1. X Domingo del Tiempo Ordinario. Evangelio (Lucas 7, 11-17) 9 de junio 2013.
Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
Para ti… La vida que nace del Evangelio
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que
sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío
considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: “No
llores”. Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo “¡Muchacho, a
ti te digo, levántate! El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a
su madre. Todos, sobrecogidos, daba gloria a Dios, diciendo: “Un gran Profeta ha
surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”. La noticia del hecho se divulgó
por toda la comarca y por Judea entera.
“Y tú ¿hacia dónde caminas?”
El gentío que sigue a Jesús y el que sigue la viuda son muchedumbres antagónicas. El
cortejo que acompaña a la viuda camina claramente hacia la muerte. La tiene ahí,
delante. Es un final al que todos saben que llegarán, más tarde o más temprano. Sólo
les queda resignarse o, si acaso, tratar de compartir el dolor, cerrando filas en un gesto
solidario. Con razón van transpirando tristeza.
La turba, en cambio, que va con Jesús camina hacia la vida. No sólo porque se oyen
voces y risas, porque hay niños que juegan. No solamente porque Jesús, al final, va a
hacer que la muerte suelte su presa. Sino porque todo este episodio tiene el valor de
un signo: nos trae noticia de que, en un mundo abocado a la muerte, han empezado a
soplar vientos de vida. La muerte ya no es señora, triste final de cada historia.
Ante estas dos corrientes que hoy encontramos en Naín, es bueno preguntarnos cuál
es la nuestra.
El que se ha apuntado a la muerte, no lo dice, pero se le nota. Respira pesimismo y
amargura. Se empeña en ver siempre el lado negro, negativo de los sucesos y de la
gente. Desconoce las alegrías hondas: compartir, perdonar, acoger… Lleva la mano
permanentemente cerrada, y la mirada triste. Nunca va desarmado. Y no tiene amigos;
porque sabe producir miedo, pero jamás una sonrisa agradecida.
Los que van en la corriente de la vida, por el contrario, contagian amistad y hacen
florecer esperanza. Saben perfectamente que una mano sola es poco: por eso se
juntan para rezar, y saben ofrecerlas como amigos, y unirlas en un esfuerzo solidario.
Tienen el buen gusto de pararse cuando hace falta: así pueden escuchar al otro,
amoldarse a su paso, conseguir que la prisa no estropee la alegría del encuentro. Aman
la paz y respetan cualquier forma de Vida. Están hechos de una pieza…
Dos caminos. Dos estilos de vivir.
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿En qué multitud crees que vas tú?
¿En qué gestos y actitudes de tu vida puedes describirte en la vida o muerte?
¿Podemos ayudarnos en grupo para comentarnos qué es lo que más se nos nota?
Proponte alguna actitud que cambiar de la marea de muerte a la de Vida.