Este documento es una oración de consagración al Espíritu Santo. Pide humildemente al Espíritu Santo que renueve y transforme el alma completamente a través de sus dones, que purifique el alma de todo lo imperfecto y lo terreno, y que encienda el corazón con el fuego puro del amor divino. Finalmente, el autor se entrega totalmente al Espíritu Santo para que lo posea completamente a través de la unión espiritual.
1. ¡ESPÍRITU SANTO, QUE
LLENASTE LOS ¡VEN A NUESTROS
CORAZONES DE LOS CORAZONES!
APÓSTOLES EN EL
CENÁCULO!
¡Ven amigo divino, no te hagas esperar;
danos tus santos dones y frutos que todo,
todo lo trasmitirán!
CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
¡Oh Espíritu Santo, lazo divino que une al Padre con el Hijo en un inexplicable y estrechísimo lazo de amor! Oh
Espíritu de luz y de verdad, dígnate derramar toda la plenitud de tus dones sobre mi pobre alma, que solemnemente
te consagro para siempre, a fin de que seas su guía, su director y su maestro. Te pido humildemente fidelidad a todos
tus deseos e inspiraciones y entrega completa y amorosa a tu divina acción.
¡Oh Espíritu Creador! Ven, ven a obrar en mí la renovación por la cual ardientemente suspiro; renovación y
transformación tal que sea como una nueva creación, toda de gracia, de pureza y de amor, con la que de principio de
veras a la vida enteramente espiritual, celestial, angélica y divina que pide mi vocación cristiana.
¡Oh Espíritu de santidad, concede a mi alma el contacto de tu pureza, y quedará más blanca que la nieve! ¡Oh Fuente
sagrada de inocencia, de candor y de virginidad., dame a beber de tu agua divina, apaga la sed de pureza Que me
abrasa, bautizándome con aquel bautismo de fuego cuyo divino bautisterio es tu divinidad, eres tú mismo! Envuelve
todo mi ser con tus purísimas llamas. Destruye, devora, consume en los ardores del puro amor todo cuanto haya en
mí que sea imperfecto, terreno y humano; cuanto no sea digno de ti. Que tu divina unción renueve mi consagración
como templo de toda la Santísima Trinidad y como miembro vivo de Jesucristo, a quien, con mayor perfección quiero
servir hasta aquí, por eso te ofrezco: mi alma, mi cuerpo, mis potencias y mis sentidos con cuanto soy y tengo.
Hiéreme de amor, ¡Oh Espíritu Santo!, con uno de esos toques íntimos y sustanciales, para que, a manera de flecha
encendida, hiera y traspase mi corazón, haciéndome morir a mí mismo y a todo lo que no sea el Amado. Tránsito
feliz y misterioso que tu sólo puedes obrar, ¡Oh Espíritu divino!, y que anhelo y pido humildemente. Cual carro de
divino fuego, arrebátame de la tierra al cielo, de mí mismo a Dios, haciendo que desde hoy viva ya en aquel paraíso
que es su sagrado, amoroso, misericordioso y ardiente CORAZÓN.
¡Oh Espíritu de Amor!, Infúndeme el verdadero espíritu de mi vocación y las grandes virtudes que exige y son prenda
segura de santidad: el amor a la cruz y a la humillación y el desprecio de todo lo transitorio. Dame, sobre todo, una
humildad profunda y un santo odio contra mí mismo. Ordena en mí la caridad y embriágame con el vino que
engendra vírgenes.
¡Oh Espíritu Creador!, Que mi amor a Jesús sea perfectísimo, hasta llegar a la completa enajenación de mí mismo, a
aquella celestial demencia que hace perder el sentido humano de todas ¡as cosas, para seguir las luces- de la fe y los
impulsos de la gracia.
Recíbeme, pues, ¡Oh Espíritu Santo!, que del todo y por completo me entregue a ti. Poséeme, admíteme en las
castísimas delicias de tu unión, y en ella desfallezca y expire de puro amor al recibir tu santo beso, tu santo beso de
paz. Amén. (Aríntero 0. P.)
INVOCACIÓN
Santo y adorable espíritu, hazme oír tu dulce y amable voz; quiero ser ante ti como una pluma
ligera, liviana, sin peso, para que tu soplo divino de amor, me lleves donde quieras y que no te
oponga jamás, jamás la menor resistencia.
¡OH ESPÍRITU DE CREADOR, HAZ LLENADO MI CORAZÓN
Y HAZ ENCENDIDO EN ÉL FUEGO SANTO DE TU
AMOR!...AMEN.