Las ciudades del futuro serán interactivas y sensibles, donde los edificios y la infraestructura física estarán integrados con redes de comunicación y dispositivos de información. Estas "ciberciudades" tendrán una dimensión digital adicional que responda a los hábitos de conectividad, movilidad e información. Algunos ejemplos incluyen edificios que cambian de color o proyectan mensajes, y mapas interactivos que muestran flujos de tráfico y llamadas telefónicas a través de una ciudad.
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Llegan las ciberciudades.
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Suplemento Cultural MUGALARI / Diario GARA
24 de marzo 2007
Llegan las ciberciudades
Arte, arquitectura y nuevas tecnologías se alían para construir las urbes del
futuro
Las ciudades del futuro serán interactivas, sensibles y mutables. O al menos eso dicen los
expertos en media-arquitectura, que aplican los últimos avances tecnológicos al entorno urbano.
Según sus pronósticos, bastará con echar un vistazo por la ventana para saber qué ropa
ponernos, leer las noticias de última hora o decidir el mejor recorrido para llegar a tiempo a la
oficina. El edificio de enfrente, convertido en una inmensa pantalla, nos informará en tiempo real
de todo lo que necesitamos saber, cambiará de color en función del nivel de contaminación o
emitirá mensajes publicitarios adaptados a la previsión meteorológica y los transportes públicos
incorporarań sistemas interactivos para consultar el plano de la ciudad o localizar nuestra parada
de destino. Todo ello gracias a aplicaciones de software y dispositivos de visualización que
traduce n los datos en elementos tangibles y fáciles de comprender, como mapas, imágenes o
interfaces interactivas. Estas ciber-ciudades manifiestan el salto de la era industrial a la digital y
la aparición de entornos urbanos híbridos, integrados por varios niveles: el hardware, que
corresponde con las infraestructuras físicas tradicionales, y el software, compuesto por redes de
comunicación, mapas de conexiones y dispositivos de gestión informacional. Así, la ciudad
presencial, con sus calles, plazas y edificios, contará con una dimensión añadida, capaz de
responder a nuestros nuevos hábitos de vida: conectividad, movilidad y acceso permanente a la
información.
Ya en 2002, siguiendo la estela del pionero Krzysztof Wodiczko, los miembros del Caos Computer
Club convirtieron la biblioteca nacional de Berlin en Blinkenlights, la mayor pantalla de ordenador
del mundo. Sobre su fachada, programada con software libre, los internautas podían proyectar
animaciones, enviar mensajes y organizar partidas de videojuego a través de sus teléfonos
portátiles. Pero la referencia inevitable en media-arquitectura es, sin duda, el estudio alemán
Realities:United, creadores de las media-façades, membranas comunicativas dinámicas basadas
en la transparencia de la información y la interacción entre la estructura arquitectónica y los
flujos de vida. Sus creaciones, como Spots en la berlinesa Postdamer Platz o Bix en la Kunsthaus
de Graz, incorporan sistemas de visualización, tramas de baja resolución y tubos fluorescentes
para comunicar lo que ocurre dentro y fuera de ellos, ofreciendo al usuario una nueva
experiencia de interacción. En la misma línea se encuentran el estadio Allianz Arena de Munich,
de los arquitectos Herzog y Meuron, cuyo revestimiento cambia de color en función de los
resultados del partido y el hotel Cloud9, proyectado por Enric Ruiz-Geli en Hospitalet de
Llobregat, que reflejará la temperatura, la estación del año y otros datos atmosféricos.
En los últimos años, las media-façades han evolucionado extendiendo estas innovaciones a todo
el tejido urbano. Los flujos que atraviesan las ciudades pueden ser representados visualmente
mediante mapas relacionales que establecen conexiones entre, por ejemplo, el número de
llamadas telefónicas, su localización y la intensidad del tráfico rodado, por zonas, fechas o
franjas horarias. Un ejemplo de arquitectura relacional es la obra de Usman Hacque, Sky Ear, una
nube de globos de helio que sobrevuela la ciudad y reproduce los flujos de su espectro
radioeléctrico. O Real Time Rome, del arquitecto Carlo Rati y el SENSEable City Lab, que conecta
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los flujos de información y la actividad económica de la capital italiana para dibujar patrones de
usos y mobilidad en su territorio.
Con estas innovaciones, los límites del urbanismo se expanden pero también se transforma la
idea misma de espacio público, convertido en un territorio ciborg que necesita urgentemente de
nuevas formulaciones. Porque, pese a su enorme potencial para articular modelos creativos de
cohesión y comunicación ciudadana, muchas de las manifestaciones media-arquitectónicas
actuales se quedan en simples soportes publicitarios. Como ocurre, por ejemplo, en el
hipermoderno barrio de Shibuya en Tokyo donde ya se experimenta con escaparates interactivos
que ofrecen productos personalizados a los transeúntes. Diego Soroa, de la consultora creativa
de Bilbao Cuantics, considera que los nuevos medios nos conectan con personas y realidades
alejadas de nosotros y nos aislan de lo que tenemos a nuestro alrededor pero también permiten
revisar la interacción de las personas en el espacio. Así surge la idea de hardware social sobre la
que también investigan colectivos como Hackitectura.net, integrado por arquitectos, hackers y
activistas. Su proyecto de reconversión de la Plaza de las Libertades de Sevilla toma la forma de
una Wiki Plaza, intervenida de manera permanente y colaborativa por sus habitantes. Su diseño
preve la interacción entre flujos electrónicos, redes sociales y espacios físicos y la generación de
formas urbanas no invasivas, participativas y horizontales.
Porque con tecnología o sin ella, el entorno urbano está cambiando. 2006 fue el primer año en
toda la historia de la humanidad en que la población urbana superó a la rural y se prevé que en
los próximos veinte años el 75% de los habitantes del planeta vivirá en ciudades, convertidas en
regiones y divididas en zonas especializadas por usos y franjas horarias. De modo que los retos a
los que se enfrenta hoy el urbanismo se miden en términos de construcción participativa del
espacio público y, sobre todo, del uso de la información frente al derecho a la privacidad. Como
dice Diego Soroa, “los nuevos medios no están pervertidos de antemano, todo depende de lo
sutiles que seamos al utilizarlos. Son un nuevo ladrillo. Y no existen ladrillos buenos y malos sino
arquitectos buenos y arquitectos malos”.
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CC Ptqk 2007
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