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IV
El Agua
Oxido de hidrógeno, ácido oxigenhidrico, oxigenuro de hidrógeno, hidruro de oxigeno... Pero
nosotros vamos a llamarle agua.
El agua representa el 70% de la superficie del planeta, y básicamente, todos los seres, plantas incluidas,
incluyen en su estructura una cantidad de agua similar.
Después del aire, es el elemento más importante para los animales y plantas.
Pensad que sin respirar podemos estar unos minutos nada más, sin comer tal vez se puedan superar
los 60 días, pero sin beber, sin agua, no seríamos capaces de pasar varias semanas. ¿Os imagináis estar
dos días sin beber absolutamente nada?
Las plantas utilizan el agua para transportar las sustancias nutritivas disueltas desde el suelo a
toda la estructura del vegetal y es absorbida sobre todo por las raíces, pero también por las ho-
jas, a través de unos poros microscópicos llamados estomas. Las estomas son como nuestros poros,
sirven también para evaporar el H2O sobrante y las sustancias de desecho de las reacciones químicas
que convierten la savia bruta en savia útil para alimentarse, función que se realiza a partir de la luz (que
veremos en próximos capítulos).
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CONSIDERACIONES SOBRE EL RIEGO
¿Qué agua es mejor?
La mejor agua es la de lluvia o la de los regatos de montaña. Es relativamente pura, no tiene
nada más que los restos minerales que ha recogido de la atmósfera a medida que las gotas caen o bien
de los minerales recogidos en el curso de los regatos.
Los que vivimos en ciudad tendremos que usar el agua del grifo si no queremos dejarnos un montón
de dinero en agua mineral embotellada. El agua del grifo tiene un notable inconveniente: está tra-
tada con cloro, y podemos sobrecargar las plantas con este tóxico elemento químico, por lo que
deberemos dejarla en un recipiente abierto cuando menos 24 horas para que este se libere a la
atmósfera antes de utilizarla.
¿Cuándo debemos regar?
Sin duda uno de los errores más comunes de los cultivadores novatos es tender a pasarse con el
agua, anegando las raíces de las plantas, provocando pudriciones y paralizando las reacciones e inter-
cambios gaseosos que se realizan en el subsuelo.
¿Cómo saber cuándo regar?
Meter los dedos unos centímetros en el sustrato, y si localizamos la humedad a 3 o 5 centíme-
tros de la capa superior de tierra: Podemos regar, pero no es necesario todavía.
Levantar la maceta: La práctica nos hará saber cuando el sustrato está seco. Las macetas que tie-
nen la tierra seca, pesan mucho menos que las que están regadas. Deja como testigo una maceta
vacía sin regar, y otra regada -ambas sin planta- y utilízalas para sopesar cuanto de húmedas están las
macetas con vegetación. Es uno de los mejores métodos.
Marchitez: Nos hemos despistado. Y las plantas tienen las hojas lánguidas, marchitas, caídas.
Llegada esta situación crucemos los dedos y pidamos suerte. Reguemos ya! Nunca se debe llegar a
este punto. Aunque es preferible que la planta esté más seca que mojada, el punto de marchitez tiene
un momento en el cual es irreversible y la planta ya no es capaz de recuperarse e indefectiblemente
muere.
¿Cómo regar?
El método más típico y cómodo es hacerlo con regadera, desde la parte superior de la maceta
hasta que empieza a salir líquido por los agujeros de drenaje. Es una buena práctica que salga algo
de agua por abajo, ya que arrastra productos de desecho de la tierra.
Por inmersión. Colocamos las macetas en algún lugar (bañera, balde) que llenamos de agua. De-
jamos ahí las macetas durante un buen rato y el agua subirá por capilaridad inundando toda la
tierra. Es el mejor método para regar cuando el sustrato está excesivamente seco, ya que cuando es
así, la tierra tiene la tendencia a dejar pasar el agua a su través y no retenerla.
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Por vía foliar. Con un spray se rocían las hojas. El agua pasará por las estomas al interior de la
planta. Este método no se puede aplicar en caso de sol, ya que el agua funciona como una lupa
y con la luz del sol acabará quemando las hojas y abriendo vías para la entrada de bactérias y virus
que seguramente acabarán enfermando a nuestras amigas.
Ya tenemos las macetas, la tierra, el agua y las semillas… Estamos más cerca de poder germinar
nuestras plantas.
¡¡ Continuemos con la labor!!