Pablo Picasso cuenta una historia de su infancia en la que, la noche antes de la llegada de los Reyes Magos, estos fueron hechizados por una bruja para que se durmieran profundamente. A pesar de que los demás niños perdieron la esperanza al no encontrar regalos bajo el árbol, Picasso conservó la fe y dibujó un cuadro de los Reyes Magos que mágicamente lo transportó a su casa, donde intentó despertarlos del hechizo.