La honestidad consiste en expresarse con coherencia y autenticidad de acuerdo con los valores de verdad y justicia. Implica vivir de acuerdo a cómo se piensa y se siente. En la filosofía occidental, Sócrates analizó el significado de la honestidad, el cual luego fue incluido en la búsqueda de principios éticos como el imperativo categórico de Kant. En la filosofía confuciana, la honestidad se basa en la empatía, la comprensión de los demás y la armonía con los otros,
1. Honestidad
La honestidad es una cualidad de calidad humana que consiste en
comprometerse y expresarse con coherencia y autenticidad (decir la verdad),
de acuerdo con los valores de verdad y justicia. Se trata de vivir de acuerdo a
como se piensa y se siente. En su sentido más evidente, la honestidad puede
entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los
hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la
relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo. Dado que las
intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los
conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy
extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos
conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos.
El autoengaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad
de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar
nuestra decisión.
En la filosofía occidental, Sócrates fue quien dedicó mayor esfuerzo al análisis
del significado de la honestidad. Posteriormente, dicho concepto quedó incluido
en la búsqueda de principios éticos generales que justificasen el
comportamiento moral, como el Imperativo categórico de Kant o la teoría
del consenso de JürgenHabermas.
En su nivel más superficial, Li: todas aquellas acciones realizadas por una
persona con objeto de construir la sociedad ideal, y destinadas a cumplir
sus deseos, ya sea a corto plazo (mal) o a largo plazo (bien). Admitir que se
busca la gratificación inmediata, con todo, puede contribuir a transformar un
acto malo en uno peor, del mismo modo que ocultar las intenciones a largo
plazo puede empeorar una buena acción. Un principio fundamental en esta
teoría es la de que una buena persona debe mostrar sus sentimientos
sinceramente en su rostro, de forma que facilite la coordinación de todos en
la consecución de mejoras a largo plazo. Esta sinceridad, que abarca
incluso a la propia expresión facial, ayuda a lograr la honestidad con uno
mismo, y a que las actividades humanas resulten más predecibles,
amigables y placenteras. En esta primera versión, la honestidad se logra
buscando únicamente el propio beneficio.
En un nivel más profundo que el Li se encuentra el Yi, o la bondad. En este
nivel no se persigue ya el propio interés, sino el principio moral de
la justicia, basado en la reciprocidad. También aquí es importante el
aspecto temporal de las acciones, pero en este caso como lapso de tiempo.
Así, por ejemplo, dado que los padres dedican los tres primeros años de
vida de sus hijos sólo a cuidarlos, los hijos deben guardar luto los tres
primeros años tras la muerte de los padres. En este nivel uno es honesto
acerca de sus propias obligaciones y deberes, incluso cuando no hay nadie
que los juzgue o que se vea inmediatamente afectado. Esta parte del
código moral se relaciona con el culto a los antepasados, que Confucio hizo
normativo.
2. El nivel más profundo de honestidad es el Ren, desde el cual surgen el Yi y
por tanto también el Li. La moral de Confucio se basa en laempatía y la
comprensión de los demás, lo que requiere una autocomprensión previa, de
la que nacen las normas morales, más que de un código ético previo,
otorgado por alguna divinidad. La versión confucionista del Imperativo
categórico consistía en tratar a los inferiores como te gustaría que tus
superiores te tratasen a ti. La virtud se basa en la armonía con los demás, y
en la aceptación de que en algún momento de nuestras vidas todos
estamos a merced de otras personas. La honestidad consiste por lo tanto
en ponerse en el lugar hipotético de la propia vida futura, y la de las
generaciones pasadas y venideras, y elegir no hacer o decir nada que
pueda mancillar el honor o la reputación de la familia.
En parte debido a una comprensión incompleta de estas nociones más
profundas de honestidad en Occidente,es común en determinadas culturas
de Asia denominar "bárbaros" a aquellos que no las conocen y las cumplen.
Pese a que en ocasiones ciertas culturas asiáticas implican unos niveles
de ambigüedad y paciencia casi intolerables para un occidental, esto se debe a
un intento de salvaguardar la honestidad por encima de todo: desde su punto
de vista, dar una respuesta positiva o negativa a una pregunta sobre la cual no
se dispone de suficiente información sería tan deshonesto como mentir. Así
pues, forzar al interlocutor a comprometerse con una respuesta sobre la que
honestamente tiene dudas es un comportamiento considerado poco cortés en
la tradición asiática.