos de medidas de seguridad? No. Luxor es un remanso de tran- quilidad, nunca hemos tenido que trabajar rodeados de policías. Esto sólo ocurre en el Egipto Medio. Lu- xor es una ciudad que vive básica- mente del turismo y todos quieren que vuelvan los turistas para tener ingresos. Yo sí he notado que con la caída de ese sector parte de la po- blación se ha quedado sin trabajo y nos piden un puesto laboral en las excavaciones, lo cual es lógico. Tie- nen que vivir. Pero, en general, en este último año el país ha mejorado y poco a poco se va recuperando. ¿Cuáles fueron sus siguientes pasos profesionales en Egipto? Del yacimiento de Sharuna me fui a vivir tres meses a El Cairo con una becaparatrabajarenelMuseoEgip- cio. Esto fue lo que me introdujo en el mundo laboral de Egipto y pude tener acceso a otros proyectos y po- nermeencontactocondirectoresde otras misiones arqueológicas. Tra- bajé con el Instituto Arqueológico Alemán en la necrópolis de Dahshur y en el templo de Amenofis III en Lu- xor. También trabajé con la misión española en Herakleópolis Magna. Todo eso me ha permitido conocer bien el país y obtener experiencia trabajando con diversos equipos. También ha realizado arqueología submarina. ¿Cuál fue su primera ex- periencia en ese campo? Mi primera experiencia fue con un equipo americano en el mar Rojo, en un yacimiento cerca de la ciudad de Safaga.Eraelaño1998,enesazona no había la cantidad de turismo que hay hoy en día. Mi primera inmersión fue una auténtica locura. Me fui a tra- bajar a 37 metros de profundidad sin ninguna experiencia y sin tener ni idea de lo que era trabajar en ese medio. Acampamos tres meses en la playa y los pasamos buceando en un pecio con un cargamento de porcelana china. Esa experiencia me sirvió para aprender a desen- volverme en ese medio, para mí to- talmente desconocido en aquella época. Contacté con franceses que trabajaban en las excavaciones sub- marinas de Alejandría y me fui a pe- dir trabajo. Yo estoy segura de que si hubiese escrito una carta desde España pidiendo trabajo en las ex- cavaciones del Faro de Alejandría no me habrían ni respondido, pero al presentarme en el centro y pedir trabajo, me lo dieron. Ahí viví dos años y fue a partir de 1998 cuando decidí quedarme a residir en Egipto. ¿Qué sensación produce encontrar restos milenarios bajo el agua? Una gran felicidad. En realidad, es la misma sensación de felicidad que experimentas excavando una tumba o un templo. Es un privilegio encontrar información buscando en las ruinas del pasado. ¿Cuál fue su primera impresión de El Cairo? ¿Le gustó la ciudad? Nomegustónada.Yohabíapasa- do años soñando con Egipto desde una biblioteca e imaginando el país a través de los monumentos y la cul- tura antigua egipcia. Cuando llegué a El Cairo me pareció sucio, caóti- co, ruidoso y apabullante. Es increí- ble cómo después de una semana empecé a apreciar otros aspectos fascinantes de la ciudad, que hasta ahora no han dejado de entusias- marme. Ahora vivo frente a las pi- rámides, en una esquina que debe ser una de las más ruidosas de la ciudad, y me encanta. ¿EsverdadqueEgiptocreaadicción? A algunas personas. En mi caso, desde luego que sí. Imagino que hablar árabe le habrá facilitado mucho las cosas en su ru- tina diaria. Mehaayudadomuchísimo,nosó- lo para comunicarme, sino también para comprender mejor su cultura y su manera de pensar. Ahora es mu- cho más fácil. Usted pertenece al restringido club de arqueólogos que trabaja en la antigua Tebas. ¿Se siente una pri- vilegiada? Por supuesto, una privilegiada con una gran responsabilidad. “El hallazgo más importante, el que cambió la Historia egipcia, fue el de la piedra Rosetta” MH La caótica ciudad de El Cairo (en la foto), donde reside desde 1998, sedujo a la arqueóloga Myriam Seco. CORTESÍADEMYRIAMSECOJORGELASCAR EL TEMPLO DE MILLONES DE AÑOS. Myriam Seco es responsable de uno de los proyectos arqueológicos más importantes surgidos de la colaboración hispano-egipcia. 12
  • 13.
  • 14. E l halo de perpetuo misterio y el tirón mediático de ese Egipto romántico y estereotipado, alimentado por mitos populares de historicidad cuestionable, han sido, paradójicamente, un lastre para la consolidación de la egiptología como disciplina plenamente “adulta”. Durante años esos clichés han deter- minado, de algún modo, qué proyectos de excavación reci- bían fondos y cuáles no. El Egipto de los faraones y las tumbas monu- mentales copaba por completo los titulares. Durante mucho tiempo, si en la excavación de unas prometedoras ruinas faraónicas se encontra- ban huesos humanos, estos terminaban descartados como material de segunda; a fin y al cabo, el público demandaba otra cosa. En los últimos tiempos, afortunadamente, esa arqueología del “bello objeto” y de la arquitectura monumental, esa arqueología, en definitiva, romántica y de anticuario va dejando paso a una egiptología nueva con bases cien- tíficas mucho más sólidas. Son tiempos de interdisciplinariedad en los que, finalmente, conceptos como diversidad cultural, etnicidad y cul- tura material como expresión de identidad asumen protagonismo. NUEVOS MÉTODOS, ETERNA FASCINACIÓN. La egiptología hoy tiende a colmar viejas lagunas y compensar desequilibrios, buscan- do el rastro de esos segmentos de la sociedad egipcia infrarrepresen- tados en las fuentes escritas. El énfasis ya no está en el legado monu- mental, sino en la arqueología de los asentamientos, en busca de dibujar una Historia social y económica del Egipto faraónico más completa. Las nuevas tecnologías y las ventajas que ofrecen las ciencias auxiliares han sido determinantes. El peso de los estudios osteológicos y genéticos o la difusión de la radiología y las endoscopias en el análisis de las momias –la aplicación, en definitiva, de técnicas no invasivas– han cambiado radicalmente el rostro de la egiptología; el GPS, las prospecciones geofí- sicas o los mapas satelitales han modificado sustancialmente el estudio de los yacimientos. Eso sí: las prioridades y técnicas de los arqueólogos han cambiado, pero el país del Nilo sigue proporcionando hallazgos ex- cepcionales que arrojan nueva luz sobre la civilización faraónica. LOS HALLAZGOS MÁS RECIENTES GRACIAS A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y A LOS AVANCES EN LAS CIENCIAS AUXILIARES DE LA ARQUEOLOGÍA (ESTUDIOS GENÉTICOS, OSTEOLÓGICOS Y GEOFÍSICOS, MAPAS SATELITALES...), LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS HAN TRAÍDO MARAVILLOSAS NOVEDADES. Por Roberto Piorno, periodista e historiador Egipto sigue sorprendiendo LOS TESOROS DE HERACLEION. Estatuas, joyas, monedas de oro, barcos hundidos y estelas intactas como esta que muestra el controvertido arqueólogo sub- marino Franck Goddio emergieron del mar y demostraron la historicidad de Thonis- Heracleion, ciudad portuaria egipcia des- truida por un seísmo y que se creía mítica. CORDONPRESS 14
  • 15. “E s en Thonis, como la llaman, que en tiempos antiguos fuera el puer- to comercial de Egipto, donde el río vacía sus aguas en el océano”. Así men- ciona Diodoro de Sicilia la ciudad de Thonis, la Heracleion griega, una ciudad ubicada en la desembocadura del Nilo que hundía sus huellas en un pasado muy remoto. Heródo- to y Estrabón también hicieron referencia a una urbe que, durante mucho tiempo, los historiadores interpretaron como un mito. El tiempo no había dejado rastro alguno de este importante enclave comercial egipcio hasta que Franck Goddio, arqueólogo submarino para unos y un vulgar cazatesoros para otros, localizó a comienzos de los 90 los restos de una imponente ciudad sumergida en la Bahía de Abukir, a unos siete kilómetros de la costa. Goddio había dado con el paradero de la le- gendaria Thonis, así como con el del antiguo puerto de Alejandría y otra de las ciudades portuarias, Canopo, más prósperas del delta, célebre por su riqueza y abundancia. UNA POMPEYA SUBACUÁTICA. Fue sin duda el hallazgo más espectacular de la His- toria de la arqueología submarina en el país del Nilo. Thonis emergió desde el fondo del mar en un impecable estado de conserva- ción, revelando los secretos de una ciudad que prosperó entre los siglos VII a.C. y IV, pero que siguió viva hasta el siglo VIII. Fue la furia de la naturaleza la que borró Thonis- Heracleion de la Historia: la ciudad sobrevivió al terremoto que arrasó Alejandría en el 365, pero un nuevo seísmo terminó por empujarla al fondo del mar en algún momento indeter- minado entre los siglos VI y VIII. Fue el gran puerto de Egipto antes de la fundación de Alejandría, y la magnitud de los vestigios no deja lugar a dudas sobre su riqueza y prospe- ridad. El hallazgo de los restos de una capilla de granito rojo del Templo de Amón-Gereb, citado y descrito por las fuentes de la época, fue la prueba definitiva de que la ciudad su- mergida no era otra que Thonis. En sucesivas campañas se han rescatado restos de hasta 64 naves, centenares de estatuas (algunas de ellas monumentales, de hasta cinco metros de altura) y sarcófagos. También han emergi- do pistas sobre la frenética actividad del que fuera uno de los puertos clave del Mediterrá- neo: entre ellas, un juego de pesas proceden- te de Atenas que pone de relieve la intensa re- lación comercial entre Grecia y Egipto. Heracleion, la ciudad sumergida 15
  • 16. “D ormía” en un oscuro rincón del sóta- no del Museo de El Cairo. Hacía más de un siglo que la momia de Sitre In, la nodriza de la reina Hatshepsut, había si- do hallada por el egiptólogo más mediático de todos los tiempos, el descubridor de la tumba de Tutankamón, Howard Carter. Ninguna de las dos tumbas construidas para albergar los restos mortales de la reina acogió jamás a su momia. Tutmosis III decretó la eliminación de todo ras- tro y huella de su predecesora, en un esfuerzo por borrar cualquier pista de su reinado de los registros históricos. Casi 3.500 años después, en 1903, Carter excavó una pequeña tumba en el Valle de los Reyes, la KV 60, en la que apenas encontró dos momias femeninas, semidesnu- das, y un grupo de gansos momificados. LA ÚNICA FARAONA. Un botín muy pobre, aun a pesar de que una de las dos mujeres fue identificada como la nodriza de Hatshepsut. Apa- rentemente nadie prestó demasiada atención a la segunda momia, la de una anciana con el brazo derecho cruzado sobre el pecho; no hasta que Elizabeth Thomas, una eminente egiptóloga es- tadounidense que hizo un exhaustivo estudio so- bre los hallazgos de la tumba KV 60 a mediados de la década de los 60, sugirió la posibilidad de que la momia de la anciana fuera, nada más y nada menos, la de la reina Hatshepsut, hija de Tutmosis I y la única faraona de Egipto, que rigió el destino del país de las Dos Tierras entre los años 1490 y 1468 a.C. Nadie se tomó enton- ces demasiado en serio las razo- nables tesis de Thomas, que llamó la atención sobre la singular posición del brazo derecho de la momia, con la mano sobre el pecho, un rasgo muy común entre las momias de personajes de la realeza. El interés del mediático Zahi Hawass, ex Ministro de Antigüedades de Egipto, por la enigmática figura de la reina reavivó la curiosi- dad, cuatro décadas después, por la momia de la tumba KV 60. GRACIAS A UNA MUELA. Así, con la pista facilitada por Elizabeth Thomas, un equipo de científicos supervisado por Hawass trabajó, va- liéndose de las últimas tecnologías, en la identi- ficación definitiva del cuerpo. En primer lugar, se comparó el ADN mitocondrial con el de los res- tos mortales de Ahmose-Nefertari, matriarca de la XVIII dinastía, y el estudio reveló el parentesco genético entre ambas momias. Posteriormente se procedió a realizar un escáner en tres dimen- siones del cuerpo embalsamado, cotejando los resultados con las momias de otros familiares directos. Pero la pieza clave del puzle fue una in- significante muela. Encontrado en un vaso fune- rario con el nombre de la reina Hatshepsut loca- lizado en el templo de Deir el-Bahari, el molar te- nía la clave del enigma. El profesor de odontolo- gía Yehya Zakariya examinó una a una las denta- duras de todas aquellas momias que encajaban en la descripción de Hatshepsut en el momento de su muerte. El molar de Deir el-Bahari medía 1.591 Unidades Hounsfield (la escala para de- terminar la densidad radiológica), mientras que el fragmento de la dentadura de la momia de la tumba KV 60 medía 1.549; dos cifras virtual- mente idénticas. A la momia, en efecto, le faltaba una muela, y la pieza encajaba perfectamente en la maltrecha dentadura objeto de estudio. No quedaba, en apariencia, lugar para las dudas: la momia de la anciana de la tumba KV 60, descu- bierta hacía más de un siglo por Howard Carter y abandonada durante años en un sótano del Museo Egipcio de El Cairo, era, en efecto, la de la reina Hatshepsut. Así, en 2007, quedó final- mente resuelto el enigma y se anunció a bombo y platillo el que era, en opinión de Hawass y su equipo, el descubrimiento más trascendental de la egiptología desde que Carter localizara la tum- ba de Tutankamón en 1922. DIABÉTICA Y OBESA. Ahora sabemos, gr acias al pormenorizado estudio de la momia lle- vado a cabo en los últimos años, que Hatshep- sut tenía una dentadura muy dañada en el mo- mento de su muerte, sufría diabetes y falleció a la edad de 50 años, probablemente víctima de un cáncer. Era, además, una mujer obesa. Tan- to es así, que en el proceso de momificación la reina tuvo que ser eviscerada a través de la ba- se de la pelvis y no, como era habitual, desde el abdomen. Hatshepsut, al fin, y pese al empeño de Tutmosis III de enterrar su legado en el olvido, tenía rostro. No hay duda de que, por la trascen- dencia histórica del personaje, la identificación de la momia constituye una de las cimas de la egiptología contemporánea. Es más discutible que, como afirmó Hawass en su día, se trate en efecto del hallazgo más importante en la arqueo- logía egipcia desde 1922. Con toda seguridad es el más espectacular pero, según los estánda- res de la egiptología moderna, más allá del fenomenal impacto mediático, esta condición es, como mínimo, cuestionable. Descubrimiento de la momia de Hatshepsut bre los hallazgos de la tumba KV 60 a meeediados de la década de los 60, sugirió la posibilidad de que la momia de la anciana fuera, nada más y nada menos, la de la reina Hatshepsut, hija de Tutmosis I y la única faraona de Egipto, que rigió el destino del país de las Dos Tierras entre los años 1490 y 1468 a.C. Nadie se tomó enton- ces demasiado en serio las razo- vado a cabo en los últimos años, que Ha sut tenía una dentadura muy dañada en mento de su muerte, sufría diabetes y fal la edad de 50 años, probablemente víct un cáncer. Era, además, una mujer obesa to es así, que en el proceso de momifica reina tuvo que ser eviscerada a través de se de la pelvis y no, como era habitual, d abdomen. Hatshepsut, al fin, y pese al em de Tutmosis III de enterrar su legado en e tenía rostro. No hay duda de que, por la t dencia histórica del personaje, la identifi de la momia constituye una de las cimas egiptología contemporánea. Es más dis que, como afirmó Hawass en su día, se t efecto del hallazgo más importante en la logía egipcia desde 1922. Con toda seg es el más espectacular pero, según los e res de la egiptología moderna, más allá d fenomenal impacto mediático, esta cond es, como mínimo, cuestionable. La momia de la reina Hatshepsut (a la dere- cha), desenterrada en 1903, no fue identifica- da hasta 2007 gracias a pruebas genéticas que relacionaron una muela hallada en el templo de Deir el-Bahari con la dentadura del cadáver. GETTY
  • 17. F ue en 1997 cuando Kim Ryholt, egiptó- logo danés, especuló por primera vez con la posible existencia de una dinastía fantasma. A su juicio, a mediados del siglo XVII a.C., en el transcurso del II Período In- termedio, surgió en la ciudad de Abidos una dinastía independiente que gobernó contem- poráneamente a la XV (los hicsos) y la XVI (los reyes tebanos). La hipótesis tuvo un eco limi- tado entre sus colegas, pero la arqueología terminó por darle la razón en 2013. Fue en- tonces cuando un equipo de la Universidad de Pensilvania encabezada por Josef Weg- ner descubrió al sur de Abidos la tumba de un faraón hasta ese momento desconocido, miembro de una dinastía igualmente inédita. RECONSTRUCCIÓN REAL. El hallazgo se produjo en el interior de una tumba com- puesta de cuatro cámaras en la que se alo- jaba el deteriorado esqueleto de Senebkay, identificado en la propia sepultura como rey del Alto y el Bajo Egipto. Wegner y su equi- po fueron capaces de reconstruir los restos óseos, que han proporcionado información valiosísima acerca del personaje. Un con- cienzudo estudio arqueológico forense de- terminó que el faraón tenía 45 o 50 años en el momento de su fallecimiento y que medía aproximadamente 1,75, pero lo más intere- sante eran las circunstancias de su muerte. UNA BRUTAL Y MORTAL PALIZA. Se- nebkay no es sólo la constatación de la exis- tencia de una dinastía de la que hasta ahora no se tenía noticia; también se trata del pri- mer monarca egipcio muerto en batalla del que hay constancia (Taa II, de la XVII dinas- tía, también falleció en campaña). La causa última del fallecimiento fue un golpe en el parietal izquierdo del cráneo asestado con un objeto afilado, pero antes de ese golpe letal Senebkay recibió otros dieciséis en di- versas partes del cuerpo (manos, cara, pie derecho...). Un corte en el tobillo y el ángulo de las heridas sugieren que el faraón monta- ba un caballo o un carro cuando fue abatido. El desarrollo de los músculos de las piernas y la forma de la pelvis indican, además, que se trataba de un consumado jinete. Es muy posible que muriera guerreando contra los hicsos. De lo que ya no cabe duda es de que Senebkay fue el primer faraón de la dinastía de Abidos, que surgió en un Egipto de gran inestabilidad política y militar. Ryholt, después de todo, estaba en lo cierto. Senebkay y la dinastía fantasma E n los últimos años, la egiptología se ha es- merado en buscar un cuadro lo más com- pleto posible de la sociedad egipcia, inda- gando en la vida cotidiana de los integrantes del pueblo llano. A escasos kilómetros del Valle de los Reyes, la otra cara de la moneda, la de los súb- ditos sin voz y casi invisibles en las fuentes y en el registro arqueológico monumental, ha comenza- do a mostrarse en los últimos años. En el poblado de Set Maat (actual Deir el-Medina) vivieron, des- de mediados del siglo XVI a.C. hasta mediados del XI a.C., los hombres y mujeres que construían las suntuosas moradas funerarias de los faraones. BAJA POR ENFERMEDAD. Las tumbas de Deir el-Medina fueron excavadas entre los años 20 y los años 50 del pasado siglo por el egip- tólogo francés Bernard Bruyère, en un tiempo en el que la osteología apenas estaba desarro- llada como ciencia. Ha sido en los últimos años cuando un equipo de la Universidad de Stanford ha procedido a un exhaustivo estudio osteo- arqueológico de los obreros, que ha arrojado información valiosísima acerca de cómo vivían los hombres que dieron forma a los espléndidos monumentos del Egipto faraónico. Existen tes- timonios escritos por los propios trabajadores del poblado que sugieren la existencia de una suerte de sistema de salud pública, el primero del que tenemos evidencia en la Historia. Gracias a estos documentos, sabemos que estos trabaja- dores gozaban de días de baja por enfermedad, pero los estudios osteológicos del equipo de la Universidad de Stanford han enriquecido nues- tros conocimientos acerca de sus condiciones de trabajo y de salud. Los esqueletos revelan la exigencia física del trabajo cotidiano: muchos de los trabajadores muestran evidencias de artritis en rodillas y tobillos, probablemente consecuen- cia del ir y venir diario del poblado al Valle de los Reyes salvando varios kilómetros en acusada pendiente. La condiciones de vida eran duras y, si bien el Estado consentía el reposo de los obre- ros en caso de enfermedad, algunos se forzaban y continuaban trabajando a pesar de no estar en condiciones de hacerlo. LA MOMIA OBRERA. Así, una de las momias presenta evidencias de osteomielitis (inflamación en los huesos consecuencia de una enfermedad de transmisión sanguínea), que habría contraído por haber continuado trabajando durante el de- sarrollo de la infección. Como en la actualidad, aparentemente, los trabajadores egipcios no siempre podían hacer valer sus derechos. El cuidado de la salud: los obreros de Deir el-Medina La teoría de la dinastía fantasma (siglo XVII a.C.) quedó probada en 2013 con el hallazgo del esqueleto del faraón Senebkay (arriba) en una tumba real en Abidos. En la imagen, la ar- queóloga Anne Aus- tin, de la Universidad de Stanford, muestra uno de los restos óseos de los obreros de Deir el-Medina que ha examinado su equipo. El estudio os- teológico ha arrojado muchos datos sobre la vida cotidiana del pueblo llano en el Antiguo Egipto. JENNIFERWEGNER/PENNMUSEUM ANNEAUSTIN
  • 18. W adi el-Jarf es un yacimiento bien conocido desde que el arqueólogo británico John Gardner lo descubriera a comienzos del siglo XIX, pero su mejor secreto ha estado oculto, no obstante, hasta hace sólo un par de años. Recientemente, los trabajos de un equipo franco-egip- cio, que se han prolongado durante toda una década, han sacado a la luz el que es, sin duda, uno de los hallazgos más espectaculares de la egiptología de los últimos años. NAVES Y ANCLAS LO CONFIR- MAN. Wadi el-Jarf albergaba un mag- nífico puerto, el más importante du- rante prácticamente un milenio, desde los tiempos del faraón Keops y la IV dinastía hasta mediados del siglo XV a.C. La proximidad a la capital, Menfis, explica la extraordinaria importancia y longevidad del que es el puerto más antiguo del mundo redescubierto por la arqueología hasta la fecha. La pro- liferación de galerías talladas (has- ta treinta) en las montañas –donde, gracias a otras estructuras portuarias posteriores bien conocidas, sabemos que se depositaban las piezas de las embarcaciones, que se desmontaban una vez la nave atracaba en el puerto– no deja lugar a dudas, pero por si esta evidencia fuera escasa, se han en- contrado también fragmentos de las naves, así como veinticinco anclas del período, que confirman la magnitud y naturaleza del hallazgo. PAPIROS VALIOSÍSIMOS. Por si fuera poco, en el puerto de Wadi el- Jarf se han encontrado los que son los papiros más antiguos hallados hasta la fecha en Egipto. Cientos de fragmentos enterrados bajo la arena o dispersos en la zona de las galerías, cuya datación corresponde al 2600 a.C., a la IV dinastía (se ha recuperado incluso el diario de un oficial implica- do en la construcción de la pirámide de Keops), arrojan valiosísima infor- mación acerca de la administración del puerto y del día a día de los traba- jadores. Hasta hoy, los papiros de Ge- beleim, también de la IV dinastía pero cien años posteriores al lote que nos ocupa, eran los más antiguos conoci- dos. Wadi el-Jarf es una mina de ha- llazgos fabulosos, y no cabe duda de que aún no ha dicho su última palabra. Un puerto en Wadi el-Jarf En la imagen, una muestra de los papi- ros de Wadi el-Jarf. Datados en 2600 a.C., son los más antiguos conocidos. E l Valle de los Reyes llevaba prácticamente un siglo en casi completo silencio. Desde el punto de vista arqueológico, la necrópolis más importante del Imperio Nuevo seguía estan- cada en el número 62 y en el año 1922. El KV 62 fue el último hipogeo excavado en esta imponente ciudad de los muertos, que tantos hitos propor- cionó a la egiptología en el siglo XIX y a comienzos del XX. En su interior, intactos desde la clausura de la tumba en 1327 a.C., se hallaron los restos de Tutankamón, y con ellos una colección de tesoros incomparable. Howard Carter pasó a la Historia como el padre de uno de los más espectaculares descubrimientos de la arqueología universal. Y la cuenta se detuvo en el número 62; el Valle de los Reyes parecía haber revelado ya todos sus secre- tos y, de hecho, habría de pasar casi un siglo antes de que la necrópolis real volviera a ser noticia ar- queológica en todo el mundo. No fue hasta los pri- meros años del siglo en curso que una nueva tum- ba, la KV 63, vio la luz en el Valle. Descubierta en el año 2000 por el controvertido Nicholas Reeves, la nueva tumba reveló su existencia gracias a un es- tudio geofísico que generó grandes expectativas. Dos años después, el gobierno egipcio suspen- dió el permiso de excavación para el arqueólogo inglés, acusado entonces (el tiempo probaría que las acusaciones no tenían fundamento) de parti- cipación en el tráfico ilegal de antigüedades. En 2005, O o Schaden, de la Universidad de Mem- phis, recogió el testigo y comenzó a trabajar en una de las excavaciones más mediáticas acometi- das en Egipto en los últimos tiempos. SIETE SARCÓFAGOS... SIN CUERPOS. El 8 de febrero de 2006 se hizo oficial el descubri- miento de la tumba KV 63, ochenta y cuatro años después del hallazgo de la de Tutankamón. El hipogeo descendía cinco metros formando un túnel que desembocaba en una puerta sellada con bloques de piedra. Detrás de ésta se ubicaba la cámara funeraria en forma de “L”, que alojaba siete sarcófagos de madera; el interés mediático declinó un tanto cuando, contra todo pronóstico, se conoció que en el interior de los mismos no había momia alguna. En su lugar, sólo se encon- traron restos de material de embalsamamiento. De los siete sarcófagos, cinco eran de individuos adultos, uno de un niño o adolescente y un sépti- mo habría sido elaborado para albergar el cuerpo de un bebé. Schaden y su equipo se enfrentaban, pues, a un auténtico rompecabezas: ¿adónde habían ido a parar las momias?, ¿se trataba de una tumba real o, como han sugerido algunos ex- pertos, de un simple pozo de embalsamamiento? La tumba no proporciona demasiadas pistas: las El enigma de la tumba KV 63 y otros misterios del Valle de los Reyes CORDONPRESS PIERRETALLET 18
  • 19. E n 1954, junto a la pirámide del faraón Keops, se produjo el espectacular hallaz- go del que hasta hace un par de años era el barco más antiguo del mundo: la barca solar de Keops. Sigue siendo una de las mayores atracciones turísticas de Giza, pero en 2013 dejó de ser una pieza única. La culpa es de un equipo de arqueólogos franceses, capitanea- do por Yann Tristant, que trabajaba entonces en Abu Roash, célebre por alojar las ruinas de la pirámide de Dyedefra, hijo de Keops. Tris- tant estudiaba el informe de excavación de su compatriota Pierre Montet de una mastaba de la I Dinastía, en cuyas proximidades había en- contrado los restos de lo que parecía ser un pavimento de madera. Nunca antes se había documentado un hallazgo semejante asociado a una tumba, y por ello Tristant decidió seguir la pista, excavando allí donde Montet había he- cho tan sorprendente hallazgo un siglo antes. El informe del arqueólogo francés no tardó en revelarse fiable. En efecto, Tristant localizó el presunto “pavimento” de madera del que ha- blaba Montet junto a la mastaba, pero resultó que aquellas tablas de madera no eran lo que su colega había creído, sino los restos de una espléndida barca funeraria (también llamada barca solar) muy bien conservada, de seis me- tros de largo por uno y medio de ancho. EL DESIERTO LA CONSERVÓ. La datación apuntó a los remotos tiempos del reinado de Den (Udimu), faraón de la I Dinastía que go- bernó Egipto hace aproximadamente cinco mil años. El faraón no fue enterrado en Abu Roash, sino en Abidos, por lo que la nave no podía estar directamente relacionada con el monar- ca. Muy probablemente la barca –que, según las creencias del período, debía transportar al muerto a la otra vida– perteneció a un oficial de alto rango, y se encuentra prácticamente intacta gracias al ambiente seco del desierto. EL GRAN MUSEO EGIPCIO. El estudio ar- queométrico de los vestigios de la embarcación ha revelado que se empleó madera de acacia nilótica, un árbol muy común en zonas de África donde predomina un clima seco; la construc- ción se ha datado en torno al año 2950 a.C. En la actualidad se trabaja en su restauración en el Gran Museo Egipcio, que abrirá sus puertas en Giza, en 2018, y que tendrá en la barca solar de Abu Roash, cuatrocientos años más antigua que la de Keops, una de sus piezas estrella. La barca funeraria de Abu Roash El “pavimento” hallado en Abu Roash eran los restos de una barca solar (en la foto): lo descubrió el francés Yann Tristant en 2013. paredes son blancas y anepígrafas, y por tanto no hay en ella jeroglíficos que puedan arrojar al- guna luz para solucionar el enigma. Los féretros no muestran insignia real alguna, lo que a priori parece indicar que no se trata de una tumba re- gia. Es más, la ausencia de momias en los fére- tros sugiere que la tumba KV 63 podría no haber sido un lugar de enterramiento. Pero las dudas persisten. Quedan muchos enigmas por resolver, y es que el escenario que presentaba el hipogeo cuando fue descubierto no tiene paralelos ni pre- cedentes. El equipo de Schaden ha fechado la tumba en el siglo XIV a.C., en virtud del parecido de la planta con la de la sepultura de Tuyu y Yu- ya, fechada en la dinastía XVIII. Otro dato apunta hacia esta misma datación: en el interior de cua- tro de los sarcófagos se rescataron otras tantas máscaras funerarias amarillas, que guardan no- tables similitudes estilísticas con otros ejemplos documentados de la citada dinastía. Schaden y su equipo han interpretado la calidad en la orna- mentación de los sarcófagos como un indicio de que, con todo, podemos encontrarnos ante una tumba real, quizá no asociada a ningún faraón, pero sí a miembros de la familia real. UNA SUGESTIVA HIPÓTESIS AÚN POR DE- MOSTRAR. La datación relativa de la tumba, así como la proximidad de la misma a la sepultura de Tutankamón, ha dado argumentos a quienes sostienen que podría pertenecer a alguien muy próximo a la figura de este faraón, quizá su viuda Ankesenamón o su madre Kiya. El rostro feme- nino que decora el sarcófago F guarda, a juicio de Schaden y su equipo, notable parecido con diversos retratos de Tutankamón que adornan varios objetos encontrados en su tumba. Por otro lado, los tipos cerámicos de la tumba KV 63 son muy similares a los hallados en otras sepulturas pertenecientes al círculo del célebre monarca. Con todo, la tumba sigue siendo un enigma por resolver. La atribución de la misma a personajes del entorno de Tutankamón es, aún, poco más que una especulación bien fundada. Había mucha ex- pectación mediáti- ca cuando en 2006 se abrieron los siete sarcófagos (izda., uno de ellos) que albergaba la tumba KV 63 del Valle de los Reyes, pero sal- tó la sorpresa: no contenían ninguna momia. En su inte- rior se encontraron restos de material de embalsama- miento, flores de 3.000 años de anti- güedad y collares funerarios. AFP
  • 20. Dulces con sorpresa GASTRONOMÍA En el Antiguo Egipto, la palabra “repostería” no tenía el significado actual, sino más bien el de “despensa”, el lugar donde se almacenaban las provisiones y en donde asimismo se elaboraban los dulces, las pastas y los em- butidos. Los panaderos y los pasteleros se confundían en aquel entonces, pues los panes se elaboraban con espe- cias y miel, carne, queso o verduras. La mezcla de harina, leche o agua y miel, cocinada al sol sobre una piedra, en- cantaba a la aristocracia faraónica hace ya 7.000 años. Poco a poco, se empezó a adicionar a estos pastelillos huevo, semillas y especias co- mo anís, adormidera, hinojo o cilantro, además de mante- quilla y nata. Y también se uti- lizaban ciertos dulces como vehículos administradores de medicinas sanadoras, con ins- trucciones muy similares a las que se indican en la actualidad sobre dosis, horarios y mo- dos de empleo. Las recetas de esas dulces sorpresas conte- nían ingredientes con valores anestésicos obtenidos a partir de ciertas sustancias minera- les, como el cobre, el sulfuro, el carbonato de sodio, el arséni- co y el bicarbonato. Como otras artes y ciencias, la medici- na occidental tiene sus raíces no en Grecia, sino en el Antiguo Egipto. El egipcio más antiguo con un títu- lo médico fue Hesy-Re, de la Tercera Dinastía (2620 a.C.), especializado en problemas dentales. Por los títulos y je- rarquías, deducimos que los médicos egipcios constituían una clase y que garantizaban al público la calidad de su ciencia bajo la vigilancia del Estado: eran funcionarios retribuidos para cui- dar gratuitamente a los enfermos. Ade- más estaban asistidos por enfermeros, masajistas y vendadores, e incluso po- dían atender también a animales. Hoy se conocen los logros de la me- dicina egipcia por hallazgos arqueológi- cos, que muestran imágenes de enfermos que solían verse cotidianamente: obesos, acondroplásicos, paralíticos, elefantiá- sicos, etc. En el estudio moderno de las momias se han encontrado estigmas de toda suerte de enfermedades y huellas de algunas terapias aplicadas. Los médicos sumaban varias especializaciones, debido a sus profundos conocimientos, y llegó a existir una especialidad para cada órga- no. En particular, la traumatología alcanzó notable desarrollo debido a las construc- ciones faraónicas, para tratar las fracturas de los accidentados. Conocían también la relación entre cerebro y músculo y la exis- tencia de casi todos los órganos huma- nos, así como parte de su funcionamiento biológico. La práctica de embalsamamien- to de cadáveres les permitió conocer con profundidad la anatomía humana. MEDICINA Este papiro ilustra la revisión ocular de un o almólogo a su paciente. En la repostería antigua egipcia, se conseguía el sabor dulce gra- cias a la miel, uso que se mantie- ne hoy (izq., venta de pasteles). Los pioneros servicios de salud egipcios ALBUM AGE Seis plantas utilizadas en el Antiguo Egipto Estramonio (Datura stramonium) Es una planta psicoactiva y sus alcaloides, a partir de determinadas dosis, presentan efectos neurotóxicos. Aparece mencionada en textos egipcios y fue muy utilizada por los hechiceros y exorcistas de la Antigüedad, que hablan de sus poderosos efectos y de su utilización para curar ciertos males de la psique. Más tarde, pasó a formar parte de uno de los ungüentos más utilizados por la brujería del Medievo. Una conocida estela egipcia muestra al dios Horus emanando del disco solar, que lo corona con rayos en forma de lo que parecen flores de estramonio. Beleño (Hyoscyamus niger) No pasaron desapercibidas para los antiguos egipcios las propiedades y los efectos del beleño negro, planta que contiene alcaloides como la hiosciamina, la atropina y la escopolamina, aunque en menor proporción que otras solanáceas. Es mencionado en el Papiro Ebers y fue conocido también en Mesopotamia, donde era utilizado por los babilonios y asirios como alucinógeno. Bajo sus efectos, sacerdotes y adivinos hacían profecías y tenían visiones. Los persas lo utilizaron como sedante, analgésico y abortivo. Conunaspocasdosis,seconvertíaenunpotenteinductordetrancesextáticos.También podía enloquecer y provocar sueños pesados, por lo que se tenía por muy peligroso. Loto egipcio (Nymphaea lotus) La más representativa de las plantas niló- ticas, el loto era considerada por los anti- guos egipcios la planta sagrada que sim- bolizaba la inmortalidad y la resurrección. Durante mucho tiempo, primero los botá- nicos y luego los egiptólogos han ignora- do sus propiedades farmacológicas, se- ñaladas sin embargo en el Papiro Ebers, pero lo cierto es que contiene potentes alcaloides narcóticos. Como inductores de sueños, los alcaloides del loto pueden llegar a tener propiedades psicoactivas que provocan alucinaciones. La asocia- ción del vino y del loto fue frecuente du- rante el Imperio Nuevo egipcio. 20
  • 21. Récord de altura en el país de los faraones María Fernández Rei ¿Qué son los vasos canopos? L A P R E G U N T A Se conoce con este nombre al re- cipiente que era utilizado en el Antiguo Egipto para depositar las vísceras de los muertos, no sin antes haber pasado por un proceso de la- vado y embalsamado. Posterior- mente, los vasos eran introduci- dos en una caja de madera que, durante el cortejo, era traslada- da en una especie de trineo. Existían cuatro tipos de vasos canopos que, a su vez, venían a representar a los hijos de Horus: Amset, la vasija con cabeza humana, preservaba el hígado; Hapy era el vaso que poseía la tapa con forma de cabe- za de papión y en él se guardaban los pulmones; Kebeshenuef era la vasija con cabeza de halcón, pa- ra albergar los intestinos, y Duamutef tenía forma de chacal y conservaba el estó- mago del muerto. La forma de un chacal era la destinada al canopo que con- tenía el estómago del difunto. uci- que, da- a y ó- ra la con- unto. H asta que la catedral de Lincoln fue cons- truida en el Lincolnshire inglés en 1311, la Gran Pirámide de Giza –terminada de erigir hacia 2570 a.C.– ostentaba el título de la estruc- tura artificial más alta del mundo. Tuvo este increí- ble récord durante 3.871 años. Está situada en las afueras de El Cairo en la meseta de Giza, a 12 kilómetros de la ciudad. La Gran Pirámide fue de- clarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Ordenó construirla el faraón de la Cuarta Dinastía Keops, y el arquitecto de la faraónica obra fue Hemiunu. Para levantarla se necesitaron unos 2.300.000 bloques de piedra, cuyo peso medio era de dos toneladas y media, aunque algunos lle- gaban a pesar hasta sesenta toneladas. Original- mente estaba recubierta por unos 27.000 bloques pulidos de piedra caliza blanca. Mantuvo este aspecto hasta principios del siglo XIV, cuando un terremoto desprendió parte del revestimiento cali- zo. Posteriormente, los turcos otomanos utilizaron dicho revestimiento para la construcción de diver- sas edificaciones en El Cairo. El interior de la pirámide se dividió en tres es- pacios: la Cámara del Rey, la Cámara de la Reina y, en el subsuelo, la Cámara subterránea. Ade- más, en su estructura se diseñó un pasaje, de unos 47 metros de longitud y 8 metros de altura, que se conoce como la Gran Galería. ARQUITECTURA La Gran Pirámide de Giza es la más antigua de las Siete maravillas del Mundo y la única que aún perdura. ALBUM GETTY AQUILE Acacia (Acacia) En el mito, Horus, forma en la que renace Osiris, aparece asociado a un árbol sagrado que no era otro que la acacia, de la que se decía que contenía la vida y la muerte y que había servido como protección al dios-niño. Resulta que determinadas especies de acacia contienen alcaloides muy activos que producen efectos bastante similares a otros enteógenos: con propiedades psicotrópicas, cuando se ingiere provoca un estado modificado de conciencia. Se utilizaba en contextos espirituales, religiosos y ritualísticos además de tener usos recreativos, lúdicos o médicos. Adormidera (Papaver somniferum) Seutilizabacomosedante,analgésicoynarcóti- cosegúnlasmencionesrecopiladasenlospapi- rosSmithyEbers,copiasdetextosescritosdu- ranteelImperioAntiguo.Sehallóunacápsulade adormiderasincortarenlanecrópolisdeDehirel Medina,dondelosinvestigadorestambién encontraron,enalgunosrecipientes,restosde alcaloidescomolamorfinaylahiosciamina,que sugierenquealgunavezestuvieronencontacto consubstanciasderivadasdelaadormidera. Mandrágora (Mandragora officinarum) Contiene alcaloides como la hiosciamina, la atropina y la escopolamina. Su raíz es de aspec- to antropomorfo y es la única parte de la planta que tiene efectos psicoactivos. Era utilizada co- mo un analgésico en Egipto, donde aparece en un relieve de Amenofis IV así como en algunas pinturas murales de varias tumbas tebanas del Imperio Nuevo, aunque sobre esto existe cierta discusión. En el Papiro Leiden se encuentra una fórmula que, administrada con vino, era utilizada como un potente inductor del sueño. 21
  • 22. SOBRE EL TERRENO. En el artículo, varios egiptólogos españoles con especialidades muy diversas dan cuenta de sus apasionantes investiga- ciones. También lo es la que dirige José Manuel Galán, el llamado Proyecto Djehuty. Aquí le vemos tomando notas en una gran tumba de la Di- nastía XI (hacia 2000 a.C.) que su equipo descubrió en 2014. PROYECTODJEHUTY/JOSÉLATOVA
  • 23. C uánta gente pensaría que una especia- lista en relaciones de parentesco, un in- vestigadorsobrelacopiadetextosenar- chivos–noconservadosperodeducibles porsurastro–,unaanalistadelamadera de los ajuares funerarios y alguien que estudialaintegracióndeinmigrantesenunaaldeadetra- bajadores tienen en común ser egiptólogos/as? La imagen popular de esta profesión está muy lejos de la realidad cotidiana de quienes la desarrollan, pero no por eso es menos apasionante. De hecho, ninguno de los que se mencionan en este artículo se cambiaría por Indiana Jones ni por Lara Croft. La aventura de ser un egiptólogo que abre nuevas vías de investigación es suficientemente arriesgada en el plano de la remune- ración económica e interesante como realización per- sonal como para no necesitar peligros adicionales. Y es que los mencionados en el primer párrafo de este texto tienen otra cosa en común: ser jóvenes y españoles y, en su mayoría, estar viviendo fuera de su país. PRESENTE DINÁMICO, FUTURO INCIERTO. Hace treinta años, apenas había profesionales de esta disciplina en España: dos, a los que había que añadir a Jesús López, el pionero de la Egiptología académica en nuestro país. Él había sido epigrafista de la Misión Española en Nubia durante la campaña de salvamento propiciada por la Unesco a mediados de la década de 1960, pero a continuación prefirió volver a la Francia donde había estudiado y desarrollar su especialidad allí: la lectura de papiros hieráticos. Desde aquellas fechas, el número de doctores en esta disciplina se ha multiplicado de tal modo que se presenta una media de cerca de una tesis al año. Pero, desgraciadamente, ahora somos un país exportador de egiptólogos/as. Si hiciésemos un análisis por décadas, la mayoría de los que terminaron sus doctorados y tienen ahora más de cincuenta años obtuvieron un puesto de NUESTRA CONTRIBUCIÓN A LA EGIPTOLOGÍA ACTUAL Cosecha españolaHEMOS ENTREVISTADO A CUATRO JÓVENES EGIPTÓLOGOS DE NUESTRO PAÍS, CON CAMPOS DE ESPECIALIZACIÓN MUY DIVERSOS, PARA MOSTRAR UNA REALIDAD: LO EGIPCIO ESTÁ EN AUGE ENTRE LOS INVESTIGADORES DE LA HISTORIA ANTIGUA. Por Miguel Ángel Molinero Polo, profesor de Egiptología en la Universidad de La Laguna (Tenerife), y Alba María Villar Gómez, doctora en Egiptología PROYECTO DJEHU- TY. Esta imagen, to- mada desde un globo aerostático en 2014, muestra una vista aé- rea del yacimiento en el que trabajan Galán y su equipo, al pie de la colina de Dra Abu’l- Naga. A la izquierda del patio de entrada a la tumba de Djehuty – un alto cargo del Egip- to faraónico con cuyo nombre se ha bautiza- do la investigación– se ve el denominado Sector 10, con pozos funerarios y capillas de adobe de la Dinas- tía XVII (la necrópolis se reutilizó cuatro- cientos años después de ser creada). PROYECTODJEHUTY/JOSÉLATOVA 23
  • 24. trabajo en una institución educativa o de investigación española. Los de la generación siguiente ya no tuvieron esa oportunidad y, aunque suelen seguir ligados a la Egiptolo- gía, lo hacen desde ámbitos no académicos. Y la generación que está ahora en los treinta años, la que ha tenido una formación egipto- lógica más amplia y profunda, reside en su mayoría en el extranjero. Se trata de una situación semejante a la de tantas otras especialida- des, que crecieron en paralelo a una creación muy alta de universi- dades en la década de 1980, cuyas plazas quedaron cubiertas enton- ces y se han cerrado hasta un futuro indeterminado. CUATRO INVESTIGADORES DE PRIMERA. Para este artícu- lo, hemos entrevistado a cuatro egiptólogos españoles, tres muy jó- venes y el cuarto más maduro. Tienen en común haber abierto nue- vas vías en su especialidad, como han hecho también otros colegas que deseamos que se vean aquí representados por los seleccionados. Juan Carlos Moreno García es investigador en el CNRS francés y el de más edad de los cuatro, el decano ahora de los egiptólogos “exiliados”. Una de sus labores más importantes ha sido dirigir la publicación reciente de una Historia de la administración del Anti- guo Egipto. Su especialidad es la economía y, más en concreto, la Historia agraria del valle del Nilo, la base que permitió el desa- rrollo de la cultura que lleva fascinando mu- chos siglos a Occidente. Y, sin embargo, esta base no estaba estudiada. Desde las obras de los autores clásicos pueden leerse des- cripciones de su paisaje único y milenario, pero sólo unos pocos historiadores habían intentado entender que esa excepcionali- dad no podía ocultar que, como cualquier otro Estado antiguo o moderno, Egipto res- pondía a unos patrones de comportamiento económico y social que podían ser analiza- dos, cuantificados y comparados; y que en esa labor los conocimientos adquiridos en otras sociedades habían de ser fundamen- tales. “El diálogo con diferentes disciplinas es imprescindible para la renovación de la Egiptología. Es esencial romper moldes, producir una panorámica más amplia de la Historia de Egipto en su contexto africano y próximo-oriental”. Esta disciplina se ha mantenido durante sus dos siglos de desa- rrollo como una especialidad elitista, tanto por la forma en que los egiptólogos se veían a sí mismos y se integraban en su propia so- ciedad como por los temas que estudiaba; esto último, probablemente, una conse- cuencia de lo primero. NO ERAN TAN DISTINTOS. Moreno quiere devolver su dinamismo a la Historia de la civilización del Nilo. “No existió una monarquía única egipcia. Las decisiones gu- bernamentales tenían su impacto en el pai- saje y el territorio, en los flujos de riqueza”. Le interesa “analizar cómo la autoridad del rey se extendía por el país, cómo se ejercía el control estatal, qué instituciones se ins- talaban en el territorio, cómo se organizaba la fiscalidad y su impacto en la estructura social”. Desde esta perspectiva, no hay una distancia tan absoluta entre los antiguos y nuestro mundo actual. La fascinación está, másbien,enverquelassituacionesylospro- blemasquelesafectabannodifierentantode los nuestros, aunque sus soluciones depen- dieran, evidentemente, de factores específi- cos. “También intervenían grupos de poder. Su consolidación o pérdida de influencia era otro elemento que afectaba en los procesos de centralización o disgregación del Estado. La base de la autoridad cambiaba en las dis- tintas épocas según un equilibrio complejo entre una producción económica siempre en cambio y las fuerzas sociales”. Para nuestros cuatro egiptólogos, los documentales de televisión y las visitas a museos son un elemento frecuente entre los recuerdos de infancia que despertaron su vocación por el Egipto antiguo. También es común el apoyo de su entorno familiar, incluso superando en algún caso las reti- T ras la campaña de Nubia, con motivo de la construcción de la presa de Asuán, el gobierno egipcio concedió a España el permiso para excavar en la ciudad de Heracleó- polis Magna, actual Ehnasya el Medina, que fue la capital del XX nomo del Alto Egipto en época faraónica. Desde 1966 hasta 1984 tuvieron lu- gar varias campañas dirigidas por el profesor Almagro, y desde ese año hasta la actualidad yo he tomado el relevo en la dirección. El proyecto de investigación, que está siendo llevado a ca- bo por un equipo multidisciplinar, tiene como finalidad principal estudiar la integración de la ciudad y de su territorio en el proceso histórico que tuvo lugar en las orillas del Nilo durante va- rios milenios. El objetivo del proyecto es, pues, estudiar, conocer y divulgar la historia de Hera- cleópolis Magna y de su provincia, incidiendo en aspectos concretos como el urbanismo, el paisaje, el arte, la religión, la economía, la socie- dad, las creencias funerarias, la arquitectura..., y sobre todo investigar los momentos de máximo esplendor de la ciudad, ya que durante la épo- ca heracleopolitana (Dinastías IX y X, en torno a 2100 a.C.) fue la capital de Egipto, con la corte real instalada en ella. MUSEO AL AIRE LIBRE. Los trabajos princi- pales se han centrado en las excavaciones de las necrópolis del Primer Período Intermedio (Dinastías IX-XI) y del Tercer Período Interme- dio (Dinastías XXII-XXV), donde han aparecido las tumbas de los gobernadores locales y de los altos dignatarios. En la actualidad se trabaja en el templo del dios local Heryshef, ya que se está montando un museo al aire libre que podrá ser visitado en un futuro próximo. M. Carmen Pérez Die, Museo Arqueológico Nacional Proyecto Heracleópolis Magna LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE EGIPTÓLOGOS ESPAÑOLES (RONDAN LOS TREINTA AÑOS) SE HA FORMADO AQUÍ, PERO RESIDE MAYORITARIAMENTE EN EL EXTRANJERO Sobre estas líneas, la falsa puerta de Ipi, ha- llada en una necrópo- lis del Primer Período Intermedio dentro del Proyecto Heracleópo- lis Magna. Las falsas puertas fueron un ele- mento arquitectónico y decorativo típico de las tumbas egipcias de dicho período. M.CARMENPÉREZDIE 24
  • 25. cencias por las escasas salidas profesionales de estos estudios. En general, fue el contacto personal con un profesor universitario lo que terminó de definir una vocación que no había encontrado aún el cauce por el que expandirse; esto implica la influencia de la genera- ción precedente de egiptólogos, en su caso, la primera en la universidad española. UN NUEVO ENFOQUE DE SU RELIGIÓN. Lucía Díaz-Iglesias Llanos es colaboradora científica posdoc- toral del Seminario de Egiptología de la Universidad de Basilea. Su investigación se ha centrado en la religión –un campo con larga tradición egiptológica–, pero con una perspectiva novedosa: integrar la práctica religiosa localenelanálisisgeneral.Leinteresanlastradicionesde creencias y rituales que caracterizan a regiones concre- tas, las divinidades que forman panteones locales, cómo loselementosespecíficosqueconformanelmedio,yque por definición son únicos –un árbol, un camino, un la- go, una montaña–, pueden convertirse en ejes en torno a los cuales se vertebra un mito, un rito, una práctica; en definitiva, un paisaje religioso y cultural. A pesar de la fuerte centralización del Estado egipcio, los textos de los templos locales permiten identificar matices específicos que, en ocasiones, pueden rastrearse en composiciones de patrocinio estatal. Su última obra toma como base los ciclos míticos creados en torno a Heracleópolis Magna (la ciudad donde excava una misión española desde hace cuarenta años; en el recuadro de la página anterior, la directora del proyecto lo explica en primera persona), que ella ha identificado en las grandes composiciones funerarias usadas en todo el país, así como en himnos litúrgicos de templos alejados de dicha ciudad. Con su trabajo también quiere mostrar que el discurso religioso egipcio no fue estático: había una continua actualización de las concepciones cosmogónicas. Una diferencia fundamental entre las primeras ge- neraciones de egiptólogos y la más reciente radica en su proceso de aprendizaje de la especialidad. Aquellos tuvieron que ser autodidactas, hasta que una beca o el apoyo familiar les permitió obtener una formación reglada en universidades del extranjero. Por el con- trario, la nueva generación puede obtener una forma- ción egiptológica en España. Además de asignaturas que permiten una iniciación en varias universidades, en la Autònoma de Barcelona se imparte un Máster oficial de dos años que se inició en 2009; esto no exi- me de una permanencia más o menos extensa en el extranjero si se pretende una profundización en de- terminados campos, que no pueden cubrirse en esos programas más generalistas. Díaz-Iglesias añade que en los centros extranjeros siempre son bien recibidos, un reconocimiento al esfuerzo que supone salir para completar la especialización; además, la movilidad ayuda a integrarse en la profesión al crear una red de contactos. Se da así una contradicción: los primeros egiptólogos españoles salían al extranjero hasta que un doctorado ya completado les permitía regresar formados; la generación más reciente sale cuando su formación se ha completado para intentar consoli- darse en un puesto de trabajo extranjero. VOLVER A LEER LOS JEROGLÍFICOS. Fran- cisco Luis Borrego Gallardo es profesor asociado en la Universidad Autónoma de Madrid, una diferencia notable respecto a otros compañeros de generación. En su tesis doctoral, se atrevió a dar una traducción diferente a una de las piedras angulares de la Egip- tología (baste recordar que los primeros textos que leyó Champollion fueron los nombres de los empe- radores romanos –y reyes de Egipto– en jeroglífico). Él ha propuesto una nueva lectura y comprensión del tercero de los nombres que componen la titulatura de los monarcas que, por primera vez, resulta coherente con el conjunto de la documentación del momento en que se creó el término –“el Áureo, el Dorado”–, fren- te a las traducciones anteriores. Para hacerlo, uno de sus fundamentos metodológicos ha venido de la se- miótica: “En los templos y las tumbas, la escritura y la imagen no se pueden separar: el texto se puede mirar y la imagen se puede leer. Las escenas representadas en los relieves se pueden interpretar como frases pa- ra poder ir más allá de lo puramente visual”. Esa TRADICIONES RELI- GIOSAS. Es el campo de estudio de Lucía Díaz- Iglesias, que ha investi- gado la iconografía pre- sente en Heracleópolis Magna. Por ejemplo, en esta estela se represen- tan escenas relaciona- das con la comida y los ritos funerarios: los sa- cerdotes realizan las ce- remonias rituales y los porteadores llevan los alimentos necesarios para el ka (fuerza vital) del difunto (pierna de buey, higos, panes...). LA HISTORIA A TRAVÉS DE LA AGRICULTURA. Esa es la especialidad de Juan Carlos Moreno: la Historia agraria del valle del Nilo. Arriba podemos ver a cam- pesinos egipcios cul- tivando y arando los campos, en una pin- tura mural hallada en la tumba de Nakht, sacerdote y escriba bajo el reinado de Tutmosis IV (Imperio Nuevo, Dinastía XVIII, siglo XV a.C.). ASC ALBUM 25
  • 26. es su forma de plantear una nueva mirada al ar- te egipcio. Y con mucho trabajo por delante: hay cientos de escenas (fra- ses), paredes (párrafos) y templos (narraciones completas) que se pueden volver a leer y, en algunos casos, comprender por pri- mera vez. DIVULGAR SIN DEGRA- DAR. Los cuatro entrevis- tados se extienden cuando se les pregunta por los pro- blemas a los que se enfrenta la Egiptología en el mundo ac- tual, tras la pérdida de peso de las Humanidades, presentadas como saberes sin un “uso social” reconocido. Para Díaz-Iglesias, uno de los retos es lograr que el trabajo que se desarrolla en los centros de investigación llegue a la sociedad: considera que esa conexión es imprescindible para hacer comprender la variedad y el interés de los temas en que se trabaja ahora. “Hay proyectos españoles que desarrollan una labor ejemplar de divulgación”. Para Moreno, esa labor ha de ha- cerse sin degradar el valor de la investigación: “La tentación de la Arqueología como espectáculo y la disneylización de la Historia Antigua (a través de exposicio- nes, turismo o televisión en que primen más los aspectos visuales que el conocimiento) puede ser una solución temporal, pero que hunda a medio plazo el estatus científico de la Egiptología y del Orientalis- mo antiguos”. MarcOrriolsiLlonchimpartelaasignaturadeGénero en el Máster Oficial en Egiptología de la Universitat Au- tònoma de Barcelona y en el Diploma de Posgrado onli- ne de la misma universidad. Este último es un ejemplo de cómo acercarse a un público más amplio mediante el uso de canales de difusión menos tradicionales. Marc necesita compaginar su labor docente con el diseño. Eso sí, en una combinación de Egiptología y pop-art: crea imágenes introduciendo signos jeroglíficos en conoci- dos iconos de películas, series o grupos musicales. Su investigación se centra en la sexualidad egipcia antigua, un tema complejo y poco tratado que contribuye a una L a Misión Arqueológica de la Univer- sidad de La Laguna (AMULL) excava desde 2012 un yacimiento situado en la orilla de un wadi (un barranco que lleva agua sólo cuando llueve en el desier- to) en torno a la tumba tebana 209. Se encuentra en Nag’ er-Rasayla, una zo- na conocida con el nombre moderno de Asasif Sur, en la orilla occidental de Luxor. Se trata de una de las tumbas tardías tebanas menos conocidas. Los historia- dores le habían atribuido siempre una cronología saita (siglos VII-VI a.C.), aunque sin argumentos; se habían dado varios nombres al propietario; se traza- ron varios planos, pero todos parciales y sin haber retirado el depósito estratigrá- fico que cubría las salas. PROPIETARIO IDENTIFICADO. La Misión canaria ha desarrollado cuatro campañas arqueológicas, la última en el verano de 2015. Hasta el momento se ha excavado ya una buena parte del pa- tio, que está a la altura del wadi, la ladera por encima de ese patio, donde ha re- sultado haber restos de construcciones de tamaño monumental, el acceso hacia las cámaras interiores, formado por una escalera de una anchura excepcional, y tres de las cámaras subterráneas. Desde la segunda campaña han apa- recido también varios marcos decorati- vos en torno a las puertas, con inscrip- ciones y relieves. A través de ellos se ha podido identificar el nombre, los cargos y el grupo étnico al que perteneció el propietario. Por paralelos arquitectóni- cos y de los títulos, se trató de alguien que vivió en el primer momento de la conquista nubia de Egipto (a fines del s. VIII a.C.), la que permitió el inicio de la llamada Dinastía XXV, un período muy poco conocido. El individuo se llamaba Nisemro o, menos probablemente, As- hemro; la duda se debe a que el primer signo tiene varias lecturas posibles. RASGOS NUBIOS. La adscripción ét- nica puede afirmarse por el propio nom- bre, con paralelismos en la onomástica nubia, así como por el estilo del relieve, cercano a otros de la Dinastía XXV, con una representación de la cabeza y el rostro típicamente kushitas. Se han reconocido al menos once car- gos. Como sucede con otros miembros de la corte nubia en Egipto, sus títulos no señalan exactamente su función, pero todos lo colocan en la cúspide social. Las innovaciones arquitectónicas y decorativas pueden entenderse como ensayos y adaptaciones de modelos ya existentes a las necesidades de exhibi- ción de bienes de prestigio por parte de las élites nubias. Estas novedades están en la base del desarrollo de la arquitec- tura funeraria egipcia del Período Tardío. La excavación está así aportando una interesante información para compren- der el inicio de la integración social y ad- ministrativa de las élites conquistadoras kushitas en el territorio egipcio. El Proyecto Dos cero nueve dispone de una web (h p://proyectodosceronue ve.weebly.com/) y una página de Face- book (Proyecto dos cero nueve - TT 209) donde consultar las últimas novedades. Proyecto Dos cero nueve FÉRTIL ANTES QUE ERÓTICA. Las figurillas femeninas de terracota de ca- rácter sexual (esta es de la Dinastía XII) se colocaban en ca- pillas o tumbas para invocar la fertilidad. EL GRAN RETO DEL TRABAJO QUE DESARROLLAN ESTOS EXPERTOS ES LOGRAR QUE LLEGUE AL PÚBLI- CO SIN DEGRADAR SU CONTENIDO En la tumba de Nisemro (izda.), una puerta excavada en 2015 (abajo) conduce a un corredor que lleva a otra puerta. Lo que ésta guarda aún es un misterio. s y c v ca m DA tado se le blem la Egi tual, tr las Hu como s recono uno de trabajo centro a la so conexi hacer c el inter trabaja españo labor e P MFÉRTIL ANTES ALBUM MOLINEROPOLO MOLINEROPOLO 26
  • 27. comprensión más completa de la civilización faraónica. El estudio de las fuentes iconográficas y el análisis eti- mológico y semántico del léxico sexual empleado en los textos revelan normas de comportamiento, identifica- ción de roles masculinos y femeninos, concepciones y usos de la sexualidad que responden a unos parámetros socioculturales diferentes a los nuestros. La sexualización de las mujeres en la iconografía de- bía de estar más ligada a la idea de fertilidad que a la de erotismo, mientras que no se da especial relevancia en las fuentes al acto sexual, que apenas se menciona. En los textos, sólo se alude a través de eufemismos y me- táforas; en las imágenes, las escenas explícitas son ex- presiones individuales, alejadas del decoro del arte ofi- cial. En cambio, los textos sagrados son más claros. En la cosmogonía heliopolitana, el mito de la creación del universo, hay una evolución en el acto creador del de- miurgo: de una masturbación solitaria a una cópula con su propia mano, convertida en una divinidad específica. UN LABORATORIO PRIVILEGIADO. Ninguno de los entrevistados duda del interés en seguir estudiando la Historia Antigua y en concreto la de Egipto. Juan Car- los Moreno da la respuesta más contundente, desde la perspectiva de su propia especialidad: “Hace un siglo, Europa era el centro del mundo. En cambio, ahora estamos viviendo un momento en que ese eje central se ha desplazado hacia Asia. Como situación, no es nueva. El poder se ha recompuesto siempre pe- riódicamente. Ha habido Estados milenarios y otros efímeros, Estados que se recuperan una y otra vez y otros que apenas dejan rastro, flujos de riqueza que se desplazan y que, con ese movimiento, socavan el poder de los imperios... La Historia global, el estudio comparado de sociedades, puede ayudar a entender por qué y dónde surgen las crisis, cómo se resuelven ciertos problemas, qué asegura la estabilidad de una organización social humana, cómo se integran ac- tores diversos en formas políticas duraderas, etc. En ocasiones, los Estados se han formado para dominar zonas estratégicas, para aprovechar flujos económi- cos y comerciales y canalizarlos, fiscalizarlos. Para entender todos esos procesos, entre otros, el Antiguo Egipto es un laboratorio privilegiado”. E l 1 de octubre de 1884, Miguel Morayta y Sagrario, catedrático de Historia, pronuncia- ba el discurso de apertura del nuevo curso académico en el Paraninfo de la Universidad Cen- tral, en Madrid. El tema fue la civilización egipcia. El autor tomó como base una amplia producción bibliográfica reciente, sobre todo francesa. Fren- te a la visión negativa del Antiguo Testamento, ofrecía una imagen favorable de la sociedad del valle del Nilo. En contra de las fechas bíblicas, planteaba un nuevo esquema cronológico para la Antigüedad a partir de los textos jeroglíficos (más cercano al que usamos hoy). Y, en un momento de dura controversia entre los sectores confesiona- les y no religiosos en torno a la enseñanza, defen- día que la superación de los errores mencionados era un ejemplo de la profunda necesidad de reno- vación de métodos en la universidad española y, en última instancia, de la libertad de cátedra. La Iglesia católica española respondió con acritud al considerar las palabras del orador un ataque a sus creencias, pues ponían en duda el Diluvio Universal en un momento en que los me- dios académicos europeos y españoles expre- saban abiertamente la necesidad de un nuevo paradigma cronológico para la Prehistoria, que implicaba una interpretación de la Biblia menos literal. Ante la recogida de firmas de un estudian- te católico para la expulsión del catedrático, otra parte de sus alumnos respondió con un apoyo público a su profesor. La disolución violenta de la manifestación y la entrada de la policía en la universidad provocaron una cadena de protes- tas estudiantiles en días siguientes, cargas de las fuerzas del orden y detenciones multitudinarias. Los disturbios, que se conocen como “la Santa Isabel” por el día en que se iniciaron, alcanzaron a todo el país e incluso tuvieron su repercusión en otros centros educativos europeos. Segura- mente no ha habido muchas conferencias de Egiptología con unas consecuencias semejan- tes, aunque fueron las implicaciones educativas del discurso las que provocaron la revuelta. UN TEXTO OLVIDADO. El propio texto de la conferencia había sido regalado en el acto de apertura del curso. En las semanas siguientes, varios periódicos lo reeditaron ante la curiosidad provocada por las consecuencias de su conte- nido. Sin embargo, la ausencia de un título que mencionara a Egipto –pues se llamaba solamen- te Discurso leído...– hizo que cayera en el olvido en los medios egiptológicos españoles. “La Santa Isabel” MH Aquí se desarrolló, en 1884, la conferencia del historiador Miguel Morayta y Sagrario que desató los disturbios de “la Santa Isabel”: en el Paraninfo de la Universidad Central (hoy, Complutense). SEXO FARAÓNICO. La sexualidad egipcia antigua y sus repre- sentaciones icono- gráficas y escritas son analizadas por Marc Orriols i Llonch, al que vemos aquí ante las pirámides de Giza. MARCORRIOLSILLONCH ALBUM 27
  • 28. E xisten muchas formas de pasar a la Histo- ria. Se puede entrar a hurtadillas y tam- bién a ritmo de fanfarrias. Pero hay figu- ras que se diría que no caben por las puer- tas, y una de esas figuras fue la de Ramsés II, tercer faraón de la dinastía XIX. Estamos hablando, probablemente, de quien tuvo el mayor poder de cuantos mandatarios han existido nunca, porque cuando se habla de poder absoluto suele olvidarse un detalle importante, que es el tiempo durante el que se ejerció. He aquí un breve listado comparativo: Hitler, 11 años; Genghis Khan, 21; Ciro el Grande, 29; Felipe II, 33; Franco, 39. Muy por encima de todos ellos, Ramsés II se mantuvo en el poder nada menos que 67 años. Hay que empezar teniendo esto en cuenta para comprender lo que sigue. Porque si las cifras que atañen a la biografía de Ramsés –sus edificaciones, sus batallas, sus descendientes– son abrumadoras, casi increíbles, ello se debe a que vivió cerca de 90 años, bastante más del doble de la esperanza de vida de su tiempo. De modo que su reinado se ex- tendió sobre tres generaciones de súbditos: tanto el abuelo como el nieto obedecieron desde la in- fancia al mismo faraón. Y qué faraón. Era un tipo desmesurado en todo. Como otros tienen perro, Ramsés II te- nía un león amaestrado que lo seguía a todas partes y se echaba al pie de su cama cuando el amo se iba a descansar. Comparándolo con per- sonajes históricos posteriores, se ha dicho de él que fue una mezcla de Napoleón y Felipe II. Del primero tenía el fervor militar y –a decir de él mismo– un enorme talento para el combate. Mandó ejércitos colosales con gran deleite, y su mayor placer era visitar el campo de batalla después de una victo- ria. De ahí que lo primero que hiciera tras ser in- vestido faraón fuese marchar a la guerra, y durante los cinco años posteriores mantuvo cinco distintas sucesivamente. Del rey español tenía su sentido burocrático, su frialdad y las condiciones de su na- cimiento: como Felipe, él también había heredado un imperio y sabía que su deber no consistía sólo en mantenerlo, sino en ampliarlo todavía más. EL FARAÓN MÁS LONGEVO Ramsés II el DesmesuradoMÁS DE 150 HIJOS, CASI 70 AÑOS DE REINADO Y 90 DE VIDA, UNA LISTA INACABABLE DE HITOS EN LA GUERRA Y EN LA EDIFICACIÓN DE JOYAS DE LA ARQUITECTURA UNIVERSAL... TODO EN LA FIGURA DE ESTE REY ES ABRUMADOR, SALVO SU AMOR POR NEFERTARI. Por Alberto Porlan, escritor y filólogo CORBIS
  • 29. Hijo del dios Amón.Pese a su origen relativamente plebeyo (su abuelo y fundador de la dinastía XIX, Ramsés I, era un general), Ram- sés II interiorizó completamente es- ta creencia y por ello fue en todo grande como un dios: en crueldad, pero asimismo en magnificencia. Aquí, su estatua en Luxor. 29