Los entornos personales de aprendizaje permiten a los estudiantes gestionar su propio aprendizaje a través de sistemas que les ayudan a tomar el control. Estos entornos han evolucionado desde permitir solo la lectura hasta permitir la interacción en redes y almacenamiento en la nube, y más recientemente facilitan la creación y distribución de información a través de tecnologías.