Las pautas que nos ayudan a vencer el desanimo que aveces llega a nuestra vida por cualquier situación. Son cuatro pasos que nos ayudan en nuestra superación personal y a ver la vida de otra perspectiva.
1. Cuatro Golpes al Desánimo 1
Pasaje clave: Éxodo 18:9-21.
La palabra desánimo significa “no tener ganas”, “estar aburrido”, “cansado”, “sin voluntad”.
Una persona desanimada siempre abandona el proyecto que Dios puso en su corazón.
No hay nada más destructivo que el desánimo, en todas las áreas: familiar, laboral,
económica, etc.
Le aplicaremos cuatro golpes mortales al desánimo, y debemos saber que:
Dios siempre expande, el enemigo siempre achica.
Dios vendrá a tu vida para expandirte nunca para empequeñecerte, porque Él es
expansión, amplitud, multiplicación.
Nunca nos pedirá que dejemos de hacer algo sino que nos dará más de lo que estamos
haciendo porque nuestra genética, nuestro ADN espiritual es multiplicación. Cada vez que
un hombre era presionado, escasez, perseguido, en la Biblia , luego le venía la
multiplicación y cuando el Espíritu Santo le traía unción era porque esa persona sería
multiplicada. Por eso cuando logramos algo siempre queremos algo más, porque nuestro
destino es ser multiplicados.
Por ejemplo, en una oportunidad, una mujer tomó un frasco de perfume de diez o doce mil
pesos y lo rompió derramándolo a los pies de Jesús y Judas, que robaba, dijo: “Por qué
se desperdicio este dinero que se podría haber dado a los pobres”. Jesús reprendió a
Judas y le dijo: “A los pobres siempre los tendréis entre vosotros”, queriendo decir que
siempre estarán “entre” ustedes que nunca serán pobres, para que le den una palabra de
fe y los saquen de la pobreza para llevarlo a la abundancia.
David dijo: “No he visto justo desamparado ni su simiente que mendigue pan.”
Si Dios pone a alguien en necesidad cerca nuestro es para que le enseñemos nuestro
ADN de multiplicación que él también puede tener aceptando a Jesucristo y así poder
avanzar, crecer y lograr todos los sueños de su corazón.
Jesús no fue pobre, al morir se hizo pobre. Jesús murió desnudo para que nosotros
estemos abrigados, cargó con la maldición para que estemos en bendición, se hizo pobre
para que vivamos en abundancia.
2. Cuando Adán desobedeció a Dios, trajo maldición, y todos los que nacimos de Adán
estamos bajo esa misma maldición. Pero Pablo dijo que Jesús es el segundo Adán, que
murió, resucitó y, los que estamos bajo Él, heredamos bendición.
Por eso, si alguien te maldice decí: “Ya no estoy bajo Adán para que la maldición me
alcance, ahora estoy bajo la bendición del segundo Adán, Jesucristo, y la multiplicación
me va a alcanzar.
Así como la maldición se hereda, la multiplicación también.
¡Dios quiere expandirme!
Por ejemplo, no tengo trabajo, luego consigo uno, tengo un sueldo y pronto llego a ser
jefe, compro la fábrica y después recibo otra fábrica y otra más, o sea voy de bendición en
bendición.
Cuando Dios nos lleva en expansión observaremos dos cosas:
Nuestro cuerpo nos limita. El espíritu puede soñar, ir de un lado para otro pero el cuerpo
no lo acompañará porque tiene un límite, se cansa y no resiste tanta bendición.
La mente tampoco resiste. Por ejemplo si en mi trabajo soy el encargado de la limpieza y
hago bien mi tarea, la recompensa será que me aumenten el trabajo; y si también lo hago
con excelencia me agregarán más tarea, porque a una persona eficaz se le pedirá más.
Pero habrá un momento en que llegará al tope y, lo que antes hacía excelentemente,
comenzará a ser deficiente. Ésta es la ley de Peters que dice: “Todo persona es capaz
hasta su nivel de ineficiencia”.
Así pasa con las bendiciones de Dios, recibimos abundantemente hasta que la mente
llega a un punto de ineficiencia, el espíritu tiene la capacidad de soñar y alcanzar el
mundo, pero el cuerpo y la mente no, entonces ahí aparece el desánimo.
3. Cuatro Golpes al Desánimo 2
Pasaje clave: Éxodo 18:9-21.
Estos son los 4 golpes que le daremos al desánimo:
1. Delegar.
Cuando nuestro cuerpo llega a su límite delegar la tarea en otro cuerpo y mente. Eso le
pasó a Moisés que estaba todo el día profetizando, desde la mañana hasta la noche, y
Jetro, su suegro, (que quiere decir “excelencia”) lo abrazó y le dijo: “Moisés, estás
haciendo mal, vas a frenar la bendición, porque tu cuerpo no lo podrá resistir y tu mente
no tiene tanta capacidad.”
Aprendé a delegar si quieres que Dios te siga dando más. Delegar significa, poner en
otros lo que Dios me dio.
La recompensa de la unción es más trabajo, y si no delego, no podré tomar lo
nuevo que Dios me quiere dar.
Hay gente que no avanza porque se estancó y se desilusionaron por no delegar. Si la
visión es chica la tomará como propia y se aferrará a ella sin delegar, entonces no
crecerá.
Delegar no es negar, ni dejar, ni es vagancia, es poner en otro, es expansión: Sé que Dios
me dará algo más grande, tengo que soltar lo que poseo para tomarlo y luego volver a
delegar para alcanzar lo más grande que vendrá.
Si la visión es grande, la expansión será grande.
Jetro le dijo: “Moisés delegá. Atenderás los casos difíciles y elegirás líderes que liderarán
por mil, por cien, por cincuenta y por diez personas. Hay gente capaz cerca de ti.”
Moisés no lo vió porque no quería delegar, pero cuando abrió sus ojos entendió el consejo
divino y descubrió que había gente que tenía la unción por mil, cien, cincuenta y diez.
Hay personas que están esperando ser descubiertos, que los activemos para sacar
su potencial.
Delegar no significa pasar la tarea y olvidar; delegamos la tarea pero nunca la
responsabilidad, por lo tanto debo supervisar que se realice.
4. Hay cosas que son indelegables, por ejemplo yo no puedo delegar la visión pero sí puedo
delegar las tareas en los pastores: orar por la gente, aconsejar, llamarlos.
Lo indelegable es la esencia de lo que Dios nos da pero cuando delegamos recibiremos
aún más, y daremos la oportunidad a otros que estaban dormidos para soltar su unción
haciendo crecer al líder que hay en su interior.
John Maxwell dijo que una persona puede dejarle a otra, tres cosas:
Un souvenir, que es el recuerdo de una fiesta.
Un trofeo, lo que ganaste en un campeonato.
Un legado, la herencia que queda para las próximas generaciones.
Para recibir cosas mayores de Dios debemos cambiar la mentalidad.
2. Innovar.
Todo nos cansa, por eso llega el aburrimiento. Innovar significa agregar el factor sorpresa,
¡hacer algo nuevo!
Aunque sean pequeñas, necesitamos implementar modificaciones en todo lo que
hacemos para no aburrirnos. Llená tu agenda con actividades, para tener experiencias
nuevas y crecer. Hay gente que no hace nada, no aprovecha los días, se le van los años y
casi no lograron nada. Viví la vida con intensidad.
El desanimo no viene porque lo que hacemos es malo sino porque todo llega a una
meseta y, lo que al comienzo entusiasmó, termina siendo rutinario por eso debemos
añadirle la pasión de innovar.
La relación de una pareja se torna aburrida porque no innovan, hasta para pelearse lo
hacen igual, realizando los mismos comentarios siempre.
3. Disfrutar.
Es otro golpe mortal al desánimo. No somos más felices porque no practicamos más lo
que nos hace feliz.
¿Qué es lo que te hace feliz? Agregalo a tu agenda y no esperes para mañana, nadie
tiene los días contados, hacé lo que alegra a tu corazón.
5. “Este es el día que hizo el Señor me gozaré y alegraré en él”. Si hago lo que me hace feliz
volveré a sentir alegría en mi corazón.
Hay mucha gente triste y es porque “no hacen nada”, nunca ponen su corazón en lo que
hacen. Poniendo el corazón en lo que hacemos añadimos pasión a nuestra vida.
“Si estás barriendo las calles deberías hacerlo igual que pintaba Miguel Ángel, componía
Beethoven o escribía Shakespeare. Deberías limpiarlas de tal manera que los moradores
del cielo y de la tierra se parasen y dijeran: “Aquí vivió un gran barrendero que hizo bien
su trabajo”, dijo Martin Luther King.”
¡Hasta para limpiar poné tu corazón! Promové la diversión, que tus dichos alegren a los
demás, viví de tal manera que causes alegría, convertí el mal momento en uno
placentero.
“Si no descubriste nada por lo que valga la pena morir, es que no estás preparado para
vivir” dijo Martin Luther King.
Preguntate: ¿He soñado lo suficiente? ¿He vivido plenamente? ¿He aprendido a
desprenderme? ¿He amado bien? ¿He pisado la tierra para traer un avivamiento? Eso es
disfrutar.
Cuatro Golpes al Desánimo 3
Pasaje clave: Éxodo 18:9-21.
4. Confesar Fe.
El idioma de Dios es fe. Habla fe, entiende fe, responde fe. Muchas de nuestras oraciones
Dios no las entiende porque no tienen fe. Cuando hablamos fe, hablamos su Palabra,
entonces nos oye.
No escuches al chismoso, al negativo, al crítico, al amargado. Cuando te diga que “el
Señor le habló”, no le creas, porque Dios no habla fe con los que no la hablan.
6. Confesá fe frente al desánimo, a la dificultad, y Dios te llenará de palabras de él. Nada de
lo que el diablo dice, se cumple; cuando servía a Dios como ángel dijo: “Subiré al trono,
me sentaré y seré como Dios.” Y Dios lo expulsó, no se cumplió lo que había dicho.
Satanás necesita nuestra fe para cumplir sus palabras, nos dice: “vas a morir” y si le
creemos esa palabra tendrá poder.
Todo lo que Dios dijo se cumplirá declarando fe.
Pablo dijo: Todo lo puedo en Cristo ; no dijo: Yo sé cómo lo puedo en Cristo. Pablo no
sabía “cómo”, sino sabía que “podía en Cristo”. No debés saber “cómo”, sino saber que
vas a prosperar, no importa la manera; que te va a sanar, que tu familia vendrá a Cristo.
No sabemos el “como” pero sabemos que “lo haremos”, eso es fe.
Da gracias a Dios por la gente que te provoca enojo porque son los que más te enseñarán
de vos mismo. Lo que más te enfada es un regalo de Dios que pone de manifiesto las
creencias que te limitan.
Cuando algo nos enoja está demostrando que tiene autoridad sobre nosotros y nos limita,
por lo tanto es un área que no está madura. Y Dios lo permitirá para que se active tu fe,
hables fe, porque Dios la habla y los resultados serán de fe, porque todo en el reino de
Dios es fe.
El ángel Gabriel se le presentó a Zacarías y le dijo que tendría un hijo, Juan el Bautista, y
que sería grande delante de Dios.
Dios nos ve grandes.
Aunque la gente no te vea grande, Dios hará todo lo necesario para que la grandeza que
está en vos salga al exterior.
Cuando jugamos un partido de fútbol y perdemos, hacemos todo lo posible para no ver la
grandeza del que nos ganó, así hizo Satanás con nosotros, pero Dios dice: “Haré todo lo
posible para que me sirvas con la grandeza que te he dado y si tengo que poner un pan
crudo para amargar tu existencia, será para que mires adentro y crezcas en el área que
aún te duele.”
Cuando Pablo dijo: Todo lo puedo en Cristo , estaba diciendo que la relación con Dios no
depende de la economía, de lo que me pasa, ni de lo que tengo, sino baso lo que me
pasa por la relación que tengo con Él.
7. Cuando entendamos eso y cuidemos nuestra relación con Dios, el desánimo no
tendrá morada en nuestra casa.
Oración: “Cancelo todo desánimo, toda tristeza, depresión y me uno a ti Señor, hablo en
fe; baso mi vida en mi relación contigo, si en mucho o poco todo lo puedo en
Cristo porque hoy hablo, confieso fe y declaro expansión en todo lo que haga y me saldrá
bien”.
Pedro oyó que Jesús hablaba fe y fue un apóstol; Sansón oyó a Dalila y perdió los ojos.
El hijo pródigo cuando estaba con su padre tenía comida, se alejó de la casa del padre y
comió con los cerdos, cuando volvió a la casa del padre volvió a comer su comida.
De acuerdo a quien oyes será lo que se produzca en tu vida.
Por eso Jesús dijo: “Mirad lo que oís”.
Eliseo oyó a Elías y tuvo doble unción.
Mi comunión con Dios está basada en la fe, no en las circunstancias.
Mis circunstancias están basadas en la relación que tengo con Dios. Por eso me
expandiré; tendré que delegar porque hay gente esperando para liberar la grandeza que
hay en su interior.
Y Dios me dará más creatividad para que mi vida sea distinta, algo nuevo para disfrutar, lo
haré con el corazón y confesaré fe.
Me levantaré del desánimo y le daré un golpe mortal: Caminaré y no me cansaré mientras
camine voy a disfrutar, delegar, innovar y confesar. Y levantaré alas como las águilas y
volaré por sobre las circunstancias, mi herencia es victoria y fuerza en Dios, energía
divina y poder del cielo.