2. Ontología y naturalismo Lo que llamamos ontología, pregunta: ¿Qué existe? Desde el naturalismo, esta pregunta recibe la respuesta: lo que nuestra última teoría científica (es decir, la última teoría aceptada por la comunidad científica) diga que existe.
3. La necesidad de un criterio ontológico Aún así, podemos preguntar: ¿Qué dice una determinada teoría científica que existe? Es decir, dado que nuestras actuales teorías científicas poseen muy complejas formulaciones, se plantean dudas acerca de los auténticos compromisos ontológicos de las teorías. Se precisa, pues, un criterio ontológico que haga explícitos los compromisos ontológicos de nuestras teorías.
4. El criterio quineano Quine desarrolla su famoso criterio según el cual: ser es ser el valor de una variable. ¿Qué significa esto? Para conocer los compromisos ontológicos de un discurso, se ha de regimentar éste en la lógica de primer orden. Una vez hecho esto, localícese las variables. (“Qué entidades hay, desde el punto de vista de un lenguaje dado, depende de qué posiciones son accesibles a las variables en ese lenguaje”. Quine, 1939, “A Logistical Approach to the Ontological Problem”. Journal of Unified Science, 9: 84-89. Reprinted in The Ways of Paradox, pp. 197-202). El criterio, ahora, afirma que un discurso se compromete con las entidades que deben considerarse como valores de las variables para que las oraciones resulten verdaderas. Es decir, “una teoría se compromete con esas y sólo con esas entidades a las que las variables ligadas de la teoría deben ser construidas como refiriéndose para que la afirmación de la teoría sea verdadera” (“On What There Is”, 1948, Review of Metaphysics, Reprinted in From a Logical Point of View, pp. 13-14).
5. Problemas del criterio quineano:1. Cuantificación objetual/sustitucional La idea de Quine es tratar la cuantificación de manera objetual. Así, nuestros cuantificadores cuantifican siempre sobre objetos. Así, si se afirma (1) ‘Júpiter tiene cuatro lunas’, de aquí se sigue (2) ‘el número de lunas de Júpiter es cuatro’, y de aquí: (3) ‘existe algo que es el número de lunas de Júpiter’. Obtenemos pues un compromiso con la existencia del número cuatro (platonismo matemático). ¿Resulta inevitable este tipo de compromisos ontológicos? No lo resultan si adoptamos una lectura sustitucional de los cuantificadores. Éstos, ahora, no deben ser vistos como afectando a objetos, sino a palabras, y si éstas son consideradas como refiriéndose a un objeto o no, es otra cuestión.
6. Problemas del criterio quineano:1. Cuantificación objetual/sustitucional Así, en una lectura sustitucional, la expresión ‘(x)Fx’ implica que al menos una instancia de ésta es verdadera, p. ej., ‘Ft’, pero nada se dice sobre las implicaciones ontológicas de esta aseveración – eso dependerá de si ‘t’ es considerado como un término con referencia o no. Así, leído el cuantificador sustitucionalmente, la oración ‘Júpiter tiene cuatro lunas’ implica que la oración ‘cuatro es el número de lunas de Júpiter’ es verdadera, pero no implica que existe algo que es el número cuatro. “Donde se aplica una cuantificación sustitucional, la ontología no entra en juego (lacks point)” (Quine, 1969, Ontological Relativity and Other Essays, p. 107).
7. 2. ¿Qué términos poseen referencia? El criterio, como hemos visto, nos obliga a tratar todos los términos como poseyendo referencia. (Dado que éstos se convertirán en variables cuantificadas). Esto ofrecerá, inevitablemente, un platonismo exacerbado y, normalmente, indeseado por quienes utilizan la teoría/lenguaje. Veamos tres ejemplos: Las moscas revolotean en verano. Los electrones orbitan en torno al núcleo atómico. El rojo es un color chillón.
8. 2. ¿Qué términos poseen referencia? No resulta en absoluto obvio que debamos tratar ‘los electrones’ de (2) y ‘el rojo’ de (3) de la misma manera que ‘las moscas’ de (1). ¿Por qué? La gran mayoría de hablantes no consideran que exista una entidad llamada ‘rojo’. Es decir, defendemos una teoría nominalista a este respecto. El propio Quine ha defendido que el mecanismo lingüístico de la sustantivación de adjetivos o verbos invita a caer en el platonismo, pero debemos mantenernos firmes en nuestro nominalismo. El hecho de que utilicemos ‘el rojo’ como sujeto de una oración del tipo sujeto-predicado no implica que creamos en una entidad así llamada. Igualmente, el hecho de que utilicemos los números no implica, per se, platonismo matemático.
9. 2. ¿Qué términos poseen referencia? Respecto a (2): Muchos científicos defienden una lectura ficcionalista o instrumentalista de la ciencia. Según ésta, las entidades inobservables – electrones, protones, etc. – no existen realmente, sino que son postulados útiles para obtener explicaciones y predicciones, pero no deben considerarse como entidades realmente existentes. Se nos invita, desde esta perspectiva, a concebir la realidad como si estuviera así organizada, dado que resulta útil, pero sin mediar compromisos ontológicos.
10. En definitiva: el criterio quineano no permite ni el nominalismo ni el instrumentalismo, sino que impone una interpretación realista y platónica del lenguaje. ¿Por qué tiene esta consecuencia el criterio quineano? La conclusión que se ha de extraer es ésta: la ontología no depende de la gramática. Es decir, la mera estructura de un lenguaje no determina los criterios ontológicos del hablante de dicho lenguaje.
11. La propuesta de Carnap Carnap defendió que los problemas filosóficos relacionados con ontología eran pseudoproblemas, surgidos por no distinguir entre lo que son cuestiones internas y externasa un determinado marco. Para Carnap, cualquier discurso procede dentro de un marco lingüístico. Éste posee unas “reglas para formar oraciones sobre unas entidades y para testarlas, aceptarlas, o rechazarlas” (Carnap, 1956, Meaning and Necessity, p. 208). Así, pues, el marco ofrece un vocabulario (electrón, movimiento, cuerpo físico) y unas reglas que estipulan su significado. Cuando un ontologista realiza una pregunta del tipo: “¿existen los neutrinos?”, está realizando una pregunta interna, es decir: dentro del marco escogido, ¿existen los neutrinos?
12. El problema aparece cuando el filósofo realiza una pregunta de este tipo – pongamos por caso, ¿existen los números? – con la intención de hacerlo desde fuera del marco. Pero desde fuera del marco, la única pregunta posible es: ¿qué marco escogeremos? Es decir, la pregunta acerca de si existen los números, como pregunta externa, significa: ¿escogeremos un marco que contenga el término ‘número’? Así, la pregunta externa se convierte en una pregunta práctica - ¿qué marco debemos escoger? - , y la pregunta interna se convierte en una pregunta empírica
13. Problemas de la propuesta de Carnap La propuesta de Carnap se compromete con la distinción analítico/sintético. Como se sabe, Quine la rechaza. Además, esta distinción se apoya en una doctrina igualmente rechazada por Quine: el reduccionismo. Las reglas semánticas que caracterizan a los marcos carnapianos son el paradigma de oraciones analíticas. Para Quine, una oración es verdadera (o falsa) debido, en parte, a su significado y, en parte, a cómo es el mundo. Luego es la misma noción de marco lingüístico, à la Carnap, lo que Quine rechaza.
14. Problemas de la propuesta de Carnap El propio Carnap avisa de que “todas las reglas son establecidas con la reserva de que pueden ser alteradas tan pronto como parezca conveniente hacerlo” (Carnap, 1937, TheLogicalSyntax of Language, p. 318). Nos interesa aquí subrayar la implausibilidad del proyecto carnapiano. Esquemáticamente, la situación dibujada por éste es:
15. Problemas de la propuesta de Carnap Los científicos escogen uno de entre varios marcos lingüísticos disponibles. Éstos contienen un determinado vocabulario acompañado de las reglas acerca de cómo utilizarlo. La pregunta del filósofo acerca de si existen los números o el alma, en realidad, es una pregunta acerca de si vamos a escoger un marco que contenga dichos términos.
16. Problemas de la propuesta de Carnap Si el filósofo continúa insistiendo en que preguntaba acerca de si existen los objetos X, y no acerca de si aceptar el término ‘x’, debemos contestar que intentaba realizar (a) una pregunta de tipo ontológico y (b) de tipo externo, y ambas condiciones no se pueden reconciliar. (S. Yablo, “DoesOntologyReston a Mistake?”, Aristotelian Society Supplementary Volume 72 (1):229–262, 1998. V. 235s). Los marcos lingüísticos se adoptan por razones pragmáticas. Adoptar uno, pues, no conlleva compromisos ontológicos fundamentales.