La psicóloga Rebeca Reynaud recomienda que los noviazgos sean breves, de aproximadamente un año, ya que por su naturaleza son una condición transitoria que termina en matrimonio o ruptura. También señala que la psicología del varón y la mujer son distintas, y que para amar a alguien es necesario buscar su bienestar por encima del propio. El psicólogo Juan José Rivas enumera algunas consecuencias negativas de cambiar frecuentemente de pareja durante la adolescencia
1. LA VOZ DEL EXPERTO
Rebeca Reynaud
Psicóloga
“El noviazgo es, por su misma naturaleza, una condición transitoria
que termina en matrimonio o en ruptura. La experiencia demuestra
que es mejor que el noviazgo sea breve, de un año quizás; más no
porque empiezan las “confianzas”. Como a fuerza, ni los zapatos
entran, basta la voluntad de una de las partes para que cese el
compromiso.
La psicología del varón y de la mujer son distintas. Una mujer
descansa cuando habla. Un hombre se cansa cuando habla.
Inteligencia del varón: El modo de sentir del otro es distinto del mío.
Amar es querer el bien; no es fácil perseguir el bien del otro porque
hay una tendencia fuerte al egoísmo. Aquel bien que le ofrecemos a
la persona amada ha de ser un bien real, ha de ser algo que la
mejore, y no que me beneficie sólo a mí.
Cuando queremos a una persona la enseñamos a querer, a
refrenarse, a ser amable. El mejor modo de querer es luchar por ser
amables, en el sentido profundo de la palabra”.
Consecuencias de rotarse las parejas
Juan José rivas
psicólogo adolescente
*Es un comportamiento de adultos que además demuestra una falta
de estabilidad emocional.
*Se desconoce la sexualidad como algo serio e incluso hacen más
factible el comienzo desordenado de la vida sexual. Aquellos juegos
ingenuos y de experimentación son desplazados por juegos eróticos
fuertes.
*Se pueden presentar embarazos no deseados porque no todas las
parejas garantizan métodos de protección. También aumenta el
riesgo de adquirir una enfermedad de trasmisión sexual.
*Conflictos con sus padres y pobre rendimiento académico debido
a la falta de estabilidad que naturalmente genera iniciar una
relación.
* Promiscuidad, infidelidad.
Fidelidad en el amor adolescente
Alejandra Libenson
Psicopedagoga, Psicóloga, especialista en crianza y vínculos,
autora del libro „Criando hijos, creando personas‟
2. “En tiempos de enaguas y sombreros, nadie se preguntaba si el
caballero luego de cotejar a su dama se iba de copas con otras
mujeres por ahí. No porque no lo hiciera, sino porque constituía, tal
vez, un tema tabú del que nadie se hacía responsable.
En la actualidad, en cambio, la infidelidad es un asunto a la orden
del día, del cual muchos hasta se hacen cargo sintiendo más orgullo
que vergüenza. Porque la popularidad de la sociedad moderna está
más ligada a apariencias que sentimientos, y caer en la tentación
resulta más sencillo y satisfactorio.
Si bien la fidelidad es un concepto distinto según la etapa en la que
se está viviendo la relación, hay parámetros que demarcan la
infidelidad como una sola: el hecho de colocar al otro en la
categoría de objeto y no de sujeto y/o el temor al compromiso, a
involucrarse sentimentalmente con una sola persona.
Sin embargo, la infidelidad podría categorizarse – en la
adolescencia – más como una búsqueda personal, con conocerse a
uno mismo, y no tanto con la traición que representa hacia el otro.
Por supuesto que las relaciones adolescentes tienen varias
subcategorías y no siempre el concepto de fidelidad queda implícito.
Es por esto que tal vez, en esa etapa, los “cuernos” sean un asunto
cotidiano, aunque no por ello deba ser menos doloroso para
quienes lo padecen”.