San Juan de Dios nació en 1495 en Portugal y murió en 1550 en Granada, España. Trabajó como pastor, soldado y vendedor ambulante antes de dedicar su vida a ayudar a los enfermos y pobres, fundando el primer hospital para ellos. Fue canonizado en 1690 y es patrono de los que trabajan en hospitales.
1. San Juan de Dios
Fiesta: 8 de marzo
Fuente texto: EWTN
2. Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495
y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de
edad.
3. De familia pobre y muy piadosa.
Su madre murió cuando él era todavía joven.
Su padre murió como religioso en un convento.
4. En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la
finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija
del patrón
y así quedaría como heredero de aquellas posesiones,
pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos
y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.
5. Estuvo de soldado bajo las órdenes de Carlos V en batallas muy famosas.
La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.
Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado
y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros
religiosos.
6. Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre
y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo.
Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño,
el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció.
7. Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos,
de pronto llegó a predicar en una misión el famoso Padre San Luis de
Avila.
Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando
el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se
arrodilló y empezó a gritar:
"Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles,
pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.
8. Se confesó con San Juan de Avila
y se propuso una penitencia muy especial:
hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera
sufrir muchísimo.
9. Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña
librería,
empezó a deambular por las calles de la ciudad
pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados.
La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas
y golpes.
10. Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas,
pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos:
azotarlos fuertemente.
Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban,
sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los
guardias
y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los
pobres enfermos.
11. Aquella estadía de Juan en ese manicomio,
que era un verdadero infierno,
fue verdaderamente providencial,
porque se dió cuenta del gran error que es
pretender curar las enfermedades mentales con
métodos de tortura.
12. Cuando San Juan de Avila
volvió a la ciudad y supo que a
su convertido
lo tenían en un manicomio, fue
y logró sacarlo y le aconsejó
que ya no hiciera más la
penitencia de hacerse el loco
para ser martirizado por las
gentes.
Ahora se dedicará a una
verdadera "locura de amor":
gastar toda su vida y sus
energías a ayudar a los
enfermos más miserables
por amor a Cristo Jesús,
a quien ellos representan.
13. Alquiló una casa vieja y allí empezó a
recibir a cualquier enfermo, mendigo,
loco, anciano, huérfano y desamparado
que le pedía su ayuda.
Durante todo el día atendía a cada uno
con el más exquisito cariño, haciendo
de enfermero, cocinero, barrendero,
mandadero, padre, amigo y hermano
de todos.
Por las noches pedía limosnas por las
calles para sus pobres.
14. -Pronto se hizo popular en toda
Granada el grito de Juan en las
noches por las calles.
El iba con unos morrales
y unas ollas gritando:
¡Haced el bien hermanos,
para vuestro bien!
Las gentes salían a la puerta de
sus casas y le regalaban cuanto
les había sobrado de la comida
del día.
Al volver cerca de medianoche
se dedicaba a hacer aseo en el
hospital,
y a la madrugada se echaba a
dormir un rato debajo de una
escalera.
Un verdadero héroe de la
caridad.
15. El señor obispo, admirado por
la gran obra de caridad que
Juan estaba haciendo, le añadió
dos palabras a su nombre de
pila ,
y empezó a llamarlo "Juan de
Dios",
y así lo llamó toda la gente en
adelante.
Luego, como este hombre
cambiaba frecuentemente su
vestido bueno por los harapos
de los pobres que encontraba en
las calles,
el prelado le dio una túnica
negra como uniforme;
así se vistió hasta su muerte,
y así han vestido sus religiosos
por varios siglos.
16. Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias
veces por entre las llamas a sacar a los enfermos
y aunque pasaba por en medio de enormes llamaradas no
sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos
aquellos pobres.
17. palos.
Juan necesitaba abundante leña
para el invierno, porque en
Granada hace mucho frío y a los
ancianos les gustaba calentarse
alrededor de la hoguera.
Entonces se fue al río a sacar
troncos, pero uno de sus
compañeros,
muy joven, se adentró
imprudentemente entre las
violentas aguas y se lo llevó la
corriente.
El santo se lanzó al agua a tratar
de salvarle la vida, y como el río
bajaba supremamente frío, esto
le hizo daño para su enfermedad
de artritis y empezó a sufrir
espantosos dolores.
18. La salud de Juan de Dios
comenzó
a debilitarse. Aunque hacía
todo lo posible porque nadie
se diera cuenta de los
espantosos dolores que lo
atormentaban día y noche,
al fin ya no fue capaz de
simular más.
Sobre todo la artritis le tenía
sus piernas retorcidas y le
causaba dolores indecibles.
Entonces una venerable señora
de la ciudad obtuvo del señor
obispo autorización para
llevarlo a su casa
y cuidarlo un poco.
19. El santo se fue ante el Santísimo
Sacramento del altar
y por largo tiempo rezó con todo
el fervor antes de despedirse
de su amado hospital.
20. Al llegar a la casa de la
rica señora, exclamó Juan:
"OH, estas comodidades
son demasiado lujo para
mí que soy tan miserable
pecador".
Allí trataron de curarlo de
su dolorosa enfermedad,
pero ya era demasiado
tarde.
21. El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le
llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y
exclamó:
"Jesús, Jesús, en tus manos me
encomiendo",
y quedó muerto, así de rodillas.
22. Había trabajado incansablemente
durante diez años dirigiendo su hospital
de pobres,
con tantos problemas económicos que a
veces ni se atrevía a salir a la calle a
causa de las muchísimas deudas que
tenía;
y con tanta humildad, que siendo el
más grande santo de la ciudad se creía
el más indigno pecador.
El que había sido apedreado como loco,
fue acompañado al cementerio por el
obispo, las autoridades y todo el
pueblo,
como un santo.
23. Después de muerto obtuvo de Dios
muchos milagros en favor de sus
devotos y el Papa lo declaró santo en
1690.
Es Patrono de los que trabajan en
hospitales
y de los que propagan libros
religiosos.
24. San Juan de Dios: alcánzanos de Dios un gran amor hacia los
enfermos y los pobres.
25. Los religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios son
aproximadamente 1,500 y tienen 216 casas aproximadamente en el
mundo para el servicio de los enfermos.
Los primeros beatos de Colombia pertenecieron a esta santa
Comunidad.
26. "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos
hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”
(Jesucristo Mt. 25,40).
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