Nuevamente nos convoca la Madre de todos los hondureños, Nuestra Señora de Suyapa a quien por primera vez en su fiesta en su Basílica deseamos invocar esta mañana como “Madre de la Misericordia”.
Este tema ha sido señalado por el Papa Francisco como el corazón del jubileo que hemos comenzado.
Homilia en la fiesta de santa maria de suyapa 2016
1. 1
HOMILIA EN LA FIESTA DE SANTA MARIA DE SUYAPA
“Santa María de Suyapa, Madre de la Misericordia”, 2016
Nuevamente nos convoca la Madre de todos los hondureños, Nuestra
Señora de Suyapa a quien por primera vez en su fiesta en su Basílica
deseamos invocar esta mañana como “Madre de la Misericordia”.
Este tema ha sido señalado por el Papa Francisco como el corazón
del jubileo que hemos comenzado.
Lógicamentees el Señor Jesúsquien nos salva,pero cuando entras en
confianza con el Hijo, este te lleva a su casa y te presenta a su Santísima
Madre. Dicho de otra forma: María es importante, pero después de que
Cristo es anunciado.
Puestos entonces ante Él con el corazón abierto, dejando que Él nos
contemple, reconocemos esa mirada de amor que descubrió Natanael el
día que Jesús se hizo presente y le dijo: «Cuando estabas debajo de la
higuera, te vi» (Jn 1,48). También hoy nos dice: “Cuando fuiste al
Santuario de Suyapa, yo te vi”.
¡Qué hermoso es estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del
Santísimo,y simplemente estar ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar
que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos impulse a comunicar su vida
nueva! ¡Que hermoso es ver a miles de hondureños y hondureñas pasar
por este Santuario, buscando el rostro de Dios, de Jesús, del hermano y
de la hermana, de manos de María¡
En la oración de la “Salve” la invocamos como “Madre de
Misericordia”. Ella fue la primera que, frente a la grandeza de la
Misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia
pequeñez reconociéndose como la humilde esclava del Señor.
En Dios encontramos la misericordia en su forma más alta y al mismo
tiempo la justicia máxima. Dicho esto, quizás Dios le ha adjudicado a
María un deber particular, que en ella esté presente solo la
misericordia. En cuanto persona humana, una de nosotros, María
puede “permitirse” esto.María, por tanto, es una especiede regalo a la
humanidad: es nuestra abogada defensora ante Dios.
2. 2
María, es invocada como estrella del mar. Antiguamente los marinos,
para no perderse, seguían las estrellas. María sigue siendo la estrella
que nos guía. Como decía San Bernardo de Claraval: “Sigue a María y
no te equivocarás jamás de camino”. Hay algunas personas que
piensan equivocadamente que los católicos “adoramos” a María.
¿Será cierto eso?
Consideremos el plan de Dios:
Dios manda alabar a María. El ángel Gabriel, enviado por Dios, saludó
a María con estas palabras: “Alégrate, llena de gracia, el Señor es
contigo” (Lc 1, 28). Dios Padre ha querido asociar a María a la
realización de su plan de reconciliación y de misericordia. De este
modo María está asociada a la obra de su Hijo, el Señor Jesús. No se
trata de un simple capricho o una exageración el reconocer la
maternidad divina de María. El misterio que la envuelve está
íntimamente unido al misterio de su Hijo. En Ella “todo está referido a
Cristo”, subordinado a Él. María no tiene naturaleza divina y todos sus
dones le vienen por los méritos de su Hijo, y no por ello deja de ser
una Mujer única, con gracias únicas para una misión muy particular en
la historia.
María coopera en la obra de la reconciliación. Para ser la Madre del
Salvador, María fue dotada por Dios con gracias a la medida de su
importante misión; Ella es la “llena de gracia”. Sin esto, María no
hubiera podido responder a tan grande llamado. Ella es Inmaculada,
libre de todo pecado original, en virtud de los méritos de su Hijo (LG, n.
53).
Los relatos del Evangelio presentan la concepción virginal como una
obra divina que sobrepasa toda comprensión y posibilidad humanas.
María es, pues, una Mujer muy especial, elegida por Dios para ser
Madre del Redentor, Madre de Dios.
Ahora veamos el Testimonio de las Sagradas Escrituras
Los Evangelios nos la presentan como activa colaboradora en la
misión de su Hijo. En Belén da a luz a Jesús, lo presenta a los
pastores, a los Magos y en el templo; convive con Él treinta años en
Nazareth; intercede en Caná; sufre al pie de la cruz; ora en el
Cenáculo. Por lo tanto, hacer a un lado a María, separarla de Cristo,
3. 3
no es lo que la revelación enseña. Si los Magos adoraron a Jesús en
brazos de María, ¿será idolatría imitar su ejemplo?
Y finalmente en la vida de la Iglesia
La Iglesia nos presenta a María como Abogada, Auxiliadora, Socorro,
Mediadora. “Pero todo esto ha de entenderse de tal manera que no
reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador”
(S. Ambrosio). La luna brilla porque refleja la luz del sol. La luz de la
luna no quita ni añade nada a la luz del sol, sino que manifiesta su
resplandor. De la misma manera, la mediaciónde María depende de la
de Cristo, el único Mediador.
El culto a María está basado en estas palabras proféticas: “Todas las
generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí
maravillas el Poderoso” (Lc 1, 48-49). Ella será llamada
bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina, sino por las
maravillas que el Poderoso hizo en Ella. Así como María presentó a
los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le
presentaran sus dones y se alegraran con el gozo de su venida, así el
culto a la Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado,
glorificado y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos.
María nunca busca reducir la gloria de su propio Hijo; todo lo contrario,
y así es como lo ha entendido la Iglesia desde los primeros siglos,
cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo en compañía de
la Virgen Madre (Hch 1, 14).
El Papa Francisco en el número 286 de la Exhortación Evangelii
Gaudium nos dice que María es la que sabe transformar una cueva
de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una
montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece
en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el
vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada,
que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de
esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que
brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para
acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su
cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con
4. 4
nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía
del amor de Dios. A través de las distintas advocaciones marianas,
ligadas generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada
pueblo que ha recibido el Evangelio, y entra a formar parte de su
identidad histórica. Muchos padres cristianos piden el Bautismo para
sus hijos en un santuario mariano, (como aquí en la Basílica de
Suyapa) con lo cual manifiestan la fe en la acción maternal de María
que engendra nuevos hijos para Dios. Es allí, en los santuarios, donde
puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que
peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella.
Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y
cansancios de la vida. Como a san Juan Diego, María les da la caricia
de su consuelo maternal y les dice al oído: «No se turbe tu corazón
[…] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?».213
j