La Unión Europea ha adoptado una nueva estrategia de seguridad y defensa común para hacer frente a las amenazas emergentes en un mundo cada vez más inestable. La estrategia busca fortalecer la capacidad de defensa de la UE mediante el desarrollo de fuerzas militares conjuntas y el aumento del gasto en defensa, al tiempo que se mantiene el compromiso con la OTAN.