Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
III to 2015
1. Domingo III del Tiempo Ordinario. Evangelio (Marcos 1,14-20). 25 de enero 2015.
Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
La vida que nace del Evangelio para cada semana …
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el
Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y
estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de
Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron
a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
“Yo soy así, yo no puedo cambiar”
Jesús llega como con prisa: apremiando, sacudiendo por el hombro a los soñolientos, a los
demasiado tranquilos, a los instalados. Para que quede bien claro, desde el principio, que hay
mucha tarea por delante. Que el Reino de Dios no es una fruta silvestre, al alcance de la mano
del primero que pasa; sino más bien el final de un largo esfuerzo, donde se han ido amasando
–codo con codo- el pequeño sudor del hombre y la gracia vivificante del Señor. Que no hay
tiempo que perder. Que hay que poner manos a la tarea.
¿Y cuál es la tarea? Nada más, y nada menos, que ésta: “Convertíos y creed la Buena Noticia”.
Así de claro. Así de radical.
“Convertíos”: Es tanto como decirnos que habíamos equivocado el camino, que no es posible
seguir como hasta ahora. Que no podemos seguir acumulando unas riquezas que se nos han
de pudrir en las manos. Que no podemos seguir dando vueltas a la noria, alrededor de nuestro
“yo”, incapaces para ver que nuestro camino no progresa, que nos hemos ido quedando
remansados fuera de la corriente de la vida, que nuestro barco anda escorado. “Convertíos”, es
decirnos que ya está bien de desigualdades y guerras, de hambre por los cuatro costados del
mundo, de pisar al otro para subir, de mentiras, de odios, de violencia… Convertirse es cambiar
de vida, hacer borrón y cuenta nueva.
“Creed la Buena Noticia”: He ahí la cuenta nueva. Es abrir de par en par el corazón, y dejar
que lo refresque la lluvia limpia de la Palabra. Es dejarse conducir, en la niebla, por la mano de
Alguien que nos ama. Es fiarse plenamente del Padre: ver con sus ojos, intentar amar con su
corazón. Es decirle un “sí” grande, total. Firmarle un cheque en blanco. Renacer. Resucitar.
“El momento es apremiante”: Hay que empezar ya. Se trata de cambiar de vida. Se trata
de salirse del hechizo de las cosas, mandar en ellas. Se trata de componer una nueva escala de
valores, de acuerdo con los criterios del Evangelio: primero, el Reino de Dios y lo que va con
él; todo lo demás, detrás. Y lanzarse a volar alto, libres de peso inútil. Lanzarse a vivir la
aventura fascinante de la libertad plena, del amor sin engaños. Y hacer brotar a nuestro paso
la alegría y la esperanza.
“Jesús les dijo: venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. Quiere Jesús que,
una vez convertidos a esa nueva manera suya de vivir, seamos en adelante sus testigos: que
vayamos corriendo la voz de casa en casa, de ciudad en ciudad, de siglo en siglo. Para que
todo el mundo se entere de que hay, por fin, un camino abierto. De que vale la pena
intentarlo. De que ya es posible ser feliz.
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿De verdad crees en esta Buena Noticia que transforma el mundo como una revolución?
¿Te consideras testigo al estilo de los “pescadores de hombres” que siguen a Jesús?