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Las Cartas Católicas
La Iglesia ha tenido una dimensión
universal desde los primeros momentos
de su existencia. Cuando en el día de
Pentecostés los Apóstoles recibieron el
Espíritu Santo y salieron a predicar sin
temor por las calles de Jerusalén, los
escuchaban gentes de muy distintas
procedencias: Partos, medos, elamitas,
habitantes de Mesopotamia, de Judea y
Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y
Panfilia, de Egipto y la parte de Libia
próxima a Cirene, forasteros romanos, así
como judíos y prosélitos, cretenses y
árabes (Hch 2,9-11). Muchos de ellos
recibieron el bautismo aquel mismo día y
al regresar a sus tierras de origen llevaron
por todos los rincones del mundo el
mensaje del Evangelio.
También los Apóstoles, después de una
breve temporada inicial en Jerusalén,
fueron saliendo a las ciudades más
pobladas de las regiones limítrofes para
continuar con su predicación. Algunos de
ellos llegaron a tierras muy lejanas: Santo
Tomás, según algunas tradiciones, llegó
hasta la India.
Las Cartas de San Pablo tienen valor
permanente para la Iglesia en todas
partes, aunque en su origen fueron
escritas a comunidades o a personas
concretas. Sin embargo, hay en el Nuevo
                                                                                         San Pedro predica el Evangelio (G. Doré).
Testamento otras cartas apostólicas que,
en su mayor parte, están dirigidas                    stas cartas son    LA EXPANSIÓN                de asedio, Jerusalén
directamente a toda la Iglesia Católica, es           muy     variadas   MISIONERA                   es conquistada y el
decir, universal, y por eso se las suele              entre sí, tanto    DE LA IGLESIA               Templo destruido.
denominar «cartas católicas». El primero       por el estilo como por                                Tito vuelve victorioso
que llamó así a algunas de ellas fue           sus contenidos especí-        Tras la muerte del      a Roma, donde poco
                                                                         rey Herodes Agripa I        tiempo después fue
Orígenes, que aplica ese nombre a la           ficos. Algunas de ellas
                                                                         en el año 44, Palestina     proclamado empera-
primera carta de Pedro, la primera de          responden a situacio-
                                                                         pasa de nuevo a ser         dor. En el arco conme-
Juan y la de Judas. Más tarde se               nes concretas que se      provincia romana. El        morativo que se cons-
extendió el nombre también a la segunda        fueron presentando en     descontento entre la        truyó en su honor aún
de Pedro, la de Santiago y la segunda y        las primeras décadas      población, que se ve-       hoy es posible ver re-
tercera de Juan, hasta completar el            de la Iglesia en algu-    nía arrastrando desde       lieves que muestran el
número de siete «cartas católicas».            nos lugares. En su        años atrás, propiciaría     expolio de los tesoros
                                               conjunto, constituyen     el éxito de algunos lí-     del Templo de Jerusa-
                                               una muestra excelente     deres revolucionarios       lén, entre cuyos trofe-
Por Francisco Varo Pineda                                                que intentaron sacu-        os se exhibe el cande-
                                               de la vida y fe de los
                                                                         dirse el yugo romano.       labro de los siete
                                               primeros cristianos re-
                                                                         A partir del año 66,        brazos.
                                               partidos por todo el      desembocaría en una             Como consecuen-
                                               orbe; y de la vitalidad   verdadera revolución.       cia de estas revueltas y
                                               creativa del Espíritu         En el año 70, des-      de la fuerte represión
                                               Santo.                    pués de varios meses        romana, algunos gru-
pos judíos que habían exis-      murió lapidado en Jerusalén      LA CARTA DE SANTIAGO              de la marcha de San Pedro a
tido en tiempo de jesucris-      el año 62. De otros Apósto-                                        Roma, quedó como cabeza
to, como los saduceos –que       les, con excepción de Juan,          Se trata de una carta par-    de la comunidad de Jerusa-
estaban muy unidos al su-        al que la Tradición le pre-      ticularmente      interesante     lén y, como tal, recibió la vi-
mo sacerdocio–, desapare-        senta al frente de una serie     desde distintos puntos de         sita de San Pablo después de
cieron. Los fariseos, por su     de comunidades de Asia           vista, ya que refleja fielmen-    su conversión. Fue martiriza-
parte, se reorganizaron en       Menor todavía al final del si-   te la espontaneidad y viveza      do hacia el año 62 d.C. por
Yabne, una ciudad de la          glo I, no hay datos ciertos;     con que se trasmitía el men-      instigación del Sumo Sacer-
costa mediterránea, bajo la      pero a lo largo de estos         saje cristiano en las prime-      dote Anano II. La epístola
dirección de Yojanan ben         años irían culminando su vi-     ras comunidades. Es tam-          pudo ser escrita en torno al
Zakkai: centrando su aten-       da terrena.                      bién un claro exponente de        año 60, no mucho antes de
ción en el estudio y la apli-        Por otra parte, las perse-   la unidad entre el Antiguo y      su muerte.
cación de la Ley, salvaron la    cuciones que se habían de-       el Nuevo Testamento.                  Dirige su carta a las doce
herencia del judaísmo. Los       satado ya contra los cristia-        En el encabezamiento, el      tribus de la dispersión (St
esenios, tras la destrucción     nos en algunos lugares del       autor se presenta así: San-       1,1), es decir, a los cristianos
de Qumrán en el año 68, se       I mperio y los acontecimien-     tiago, siervo de Dios y del Se-   de la diáspora: a los que vi-
unieron a otros grupos: al-      tos en Jerusalén a partir de     ñor jesucristo (St 1,1). La       vían fuera de Palestina, en-
gunos se refugiaron en Ma-       la revuelta del 66, que aca-     fórmula siervo de Dios res-       tre los gentiles.
sada que sería destruida el      ban con su destrucción,          ponde a un modo de deno-              En cuanto a las circuns-
año 73. Los celotes siguie-      también tuvieron conse-          minarse a sí mismos los           tancias que motivaron este
ron activos en el desierto       cuencias importantes no só-      cristianos procedentes            escrito, poco se sabe. Sola-
llevando la guerra a sus últi-   lo para los judíos y los cris-   del judaísmo, según lo            mente que a aquellas comu-
mas consecuencias.               tianos de Jerusalén sino         atestiguan diversas inscrip-      nidades cristianas se les es-
    Por su parte, los cristia-   también para las comunida-       ciones paleocristianas en-        taban presentando algunas
nos, según refiere el histo-     des judías en todo el Impe-      contradas en las excavacio-       dificultades que amenaza-
                                 rio. Las relaciones de los       nes      arqueológicas       de   ban su buena marcha.
riador Eusebio de Cesarea,
se refugiaron en Pella           primeros cristianos con las      Palestina.                            En la carta abundan las
(Transjordania) antes del        autoridades y con los judíos         La tradición cristiana ha     exhortaciones y adverten-
asedio de Jerusalén, con lo      se fueron haciendo más ten-      reconocido en este nombre         cias: el comportamiento an-
                                 sas y, por tanto, necesitadas    a Santiago, el «hermano» –es
que lograron sobrevivir a la                                                                        te las contrariedades y las
                                 de nuevas respuestas y acti-     decir, pariente– del Señor y
conquista de la ciudad. Des-                                                                        tentaciones; el logro de la
                                 tudes.                           obispo de Jerusalén. Según
pués del año 70, según Epi-                                                                         equidad en el juicio sobre
                                     La situación que se fue      muchos autores, se trataría
fanio, regresaron a Jerusalén                                                                       las personas, evitando mur-
                                 creando hizo que en las di-      también de uno de los Doce:
así como bastantes judíos.                                                                          muraciones o difamaciones;
                                 versas áreas geográficas se      Santiago, hijo de Alfeo. Este
    En las comunidades judí-     volviese a fijar la atención                                       el desprendimiento de las
                                                                  Santiago era de la familia de     riquezas y la preocupación
as diseminadas por las ciu-      en los Doce y en Pedro, y
dades del Imperio se impu-                                        jesucristo, hijo de una de las    por los pobres y necesita-
                                  se desarrollaran los ministe-   mujeres con nombre María,
so la línea fariseo. Sus                                                                            dos; la práctica de la ora-
                                  rios para la dirección de las   que acompañaban a la Vir-
líderes expulsaron de las si-     comunidades.                                                      ción, y la corrección a los
                                                                  gen junto a la cruz. Después
nagogas a quienes se apar-                                                                          hermanos que se están des-
taban de sus tradiciones                                                                            caminando. El hilo conduc-
particulares –entre éstos, a                                                                        tor que da unidad a toda la
muchos judeocristianos–, y                                                                          carta es la coherencia en-
rechazaron toda la literatura                                                                       tre la fe y la vida del cre-
que no cuadrase con su                                                                              yente: el cristiano ha de
                                      En este tiempo, algunas cuestiones doctrinales fueron
pensamiento.                                                                                        comportarse de tal modo
                                  cobrando particular importancia. Así, por ejemplo, la esperan-
    Por lo que se refiere a la                                                                      que en cada momento ma-
                                  za en la venida gloriosa y definitiva de Jesús (parusía) era
vida de la Iglesia, a partir                                                                        nifieste con obras en su vida
                                  objeto de gran atención. Ante las interpretaciones de algunos
de los años 60 se fue pro-        que consideraban inminente la parusía, fue necesario precisar     la fe que profesa.
duciendo un relevo gene-          la doctrina de Jesús al respecto: hay que estar vigilantes,            Su doctrina sobre la fe y
racional. La mayor parte de       pues no se sabe cuándo ocurrirá. Y, frente a los que negaban      las obras complementa la
los Apóstoles, que hasta          que Cristo fuera a venir por segunda vez, se afirma la certeza    expuesta por San Pablo -so-
esos momentos tenían un           y el fundamento de esta verdad.                                   bre todo, en Romanos y Gá-
lugar relevante en la vida y          A la vez, la diversidad de tendencias dentro de las mismas    latas-, desde una perspecti-
gobierno de la Iglesia, iban      comunidades (como las que se desprenden de la mayor o me-         va diferente. Pablo, en
muriendo. Según la tradi-         nor vinculación a la Ley de Moisés, o las que están más in-        polémica con los judaizan-
ción atestiguada por la pri-      fluenciadas por elementos de la sabiduría judeohelenista, que     tes, afirma que lo que im-
mera carta de Clemente            ya apuntan con claridad en muchas de las cartas del Nuevo          porta es la fe, y no tanto las
(año 96), Pedro y Pablo su-       Testamento) llegaron a poner en peligro su unidad. En esta si-     obras de la ley mosaica. Por
frieron martirio durante la       tuación fue conveniente reafirmar esa unidad y salir al paso       eso llega a decir, en ese
persecución de Nerón (años        de las doctrinas que no fueran concordes con la tradición ori-     contexto, que el hombre es
64-66). Por su parte, Flavio      ginaria.                                                          justificado por la fe, con
Josefo cuenta que Santiago                                                                           independencia de las obras
de la Ley (Rm 3,28). En                                                                                              rados a los cristianos
cambio, en un ambiente                                                                                               y les anima a sopor-
más sereno, Santiago in-                                                                                             tar con gozo los su-
siste sobre todo en que la                                                                                           frimientos.
fe ha de reflejarse en el                                                                                                En la carta se de-
comportamiento: El hom-                                                                                              sarrolla una idea
bre queda justificado por                                                                                            profunda y consola-
las obras y no por la fe so-                                                                                         dora: que el cristia-
lamente (St 2,24).                                                                                                   no está incorpora-
    Esta carta contiene                                                                                              do a Cristo y
también enseñanzas im-                                                                                               participa de su
portantes sobre el sacra-                                                                                            misterio pascual.
mento de la Unción de                                                                                                Lo mismo que Jesu-
los enfermos instituido                                                                                              cristo, para redimir a
por el Señor (St 5,14-15).                                                                                           los hombres, ha su-
                                                                                                                     frido la pasión y
                                                                                                                     muerte y después ha
LAS CARTAS                                                                                                           resucitado a una vi-
DE SAN PEDRO                                                                                                         da     imperecedera,
                                                                                                                     también los cristia-
                                                                                                                     nos alcanzarán su
   En el canon del Nuevo
                                                                                                                     salvación y la de
Testamento se incluyen
                                                                                                                     otros muchos, a tra-
dos cartas atribuidas a San
                                                                                                                     vés de las contradic-
Pedro.
                                                                                                                     ciones. Jesucristo es
    • La primera de                                                                                                  el modelo, y tam-
ellas, que desde antiguo                                                                                             bién quien da pleni-
ha sido reconocida unáni-                                                                                            tud de sentido a las
memente como obra del                                                                                                persecuciones que
Apóstol, fue escrita -como                                                                                           sufre el cristiano (1 P
indica la despedida- en                                                                                               4,12-19).
Babilonia (1 P 5,13); es                                                                                                   Entre otras ense-
decir, en Roma, la capital                                                                                            ñanzas doctrinales
del Imperio, a la que sim-                                                                                            de esta carta, también
bólicamente se solía lla-                                                                                             cabe destacar el sa-
marse así (cfr. Ap 14,8,              A Roma se la solía designar como quot;Babiloniaquot; (La caída de Babilonía. G. Doré). cerdocio común de
etc.).                                                                                                                los fieles (1 P 2,9), la
    La epístola se dirige a                                                                                           universalidad de la
los que peregrinan en la que ha de ser la presencia                  ba que el Bautismo lleva                 Redención de Cristo (1 P
diáspora del Ponto, Galacia,   cristiana en el mundo y las           consigo un nuevo nacimien-               3,18-22); y el testimonio de la
 Capadocia, Asia y Bitinia (1  consecuencias que el Bau-             to; supone la liberación del             fe, que se espera de los cris-
P 1,1), es decir, en distintas tismo lleva consigo, aunque           pecado –prefigurada en la                tianos ante sus ciudadanos,
regiones de Asia Menor. En     los cristianos vivan en un            liberación de los israelitas             manifestado en una vida
algunas de ellas había llega-  ambiente hostil. El Bautis-           en Egipto–, y efectúa la sal-            ejemplar (1 P 3,15-16).
do la actividad misionera de   mo y la Cruz son los dos              vación, prefigurada también
San Pablo; pero el anuncio     puntos de referencia                  en Noé.                                      • La segunda carta de
del Evangelio también había    constante a lo largo de este              El objetivo fundamental              San Pedro va dirigida a los
llegado a las demás, por       escrito.                              de esta carta es consolar y              cristianos en general, con
otros medios que no cono-          La mayor parte de aque-           exhortar a los cristianos a              una hermosa expresión: A
cemos. No se sabe con deta-    llos cristianos eran con-             mantenerse firmes en medio               cuantos por la justicia de
lle cómo fue el avance de la   versos del paganismo.                 de dificultades y persecucio-            nuestro Dios y SalvadorJe-
fe cristiana en aquellos años  Probablemente, se trataba             nes. Las contrariedades que              sucristo les ha tocado en
por esa zona. En cualquier     de la primera generación de           soportan no son inútiles:                suerte una fe tan preciosa
caso, no hay duda de que       cristianos en aquella región,         han de servirles para purifi-            como la nuestra (2 P 1,1).
fueron tiempos de intensa € que hacía poco tiempo ha-                carse, sabiendo que es Dios              Las fechas de composición
misión apostólica, con nue-    bían abrazado la fe. Por eso          quien juzga, no los hom-                 que se proponen van desde
vas y numerosas conversio-     se menciona en repetidas              bres. Sobre todo han de sa-              después del 60 hasta finales
nes, aunque también de di-     ocasiones el Bautismo (1 P ber que, a imitación de je-                         del siglo I.
ficultades provenientes del     1,3.23; 2,2; 3,21). A través sucristo,                    conseguirán             Entre sus enseñanzas,
 mundo pagano, hostil a la      de esas alusiones es posible         muchos bienes, e incluso                 además de lo que dice so-
 nueva fe. En este contexto     descubrir elementos de la li-        atraerán hacia la fe a sus               bre la inspiración de las Es-
 surgieron necesidades de      turgia bautismal y de la              mismos perseguidores. En                 crituras (cfr. 2P1,19-21) y la
reafirmar la fe, y a eso res-   catequesis previa que se             coherencia con la doctrina               valoración de los escritos de
 ponde esta carta. Enseña lo    i mpartía. En ella se subraya-       del Señor, llama bienaventu-             San Pablo (cfr. 2 P 3,15-16),
es destacable lo referente a                                                                              blo (cfr. 1 Jn 2,18.26; 3,7.10;
la Parusía. Ésta se produci-                          LA CARTA DE SAN JUDAS                               4,1). Sus errores amenaza-
rá, ciertamente, pues así lo                                                                              ban la pureza de la fe y las
manifestó el Señor y lo                 El autor de esta breve carta se presenta como Judas, sier-        costumbres cristianas. El
prueban las Escrituras. En        vo de Jesucristo y hermano de Santiago (Judas 1). La indica-            Apóstol escribe para denun-
contra de los que objetaban       ción hermano de Santiago le sirve como referencia de autori-            ciar aquellas desviaciones
que la Parusía se dilataba,       dad, pues Santiago -pariente del Señor- había estado al frente          de tipo doctrinal y moral; y
dice que el tiempo es muy         de la iglesia de Jerusalén. El nombre de Judas, no el Iscariote,        para fortalecer la fe a los
relativo frente a la eternidad    aparece junto con el de Santiago y otros «hermanos» de Je-              creyentes.
de Dios, para quien un día        sús -es decir, como uno de los parientes del Señor en Mt                   Enseña la comunión
es como mil años y mil años        13,55 y Mc 6,3. Es posible que fuera uno de los Doce: el lla-          con Dios en la fe recibida,
como un día (2 P 3,8). Si         mado Judas de Santiago (Lc 6,16; Hch 1,13) o Judas Tadeo                frente a los que sembraban
Dios retrasa el momento fi-       ( Mt 10,3; Mc 3,18). La carta no especifica más, ni tampoco a           la discordia y el error; y
nal, es por su misericordia,      quién se dirige. Pero, por el estilo y por los argumentos que           afirma la verdad de la di-
ya que no quiere que nadie        emplea, probablemente fuese escrita de manera más inme-                 vinidad y de la humani-
se pierda (2 P 3,9).              diata para cristianos convertidos del judaísmo. Se desco-               dad de Jesús, frente a los
                                  noce la fecha de su composición, aunque pudo ser en torno al            errores que se propalaban.
                                  año 70.                                                                 A la vez, insiste en que la
LAS CARTAS DE SAN JUAN                  De modo breve e incisivo, exhorta a la fidelidad en la fe y su-   comunión con Dios en Cris-
                                  braya las implicaciones morales que tiene el Evangelio. Para            to hace hijo de Dios al cris-
                                  eso, el autor exhorta a los fieles a combatir para defender la fe       tiano, que debe vivir la cari-
    En la literatura cristiana
                                  recibida (Judas 3). Les recuerda lo que ya habían predicho los          dad con sus hermanos, pues
antigua hay numerosas re-
                                  Apóstoles, sobre la aparición de hombres malvados dominados             Dios es amor, como repite
ferencias a la presencia en
                                  por sus pasiones (Judas 17-18). Las noticias de que tales hom-          en dos ocasiones (1]n 4,8 y
Asia Menor, a finales del si-
                                  bres impíos ya se habían introducido solapadamente en aque-             16). Ese amor cristiano, lle-
glo I, de bastantes cristianos
                                  ll as comunidades cristianas (cfr. Judas 4) posiblemente fueran el      va consigo el amor a todo
vinculados al apóstol Juan.
                                  motivo inmediato por el que se escribió esta carta. Por lo que se       prójimo, y el perdón de las
La tradición le atribuye la
                                  dice, parece que aquellos errores se daban sobre todo en ámbi-          ofensas.
composición del Evangelio
                                  to moral: son impíos que convierten en libertinaje la gracia de            La Segunda y Tercera
que lleva su nombre, del
                                  nuestro Dios (Judas 4), y propugnan una falsa interpretación de         Carta de San Juan, son muy
Apocalipsis y de tres cartas.
                                  la libertad cristiana. Entre los abusos, se mencionan sobre todo        breves. En ambas el autor
Todos estos escritos reflejan,
                                  la intemperancia (Judas 4.8.11.13.23) y la avaricia (Judas              se presenta a sí mismo co-
cada uno a su manera, un
                                  11.16).                                                                 mo el Presbítero (2 Jn 1; 3
mismo ambiente vital, que
                                        El problema de los falsos maestros, y su influencia perni-        Jn 1).
bien puede ser el de las co-
                                  ciosa entre los fieles, se había tratado también en la segun-
munidades situadas en la
                                  da carta de San Pedro. Entre ambas hay una gran semejan-
costa jónica, en el entorno                                                                                   • La segunda está diri-
                                  za de ideas e incluso de terminología: especialmente, entre
de Éfeso.                                                                                                 gida a la Señora Elegida y
                                  Judas 4-18 y 2 P 2,1-3,1 La comparación de ambos textos
    Es posible que los pri-                                                                               a sus hijos (2 Jn 1): modo
                                  induce a pensar que la de Judas influye en la segunda de
meros cristianos congrega-                                                                                figurado de designar a una
                                  Pedro, donde se elaboran y matizan algunas de las expre-
dos en torno a la figura del                                                                              iglesia local. Fue escrita co-
                                  siones.
apóstol Juan en Palestina                                                                                 mo una llamada de aten-
                                        Como curiosidad significativa, puede advertirse que en
fueran procedentes del ju-                                                                                ción, aunque entonces el
                                  la Carta de San Judas se utilizan argumentos tomados tanto
daísmo. A esos se les habrí-                                                                              peligro de los herejes no
                                  de la tradición bíblica como también de la extrabíblica. Así,
an añadido, allí mismo aun-                                                                               era tan grave como el que
                                  se citan pasajes de escritos apócrifos como la Asunción de
que algo después, algunos                                                                                 reflejado en la primera. Las
                                  Moisés (Judas 9) y el Libro de Henoc (Judas 7.14-15). Todo
gentiles de cultura griega y                                                                              recomendaciones que hace
                                  eso reflejaque los destinatarios inmediatos eran posible-
samaritanos (cfr. Jn 4,4-42).                                                                             coinciden con los temas
                                  mente, según queda dicho, cristianos procedentes del ju-
Más tarde, este grupo de                                                                                  tratados en la carta ante-
                                  daísmo.
cristianos habría abandona-                                                                               rior.
do Palestina junto con el
Apóstol y marchado proba-                                                                                     • La tercera va dirigida
blemente a Éfeso. Según          que suele ser habitual no            que fuera escrita, con pos-
                                                                                                          a un cristiano llamado Gayo
una tradición que se remon-      sólo en el Nuevo Testamen-           terioridad al Evangelio, para
                                                                                                          (3 Jn 1); quizá también, a
ta al siglo II, el apóstol San   to (a excepción de la Carta          las comunidades cristianas          través de él, a un grupo de
Juan escribió sus tres car-      a los Hebreos) sino también          de Asia Menor cuyos nom-            fieles. Constituye un valioso
tas en Éfeso, a la vuelta de     en las cartas profanas de la         bres se citan en el Apocalip-       testimonio de la vida de las
su destierro de Patmos, al       antigüedad grecorromana.             sis (Ap 2,1-3,22).                  primeras comunidades cris-
final del siglo I de nuestra     El hecho de que no se nom-               Según parece, en aque-          tianas, y ofrece un modelo
era.                             bren los destinatarios hace          llas iglesias jóvenes habían        de los escritos de recomen-
                                 suponer que se trata de una          aparecido algunos falsos            dación que se mencionan
  • La primera carta de          especie de carta circular en-        doctores a los que se les lla-      en otros lugares del Nuevo
San Juan no tiene encabe-        viada a algunas comunida-            ma, con dureza, anticristos,        Testamento (cfr. Hch 18,27,-
zamiento, en contra de lo        des cristianas. Es probable          seductores o hijos del dia-         2 Co 3,3). ■

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23 Sagrada Escritura

  • 1. 23 Las Cartas Católicas La Iglesia ha tenido una dimensión universal desde los primeros momentos de su existencia. Cuando en el día de Pentecostés los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo y salieron a predicar sin temor por las calles de Jerusalén, los escuchaban gentes de muy distintas procedencias: Partos, medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y la parte de Libia próxima a Cirene, forasteros romanos, así como judíos y prosélitos, cretenses y árabes (Hch 2,9-11). Muchos de ellos recibieron el bautismo aquel mismo día y al regresar a sus tierras de origen llevaron por todos los rincones del mundo el mensaje del Evangelio. También los Apóstoles, después de una breve temporada inicial en Jerusalén, fueron saliendo a las ciudades más pobladas de las regiones limítrofes para continuar con su predicación. Algunos de ellos llegaron a tierras muy lejanas: Santo Tomás, según algunas tradiciones, llegó hasta la India. Las Cartas de San Pablo tienen valor permanente para la Iglesia en todas partes, aunque en su origen fueron escritas a comunidades o a personas concretas. Sin embargo, hay en el Nuevo San Pedro predica el Evangelio (G. Doré). Testamento otras cartas apostólicas que, en su mayor parte, están dirigidas stas cartas son LA EXPANSIÓN de asedio, Jerusalén directamente a toda la Iglesia Católica, es muy variadas MISIONERA es conquistada y el decir, universal, y por eso se las suele entre sí, tanto DE LA IGLESIA Templo destruido. denominar «cartas católicas». El primero por el estilo como por Tito vuelve victorioso que llamó así a algunas de ellas fue sus contenidos especí- Tras la muerte del a Roma, donde poco rey Herodes Agripa I tiempo después fue Orígenes, que aplica ese nombre a la ficos. Algunas de ellas en el año 44, Palestina proclamado empera- primera carta de Pedro, la primera de responden a situacio- pasa de nuevo a ser dor. En el arco conme- Juan y la de Judas. Más tarde se nes concretas que se provincia romana. El morativo que se cons- extendió el nombre también a la segunda fueron presentando en descontento entre la truyó en su honor aún de Pedro, la de Santiago y la segunda y las primeras décadas población, que se ve- hoy es posible ver re- tercera de Juan, hasta completar el de la Iglesia en algu- nía arrastrando desde lieves que muestran el número de siete «cartas católicas». nos lugares. En su años atrás, propiciaría expolio de los tesoros conjunto, constituyen el éxito de algunos lí- del Templo de Jerusa- una muestra excelente deres revolucionarios lén, entre cuyos trofe- Por Francisco Varo Pineda que intentaron sacu- os se exhibe el cande- de la vida y fe de los dirse el yugo romano. labro de los siete primeros cristianos re- A partir del año 66, brazos. partidos por todo el desembocaría en una Como consecuen- orbe; y de la vitalidad verdadera revolución. cia de estas revueltas y creativa del Espíritu En el año 70, des- de la fuerte represión Santo. pués de varios meses romana, algunos gru-
  • 2. pos judíos que habían exis- murió lapidado en Jerusalén LA CARTA DE SANTIAGO de la marcha de San Pedro a tido en tiempo de jesucris- el año 62. De otros Apósto- Roma, quedó como cabeza to, como los saduceos –que les, con excepción de Juan, Se trata de una carta par- de la comunidad de Jerusa- estaban muy unidos al su- al que la Tradición le pre- ticularmente interesante lén y, como tal, recibió la vi- mo sacerdocio–, desapare- senta al frente de una serie desde distintos puntos de sita de San Pablo después de cieron. Los fariseos, por su de comunidades de Asia vista, ya que refleja fielmen- su conversión. Fue martiriza- parte, se reorganizaron en Menor todavía al final del si- te la espontaneidad y viveza do hacia el año 62 d.C. por Yabne, una ciudad de la glo I, no hay datos ciertos; con que se trasmitía el men- instigación del Sumo Sacer- costa mediterránea, bajo la pero a lo largo de estos saje cristiano en las prime- dote Anano II. La epístola dirección de Yojanan ben años irían culminando su vi- ras comunidades. Es tam- pudo ser escrita en torno al Zakkai: centrando su aten- da terrena. bién un claro exponente de año 60, no mucho antes de ción en el estudio y la apli- Por otra parte, las perse- la unidad entre el Antiguo y su muerte. cación de la Ley, salvaron la cuciones que se habían de- el Nuevo Testamento. Dirige su carta a las doce herencia del judaísmo. Los satado ya contra los cristia- En el encabezamiento, el tribus de la dispersión (St esenios, tras la destrucción nos en algunos lugares del autor se presenta así: San- 1,1), es decir, a los cristianos de Qumrán en el año 68, se I mperio y los acontecimien- tiago, siervo de Dios y del Se- de la diáspora: a los que vi- unieron a otros grupos: al- tos en Jerusalén a partir de ñor jesucristo (St 1,1). La vían fuera de Palestina, en- gunos se refugiaron en Ma- la revuelta del 66, que aca- fórmula siervo de Dios res- tre los gentiles. sada que sería destruida el ban con su destrucción, ponde a un modo de deno- En cuanto a las circuns- año 73. Los celotes siguie- también tuvieron conse- minarse a sí mismos los tancias que motivaron este ron activos en el desierto cuencias importantes no só- cristianos procedentes escrito, poco se sabe. Sola- llevando la guerra a sus últi- lo para los judíos y los cris- del judaísmo, según lo mente que a aquellas comu- mas consecuencias. tianos de Jerusalén sino atestiguan diversas inscrip- nidades cristianas se les es- Por su parte, los cristia- también para las comunida- ciones paleocristianas en- taban presentando algunas nos, según refiere el histo- des judías en todo el Impe- contradas en las excavacio- dificultades que amenaza- rio. Las relaciones de los nes arqueológicas de ban su buena marcha. riador Eusebio de Cesarea, se refugiaron en Pella primeros cristianos con las Palestina. En la carta abundan las (Transjordania) antes del autoridades y con los judíos La tradición cristiana ha exhortaciones y adverten- asedio de Jerusalén, con lo se fueron haciendo más ten- reconocido en este nombre cias: el comportamiento an- sas y, por tanto, necesitadas a Santiago, el «hermano» –es que lograron sobrevivir a la te las contrariedades y las de nuevas respuestas y acti- decir, pariente– del Señor y conquista de la ciudad. Des- tentaciones; el logro de la tudes. obispo de Jerusalén. Según pués del año 70, según Epi- equidad en el juicio sobre La situación que se fue muchos autores, se trataría fanio, regresaron a Jerusalén las personas, evitando mur- creando hizo que en las di- también de uno de los Doce: así como bastantes judíos. muraciones o difamaciones; versas áreas geográficas se Santiago, hijo de Alfeo. Este En las comunidades judí- volviese a fijar la atención el desprendimiento de las Santiago era de la familia de riquezas y la preocupación as diseminadas por las ciu- en los Doce y en Pedro, y dades del Imperio se impu- jesucristo, hijo de una de las por los pobres y necesita- se desarrollaran los ministe- mujeres con nombre María, so la línea fariseo. Sus dos; la práctica de la ora- rios para la dirección de las que acompañaban a la Vir- líderes expulsaron de las si- comunidades. ción, y la corrección a los gen junto a la cruz. Después nagogas a quienes se apar- hermanos que se están des- taban de sus tradiciones caminando. El hilo conduc- particulares –entre éstos, a tor que da unidad a toda la muchos judeocristianos–, y carta es la coherencia en- rechazaron toda la literatura tre la fe y la vida del cre- que no cuadrase con su yente: el cristiano ha de En este tiempo, algunas cuestiones doctrinales fueron pensamiento. comportarse de tal modo cobrando particular importancia. Así, por ejemplo, la esperan- Por lo que se refiere a la que en cada momento ma- za en la venida gloriosa y definitiva de Jesús (parusía) era vida de la Iglesia, a partir nifieste con obras en su vida objeto de gran atención. Ante las interpretaciones de algunos de los años 60 se fue pro- que consideraban inminente la parusía, fue necesario precisar la fe que profesa. duciendo un relevo gene- la doctrina de Jesús al respecto: hay que estar vigilantes, Su doctrina sobre la fe y racional. La mayor parte de pues no se sabe cuándo ocurrirá. Y, frente a los que negaban las obras complementa la los Apóstoles, que hasta que Cristo fuera a venir por segunda vez, se afirma la certeza expuesta por San Pablo -so- esos momentos tenían un y el fundamento de esta verdad. bre todo, en Romanos y Gá- lugar relevante en la vida y A la vez, la diversidad de tendencias dentro de las mismas latas-, desde una perspecti- gobierno de la Iglesia, iban comunidades (como las que se desprenden de la mayor o me- va diferente. Pablo, en muriendo. Según la tradi- nor vinculación a la Ley de Moisés, o las que están más in- polémica con los judaizan- ción atestiguada por la pri- fluenciadas por elementos de la sabiduría judeohelenista, que tes, afirma que lo que im- mera carta de Clemente ya apuntan con claridad en muchas de las cartas del Nuevo porta es la fe, y no tanto las (año 96), Pedro y Pablo su- Testamento) llegaron a poner en peligro su unidad. En esta si- obras de la ley mosaica. Por frieron martirio durante la tuación fue conveniente reafirmar esa unidad y salir al paso eso llega a decir, en ese persecución de Nerón (años de las doctrinas que no fueran concordes con la tradición ori- contexto, que el hombre es 64-66). Por su parte, Flavio ginaria. justificado por la fe, con Josefo cuenta que Santiago independencia de las obras
  • 3. de la Ley (Rm 3,28). En rados a los cristianos cambio, en un ambiente y les anima a sopor- más sereno, Santiago in- tar con gozo los su- siste sobre todo en que la frimientos. fe ha de reflejarse en el En la carta se de- comportamiento: El hom- sarrolla una idea bre queda justificado por profunda y consola- las obras y no por la fe so- dora: que el cristia- lamente (St 2,24). no está incorpora- Esta carta contiene do a Cristo y también enseñanzas im- participa de su portantes sobre el sacra- misterio pascual. mento de la Unción de Lo mismo que Jesu- los enfermos instituido cristo, para redimir a por el Señor (St 5,14-15). los hombres, ha su- frido la pasión y muerte y después ha LAS CARTAS resucitado a una vi- DE SAN PEDRO da imperecedera, también los cristia- nos alcanzarán su En el canon del Nuevo salvación y la de Testamento se incluyen otros muchos, a tra- dos cartas atribuidas a San vés de las contradic- Pedro. ciones. Jesucristo es • La primera de el modelo, y tam- ellas, que desde antiguo bién quien da pleni- ha sido reconocida unáni- tud de sentido a las memente como obra del persecuciones que Apóstol, fue escrita -como sufre el cristiano (1 P indica la despedida- en 4,12-19). Babilonia (1 P 5,13); es Entre otras ense- decir, en Roma, la capital ñanzas doctrinales del Imperio, a la que sim- de esta carta, también bólicamente se solía lla- cabe destacar el sa- marse así (cfr. Ap 14,8, A Roma se la solía designar como quot;Babiloniaquot; (La caída de Babilonía. G. Doré). cerdocio común de etc.). los fieles (1 P 2,9), la La epístola se dirige a universalidad de la los que peregrinan en la que ha de ser la presencia ba que el Bautismo lleva Redención de Cristo (1 P diáspora del Ponto, Galacia, cristiana en el mundo y las consigo un nuevo nacimien- 3,18-22); y el testimonio de la Capadocia, Asia y Bitinia (1 consecuencias que el Bau- to; supone la liberación del fe, que se espera de los cris- P 1,1), es decir, en distintas tismo lleva consigo, aunque pecado –prefigurada en la tianos ante sus ciudadanos, regiones de Asia Menor. En los cristianos vivan en un liberación de los israelitas manifestado en una vida algunas de ellas había llega- ambiente hostil. El Bautis- en Egipto–, y efectúa la sal- ejemplar (1 P 3,15-16). do la actividad misionera de mo y la Cruz son los dos vación, prefigurada también San Pablo; pero el anuncio puntos de referencia en Noé. • La segunda carta de del Evangelio también había constante a lo largo de este El objetivo fundamental San Pedro va dirigida a los llegado a las demás, por escrito. de esta carta es consolar y cristianos en general, con otros medios que no cono- La mayor parte de aque- exhortar a los cristianos a una hermosa expresión: A cemos. No se sabe con deta- llos cristianos eran con- mantenerse firmes en medio cuantos por la justicia de lle cómo fue el avance de la versos del paganismo. de dificultades y persecucio- nuestro Dios y SalvadorJe- fe cristiana en aquellos años Probablemente, se trataba nes. Las contrariedades que sucristo les ha tocado en por esa zona. En cualquier de la primera generación de soportan no son inútiles: suerte una fe tan preciosa caso, no hay duda de que cristianos en aquella región, han de servirles para purifi- como la nuestra (2 P 1,1). fueron tiempos de intensa € que hacía poco tiempo ha- carse, sabiendo que es Dios Las fechas de composición misión apostólica, con nue- bían abrazado la fe. Por eso quien juzga, no los hom- que se proponen van desde vas y numerosas conversio- se menciona en repetidas bres. Sobre todo han de sa- después del 60 hasta finales nes, aunque también de di- ocasiones el Bautismo (1 P ber que, a imitación de je- del siglo I. ficultades provenientes del 1,3.23; 2,2; 3,21). A través sucristo, conseguirán Entre sus enseñanzas, mundo pagano, hostil a la de esas alusiones es posible muchos bienes, e incluso además de lo que dice so- nueva fe. En este contexto descubrir elementos de la li- atraerán hacia la fe a sus bre la inspiración de las Es- surgieron necesidades de turgia bautismal y de la mismos perseguidores. En crituras (cfr. 2P1,19-21) y la reafirmar la fe, y a eso res- catequesis previa que se coherencia con la doctrina valoración de los escritos de ponde esta carta. Enseña lo i mpartía. En ella se subraya- del Señor, llama bienaventu- San Pablo (cfr. 2 P 3,15-16),
  • 4. es destacable lo referente a blo (cfr. 1 Jn 2,18.26; 3,7.10; la Parusía. Ésta se produci- LA CARTA DE SAN JUDAS 4,1). Sus errores amenaza- rá, ciertamente, pues así lo ban la pureza de la fe y las manifestó el Señor y lo El autor de esta breve carta se presenta como Judas, sier- costumbres cristianas. El prueban las Escrituras. En vo de Jesucristo y hermano de Santiago (Judas 1). La indica- Apóstol escribe para denun- contra de los que objetaban ción hermano de Santiago le sirve como referencia de autori- ciar aquellas desviaciones que la Parusía se dilataba, dad, pues Santiago -pariente del Señor- había estado al frente de tipo doctrinal y moral; y dice que el tiempo es muy de la iglesia de Jerusalén. El nombre de Judas, no el Iscariote, para fortalecer la fe a los relativo frente a la eternidad aparece junto con el de Santiago y otros «hermanos» de Je- creyentes. de Dios, para quien un día sús -es decir, como uno de los parientes del Señor en Mt Enseña la comunión es como mil años y mil años 13,55 y Mc 6,3. Es posible que fuera uno de los Doce: el lla- con Dios en la fe recibida, como un día (2 P 3,8). Si mado Judas de Santiago (Lc 6,16; Hch 1,13) o Judas Tadeo frente a los que sembraban Dios retrasa el momento fi- ( Mt 10,3; Mc 3,18). La carta no especifica más, ni tampoco a la discordia y el error; y nal, es por su misericordia, quién se dirige. Pero, por el estilo y por los argumentos que afirma la verdad de la di- ya que no quiere que nadie emplea, probablemente fuese escrita de manera más inme- vinidad y de la humani- se pierda (2 P 3,9). diata para cristianos convertidos del judaísmo. Se desco- dad de Jesús, frente a los noce la fecha de su composición, aunque pudo ser en torno al errores que se propalaban. año 70. A la vez, insiste en que la LAS CARTAS DE SAN JUAN De modo breve e incisivo, exhorta a la fidelidad en la fe y su- comunión con Dios en Cris- braya las implicaciones morales que tiene el Evangelio. Para to hace hijo de Dios al cris- eso, el autor exhorta a los fieles a combatir para defender la fe tiano, que debe vivir la cari- En la literatura cristiana recibida (Judas 3). Les recuerda lo que ya habían predicho los dad con sus hermanos, pues antigua hay numerosas re- Apóstoles, sobre la aparición de hombres malvados dominados Dios es amor, como repite ferencias a la presencia en por sus pasiones (Judas 17-18). Las noticias de que tales hom- en dos ocasiones (1]n 4,8 y Asia Menor, a finales del si- bres impíos ya se habían introducido solapadamente en aque- 16). Ese amor cristiano, lle- glo I, de bastantes cristianos ll as comunidades cristianas (cfr. Judas 4) posiblemente fueran el va consigo el amor a todo vinculados al apóstol Juan. motivo inmediato por el que se escribió esta carta. Por lo que se prójimo, y el perdón de las La tradición le atribuye la dice, parece que aquellos errores se daban sobre todo en ámbi- ofensas. composición del Evangelio to moral: son impíos que convierten en libertinaje la gracia de La Segunda y Tercera que lleva su nombre, del nuestro Dios (Judas 4), y propugnan una falsa interpretación de Carta de San Juan, son muy Apocalipsis y de tres cartas. la libertad cristiana. Entre los abusos, se mencionan sobre todo breves. En ambas el autor Todos estos escritos reflejan, la intemperancia (Judas 4.8.11.13.23) y la avaricia (Judas se presenta a sí mismo co- cada uno a su manera, un 11.16). mo el Presbítero (2 Jn 1; 3 mismo ambiente vital, que El problema de los falsos maestros, y su influencia perni- Jn 1). bien puede ser el de las co- ciosa entre los fieles, se había tratado también en la segun- munidades situadas en la da carta de San Pedro. Entre ambas hay una gran semejan- costa jónica, en el entorno • La segunda está diri- za de ideas e incluso de terminología: especialmente, entre de Éfeso. gida a la Señora Elegida y Judas 4-18 y 2 P 2,1-3,1 La comparación de ambos textos Es posible que los pri- a sus hijos (2 Jn 1): modo induce a pensar que la de Judas influye en la segunda de meros cristianos congrega- figurado de designar a una Pedro, donde se elaboran y matizan algunas de las expre- dos en torno a la figura del iglesia local. Fue escrita co- siones. apóstol Juan en Palestina mo una llamada de aten- Como curiosidad significativa, puede advertirse que en fueran procedentes del ju- ción, aunque entonces el la Carta de San Judas se utilizan argumentos tomados tanto daísmo. A esos se les habrí- peligro de los herejes no de la tradición bíblica como también de la extrabíblica. Así, an añadido, allí mismo aun- era tan grave como el que se citan pasajes de escritos apócrifos como la Asunción de que algo después, algunos reflejado en la primera. Las Moisés (Judas 9) y el Libro de Henoc (Judas 7.14-15). Todo gentiles de cultura griega y recomendaciones que hace eso reflejaque los destinatarios inmediatos eran posible- samaritanos (cfr. Jn 4,4-42). coinciden con los temas mente, según queda dicho, cristianos procedentes del ju- Más tarde, este grupo de tratados en la carta ante- daísmo. cristianos habría abandona- rior. do Palestina junto con el Apóstol y marchado proba- • La tercera va dirigida blemente a Éfeso. Según que suele ser habitual no que fuera escrita, con pos- a un cristiano llamado Gayo una tradición que se remon- sólo en el Nuevo Testamen- terioridad al Evangelio, para (3 Jn 1); quizá también, a ta al siglo II, el apóstol San to (a excepción de la Carta las comunidades cristianas través de él, a un grupo de Juan escribió sus tres car- a los Hebreos) sino también de Asia Menor cuyos nom- fieles. Constituye un valioso tas en Éfeso, a la vuelta de en las cartas profanas de la bres se citan en el Apocalip- testimonio de la vida de las su destierro de Patmos, al antigüedad grecorromana. sis (Ap 2,1-3,22). primeras comunidades cris- final del siglo I de nuestra El hecho de que no se nom- Según parece, en aque- tianas, y ofrece un modelo era. bren los destinatarios hace llas iglesias jóvenes habían de los escritos de recomen- suponer que se trata de una aparecido algunos falsos dación que se mencionan • La primera carta de especie de carta circular en- doctores a los que se les lla- en otros lugares del Nuevo San Juan no tiene encabe- viada a algunas comunida- ma, con dureza, anticristos, Testamento (cfr. Hch 18,27,- zamiento, en contra de lo des cristianas. Es probable seductores o hijos del dia- 2 Co 3,3). ■