El amor desinteresado del Padre no puede dejarnos indiferentes.
Esforcémonos por amar como el Padre amó, sin importar que nuestro orgullo se sienta herido, y que la justicia humana no se cumpla.
Porque en esto consiste el verdadero amor, en amar a los que no corresponden, aún más, a los que nos hacen injusticias.
Llevemos este mensaje gozoso a los demás, y empecemos a instaurar la civilización del amor a partir de hoy en nuestro día ordinario.
Un abrazo y que Dios nos bendiga.
Luis J. Balvín Díaz
DEl amor desinteresado del Padre no puede dejarnos indiferentes.
1. Sábado de la 2ª semana de Cuaresma
El amor desinteresado del Padre no puede
dejarnos indiferentes. Esforcémonos por
amar como el Padre amó.
Primera Lectura: de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
Salmo Responsorial: Sal 102,1-2.3-4.9-10.11-12
R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Evangelio: San Lucas (15,1-3.11-32):
Autor: David Varela | Fuente: Catholic.net
2. Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las
ovejas de tu heredad, a las que habitan
apartadas en la maleza, en medio del Carmelo.
Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos
antiguos; como cuando saliste de Egipto y te
mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios como tú, que
perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto
de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira,
pues se complace en la misericordia. Volverá a
compadecerse y extinguirá nuestras culpas,
arrojará a lo hondo del mar todos nuestros
delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán,
como juraste a nuestros padres en tiempos
remotos.
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor !
3. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
4. En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos.
Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al
padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la
hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano
donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo,
sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y
se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar
puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie
se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le
diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame
como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía
lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El
hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo
en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y
celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba
perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al
volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los
criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha
matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar.
Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y
jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una
fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda
con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre
estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque
este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."
¡Es palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
5. Señor, quiero pedirte que me abra a tu gracia.
Ayúdame a ver con los ojos de la fe y a dejar de
lado todo orgullo y soberbia que me impidan estar
junto a ti. Te ruego que no te olvides de mi familia
y amigos, que les ayudes a amarte más y mejor. Por
favor, no permitas que nos separemos de ti.
Señor, haz que nos abramos al amor
incondicional del Padre.
6. ¿Y qué decir del hermano mayor? ¿No representa
también, en cierto sentido, a todos los hombres
y todas las mujeres, y quizá sobre todo a los que
lamentablemente se alejan de la Iglesia? La
racionalización de su actitud y de sus acciones
despierta cierta simpatía, pero en definitiva
refleja su incapacidad de comprender el amor
incondicional. Incapaz de pensar más allá de los
límites de la justicia natural, queda atrapado en
la envidia y en el orgullo, alejado de Dios,
aislado de los demás y molesto consigo
mismo. (Benedicto XVI. Discurso al cuarto grupo
de obispos de Canadá en visita "ad limina" lunes
9 de octubre de 2006)
7. Elamor desinteresado del Padre no puede
dejarnos indiferentes. Esforcémonos por
amar como el Padre amó, sin importar que
nuestro orgullo se sienta herido, y que la
justicia humana no se cumpla. Porque en
esto consiste el verdadero amor, en amar a
los que no corresponden, aún más, a los que
nos hacen injusticias. Llevemos este mensaje
gozoso a los demás, y empecemos a instaurar
la civilización del amor a partir de hoy en
nuestro día ordinario.
8. Hoy me esforzaré por hablar con una persona
que no me llevo bien.
¡Jesús, gracias por permitirme gozar un poco de
lo que es tu caridad! Espero que me ayudes a
llevar a la práctica este hermoso y difícil
mandamiento que es el amor. Nunca permitas
que yo te falle. Y si te llegara a fallar, nunca me
abandones a mi suerte.