1. sarial que son las más adecuadas para realizar el difícil
ejercicio de la formación presencial. Como la mayoría
puede adivinar, son los osos.
Siempre he dicho que la actividad más difícil de consultoría
es la de formación presencial, porque es evaluada por la
empresa,concretamente por RR.HH.y Formación (entre
otras cosas porque lo único que valoran estás áreas es
el smile test del final del curso;es decir,si a la gente le ha
gustado los gaps pedagógicos o los chistes del profesor),
pero también,por todos y cada uno de los participantes
en las sesiones.
¿Por qué dedico esta tribuna a este menester? Hay varias
razones.La primera,porque recientemente,hablando con
algún responsable de áreas de Formación me han dicho
que prefieren instructores jóvenes;incluso he tenido que
oír que algún profesional como “la copa de un pino”, en
la cincuentena y con una excelente y dilatada experiencia
en el mundo empresarial,era viejo para hacer formación.
Pero, además, hay otra razón también poderosa y que
tiene que ver con lo que en algunas de mis obras he
denominado como “La paradoja de la experiencia”: se
nos llena la boca hablando de la importancia del talento
y resaltando que la experiencia es la madre de la ciencia,
pero a la hora de gestionar las salidas de profesionales,
el único criterio que parece válido, objetivo y aceptable,
incluso sindicalmente,es el de la edad,y sin ningún pudor
se suele situar entre 45 o 50 años.Muchas veces me pre-
gunto qué habría ocurrido si Clint Eastwood, que ganó
un Oscar a los 74 años; Ray Kroc, que fue vendedor de
batidoras para restaurantes antes de fundar McDonald’s
con 52 años; o David Ogilvy, que fue chef, granjero y
espía antes de convertirse en un genio de la publicidad,
hubieran trabajado en una de nuestras compañías. Si le
digo la verdad,querido lector,hay que ser cortos de mira,
como para que las organizaciones no utilicen a estos
osos cargados de conocimiento, experiencia y madurez
para que capaciten y entrenen a sus tigres y gatos trans-
mitiéndoles también valores y cultura de empresa. Pero
es que, además, estas personas prejubiladas y en plena
forma intelectual y física,estarían encantadas de hacerlo
sin pedir casi nada a cambio, porque lo que necesitan es
continuar sintiéndose útiles a la vez que lo pasan bien.
Mi amigo Luis Bassat me contaba que el afamadoAntonio
Puig,creador de la conocida empresa de perfumes Puig,le
decía que la vida del ser humano tenía 4 etapas:
1ª) Aprender a hacer. Lógicamente es esa etapa que
va desde que nacemos hasta que comenzamos a trabajar.
RR.HH. AL DÍA
RR.HH.aldía
EL PUNTO SOBRE LA I
La edad para la formación
Hace un tiempo escribí una tribuna que titulé
“El zoo empresarial”.Quise llamar la atención
sobre el hecho de que la edad cronológica
y mental –incluso,podríamos decir“la edad
social”– determinaba la movilidad geográfica
de los profesionales; siendo este aspecto
especialmente importante para las multi-
nacionales; de las cuales, por cierto, España
tiene una nutrida y admirable representación.
Este zoo del que hablada,está habitado prin-
cipalmente por tres tipos de animales:tigres,
gatos y osos. Los tigres son profesionales
de entre 25 y 35 años,denominados como
hard workers, centrados en la consecución
del éxito de su carrera.Trabajadores aspi-
racionales que trabajan más de 70 horas a
la semana y estarían siempre dispuestosa
sacrificarse por y para la empresa, siendo
su estilo de vida básico work and work.
Después de cierto tiempo –entre los 35 y 50
años–, los tigres se convierten en gatos. Se
casan,compran una vivienda,tienen hijos y se
tienen que ocupar de su educación.Cincuenta
horas de trabajo a la semana comienza a
no ser aceptable, la empresa deja de ser el
único centro de gravedad y su propósito vital
comienza a ser work and life.
Cumplidos los 50, los gatos se transfor-
man en osos, su gran experiencia les hace
moverse despacio pero muy seguros y su
intención es trabajar menos de 40 horas a
la semana,quieren entretenerse y disfrutar
de la vida, su leit motiv es life and life.
Hoy utilizaré la misma metáfora para señalar
el grupo de personas de este zoo empre-
Capital Humano www.capitalhumano.es08
José Manuel Casado
Presidente de 2.C Consulting

2. 2ª) Hacer. Nos dedicamos sobre todo a trabajar y nos
ocupa prácticamente desde que nos incorporamos al mer-
cado de laboral hasta que lo abandonamos.
3ª) Enseñar a hacer. Cuando las personas ya han acu-
mulado suficiente experiencia;es el mejor momento para
enseñar a otros cómo hacer las cosas.Esta es,a mi entender,
unas de las debilidades de la empresa española en particular,
y de nuestra sociedad en general, por cuanto supone un
despilfarro enorme de talento al desaprovechar la valiosa
oportunidad de utilizar la riqueza de la experiencia de
excelentes profesionales.
4ª) Dejar de hacer. Llega un momento en nuestra vida en
que preferimos no tener demasiadas obligaciones laborales;
aunque,está demostrado que los seres humanos necesita-
mos sentirnos útiles hasta nuestro último día
Por tanto, si alguno piensa como estos amigos con
los que recientemente he discutido sobre el asunto,
permítame que les insista en que los mejores forma-
dores son aquellos que tienen más experiencia y, por
tanto, más cosas que contar. Usted como yo sabe que
en formación “el medio es el mensaje”, y que más
importante que los que se diga es cómo se diga, y que
uno de los métodos más efectivos-sino el que más- de
transmitir información y provocar aprendizajes es a
través de relatos e historia. Pero para contar cosas
de verdad, sentidas y que calen en tu audiencia, tienes
que haberlas vivido y, desde luego, nuestros osos tie-
nen muchas más anécdotas que contar, por la única y
poderosa razón de sentido común de haber vivido más
año. Por otra parte, para una de las pocas cosas que
vale el grey hair –como dicen los ingleses– en nuestro
modelo de sociedad occidental (antes desarrolladas)
es para parecer experto; y ya sabe lo que suelo decir;
eso de que a un “experto se le reconoce más que por
lo que sabe por lo que parece que sabe” y eso suele
suceder en la madurez profesional, cuando se es oso;
es decir, en la edad para la formación.¢
09Nº 276 Mayo 2013
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