Este documento resume un evangelio de Lucas sobre un rico que ignora al pobre Lázaro que yace en su puerta. Tras la muerte de ambos, Lázaro está en el seno de Abraham mientras el rico sufre en el infierno, pidiendo en vano ayuda. Jesús quiere que veamos que Dios se pone del lado de los pobres y que debemos actuar ahora para cambiar un mundo desigual, antes de que sea demasiado tarde. Se invita a la reflexión sobre cómo este evangelio refleja nuestra sociedad y cómo podemos comenzar a
1. XXVI Domingo del Tiempo O. (Lucas 16, 19-31). 29/09/13.
Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
Para ti… La vida que nace del Evangelio
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de
lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en
su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y
hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los
ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en
el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro
en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la
punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le
contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso
encuentra aquí consuelo, mientras tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un
abismo inmenso, para que no puedan pasar de ahí hasta nosotros”. El rico insistió: “Te ruego
entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para
que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento”. Abrahán le
dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”. El rico contestó: “No, padre Abrahán.
Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a
los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”.
Esto no puede seguir así
El mundo puede –y debe- ser de otra manera. Que no es que sea así porque tenga que serlo,
sino porque hay gente –gente concreta, como tú y como yo-, que lo ha hecho así, tan mal
hecho. Y que Dios, por supuesto, no es responsable de que el mundo haya llegado a tal punto
de deterioro; es más, que lo que está queriendo –y trabajando por ello- es que el mundo
cambie.
No queda ahí el asunto. Es mucho lo que desagrada a Dios este tipo de desigualdades, y mucho
lo que nos jugamos los hombres a la hora de tomar partido –en libertad- por unas opciones o
por otras, como para que Jesús deje el tema simplemente insinuado. Quiere llegar hasta el
fondo. Y, para que veamos claro cuál es exactamente “su voluntad” –cuál es, exactamente,
nuestro deber-, permite que nos asomemos a lo que ocurrirá después: la tortura de las llamas
para el rico, y el gozo de los elegidos para Lázaro. Y además, un abismo insalvable entre
ambos: o sea, que aquello ya no tendrá arreglo; o sea, que Dios se ha puesto definitivamente
del lado del pobre.
Queda clara la moraleja: es ahora cuando hemos de actuar, mientras las cosas pueden cambiar
aún. Todo el que pueda, debe hacer cuanto esté en su mano para enderezar este mundo
torcido; y hacerlo mientras –como el hierro aún caliente- existe posibilidad de moldearlo. Lo que
no hayamos conseguido arreglar nosotros ahora, mientras vamos de camino, lo tendrá que
hacer Dios “a la hora de la verdad”: cuando acabe, como Señor, poniendo las cosas en su sitio.
Hemos pues, de darnos prisa. Hay mucho que cambiar –en el mundo, en nosotros-, y el tiempo
apremia.
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿Tiene un reflejo en nuestra sociedad este evangelio del domingo?
Si es así ¿Qué te sugiere como reflexión?
¿Por dónde comenzarías este cambio al que nos invita la reflexión?
Finalmente: ¿Cómo salir de la indiferencia de nuestra sociedad?.