El documento es una confesión de amor de un hombre solitario hacia una mujer bella que ve como comparable a una diosa. Él ocultó sus sentimientos por mucho tiempo pero finalmente se arma de valor para confesarle su pasión. Aunque ella se siente halagada, debe rechazarlo porque ya ama a otro. Aunque triste por el rechazo, él se siente aliviado por haberse liberado confesando sus sentimientos y por haber experimentado el amor.

1. Confesión.
Oh, cuan abundantes y puros son los sentimientos de su corazón.
Sumidos en las profundidades de éste como un preciado tesoro.
Motivo de ese escamoteo no es nada más que su favor a la razón.
Prefería él una charla con la muda luna de verano,
Antes que la compaña de algún amigo que oyese sus alegrías y sus angustias.
Aunque sus quejas y halagos hacia ella fueran íntegramente en vano.
Pero desconcertado se vio él ante una divinidad excepcional.
Frente a la innegable belleza de aquella flor se vio perdida su razón.
Aquellos sentimientos que mantenía ocultos en lo más recóndito de su corazón,
Pedían salir a la luz, como el magma sale de lo más hondo de la tierra para ver el sol.
Su tierna hermosura era fácilmente comparable con la de la mismísima Afrodita,
Y ese poder divino hechizo enteramente el alma de este solitario hombre.
Difícil de explicar la belleza de aquella agraciada mujer.
Comparable únicamente con la de una diosa o alguna de las tantas bellas flores.
Su cabellera suave hipnotizaba a quien la contemplaba radiante al compás de la brisa.
Sus ojos inspiraban el brillo propio de la noche y su cabello el del oro que ansían muchos poseer.
Su expresión detenía el tiempo, volvía sabios a los necios y adinerados a los pobres.
Y no había para él mayor deleite que lograr con su labia su placentera y dulce risa.
¿Quién no experimentaría tan bello sentimiento al contemplarla tan solo un momento?
La rojiza luna de una noche de febrero inspiro en él la necesidad de confesarle su pasión.
Y fueron exasperantes los días que prorrogo hasta sentirse apto para tal confesión.
Pero finalmente se armo de todo su valor y coraje para encontrarla.
Se sentía iluminado por la pálida luna de agosto, quien fuera antes poseedora de su admiración.
La contemplo atentamente, sumido en su divina perfección.
“déjame expresarte mis más sinceros sentimientos hacia vos, querida mía”
Soltó al viento la oración expuesta de forma tímida y temerosa.
Y prosiguió tomándole sus suaves manos y uniendo su mirada espontánea a la de ella.
“nunca experimente yo pasión similar por cualquier ente en este mundo,
Te digo, ¡oh, hermosa flor! Ansió que sigamos nuestro camino a la paz eterna a dúo,
Es mi sueño poseerte y hacerte saber cada día que tu belleza sobrepasa a la de la rosa.”
“jamás en mi vida contemple mujer tan hermosa como vos,
Arrepentido de ocultar mis sentimientos hacia ti por muchas lunas,
Decido hoy liberarme y gritarte a ti y al mundo que te amo con todo mi aliento.”
Las palabras de él se posaban en los oídos de la bella mujer que tanto deseaba poseer.
Se vio ella inmensamente conmovida por singular acto de miramiento.

2. Su mirada alegre fue sucedida por una mirada de lastima y ternura.
Soltase ella las manos del retraído seductor.
Y con una sonrisa que connotaba comprensión procedió a explicar sin vacilaciones.
“me alagan tus dulces palabras, pero esta dama ya encontró dueño a su corazón,
Y siente ella hacia el poseedor de tal un amor que no tiene igual.
Lamento no corresponderte en tan bonito sentimiento, tu espera fue en demasía.
Porque te confieso ahora yo que lo mismo por ti antes sentía.”
Sus sentimientos que por vez primera veían la luz volvían a la oscuridad.
Se sintió mal por su rechazo.
Pero conto como siempre con la luna, que le veía en su regazo.
Y se sintió acogido nuevamente en los brazos de su querida soledad.
Pues, podía decirle a cualquiera que él supo lo que es amar.
Y ese era su consuelo junto a la sensación de libertad que sintiese al confesar.
FIN.
Tobin Goldman.