1. De San Pablo a San Pablo
De San Pablo a San Pablo Salí una vez más del instituto Zorrilla, a las dos y cuarto
de la tarde. San Pablo estaba llena de estudiantes que charlaban con sus amigos,
como si nada de lo que había pasado dentro del edificio les importase. Y estoy
seguro de que, en la mayoría delos casos, era así.
Miré alrededor: no, era imposible relajarse en ese ambiente, por lo que decidí dar
una vuelta antes de sentarme a escribir. Me dirigí a la derecha, pasando por
delante de un quiosco lleno de estudiantes que esperaban en la cola a saciar su
hambre con diez céntimos.
1. Enlace: https://www.verpueblos.com/castilla+y+leon/valladolid/valladolid/foto/667687/ (visitadapor última
vez el lunes 13 de marzo de2017 alas 12:57).
Caminé por una larga calle, abarrotada de gente en un principio debido a que el
primer tramo era muy estrecho. Al alejarme de aquel pelotón de gente, seguí
caminando mientras miraba el suelo, el cual era de un color rosa desgastado. A mi
izquierda había árboles a los cuales les estaban empezando a salir las hojas, lo que
anticipaba el comienzo de la primavera: mi estación odiada debido a las alergias.
Poco después, llegué a un sitio más amplio que seguía formando parte de esa calle.
Había algunos bancos en los que algunos estudiantes se habían parado a comer o a
2. hablar con sus amigos, después de pasar una larga mañana escuchando decir a los
profesores lo mismo que les decían todos los años, y que olvidaban justo después
de la clase o, en algunos casos, del examen.
1. Enlace: http://arquitecturava.es/proyectos-valladolid/instituto-zorrilla/ (visitada por
última vez el13 de marzo de 2017 a las 13:11).
Seguí paseando por una calle con el suelo gris, también desgastado. No tardé en
encontrar, paseando por esa misma calle, la puerta por la que se entraba al edificio
nuevo, aunque a esas horas permanecía cerrada.
En esa calle ya no había tanta gente, así que se me hizo fácil llegar hasta la calle
semi-peatonal queme reuniría con mi destino, que también había sido mi punto
departida. Ahí apreté un poco el paso, ya que debía llegar pronto a casa, y quería
escribir un poco antes de volver. En la calle seguía habiendo estudiantes que se
dirigían a paso lento hacia su casa mientras mantenían una conversación con sus
amigos.
Después de un rato más andando a través de algunas esculturas que había en esa
calle, llegué a San Pablo. La plaza seguía haciéndole compañía a algunas personas,
como un chico que tocaba la guitarra sentado en uno delos bancos, rodeado de
unos pocos amigos que lo escuchaban o el señor que había acudido a aquel sitio en
busca de tranquilidad para leer su libro. Dejé mi mochila en el suelo, abrí un
cuaderno, cogí el bolígrafo y comencé a escribir:
“Salí una vez más del instituto Zorrilla…”