El Reino de Dios no sólo consiste en palabras sino también en el poder de Dios, manifestado cuando el Señor extiende Su mano a la par que declaramos la Palabra. Por: Apóstol Rogelio Mora.
LA CENA DEL SEÑOR UN ESTUDIO BIBLICO PARA LA IGLESIA DE CRISTO
Señor, extiende tu mano
1. Ministerios Rogelio Mora
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Señor, extiende tu mano
El Reino de Dios no sólo consiste en palabras sino también en el poder de Dios, manifestado cuando el
Señor extiende Su mano a la par que declaramos la Palabra. Por: Apóstol Rogelio Mora.
Hay señales que suceden todos los días a nuestro alrededor que nos indican que el Señor está
extendiendo su mano a favor de nuestra nación, de nuestras familias y de nosotros mismos. Si creemos
que Dios nunca ha perdido el control, entonces tendremos la firme convicción que esta situación que
actualmente estamos atravesando no es el destino sino parte del camino que debemos recorrer para
llegar a una gran victoria.
Sanidades, señales y prodigios 1
. A veces recibimos amenazas de la gente; cuando nos amenazan para
que callemos, aparecen miles a nuestro favor y es que no estamos solos, ángeles nos acompañan.
Cuando declaramos la Palabra, el poder de Dios nos respalda, cumpliéndose así el binomio perfecto del
Evangelio: Palabra y Poder. En medio de las dificultades, debemos hablar, declarar la Palabra, y Dios
enviará a sus ángeles para hacer temblar todo aquello que impide cumplir nuestro propósito. Cuando hay
problemas, conflictos y batallas, lo primero que debemos hacer es orar.
Una de las señales de que estamos llenos del Espíritu Santo, es que hablamos acerca de Jesús a las
personas; tenemos la autoridad de provocar con nuestras palabras, temblores que sobrepasan los
naturales. Obrar sanidades, señales y prodigios en el nombre de Jesús, nos permite crear una
comunidad de testigos, que comprenden que el Reino no sólo consiste en palabras sino también en el
poder de Dios.
Citas:
1
Hechos 4:29-31 (RVR60): Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo
denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y
prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de
Dios.