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San Vicente de Paúl: la caridad en accion: los desastres de la guerra
1. JOSÉ MARIA ROMAN, SV (I Biografía), BAC 1981, pp. 515-531
LA CARIDAD EN ACCIÓN:
LOS DESASTRES DE LA
GUERRA
2. “LORENA, UN PAÍS ENTRE DOS FUEGOS”
Francia entra en la guerra de los
30 años en 1635. Se le conoce
también con el nombre de
“guerra fría”. Tal situación
suscitó la protesta de la opinión
francesa, tendiendo más bien a
un acuerdo con España. Y así
fue, pero no por mucho tiempo.
El foco de atención entre 1636 y
1643, uno de los principales
escenarios de la guerra fue el
ducado de Lorena. Para el colmo
de males, desde 1552 encerraba
dentro de su territorio 3 ciudades
episcopales: Metz, Toul y
Verena, incorporadas a
Francia.s…” (p. 459).
Etnica y lingüísticamente, Lorena era en parte
francesa y en parte alemana. Su situación
geográfica y estratégica la hacían igualmente
apetecible para los dos continentes.
La ciudad de Praga en la actualidad con el
castillo al fondo. Desde una ventana de esta
fortaleza fueron arrojados los dignatarios
católicos, dando comienzo a la Guerra de los 30
años
3. “LORENA,
UN PAÍS ENTRE DOS FUEGOS”
España
Francia
Carlos IV
Francisco Nicolás
Guerra
de los
30 Años
Guerra
Fría
Lorena
España
Alemania
Francia
Turcos
Suizos
Húngaros
Croatas
Polacos
Escoceses
Suecos
Bárbaros
La disputa de Lorena: Parte Francesa y parte alemana
Situación geográfica y estratégica
1635-1643: Serie de Marchas y contra marchas de ejércitos
No existía una línea definida de combate
Los cuerpos de combate carecían de un mando común
Las acciones bélicas se reducían a golpes de
fortuna, cuyo verdadero objetivo era el pillaje,
así como la búsqueda de sustento.
4. “SOLA LOTHARINGIA IEROSOLYMAN CALAMITATE VINCIT”
Todas las furias del
Apocalipsis se
desataron sobre el
infeliz ducado:
suecos, luteranos fanáticos profanaron lugares
y objetos sagrados (600 iglesias, robaron
cálices, derribaron altares, quemaron reliquias,
pisotearon las formas consagradas.
Los croatas del duque (lorenenses) y los
imperiales perseguían a los lorenenses
“traidores”, arrasando cosechas e incendiando
poblados.
El paso de las tropas dejaba a su paso cadáveres
de hombres y animales. Se aplicaban los más
refinados tormentos. Hubo hombres quemados a
fuego lento para sacarles dinero o víveres; a otros
se les cortaron los brazos o las piernas; unos más
fueron golpeado hasta reventar. No se perdonaba a
mujeres y niños.
5. La peste y el hambre:
Consumaban la obra
destructora. La escasez de
alimentos era grande; los
animales muertos eran
devorados con avidez. Se habló
de madres que se habían comido
a sus hijos, de un hombre que
había matado a un hermano
suyo por un pan de munición…El
Jesuita Caussin, confesor de Luis
XIII expresaba:
“Sólo la Lorena supera a
Jerusalén en calamidades”.
6. “MONSEÑOR, DÉLE LA PAZ A FRANCIA”
Las primeras noticias sobre la
desolación de Lorena las recibió
Vicente de los misioneros de la
casa de Toul (1635).
Los misioneros sin esperar
ordenes, se habían puesto al
servicio de los damnificados,
convirtiendo su casa en hospital.
Vicente supo inmediatamente las
dimensiones de la catástrofe. La
operación de socorro tenía que ser
proporcionada a las necesidades.
Vicente tuvo aquí su primera
intervención política: un día fue a
visitar al cardenal Richelieu; le
expuso la miseria causada por la
guerra, los sufrimientos del pueblo
y los pecados que por la guerra se
cometía. Richelieu sólo le dio una
respuesta político-diplomática.
Vicente comprendió que tendría que
actuar por su cuenta. Puso a la
comunidad en estado de penitencia
Al comienzo de la guerra contra
España mandó suprimir un plato de
la comida.
Hizo que sirviera sólo pan
negro….La orden se mantuvo
durante 3 o 4 años.
7. Pese a estos esfuerzos, el socorro eficaz
superaba por mucho los ahorros de los
misioneros. El horror y las necesidades
iban en aumento. Cada vez se hacía más
evidente un «gran movimiento de
ayuda». Hacían falta 4 cosas:
8. RECAUDACIÓN DE FONDOS:
Las damas de la Caridad se encargaron
de la recaudación proveniente de
diversas fuentes:
De las más altas instancias (como el rey)
con destino a los religiosos y religiosas,
que figuraban entre los mas necesitados.
La Duquesa de Aiguillon regaló tapices y
lienzos, así como donativos metálicos…
Todos los donativos eran pocos para las
necesidades crecientes.
La tenacidad de Vicente y de las damas sacaron a flote donantes anónimos para sacar
adelante la empresa, sin embargo Richelieu pensaba que el rey no tenía por qué
continuar la ayuda a los damnificados.
9. La distribución de las limosnas fue obra
de los misioneros. Vicente añadió 12 de
sus mejores sacerdotes y clérigos,
acompañados por 1 hermano entendidos
en cirugía y medicina.
LA DISTRIBUCIÓN DE
SOCORROS
Redactó para ellos un reglamento
Los establecieron por parejas en 7 puntos
estratégicos: Toul, Metz, Vedún, Nancy,
Pont á Mousson, Saint Mihiel y Bar-le-
Duc, desde donde atendían zonas
circunvecinas.
Para la supervisar el trabajo, Vicente
puso como visitador al P. Dehorgny.
La ayuda
fundamental
consistía en:
Alimentos, pan y
sopa, medicinas y
vestido.
.
El procedimiento de
distribución: Era uniforme en
todas partes. Cada semana:
«recorrían» - «se informaban»
- «redactaban» - y - «reunían»
a los pobres para
evangelizarlos y catequizarlos
y ayudándoles a bien morir.
.
Los centros estables:
Eran atendidas
necesidades de todo
género. Las cartas de los
misioneros, los informes y
los testimonios nos
permiten hacernos una
idea de la labor asistencial
desarrollada por los
misioneros:
10. Pan y potaje a unos 500 o 600 hombres
Unos estaban tan hambrientos que murieron al recibir el
primer bocado
La gente comía culebras y caballos muertos
El hambre multiplicaba el número de enfermos: unos
eran alojados en los centros y otros recogidos en hospital.
Se atendía también a los que se quedaban en sus
casas.
Se cuidaba mucho la dieta de los enfermos; mejor
atendidos que los pobres.
Existían también los pobres vergonzantes, expresión
de la época para designar a los pobre que habían pertenecido a
una posición de status, y que se sentían disminuidos para
manifestar su necesidad.
La falta de ropa era muy grave; con la ropa inservible,
se fabricaron vendas para los heridos.
Las jóvenes se veían obligadas a vender su virtud (su
honor) por un pedazo de pan o un poco de dinero
La miseria de las religiosas de clausura era
angustiante. Por más que hacían sonar sus campanas, nadie
acudía a socorrer sus necesidades. La caridad de Vicente hacia
los conventos (52) y monasterios quedó documentada:
anunciadas, clarisas, dominicas, hijas de San Francisco,
benedictinas, salesas, carmelitas, magdalenas y Congregación
de Nuestra Señora. Además de recibir dinero recibieron
también especies: mantas, muebles, hábitos, ropa, medicinas,
etc.
11. La ayuda espiritual: No faltó la ayuda
espiritual, la cual corrió a la par que la
corporal. Los misioneros dedicaban
largas horas a la predicación, la
catequesis y la administración de los
sacramentos:
Un misionero ayudó a bien morir a más
de mil personas: ¡cuántas almas van al
paraíso gracias a la pobreza!, comentaba.
Un misionero cayó enfermo de tanto
trabajo.
La campaña de Lorena fue una de las
muestras más logradas del ejercicio
simultáneo de la misión y la caridad.
12. “BASTA QUE DIOS CONOZCA NUESTRA OBRAS”: EL
SERVICIO DE PROPAGANDA.
Los informes llegaban puntualmente a
San Lázaro. Vicente había ordenado a
los misioneros que reclamasen el recibo
de las limosnas que entregaban. No
quería que se les extendieran
certificados de elogio, sin embargo no
faltaron: le proclamaron padre de los
pobres y salvador de su país. Pese a la
repugnancia de Vicente a estas
expresiones, decidió sacar provecho de
esa masa de informes para montar un
servicio de «Propaganda» y obtener así
nuevas ayudas.
Todos los meses leía a las damas de
París el balance de los socorros
distribuidos, animándoles a
perseverar en el esfuerzo: “quedan
llenas de consuelo”.
Las cartas eran distribuidas para
despertar la compasión de los ricos
con el relato de tantas miserias y para
consolar a los bienhechores con los
dichos efectos de sus limosnas.
Las cartas corrían de mano en
mano...lo que multiplicaba sus
efectos. Desgraciadamente no
contamos con ninguna.
13. “SE IMAGINAN QUE SU CUERPO NO ES DE CARNE”
Vicente era sin duda el motor que
impulsaba todo este despliegue
caritativo. Lo había inculcado muy bien
a sus misioneros, quedando expresado
en el P. Germán:
“Sufrió mucho en su enfermedad…Nunca le
oímos decir ni una palabra que demostrara la
menor impaciencia. Todas sus conversaciones
reflejaban una piedad poco común. El médico nos
decía con frecuencia que nunca había tratado a
un enfermo tan obediente y tan sencillo. Comulgó
muchas veces durante su enfermedad…600 o 700
pobres que acompañaron su cuerpo, todos con un
cirio en la mano, llorando con tanta pena como si
asistiesen al funeral de su propio padre. Los
pobres le demostraron de esta forma su gratitud
por haber contraído esa enfermedad al curar sus
males y al aliviarles en su pobreza; siempre se le
veía con ellos y no respiraba otro aire que su mal
olor. Oía sus confesiones…Lo hemos hecho
enterrar junto al confesionario donde contrajo su
enfermedad…Su enfermedad se ha debido a su
trabajo excesivo y a su largo trato con los pobres.
El día antes de Navidad estuvo 24 horas sin comer
y sin dormir, ya que no dejó el confesionario más
que para decir misa. Sus padres…se imaginan que
su cuerpo no es de carne o que su vida no tiene
que durar más que un año”. (p. 526).
14. “NUESTRO HERMANO MATEO HACE MARAVILLAS”: EL SERVICIO DE ENLACE.
El hermano Mateo Regnard era
conocido como el «zorro» por su
astucia en sus aventuras como
emisario. Se contaba de él los grandes
peligros que sorteo, sus viajes y
peripecias…Siempre logró evadirse.
Las «aventuras del zorro» empezaron a
hacerse legendarias. Los croatas, en
una firme determinación de cobrar
venganza expresaron cuando se les
escapó: “O Dios o el diablo se lo han
tenido que llevar por encima de los
bosques”.
El mismo Mateo llegó a decir: “…logré
salir de tantos peligros, por una especial
protección de Dios y por las oraciones
del Sr. Vicente”. Vicente a su vez decía:
“Nuestro hermano Mateo hace
maravillas…según la gracia
especialísima que le ha dado nuestro
Señor”.
15. LOS EXILIADOS
El socorro no se limitó a Lorena. Las
guerras ocasionaron un éxodo de
miles de personas de todas las
edades y de todas las clases sociales.
Mucha gente se encaminaba a París.
Vicente tomó cartas en el asunto
atendiendo a los más
desamparados: las jóvenes y los
niños.
Fue el hermano Mateo el encargado
de conducir a París a aquel torrente
humano. En la imposibilidad de
salvarlos a todos, sus preferencia se
dirigían hacia los más débiles o los
más amenazados:
Las jóvenes, especialmente las mejor
formadas, ya que eran el primer blanco de
los soldados. Eran alojadas
provisionalmente en la casa de los niños
expósitos y luego colocadas como
doncellas o criadas en las mejores casas.
Los exiliados adultos recibían asistencia
espiritual y material.
16. LOS EXILIADOSHa San Lázaro los encaminaban parientes y párrocos: ¡El
asilo de los afligidos!. – Vayan haya…
En la Chapelle, a las puertas de París y no lejos de San
Lázaro, se estableció un campamento de refugiados.
Vicente hizo que sus sacerdotes y los de las conferencias de
los martes les predicaran 3 misiones. Un buen número de
refugiados eran nobles arruinados por la guerra, cuya
condición les impedía, por dignidad, solicitar la asistencia
pública. Vicente se las ingenió para hacerles el bien sin
ofender su susceptibilidad.
Reunió en San Lázaro un pequeño grupo de caballeros de la
nobleza amigos suyos y les expuso el problema. Los
reunidos crearon una asociación, comandada por el baron
de Gastón de Renty, cuyo cometido sería investigar el
número de refugiados y sus necesidades.
El primer domingo de cada mes se celebraba una junta para
revisar la situación, poner al día la lista de necesidades y
cobrar cuotas. En una ocasión faltaban 200 libras para
ajustar lo acordado…y Vicente pidió al ecónomo que
ofreciera el dinero de la comunidad, a lo cual aceptó, pero a
regaña dientes. Al día siguiente, uno de los caballeros que
había oído la conversación entre el superior y el ecónomo,
envió a San Lázaro una limosna de 1000 libras. La confianza
de Vicente en la divina Providencia no quedaba defraudada.
Las limosnas eran repartidas discretamente por los mismos
socios. La asociación funcionó durante 7 u 8 años, hasta que
empezaron a remitir las tribulaciones de Lorena. Aun
entonces, Vicente se ocupó de que se pagara a los
refugiados el viaje de vuelta y se les diese una ayuda para
hacer frente a los primeros gastos.
17. BALANCE FINAL
La asistencia sistemática a Lorena se
prolongó hasta 1643. Según los
cálculos del hermano Regnard, el total
de dinero repartido en Lorena fue 1,
500.000 libras. Otros opinan que 2,
000.000 libras… No importa. Lo cierto
es que la caridad no se mide sólo en
cantidad. La asistencia a Lorena
significó mucho más. Vicente se había
revelado como un genial organizador y
un verdadero hombre de Estado. Su
nombre saltó de los círculos
estrictamente religiosos a los
ambientes en que se decidían los
destinos públicos. Todo el mundo se
dio cuenta de que tenía en sus manos
una maquinaria capaz de afrontar con
éxito las más graves catástrofes. No
tardaría en llegar la ocasión de ponerla
de nuevo en funcionamiento.