BIOMETANO SÍ, PERO NO ASÍ. LA NUEVA BURBUJA ENERGÉTICA
El matrimonio en el tiempo de los Incas 5º.docx
1. El matrimonio en el tiempo de los Incas
Costumbres y Creencias del Pasado Andino
- Por Christian Vitry, Antropólogo -
Los Incas tenían una esposa principal o legítima y variable
número de concubinas, dependiendo la cantidad de éstas
últimas del status social, jerarquía política y económica del
esposo, pero todo controlado por el estado.
El matrimonio es una institución que ordena la reproducción en la
sociedad a través de uniones legítimas y relativamente estables
entre dos o más personas, concertando alianzas y relaciones de
parentesco en el seno del grupo. Uno de los elementos importantes
dentro de la institución del matrimonio lo constituyen las reglas
que rigen sobre la selección de los cónyuges, ya que ninguna
sociedad permite una elección totalmente libre.
La llegada de los Incas a los nuevos territorios anexados al
Tawantinsuyo implicó una serie de modificaciones en las
costumbres y tradiciones locales, no tanto en su contenido como
en su forma, pues el nuevo orden geopolítico ejercía el control total
sobre la población. En este sentido podemos decir que para los
Incas, el matrimonio era una cuestión de estado, un acto
administrativo y no necesariamente religioso. El principal interés
por el casamiento radicaba en el hecho que la pareja recién
formada recibía del estado su parcela de tierra, granos y todos los
elementos necesarios para empezar a producir y tributar. Por otra
parte, el incremento de personas fue estratégicamente importante
para un estado en franca expansión como el de los Inkas.
El casamiento era el estado normal del hombre adulto incluyendo
a los sacerdotes. Los únicos que no se casaban eran los ascetas o
ermitaños y los prostitutos de los templos (Morúa, 1946).
Los Inkas tenían una esposa principal o legítima y variable número
de concubinas, dependiendo la cantidad de éstas últimas del status
2. social, jerarquía política y económica del esposo, pero todo
controlado por el estado. Los casamientos se realizaban en
ceremonias públicas y con cierta solemnidad.
El novio recibía a la novia de manos del monarca incaico o algún
representante suyo, solo así convertía a su esposa en legal. El
estado establecía fechas específicas cada 1 o 2 años. Acudían todos
a la plaza principal de cada capital de provincia -recordemos que
Chicoana fue una de ellas- donde formaban filas separadas acorde
al sexo, rango y parentesco, con el objeto de ser emparejados y
casados por el Inka.
Las edades fijadas para el casamiento oscilaban entre los 15 y 20
años para los hombres y un poco menos para las mujeres. El
matrimonio se asociaba a la mayoría de edad y a la obligación de
tributar.
Las mujeres de los monarcas o curacas salían de las Acllahuasi
(casa de las escogidas) y se procuraban los casamientos entre
parientes. Las Acllas o escogidas para ser distribuidas por los
magistrados incas como esposas o concubinas tenían entre 13 y
15 años de edad. Las demás mujeres que quedaban sin casarse las
llamaban Guasipas, las quedaban a cargo de los curacas quienes
las hacían trabajar y disponían de su casamiento sin que el inca
entendiese en el tema, salvo el caso que quisiese para sí o algún
dirigente jerarquizado alguna de ellas. El resto las casaba con los
Hatun runas o tributarios quienes debían hacer un presente al
padre de la novia y al curaca. (Santillán, 1950). Los miembros
comunes del estado no recibían las esposas de los Acllahuasi.
Todas las mujeres que no tenían marido permanecían
como “depósito” o “reserva” hasta que el inca decidía a quien las
entregaba. La jerarquía de los incas era directamente proporcional
a la cantidad de mujeres que poseía, esto era un símbolo de poder.
Cada mujer que poseían iba acompañadas de las tierras necesarias
para mantener la familia y tributar.
Una modalidad curiosa de matrimonio lo constituían los
casamientos infantiles efectuados entre los hijos de los curacas,
cuyas edades oscilaban entre los 5 y 9 años. Se realizaban todas
las ceremonias como si fueran adultos, pero los esposos seguían
3. viviendo con sus padres hasta la menarca de la mujer (primera
menstruación) y los ritos de pubertad del hombre, hecho que les
permitía consumar el matrimonio y empezar a convivir
formalmente y tributar para el estado.
Otra variante de casamiento regido por el estado era el que se
efectuaba entre impedidos, así se casaban entre ciegos, cojos,
malformados, etc. El Inka les daba casa, tierras, pastos y, en las
ciudades formaban barrios con ellos. Los trabajos que se les
asignaba eran acordes con sus capacidades y limitaciones, pero no
estaban eximidos del tributo. Existía un refrán incaico que
decía “cásate con tu igual” (Varela, 1945). Finalmente debemos
mencionar una costumbre que perdura hasta nuestros días en el
noroeste argentino y se trata de matrimonio o casamiento de
prueba (servinacuy), donde la pareja convivía durante un tiempo
y si había un buen entendimiento entre ambos podían casarse
legalmente, caso contrario se separaban. Fruto de esta convivencia
podían nacer hijos, sin embargo este hecho no fue ni es condenable
por la sociedad.
La virginidad no fue apreciada nunca, y en tal sentido el cronista
Bernabé Cobo nos comenta que “la virginidad era vista como una
tara para la mujer, pues el indio consideraba que solamente
quedaban vírgenes las que no habían sabido hacerse amar por
nadie”. Otros cronistas citan ejemplos pintorescos al respecto, tal
es el caso de un indio que se opone al matrimonio de su hermana
con un pretendiente honorable, argumentando que los jóvenes no
han tenido relaciones sexuales (Baudin, 1955). Por otra parte un
marido, peleándose con su mujer, le reprochaba no haber tenido
amantes antes del matrimonio (Arriaga, 1928).
Mama Guaco Coya, marca el comienzo de las reinas coyas esposas
de los incas, dicen que ella era hija del sol y la luna, con la
autorización de su padre Inti se casó con su primer hijo Manco
Cápac