Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús, porqué razón les hablaba en parábolas, les respondió: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (Mateo 13:11) De ahí es que el misterio de la piedad solo ha sido revelado a los que creen en Cristo Jesús, por lo que esta corta reflexión, te ha llegado para que mantengas limpias tus vestiduras y no caigas de la gracia. El Apóstol Pablo en su primera carta (Epístola) a Timoteo, le recomienda: “Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1Timoteo 4:7-8) =La Piedad tiene Promesa de esta Vida Presente y de la Venidera= Si la piedad tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera, nos habla de eternidad, nos habla de Dios; de ahí la importancia del conocimiento de lo que Dios espera de nosotros para habitar con él, y no vivamos de espalda a sus mandamientos, ordenanzas y estatutos. Por lo que el apóstol Pedro en su segunda epístola nos declara: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2Pedro 1:3) Porque esto es conocimiento de Dios, por lo que el Señor Jehová Dios dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6) El hombre piadoso es el que conoce la verdad de Nuestro Señor Jesucristo, el que conoce a Dios, el que camina con Dios: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6) =El Piadoso anda como anduvo el Señor Jesús= Por eso dice el Señor acerca de Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová, hijos del último Sumo Sacerdote Levita del Tabernáculo en Silo, en Israel: “Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová” (1 Samuel 2:12) La piedad es lo contrario a la impiedad, de ahí que los hombres que profesan la impiedad son llamados por Dios, impíos. El impío para Dios es el ser más despreciable (como los sacerdotes hijos de Elí); esto es, si no se arrepiente de sus pecados. Pero, en sentido general, el impío es considerado como un pecador que no siente la necesidad de arrepentimiento, es como si fuera la naturaleza de ese individuo: “Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que el encantador sea” (Salmo 58:3-5) Y continúa diciendo del impío: “Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos” (Salmo 119:155)

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EL Misterio de la Piedad: Revelación
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
justificado en el Espíritu,
visto de los ángeles,
predicado a los Gentiles,
creído en el mundo,
recibido arriba en gloria”
(1Timoteo 3:16)
Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús, porqué razón les hablaba en parábolas, les
respondió:
“Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los
cielos; mas a ellos no les es dado” (Mateo 13:11)
De ahí es que el misterio de la piedad solo ha sido revelado a los que creen en Cristo Jesús, por
lo que esta corta reflexión, te ha llegado para que mantengas limpias tus vestiduras y no caigas
de la gracia.
Pero entendamos las Sagradas Escrituras: ¿Qué tan importante es la piedad?
El Apóstol Pablo en su primera carta (Epístola) a Timoteo, le recomienda:
“Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es
provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa
de esta vida presente, y de la venidera” (1Timoteo 4:7-8)
=La Piedad tiene Promesa de esta Vida Presente y de la Venidera=
Si la piedad tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera, nos habla de eternidad, nos
habla de Dios; de ahí la importancia del conocimiento de lo que Dios espera de nosotros para
habitar con él, y no vivamos de espalda a sus mandamientos, ordenanzas y estatutos. Por lo que
el apóstol Pedro en su segunda epístola nos declara:
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han
sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel
que nos llamó por su gloria y excelencia” (2Pedro 1:3)

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Porque esto es conocimiento de Dios, por lo que el Señor Jehová Dios dice:
“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6)
El hombre piadoso es el que conoce la verdad de Nuestro Señor Jesucristo, el que conoce a Dios,
el que camina con Dios:
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6)
=El Piadoso anda como anduvo el Señor Jesús=
Por eso dice el Señor acerca de Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová, hijos del último Sumo
Sacerdote Levita del Tabernáculo en Silo, en Israel:
“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová”
(1 Samuel 2:12)
Pero, ¿Cómo se manifiesta la Piedad?
La piedad es lo contrario a la impiedad, de ahí que los hombres que profesan la impiedad son
llamados por Dios, impíos.
El impío para Dios es el ser más despreciable (como los sacerdotes hijos de Elí); esto es, si no se
arrepiente de sus pecados.
Pero, en sentido general, el impío es considerado como un pecador que no siente la necesidad de
arrepentimiento, es como si fuera la naturaleza de ese individuo:
“Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira
desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el
áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más
hábil que el encantador sea” (Salmo 58:3-5)
Y continúa diciendo del impío:
“Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos”
(Salmo 119:155)
Es por esto que este ser es separado del pecador común, como se pregunta el Apóstol Pedro:
“Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el
pecador?” (1Pedro 4:18)
Como podemos ver, el Justo es el que obedece al Evangelio de la Piedad de Nuestro Señor
Jesucristo, por su lado, el pecador vive en oscuridad, pues no tiene el conocimiento de la verdad
(no ha sido lavado con la sangre de nuestro Señor Jesucristo), mientras que el impío, es el que

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sabe hacer lo bueno y no lo hace (Santiago 4:17). Por eso, el impío para Dios es el peor
pecador:
“Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé
su maldad, dice Jehová” (Jeremías 23:11)
=Aun en mi Casa hallé su maldad, dice Jehová=
Por eso el Apóstol Pablo le recomienda a Timoteo:
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro
Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido,
nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales
nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de
hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la
piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales” (1Timoteo 6:3 -6)
=Si la Doctrina que recibes no es conforme a la piedad, apártate de los tales=
Como puedes ver, las Sagradas Escrituras establecen que La Doctrina de Nuestro Señor
Jesucristo es conforme a la piedad. Si la doctrina que recibes no es conforme a la piedad, es
impía, y estas siendo condenada tu alma a la separación eterna de Dios: El castigo en el Infierno,
por lo tanto huye de ahí, apártate de los tales, si es que tu naturaleza no es impía, como establece
el Salmo 58.
Acerca de estas doctrinas impías, que profesan falsamente a Cristo, el Espíritu Santo declara por
medio del Apóstol Pablo, lo siguiente:
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes,
crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad,
pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2Timoteo 3:1-5)
=Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella, a estos evita=
Definitivamente, el Espíritu Santo de Dios no se refería a los hombres pecadores del mundo,
que no tienen conocimiento ni temor de Dios, se refiere a los que habitan en la Casa de Dios,
como en los tiempos del Israel apóstata (Jeremías 23:11)
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque
nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar”
(1Timoteo 6:6)

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Ahora bien, ¿De dónde viene esa doctrina de error que se opone a la piedad
enseñada por Cristo?
Podemos considerarla como producto de la ignorancia de la revelación de la Palabra de Dios,
que de acuerdo a nuestro Señor Jesús, el misterio del reino de los cielos (Mateo 13:11), solo
será revelado a los que son escogidos por él del mundo:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que
todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16)
=Fuimos elegidos para que llevemos fruto, y nuestro fruto permanezca=
Pero, ¿Cómo sabremos que estamos siendo guiados a dar fruto, como se espera de
los Hijos de Dios?
En esto consiste la piedad: Que amemos al prójimo como a nosotros mismos. Si en nosotros no
hay amor, el amor del Padre, que es Jesucristo, no está en nosotros.
En consecuencia, el engaño de la doctrina de impiedad, viene por errar en el entendimiento de la
Gracia de nuestro Señor Jesucristo:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios” (Efesios 2:8)
Nuestra salvación es un don de Dios, es por la Gracia de Dios, por medio de la
fe.
Siempre recuerden que la gracia se recibe por medio de la fe, que es donde se
equivocan las falsas doctrinas, porque sin fe es imposible agradar a Dios
(Hebreos 11:6).
= Por Gracia por medio de la Fe=
Por lo que separando la fe de la Gracia, hace imposible recibir el conocimiento
de Dios, cuando se camina en la doctrina del error.
Ciertamente, no es por obras que recibimos la gracia, para que nadie se gloríe
ante Dios (Efesios 2:9). Pero una vez la recibimos, debemos dar por gracia lo
que por gracia hemos recibido (Mateo 10:8)
Una vez en la gracia, el Señor nos declara cual es la nueva vestidura que llevaremos:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos
en ellas” (Efesios 2:10)

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Alguien ahora asustado dirá:
Pero, ¡No es por obras que recibimos la gracia de la salvación!
¡Claro que no! Pero si dices que Cristo está en ti, debes andar como él anduvo (1 Juan 2:6)
Jesús, el Señor, enseñó a sus discípulos el misterio de la piedad; esta revelación, a su vez, la
recibe de ellos el Apóstol Pablo en su segundo viaje a Jerusalén junto a Bernabé, donde él les
expuso a los apóstoles, el evangelio que había recibido directamente de Cristo. Pero, ellos se
dieron cuenta que una enseñanza le faltaba, la que correspondía a la piedad, a lo que Pablo
dice:
“Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual
también procuré con diligencia hacer. (Gálatas 2:10)
A partir de esa revelación recibida, el apóstol Pablo procuró encomendar a todas las iglesias de
Asia, que procurasen hacer tesoros en el cielo (Mateo 6:19-20), mediante la ayuda mutua,
demostrando que el amor de Cristo Jesús estaba en sus corazones:
“Pues aun a Tesalónica me enviaste una y otra vez para mis
necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que
abunde en vuestra cuenta” (Filipenses 4:16-17)
Así como le fue enseñado este misterio, así se lo enseña a Timoteo, a quien le llama hijo en la fe,
pues aprendió de él que la gracia se recibe por medio de la fe. Las cartas escritas a Timoteo, son
un mensaje que nos envía el Espíritu Santo a nosotros, los lavados con la sangre de Cristo.
Si alguno tiene dudas de la revelación de la piedad para salvación, se constituye en un impío que
no siente amor al prójimo, y no entrará en el reino de Dios, pues Dios es amor (1 Juan 4:8)
A pesar de que el Señor Jesús enseñaba con el ejemplo a sus discípulos, fue Pedro quien por
primera vez presenció el efecto de la piedad para salvación, en la casa de Cornelio.
“Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la
compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su
casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”
(Hechos 10:1-2)
Dicen las Escrituras, que este centurión romano, era piadoso, daba limosna y oraba, por lo que
sus limosnas y sus oraciones subieron hasta Dios, abriéndonos las puertas del conocimiento de
Dios a los gentiles:
“Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día,
que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. Él,
mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo:

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Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de
Dios” (Hechos 10:3-4)
Por lo que el ángel le dio la instrucción a Cornelio de que mandara a buscar al Apóstol Pedro,
quién luego le hablaría del Mesías resucitado. Y todos los que oyeron a Pedro en la casa del
centurión, recibieron la palabra de Dios con fe, y recibieron el bautismo del Espíritu Santo.
Fueron los primeros gentiles en recibir este bautismo:
“Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se
quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el
don del Espíritu Santo” (Hechos 10:45)
Cornelio y su casa recibieron la Gracia de Dios, pues oyeron con fe la predica del apóstol Pedro.
Pero esta gracia nos llegó por un hombre justo y piadoso, Jesucristo, el Hijo de Dios; así también
fue considerado Cornelio, como lo fue Noé (Génesis 6:8-9, 7:1), quien era temeroso de Dios.
Para los que aún no han entendido en sus corazones, he aquí la instrucción que recibe Timoteo
en la primera carta que recibe del Apóstol Pablo:
“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de
ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni
oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como
corresponde a mujeres que profesan la piedad” (1 Timoteo 2:8-10)
=Las Buenas Obras son de los que Profesan la Piedad=
Pero estas buenas obras, no provienen de nosotros, sino del corazón de Dios, para que nadie se
gloríe, sino que por medio de ellas, los que las vean le den las gracias a Dios, glorificando su
Nombre; porque el mundo no quiere desprenderse de lo que tiene para dar a los que están en
necesidad: Las buenas dádivas vienen de Dios, dicen las Sagradas Escrituras.
Es por esto que Jesús, el Señor, le insistía a sus discípulos, lo que los fariseos no eran capaz de
entender por su duro corazón:
“O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su
fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol” (Mateo 12:33)
=Por el Fruto se Conoce el Árbol=
Por lo que dice el Señor:

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“Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego”
(Mateo 7:19)
Habiendo entendido el Apóstol Pablo esta revelación del Misterio de la Piedad, en su carta a Tito
inicia diciendo:
“Pablo, siervo de Dios, y apóstol de Jesucristo, según la fe de los
escogidos de Dios, y el conocimiento de la verdad que es según la
piedad” (Tito 1:1)
Pablo descubrió que la fe de los escogidos de Dios, los que reciben la gracia, y el
conocimiento de la verdad, es decir, de Cristo, nos es dada según la piedad. Los
que no pueden entender eso, es porque su corazón se inclina al mundo (bienes
materiales, deleites, pasatiempos, en una palabra: todo lo que el dinero pueda
proveer), a lo que también el apóstol Pablo le observa a Timoteo:
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y
sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre” (1Timoteo 6:10-11)
Pedro, por su lado, también entendió que este misterio de la piedad nos es
revelado en el conocimiento de Dios, lo que no pueden recibir los tibios que moran
en la Casa de Dios, los que serán vomitados por el Señor (Apocalipsis 3:16), la
semilla que cayó entre espinos y no dio frutos:
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han
sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel
que nos llamó por su gloria y excelencia” (2Pedro 1:3)
David, el rey, de igual forma lo comprendió:
“La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios
delante de sus ojos” (Salmo 36:1)
Daniel, a su vez, recibió una poderosa revelación acerca de la Iglesia que se
apartaría de las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo en los días postreros, la
iglesia mundana, apóstata, impía:
“Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos
procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los
entendidos comprenderán” (Daniel 12:10)

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=Ninguno de los Impíos Entenderá=
Pero alguien preguntará: Pastor, ¿Cómo identificamos si la doctrina que recibimos no es
conforme a las enseñanzas del Señor Jesús, que estamos siendo condenados sin saberlo?
Como el árbol se conoce por sus frutos, he aquí algunas señales:
- Primero: A la salida del servicio, fíjate si los hermanos se ofrecen llevar a los otros
en sus vehículos a sus casas, aunque no esté lloviendo; si piensan que el combustible
está muy caro, entonces no han sido enseñados en la piedad que es por la fe.
- Segundo: Si pasas al lado de un limosnero y te pide, y en lugar de darle, juzgas su
condición o su estado, entonces no conoces al Señor Jesús, pues él no nos dijo que
juzgáramos, sino que a quien nos pide, le diéramos:
“Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se
lo rehúses. (Mateo 5:42)
- Tercero: Si al ver enfermos, menesterosos, hambrientos, entre otros, tu corazón no
se contrista, es claro que el amor de Jesucristo no está en ti; sobre todo, si nunca te
interesas por los oprimidos (los que están en hospitales, cárceles, etc…). Jesús le dio
esta señal a sus discípulos en Mateo 25, cuando les habló de las vírgenes
insensatas. Para mayor claridad léete el capítulo 25 de Mateo, y luego piensa si
murieras en ese momento, si en verdad tú irías al cielo. Y esto no es juego, cualquiera
leyendo esta revelación pudiera estar terminando su estadía en la tierra: Y tu alma,
¿ya se convirtió a Cristo?
- Cuarto: Si ves a tu prójimo en tinieblas, sin Cristo, y tu corazón no te impulsa a
presentarle el plan de salvación, es que el Espíritu Santo de Dios, no mora en ti y te
avergüenzas de Cristo. Jesús, ejemplo nos dio de su corazón piadoso (Marcos 3:5,
Lucas 19:41, Juan 11:33-35).
- Quinto: Si te resistes a dar a tu prójimo, entonces tu corazón está tan endurecido y
sucio que no entiendes que lo que te ahorras en limosnas, lo vas a tener que gastar al
doble en farmacia, clínica, mecánico o funeraria, porque en eso consiste el temor de
Dios, él escudriña la mente y el corazón del hombre, y dice que no será burlado, todo
lo que el hombre siembre, eso cosechará. Fíjate si la doctrina que recibes es conforme
a la piedad, porque todo esto debes verlo ser practicado por tus líderes, enseñando lo
que el Señor dice acerca de quiénes son los que entrarán en su reino:
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a
Dios” (Mateo 5:8)
- Sexto: Si tú no amas a tu prójimo, en la práctica no en la teoría, tú no has conocido a
Dios. Si te es fácil gastar desperdiciando lo que Dios te ha dado como mayordomo de

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sus bienes, sin pensar en los que están en necesidad a tu lado o en cualquier parte del
mundo, entonces tu nombre no está inscrito en el Libro de la Vida, en el
reino de los cielos.
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”
(1Juan 4:8)
- Séptimo: De seguro diezmas en la Casa de Dios, si lo haces, está muy bien, pues
debes hacerlo, porque es un mandato divino, el diezmo es propiedad de Dios, y si no
diezmas, le estas robando a Dios. Pero recuerda que los diezmos y las ofrendas en la
iglesia, no te quitan la responsabilidad de limpiar tu corazón por medio de la piedad
individual, es la obra de Dios dando fruto por medio de ti, y es una obra constante,
para mantener limpias tus vestiduras. El que conoce la Verdad que es Cristo Jesús, lo
sabe:
“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más
importante de la ley: La justicia, la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáis
lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de
robo y de injusticia” (Mateo 23:23-25)
- Octavo: Si al dar haces tocar trompeta, es decir, no das en secreto, sino que lo
publicas, sacas fotos, lo pregonas, etc., igualmente, no conoces a Dios. Esto aplica
para los ministerios que acostumbran publicar lo que hacen, sobre todo en las
misiones, con el pretexto de rendir cuentas al pueblo del destino de los aportes u
ofrendas que dan para esos propósitos. Si la congregación debe recibir fotos, o
videos, entonces no están ofrendando de corazón, pues a Dios es que se le da cuando
se da a los pobres, por tanto ese ministerio y sus líderes, no están guiando en la fe de
Cristo a esas ovejas, es puro negocio, mercantilismo disfrazado de piedad. Jesús, el
Señor nos enseña que:
“Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trompeta delante
de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas,
para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya
tienen su recompensa” (Mateo 6:2)
En todo caso, Dios dejó claramente establecido que los impíos no entenderían (Daniel 12:10),
al igual que en los tiempos de Noé:

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“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé
entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los
llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo
24:37-39)
Como establece el Espíritu de Dios en el Salmo 41:1-3, acerca de los piadosos:
“Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo, lo librará Jehová.
Jehová lo guardará y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo
entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el
lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad”
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto,
será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios
justo; bienaventurados todos los que confían en él” (Isaías 30:18)
=Ninguno de los Impíos Entenderá=