El ritual de paso a la adultez de los indios Cherokee implicaba que el padre vendara los ojos de su hijo adolescente y lo dejara solo en el bosque durante toda la noche, sin poder pedir ayuda, para que sobreviviera los sonidos aterradores de la noche y así convertirse en hombre; sin embargo, el padre en realidad permanecía cerca protegiéndolo sin que él lo supiera, al igual que Dios protege a los creyentes aunque no puedan verlo.