En su afán por estar a tono con los tiempos, un grupo de legisladores auto-creídos progresistas impulsan aún un nuevo proyecto de despenalización del aborto en el Congreso Nacional (0998-D-2010). Pretendidamente progresista, esta iniciativa significa una verdadera claudicación ante la banca financiera mundial, ya que concede estatus democrático a la ideología antinatalista promovida por el imperialismo internacional del dinero. Ello, con el agravante de que su implementación supondría también la violación de nuestra Carta Magna, al implantar la eliminación arbitraria y a piacere de todo ser humano en el vientre materno del que no se desea su existencia, lo cual significa esencialmente la implantación de la pena de muerte, aunque se utilice un eufemismo –Interrupción voluntaria del embarazo- para encubrir ese asesinato.
Para decirlo en forma sintética: en nombre de los derechos humanos de la mujer, se impulsa la pena de muerte para los niños-hijos, inocentes e indefensos. Y en nombre de la democracia, se impulsa e implanta la ideología antinatalista y criminal de la oligarquía angloamericana depredadora que impera en el mundo, representada por el clan Rockefeller.
EL CENTRO DEL MAL EN EL MUNDO: EL ESTADO EN LA SOMBRA BRITÁNICO
No a la pena de muerte para los niños por nacer
1. NO A LA “PENA DE
MUERTE” PARA LOS
NIÑOS POR NACER
«El aborto es el derecho que tiene la mujer de determinar su
propia fertilidad»
(John Davison Rockefeller III, The Second American Revolution,
p. 64)
2. En su afán por estar a tono con los tiempos, un grupo de
legisladores auto-creídos progresistas impulsan aún un nuevo
proyecto de despenalización del aborto en el Congreso Nacional
(0998-D-2010). Pretendidamente progresista, esta iniciativa
significa una verdadera claudicación ante la banca financiera
mundial, ya que concede estatus democrático a la ideología
antinatalista promovida por el imperialismo internacional del
dinero. Ello, con el agravante de que su implementación
supondría también la violación de nuestra Carta Magna, al
implantar la eliminación arbitraria y a piacere de todo ser
humano en el vientre materno del que no se desea su existencia,
lo cual significa esencialmente la implantación de la pena de
muerte, aunque se utilice un eufemismo –Interrupción
voluntaria del embarazo- para encubrir ese asesinato.
Para decirlo en forma sintética: en nombre de los derechos
humanos de la mujer, se impulsa la pena de muerte para los
niños-hijos, inocentes e indefensos. Y en nombre de la
democracia, se impulsa e implanta la ideología antinatalista y
criminal de la oligarquía angloamericana depredadora que
impera en el mundo, representada por el clan Rockefeller.
Un buen ejemplo de esta conducta lo constituye una legisladora
“liberada del Sur”, que en su página web se presenta
acompañada de la imagen de Ernesto “Che” Guevara[1], aunque
al mismo tiempo firma el proyecto de despenalización del aborto
redactado literalmente con conceptos y argumentaciones
elaborados por los miembros del clan Rockefeller. Esto
constituye un ejemplo paradigmático de esquizofrenia política,
ya que los progresistas fomentan la consigna “Guevara y
Rockefeller, un solo corazón”.
1. La “democratización” de la ideología antinatalista de la
oligarquía financiera mundial. Ya en el primer artículo del
mencionado proyecto legislativo se introduce el concepto
del aborto como “derecho”[2], aunque este derecho no
está explicitado ni formulado en ningún documento oficial
de Naciones Unidas ni en Tratado Internacional alguno.
2.
Muy por el contrario, quien le ha dado carta de ciudadanía al
aborto como derecho ha sido John Davison Rockefeller III en el
año 1973, en un texto en el que diseña la refundación y
reconfiguración de la sociedad estadounidense sobre la base del
3. control de la natalidad: «el aborto es el derecho que tiene la
mujer de determinar su propia fertilidad»[3].
Este “derecho” al aborto se funda, según el gran oligarca
estadounidense, por un lado en un supuesto “principio ético” por
él instituido, según el cual «sólo deben ser traídos al mundo los
hijos deseados»[4], y por otro lado en el dogma también
inventado por él, según el cual «decidir la cantidad de hijos y el
espaciamiento entre ellos es el derecho humano básico» de todo
individuo y pareja[5].
La gran mayoría de los legisladores que promocionan esta
iniciativa reivindican a los pueblos originarios, critican al neo-
liberalismo y a la globalización, levantan las figuras del Che
Guevara, de Fidel Castro, de Evo Morales, del “comandante”
Hugo Chávez, etc. Pero, por otro lado, reivindican como
progresista y de avanzada la infame ideología de odio a los
niños, elaborada por la más cruel de las oligarquías que ha
conocido la historia humana, la plutocracia angloamericana que
patrocina el imperialismo internacional del dinero y del
capitalismo financiero especulativo y depredador, con el clan
Rockefeller a la cabeza.
En pocas palabras: los progresistas pretenden convertir a la
ideología corporativa privada del capitalismo financiero
internacional en normativa de nuestra vida social y política.
Reniegan de nuestros valores culturales indígeno-hispano-
criollo, para impulsar y legitimar democráticamente la ideología
angloamericana promotora del genocidio más espantoso y
aberrante de toda la historia humana.
3. La violación de la Constitución Nacional, imponiendo la
pena de muerte. Pero además de promover la ideología
reaccionaria del gran capital financiero mundial, con su
iniciativa nuestros legisladores “progres” estarían
impulsando la violación de la Constitución Nacional, al
pretender imponer la pena de muerte contra seres
humanos absolutamente inocentes e indefensos.
4.
En apoyo de su postura, estos legisladores citan pactos y
tratados internacionales que tienen rango constitucional, entre
ellos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ONU,
1966) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (San
4. José de Costa Rica, 1969). Pero una lectura atenta de estos
documentos permite apreciar que en ninguno de ellos aparece ni
enunciado ni insinuado el aborto, mucho menos el acceso legal al
mismo.
Lamentablemente, estos legisladores proabortistas olvidan o
ignoran que en ambos Tratados-Pactos, citados por ellos, se
afirma explícitamente que el derecho a la vida «es inherente a la
persona humana», razón por la cual «nadie puede ser privado de
la vida arbitrariamente»[6]. También se afirma que todo ser
humano es persona[7], y que no se puede restablecer la pena de
muerte en los países donde no está en vigencia[8]. Además, que
no se puede aplicar en ningún caso la pena de muerte a menores
de 18 años o que estén en el vientre materno, como así tampoco
a las mujeres embarazadas[9]. En este sentido, la propuesta
legislativa barre con todos estos criterios que protegen la vida
de los niños por nacer.
Se impone entonces la gran pregunta: ¿por qué los críticos del
neoliberalismo y de la globalización impulsan la ideología
antinatalista de los padres del proceso que critican, haciendo
propuestas que violan preceptos de nuestra Constitución?
En el siglo XVIII a. C., el rey Hammurabi de Babilonia
consagraba como una de las funciones primordiales del Estado –
encarnado en la persona del monarca- la protección de los más
débiles frente al atropello de los poderosos, con la finalidad de
promover el bienestar de la humanidad[10]. En los albores del
siglo XXI, a 3.800 años de distancia pero en un verdadero
retroceso a las tinieblas de las etapas cavernícolas de la historia
humana, hay quienes pretender organizar un nuevo orden
mundial sobre la base del genocidio sistemático y permanente de
los más débiles de todos los seres humanos, con el Estado al
servicio de un abominable holocausto demográfico, en beneficio
de los más poderosos.
Como recomendaban permanentemente Perón y Evita, bien
harían nuestros legisladores “progres” en volver a leer y
aprender de las grandes culturas antiguas, en vez de nutrirse de
los planes antinatalistas del capitalismo depredador y
especulativo de las altas finanzas internacionales, proponiendo
la violación de la Constitución Nacional, implantando la pena de
muerte, y peor que peor, no contra criminales sino contra seres
inocentes e indefensos.
5. [1] En http://victoriadondaperez.org.ar/2009/quien-soy-2/
[2] «Toda mujer tiene derecho a decidir la interrupción
voluntaria de su embarazo durante las primeras doce semanas
del proceso gestacional».
[3] John Davison Rockefeller III, The Second American
Revolution, New York 1973, Harper & Row Publisher, p. 64.
[4] Rockefeller Commission Report, Population and the American
Future, New York 1972, Chapter 11 “Human Reproduction”:
«only wanted children are brought into the world».
[5] Statement on Population, New York 1966: «We believe […]
that the opportunity to decide the number and spacing of
children is a basic human right». De este modo, el derecho
básico y fundamental a la vida pasa a un segundo plano,
subordinado al deseo de aceptar o no la existencia de un ser
humano. Forma solapada de hacer prevalecer el derecho del más
fuerte, frente a quien no se puede defender de hecho ni de
palabra.
[6] Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, ONU
1966, artículo 6 § 1. Es evidente sin más que el artículo 1 del
proyecto de los diputados VIOLA el artículo 6§1 del Pacto.
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Costa Rica
1969, Parte 1, Parte 1, Capítulo 2, artículo 4 § 1.
[7] Convención…, Parte 1, Capítulo 1, artículo 1 § 2.
[8] Convención… Parte 1, Capítulo 1, artículo 4 §2.
[9] Pacto…, Parte 3, artículo 6 § 5; Convención…, Parte 1,
Capítulo 2, artículo 4 § 5.
[10] Código de Hammurabi: «[…] que el fuerte no dañe al débil,
[…] e iluminar la tierra, para el bienestar de la humanidad».
FUENTE: http://elquijotesiglo21.blogspot.com.ar/2013/04/abortistas-rockefeller-y-el-che-un-
solo.html