Revelacion de la Cena del Senor

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Revelación: La Cena del Señor
Al apóstol Juan se le dio orden de escribir las cosas que había visto, y las que
son, y las que han de venir después de estas (Apocalipsis 1:19). Y que también
escribiera al ángel de cada una de las siete iglesias en Asia, estas eran: Éfeso,
Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y al concluir el
mensaje en la última de estas iglesias, es decir, Laodicea, termina acotando:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y el conmigo.” (Apocalipsis 3:20)
-Entraré a él, y cenaré con el-
Pero, ¿Quién pondrá la mesa y los alimentos? ¿Qué cenaremos? ¿Por qué el
Señor invita a cenar, luego de amonestar a cada una de las iglesias? ¿Cuál es el
mensaje de esta invitación?
He aquí las respuestas: Ven y Ve, dice el Señor.
-Ven y Ve-
El Señor Jesús dice: “El que lee entienda.”
Por medio del profeta Oseas el Espíritu Santo dice:
“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto
desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque
olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6)
-Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento-
Este es un mensaje profético que tiene implicaciones para la iglesia al final de
los tiempos: el tiempo actual. Por eso Nuestro Señor Jesucristo dice: Si alguno
oye mi voz.

-Si alguno oye mi voz-
I) Cenando con el Señor.
Nuestro Señor Jesús siendo Maestro en Israel enseñó que él era el Pan y el
Vino, que él era el Grano de Trigo y la Vid verdadera. También dijo a sus
discípulos que él tenía una comida que comer que ellos no sabían.
1) El Señor Jesús pone la mesa, trae el Pan y el Vino, y sirve la cena.
El Pan. Jesús dijo:
“Yo soy el pan de vida” (Juan 6:48).
Y continúa diciendo:
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere
de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi
carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”(Juan 6:51)
Algunos de los judíos preguntaban entre sí:
¿Cómo puede este darnos a comer de su carne?
(Juan 6:52).
He aquí el misterio del pan y la carne revelado por medio del
Apóstol Juan:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios.”(Juan 1:1).
– Jesús es el Verbo Encarnado, La palabra de Dios-
Igualmente, el Maestro les decía a los judíos y Fariseos que de él
hablaron Moisés, los Salmos y los profetas. Lo que Jesús le estaba
diciendo es que él era el Verbo, La Palabra de Dios:
”Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que
ha sido hecho, fue hecho.”(Juan 1:3)

Por eso también Jesús les dijo:
“Yo soy el pan de vida; el que a mi viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás.”(Juan 6:35)
–No tendrá sed jamás –
También nos muestra que su Palabra, la Palabra de Dios, es como
el agua que quita la sed y también nos lava:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amo a la iglesia, y se entregó a si mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento
del agua por la palabra.” (Efesios 5:25-27)
–Purificado en el lavamiento del agua por la palabra-
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado.”(Juan 15:3)
Por eso en la última cena, Jesús les lavó los pies a sus discípulos,
y al ir a lavarle los pies a Pedro este se resistió y Jesús le dijo:
”Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.”
Ninguno de los discípulos entendió que se refería al lavamiento
por su palabra, por eso le había dicho a Pedro:
“Lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora; mas lo
entenderás después.”(Juan 13:7)
Por eso el salmo 119:9 dice:
“¿Con que limpiará el joven su camino? Con guardar tu
palabra.”
“¡Cuan dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel
a mi boca.” (Salmo 119:103)

La Palabra de Dios es Pan de Vida, Agua que quita la sed, es más
dulce que la miel, y es lámpara a nuestros pies y lumbrera a
nuestro camino (Salmo 119:105); por eso Jesús le dijo a la
samaritana que el que bebiera de su agua no tendría sed jamás.
(Juan 4:14); y les dijo:
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí,
como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva.”(Juan 7:37-38)
En la última cena, Jesús tomo el pan, lo bendijo y lo partió
diciendo:
“Tomad, comed; esto es mi cuerpo.”(Mateo 26:26)
Todavía hoy, cerca de la segunda venida de Cristo, muchos
fariseos se siguen preguntando:
¿Cómo puede éste (Cristo Jesús) darnos a comer de su carne?
(Juan 6:52)
No entienden que no es un pan cualquiera, hecho en cualquier
panadería de la ciudad, o hecho por mano de hombre: es su
Palabra, la Palabra de Dios para obedecerla y ponerla por obra.
No entienden, porque la Palabra de Dios debe ser revelada por el
Espíritu Santo, autor de la misma, que es el Nuevo Pacto
anunciado en Ezequiel 36:26-27:
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros
mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra.”

El Vino. En la última cena, tomando Jesús la copa, y habiendo
dado las gracias, les dio a sus discípulos, diciendo:
“Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada para remisión de los
pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este
fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con
vosotros en el reino de mi Padre.” (Mateo 26:27-29).
Jesús llamó al vino su sangre, sangre del nuevo pacto.
–Sangre del Nuevo Pacto-
¿Por qué trae Jesús a la cena este vino? ¿Qué tan importante
es tomar su sangre (vino)?
Jesús nos revela la importancia de tomar su sangre:
“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y
yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:54)
Pero alguien preguntará:
Pastor, ¿Cómo yo sé que he cenado con el Señor
Cristo Jesús, que he comido de su carne y he
bebido de su sangre y por tanto, seré resucitado
en el día postrero?
En Levítico 17:11 el Señor Jehová Dios establece:
“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he
dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas;
y la misma sangre hará expiación de la persona.”
Luego el Maestro les dice a sus discípulos:

“El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha;
las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son
vida.”(Juan 6:63)
Si la vida de la carne en la sangre está y el Espíritu es el que da
vida, entonces Jesús nos está diciendo que su sangre es el
Espíritu de Dios, que es el mismo Jesucristo, pues el mismo dijo:
“Yo soy el Camino, y la Verdad y la Vida, nadie viene al
Padre, sino por mí.”(Juan 14:6)
2) Pero antes de ser Pan fue Trigo y antes de ser Vino fue la Vid Verdadera.
A) EL Grano de Trigo.
Cuando Jesús entendió que había llegado el momento en que
sería glorificado, le dijo a sus discípulos:
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en
la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto.” (Juan 12:24)
El grano de trigo tiene dos funciones: la primera es, morir para
reproducirse y traer más trigo, y la segunda es, ser convertido en
harina, de donde se hace el pan.
Es necesario que el trigo sea molido para que haya pan. Y en
el proceso de fabricación del pan, la harina de trigo es
mezclada con agua para hacer la masa, y luego, también,
que la masa sea puesta a fuego para ser cocida y convertida
en pan.
Tres elementos:
(1) La harina de trigo, representa a Cristo y al hombre,
(2) el agua, representa al Espíritu santo y
(3) el fuego, representa a Dios.

Esto indica claramente que debemos morir al hombre viejo para
que Cristo habite en nosotros y podamos dar muchos frutos.
B) La Vid Verdadera. Jesús dijo:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo
pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que
lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” (Juan 15:1-2)
Y también dijo:
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer.”(Juan 15:5)
–Separados de mi nada podéis hacer-
El fruto de la vid es la uva. El vino se obtiene de uvas
machacadas, pisadas en el lagar. Así es el que viene a los pies
de Cristo Jesús: debe ser transformado por medio de la
palabra de Dios con el Espíritu Santo.
El vino que trae Jesús para la cena, es su propia sangre
derramada hasta la última gota, para el perdón de nuestros
pecados.
3) La Comida del Señor.
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a
vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque
a este señaló Dios el Padre.”(Juan 6:27)
“Mi comida es que haga la voluntad del que envió, y que acabe su
obra.”(Juan 4:34)
–Su comida es que pongamos por obra su palabra-
Comemos su carne y bebemos su sangre, para obedecerle, haciendo la
Voluntad de Dios.

¿Estás seguro amigo, hermano o pastor, que estás haciendo la
voluntad de Dios, o estás haciendo lo que a ti te gusta?
-La Voluntad de Dios-
Jesús dijo:
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21)
Esto es verdaderamente serio: estar seguro que entraremos
al reino de los cielos.
II) El Significado de la Cena del Señor:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y el conmigo.” (Apocalipsis 3:20)
La Pascua en Egipto.
Cuando Jehová dio a Moisés la orden de sacar a su pueblo de la
esclavitud de Egipto, Faraón se opuso y su corazón fue endurecido
para mostrar Dios su poder.
Egipto fue escenario de los juicios de Dios a sus dioses
(Éxodo 12:12), y el último de ellos fue la muerte del
primogénito de los egipcios.
Antes del último juicio, Jehová ordenó a Moisés que el día diez del
mes de Abib, por familia se tomara un cordero. El animal debería
ser sin defecto, macho de un año. Le dijo a su vez, que lo
guardaran hasta el día catorce del mismo mes, y lo inmolara toda
la congregación de Israel entre las dos tardes. Además le dijo:

“Y tomarán de la sangre, y lo pondrán en los postes y en el
dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche
comerán la carne asada al fuego, y los panes sin levadura;
con hierbas amargas lo comerán.” (Éxodo 12:7)
Y luego le dice el porqué de esta instrucción para el pueblo de
Israel:
“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y
heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los
hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en
todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.” (Éxodo 12:12)
Alguien preguntará: ¿Y para que la sangre en la puerta? Jehová
declara:
“Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros
estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en
vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de
Egipto.” (Éxodo 12:13)
–Y la sangre os será por señal –
El Cordero de Dios.
Juan el Bautista señaló a Jesús como el cordero de Dios (Juan 1:36)
“Y veré la sangre y pasaré de vosotros”, por esto es llamada cena de
Pascua y en ingles Passover (pasar por encima) y en hebreo
Pesach.
Lo que nos dice el pasaje de la Pascua o Passover o Pesach, es que
Dios, por medio de la sangre de Cristo, nos separa del mundo y nos
santifica, de tal forma que somos librados de los juicios de Dios
que son justos y verdaderos.

Sin la sangre de Cristo, que es el Espíritu de Dios, no podremos
entrar al reino de los cielos, pues las Escrituras dicen que el que
resucitó a Jesús, ese mismo nos resucitará en el día postrero.
Carne y Sangre.
Jesús dijo que era necesario comer de su carne y beber de su
sangre para que él nos resucite en el día postrero, y lo que hayan
quedado en la tierra puedan unirse a él en las nubes en su
segunda venida.
Carne y sangre, pan y vino, la Palabra de Dios puesta por obra por
medio del Espíritu Santo.
Cuando nos falta la llenura del Espíritu Santo, la palabra es vacía, es
palabra de hombre y no de Dios, de ahí nacen las religiones, las falsas
doctrinas y las sectas religiosas. No hay revelación de la Palabra de
Dios, pues el Espíritu Santo es el autor intelectual de las sagradas
Escrituras. Sin la presencia del Espíritu Santo, nos apartamos de la
verdad de Cristo.
Pan y Vino, Carne y Sangre. Cuantas interpretaciones erróneas
escuchamos de esta verdad: se pueden comer el pan físico y tomarse
el vino físico como símbolos, pero esto no nos redarguye de pecado,
pues Jesús dijo que el Espíritu santo venía a darnos
convencimiento de pecado de justicia y de juicio.
Este es el verdadero significado de la Cena del Señor:
Creerle a Cristo, para ser lleno del Espíritu Santo y poner por obra su Palabra.
Jesús dijo:
“Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echaran fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si

bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos y sanarán.”(Marcos 16:17-18)
Créele a Dios antes que a los hombres, inclina tu corazón a creerle a Jesucristo.
No importa la doctrina que te hayan enseñado, sino es conforme a la piedad que
es la enseñanza de nuestro Señor Jesús, y si no es su palabra, tu salvación que es
individual, puede estar en juego.
Si ya te arrepentiste de tus pecados, es hora de que te conviertas a Cristo, y serán
salvos tú y tu casa.
Cristo viene, las señales que nos dejó, están casi todas cumplidas, una de ellas es
la iglesia apostata: Una iglesia sin fe, enferma, dormida y mundana, donde no hay
presencia del Espíritu Santo, solo emoción, rito y espectáculo. Una iglesia como
Laodicea, a la que el Señor le dijo (Apocalipsis 3:15-16)
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojala fueses frío o
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi
boca.”
Una iglesia apostata, es donde se predica palabra de hombre tomada prestada a
otro hombre: No hay revelación de Dios.
Si el discernimiento te llegó y has entendido la revelación de la cena del Señor, y
sientes que estas en el lugar equivocado, pídele a Dios dirección, Escapa por tu
vida y Sálvate. El tiempo se acaba.

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