1. Los esenios eran un movimiento judío, establecido probablemente desde mediados del
siglo II a. C., tras la revuelta macabea y cuya existencia hasta el siglo I está documentada
por distintas fuentes.1 2 Sus antecedentes inmediatos podrían estar en el movimiento
hasideo, de la época de la dominación seléucida (197 a 142 a. C.).
Su nombre en hebreo asaim (,)עשים esto es "hacedores", ya que ellos decían "Si la Torah
lo dice, lo hacemos", del verbo hacer=laasot (,)לעשות y del plural en masculino=im (,)ים
griego era «εσσηνοι» (essenoi), «εσσαιοι» (essaioi) u «οσσαιοι» (ossaioi).
Sobre el origen de la palabra «esenio» se han tejido varias hipótesis: puede provenir del
vocablo griego «ὅσιος» (ossios: ‘santo’, ossa: ‘santos’), o ser una referencia al griego
hasidei (‘piadosos’), en arameo hesé. Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas
(‘de las cuevas’).
Durante mucho tiempo fueron conocidos solo por las referencias de autores antiguos,
tales como Plinio el Viejo, Flavio Josefo,1 Filón, Dión Crisóstomo, Hipólito de Ostia y
Epifanio de Constancia, aunque para algunos estudiosos, los esenios eran un grupo de
ascetas que vivían aislados en comunidades separadas. Probablemente la mayoría de los
varios miles de miembros del credo vivían en pueblos y ciudades1 y una importante
comunidad esenia vivía en Jerusalén,en cuyas murallas se encontraba la «puerta de los
esenios»,4 que ha sido encontrada ya por los arqueólogos
Tras la revuelta macabea (166-159 a. C.), que habían apoyado pero cuyos resultados
finales no compartieron, se retiraron al desierto para «preparar el camino del Señor»,
bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.
Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (yahad) debía ser instruido, aceptado y
luego pasar dos años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el
juramento y entraban en la comunidad se les exigía una vida entera de estudio de la Ley,
humildad y disciplina. No volvían a jurar, pues estaban obligados a decir siempre la
verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad y, al igual que los frutos del
trabajo personal, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte
para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados,
forasteros y esclavos fugitivos que, sin ser integrantes de la comunidad, requirieran
ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base
era la corrección fraterna mutua.5 Por lo general, las mujeres no eran aceptadas dentro
de la comunidad, y los hombres practicaban el celibato toda su vida,6 aunque según
Josefo, una parte de los esenios sí permitían el matrimonio7 y entre las normas de
Qumrán se reconoce claramente la opción de casarse,8 pero se exige monogamia estricta
para todas las personas, incluso los reyes
Administraban la interpretación última de la Ley que había sido revelada a su fundador, a quien se
hace referencia en sus escritos como el Maestro de Justicia. Este personaje, del que se especula
más gracias a los manuscritos del mar Muerto, actuó hacia el 150 a. C. y se habría opuesto al
Sumo Sacerdote Jonatán Macabeo, hermano de Judas Macabeo, al considerar que había
abandonado la fidelidad a Dios. Sus seguidores marcharon a Qumrán, sitio que los integrantes de
la comunidad llamaron Damasco. La arqueología muestra que la ocupación de Qumrán fue
intensa del 103 al 76 a. C., durante los reinados de Aristóbulo I y Alejandro Janeo, quienes
persiguieron cruelmente a sus opositores. El esenismo no se limitó a Qumrán. Se sabe que en el
siglo I en Jerusalén había un barrio esenio. Muchos esenios ―unos 4000, según Flavio Josefo―,
vivían en las ciudades, de una forma particular, pacifista, en comunidad de bienes, manifestando
su doctrina. Según este autor, parte de los esenios no se casaban, pero otros por el contrario sí lo
hacían. Entre estos últimos estaban los de Qumrán, que debían contraer matrimonio a la edad de
20 años.
2. La comunidad de Qumrán se autosostenía con los trabajos agrícolas. En las ruinas es notable el
número de depósitos de agua. Estos eran imprescindibles para las necesidades físicas de la
comunidad en medio del desierto, pero también desempeñaban una parte importante de su
ritual, que incluía numerosos lavados. Algunos han supuesto que, como los terapeutas egipcios,
dentro de sus leyes y deberes los esenios eran vegetarianos, pero no hay absolutamente nada
que indique tal cosa en los rollos de Qumrán.
Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tenían relación con ellos o incluso
pertenecían al credo:
Parece que Juan el Bautista y tal vez también Jesús y su familia fueron cercanos a esta comunidad.
En cualquier caso, en los manuscritos de Qumrán hay múltiples puntos de contacto con el
mensaje cristiano. No puede descartarse que Juan el Bautista viviera un tiempo en esta
comunidad y haya recibido en ella, en parte, su formación religiosa. Entre ellos se ha querido ver
el germen del cristianismo y Ernest Renán llegó a escribir que «el cristianismo fue en gran medida
el esenismo triunfante» Quienes niegan la relación entre Jesús y los esenios citan una referencia
en el evangelio de Juan 10:22-23, donde habla que Jesús asistió a la Fiesta de la Dedicación (o
Jánuca), de la cual se cree que los esenios no participaban, por considerar dicha fiesta ilegal, ya
que no era ordenada por la Tanaj. Sin embargo, Jesús estaba en Jerusalén desde dos meses antes,
cuando había ido a la Fiesta de las Tiendas (Juan 7:2-10). especto a si Jesús perteneció a la
congregación de los esenios o compartió sus puntos de vista, se sabe por los evangelios sinópticos
que es posible que Jesús haya celebrado la Pésaj (Pascua judía) en la fecha indicada en el
calendario seguido en Qumrán, ya que los mismos indican claramente que la última cena fue una
celebración de Pascua (Mateo 26:17-19, Marcos 14:12-16, Lucas 22:7-15) y además que la unción
de Betania ocurrió dos días antes de la fiesta de los panes sin levadura y la Pascua (Marcos 14:1-
9), mientras que el evangelio de Juan indica que la unción de Betania fue seis días antes de la
Pascua (Juan 12:1) y Jesús murió el día anterior a la Pascua oficial (Juan 16:31) La Biblia, sin
embargo, no menciona el término «esenio»; tampoco se ha encontrado una fuente histórica en
hebreo o arameo que designe a alguna comunidad o credo con el nombre griego de «esenios», y
los rollos de Qumrán usan designaciones como «comunidad de los santos», «congregación de los
pobres» y «asamblea de los numerosos».
En el siglo XIX, los esenios fueron popularizados por los escritos del espiritista Allán Kardec (1804-
1869) y la teósofa Madame Blavatsky (1831-1891).
Estudios divulgados entre 1995 y 2009, particularmente los relacionados con el profesor Norman
Golb (de la Universidad de Chicago) y la Dra. Rachel Elior (de la Universidad Hebrea de Jerusalén),
sugieren que los manuscritos del Mar Muerto (o rollos de Qumrán) no fueron escritos por los
esenios, sino por sacerdotes saduceos expulsados del templo de Jerusalén. Para Elior, los
saduceos, un credo descendiente del sumo sacerdote Sadoc que ungió a Salomón como rey, son
los verdaderos autores de los rollos de Qumrán, los mismos que pertenecieron al Templo y se
trasladaron al Mar Muerto con la intención de protegerlos. Rachel Elior también afirma que los
Esenios fueron introducidos por el historiador Flavio Josefo, mientras que no existe mención
alguna de los Esenios en los manuscritos del Mar Muerto; a la vez que no se encuentra testimonio
histórico de los Esenios en fuentes hebreas o arameas. Considera atípico que personas que
hubiesen coexistido en vida comunitaria de manera parca y frugal ―contrario a la ley de la Torá―
no aparezcan mencionados en fuentes hebreas o griegas.
La autoría saducea de los rollos del Mar Muerto ha sido refutada por varios expertos, ya que las
reglas de Qumran y el Documento de Damasco exigen explícitamente la comunidad de bienes17
como requisito de ingreso, lo cual era opuesto a las prácticas saduceas. Los qumranitas se
designaban como «los pobres», mientras los saduceos pertenecían a la crema de la sociedad rica
y aristocrática. Aunque los autores de los rollos encontrados reclaman su origen sacerdotal y por
tanto un origen común con los saduceos, también denuncian que el Templo fue contaminado por
la corrupción de los sacerdotes que quedaron allí, por lo cual es imposible que fueran estos
últimos al huir quienes hayan preservado los rollos. Durante los años de control saduceo del
Templo (del 134 al 76 a. C.), bajo los reinados de Juan Hircano, Aristóbulo I y Alejandro Janneo, los
3. autores de los rollos fueron severamente perseguidos; por lo tanto es claro que no eran
saduceos, sino sus contradictores.19 La angelología, así como la insistencia de los diversos rollos
en seguir el calendario solar del Libro de los jubileos y del Primer libro de Henoc, excluyen
también la posibilidad de una autoría saducea.
Según The Interpreter’s Dictionary of the Bible, los esenios eran aún más exclusivos que los
fariseos y «a veces podían ser más farisaicos que estos mismos». Sin embargo, mientras los
fariseos, para salvar una propiedad, permitían que en sábado se sacara de un pozo a una res
accidentada («vosotros» Mateo 12:11), pero se oponían a curar a las personas en sábado, los
esenios en cambio se oponían a rescatar una vaca de un pozo el sábado,20 pero a la vez si se
trataba del accidente de una persona un sábado, exigían quitarse las ropas y rescatar con ellas a
quien fuera que hubiera caído al agua, inmediatamente, el mismo sábado. (Documento de
Damasco XI:12-15).