1. EL CUERVO. Edgar Allan Poe.
El 29 de enero de 1845 aparece publicado “El Cuervo” en el periódico “El espejo de la
tarde” de Nueva York e inmediatamente es reproducido en casi todos los diarios y revistas
de Estados Unidos, dándole a su autor merecida fama.
Según el crítico Rafael Obligado “este poema dio a Poe una fama inmortal” y agrega, que
“para su vida mortal significó mucho menos porque le pagaron sólo cinco dólares”.
Desde el punto de vista del género, se trata de un poema narrativo que se clasifica como
balada ya que es una composición poética que refiere un acontecimiento completo en un
tono sentimental y melancólico. Si bien la balada es una creación romántica, no podemos
clasificar a este poema en la misma corriente. Aquí Poe, se acerca a las escuelas poéticas
posteriores, a los parnasianos y simbolistas, por el empleo de símbolos, por los temas, por
la perfección de su verso, por la riqueza plástica de su poema.
El contenido es un diálogo desgarrador entre un hombre dolorido por la muerte de su
amada, y un pájaro-ave que, es un símbolo de lo oscuro, de lo misterioso, de lo demoníaco,
de lo sobrenatural. Más que un diálogo es un monólogo cortado por un “nunca más” que
son las palabras fatales del cuervo.
La estructura del poema presenta dos grandes momentos a lo largo de 18 estrofas: a)
preparación del ambiente, presentación del personaje y creación de la expectativa; b)
aparición del elemento sobrenatural encarnado
en la presencia del cuervo que dialoga con el amante.
El poema comienza al estilo de un cuento con la clásica fórmula, “érase una vez”
preparando al lector para escuchar una historia que tendrá las características de una
narración poetizada pero que a la vez reunirá las condiciones y cualidades que Poe
exige a la poesía: belleza,musicalidad, extrañeza, melancolía. En una rápida
introducción, el poeta nos ubica en el momento en que ocurre la historia, en la
situación del protagonista, creando a la vez el clima, la atmósfera que envolverá el
poema. Se trata de un noche taciturna, “funesta” o “fosca”, es decir, oscura, tenebrosa
que inspira temor en el personaje. Además, precisa la hora, “medianoche”, momento
en el que, por excelencia ocurren cosas extraordinarias.
Encontramos varios adjetivos como “triste”, “fatigado”, “aburrido”, “obras raras”, que
describen la atmósfera del ambiente y al propio personaje. En el cuarto verso
introduce el misterio a través de una sensación auditiva provocada por el llamado a la
puerta que señala el comienzo de la acción dentro del poema. El personaje-amante,
lee libros de leyendas olvidadas lo que muestra su inclinación a ciertos temas que no
son comunes, seguramente relacionados con lo sobrenatural. Notamos que el
protagonista se encuentra semidormido, en un estado que oscila entre la vigilia y la
pesadilla. Es decir, el amante está dominado por un estado anímico de languidez, de
hastío, que anuncia su melancolía y su tristeza. A través de cuatro versos, Poe
muestra todo el ambiente dominado por un silencio profundo, que es bruscamente
roto por un ligero llamado en la puerta. Al final de la estrofa, el amante trata de
autoconvencerse de que es el simple llamado de un visitante.
2. La segunda estrofa comienza ubicando el acontecimiento en el tiempo: “un diciembre
helado”, o sea, una noche invernal, en que la habitación estaba apenas iluminada por
las chispas que dibujaban figuras fantasmales. Aquí se da el motivo de la tristeza que
lo llevaba a buscar alivio en los libros: la pérdida de Leonor, la amada muerta pero
que aparece divinizada y distinguida en el lenguaje de los ángeles.
En la tercera estrofa, surgen nuevas sensaciones visuales y auditivas que contribuyen
a intensificar la atmósfera sobrenatural: el cortinado color púrpura, que apenas se
mueve provocando un susurro aterrador. Todos estos elementos contribuyen a crear
un clima irreal, fantástico. Desde la estrofa tercera a la quinta, la esperanza del poeta
se ve detenida por la razón; por un momento cruza por su mente la idea de que el
llamado sea de Leonor, pero cuando abre la puerta lo único que escucha proveniente
de las sombras es el eco de su propia voz pronunciando el nombre de su amor. El
protagonista va y viene, primero hacia la puerta, luego a la ventana demostrando
desasosiego anímico al enfrentarse a lo desconocido, que se manifiesta como una
burla, como un destino desolador.
De inmediato en la estrofa séptima,
se introduce el elemento dinámico y sobrenatural en la composición. Al abrir la
ventana, hace su entrada un cuervo que llega desde las profundidades de la noche,
que aparece personificado pues, el poeta dice que entró sin saludar, “aleteando con
donaire”, como un gran señor, ignorando la presencia del dueño de casa, para ir a
posarse sobre el busto de la diosa Palas. La presencia del ave supone un instante de
alivio, porque además de ser la causa del misterio, es algo visible, concreto, dentro de
ese clima fantasmal en que el “yo lírico” llegó a suponer que el llamado era de su
amada.
Pero la presencia del cuervo determina otros significados inquietantes: su color negro
es un presagio funesto. Esa actitud soberbia encierra indiferencia y desprecio que se
mantiene hasta el final. Surge un contraste entre las líneas negras, grotescas y feas
del cuervo y la belleza del blanco mármol de la diosa Palas; por otro lado, el cuervo
viene de la noche que representa la muerte, lo fúnebre, lo demoníaco, lo infernal; en
cambio Palas es la divinidad de la inteligencia, de la razón. Es decir, si el cuervo
simboliza la sabiduría del más allá, la diosa representa la sabiduría del más acá, la
sapiencia, el equilibrio racional. Si aquél trae el caos, la destrucción y la locura, en
cambio Palas representa el mundo equilibrado y sereno.
El clima fantástico se acentúa en la estrofa 8, cuando comienza el diálogo entre el
amante y el ave que habla. Se establece otro contraste ahora, entre la ingenuidad del
personaje que interroga, y la actitud del cuervo, que se muestra brutal en su letanía
monoparlante, entre la cortesía del amante y la actitud siniestra del ave.
El amante realiza una serie de preguntas y todas ellas tienen una sola respuesta:
“Nunca más”. El primer “Nunca más” del cuervo divide el poema en dos grandes
estructuras separadas por el verso final de la estrofa 8, pues el amante pasa de la
3. expectativa al horror. Hasta aquí, predomina la lentitud; a partir de la estrofa 9, el
diálogo se acelera y va a precipitar el desenlace.
Se establece un juego psicológico, donde el yo razonador y autocontrolado, busca
una explicación para el extraño fenómeno, creyendo encontrarla en un dueño anterior
que le habría enseñado esas palabras al cuervo. Luego aparece una última
explicación, no de tipo racional, sino religiosa cuando dice “Te envía Dios su auxilio
con tan angélico ser”, es decir, el amante quiso ver en el cuervo un mensajero
celestial, enviado como bálsamo y alivio para su pena pero luego todo se aniquila ante
la presencia del ave.
El cuervo termina negándole la posibilidad de una vida en el más allá donde podría
reencontrarse con Leonor. Pero lo único que le espera es la nada, que destruye su
alma, que nunca podrá elevarse por encima de aquella figura maléfica. Al final cuando
expulsa al cuervo, éste se niega a salir; permanecerá allí para siempre, simbolizando
las sombras que se proyectaron sobre la dolorosa existencia de Poe.
Analisis El Cuervo Edgar Allan Poe
Poe escribió el poema como una narrativa, sin crear intencionalmente una alegoría o
caer en el didactismo. El tema central del poema es la devoción sin fin. El narrador
experimenta un perverso conflicto entre el deseo de recordar y el deseo de olvidar.
Parece sentir algo de placer en enfocarse en su pérdida. El narrador asume que
«nunca más» es lo único que logra retener el ave, y aun así continúa haciéndole
preguntas, sabiendo cuál será la respuesta. Sus preguntas, entonces, son
deliberadamente autodespreciativas y lo llevan aún más a ese sentimiento de
pérdida. Poe no deja en claro si el cuervo en realidad entiende lo que dice o si su
intención es crear una reacción en el narrador del poema.El narrador comienza débil y
cansado, se torna desconsolado y arrepentido antes de pasar a la histeria y, al final, a
la locura.Christopher F. S. Maligec sugiere que el poema es un tipo
de paraclausithyron elegiaco, una forma poética desarrollada por los grecorromanos
que consiste en el lamento de un poeta frente a la puerta cerrada de su amada.
El cuervo se posa en un busto de Palas, un símbolo de sabiduría que sugiere que el
narrador es un erudito.
Alusiones
Poe afirma que el narrador es un joven estudiante.Pese a que esto no esté
explícitamente en el texto, es mencionado en “La filosofía de la composición”.
También se sugiere dentro del poema en el hecho de que comience con el joven
leyendo un libro, y por el busto de Palas Atenea, diosa griega de la sabiduría.
Él está leyendo «más que un montón de pintorescas y curiosas tradiciones
olvidadas». Similar a los estudios indicados en la corta historia de Poe, Ligeia, estas
tradiciones pueden referir a lo oculto o a lamagia negra. Esto se enfatiza en la
elección del autor de ubicar el relato en el mes de diciembre, un mes en que se cree
que las fuerzas de la oscuridad están especialmente activas. El uso de un cuervo — el
“pájaro del demonio” — también sugiere esto.15 La imagen demoníaca se enfatiza por
la creencia del narrador de que el cuervo es de «la ribera Plutónica de la Noche», o un
mensajero del más allá, refiriéndose a Plutón, el dios romano delinframundo,9 también
4. conocido como Hades en la mitología griega.
Poe eligió un cuervo para ser el tema central de la historia porque quería una criatura
que no razonara pero que fuera capaz de hablar. Decidió utilizar un cuervo, el cual él
que consideró igualmente capaz del habla que un loro al concordar esto con el
deseado tono del poema.16 Poe dijo que el cuervo estaba pensado para simbolizar
el triste e interminable recuerdo.17 También se inspiró en Grip, el cuervo de Barnaby
Rudge: A Tale of the Riots of 'Eighty de Charles Dickens.