Mantener la azotea impermeabilizada cada dos años y limpiarla mensualmente evita goteras e inundaciones que dañan los materiales. Limpiar regularmente las coladeras del drenaje previene taponamientos. Revisar y cambiar selladores desgastados impide fugas de agua. Pintar las paredes cada dos años mantiene la vivienda luciendo nueva y protege su estructura.