Este poema habla sobre un peregrino humilde que regresa a su gente después de un viaje, trayendo luz a sus vidas cotidianas llenas de dolor y alegría. El peregrino da lo que puede con sus manos, recibe ofensas pero también saludos fraternales. Se le pide que cante para los corazones que renacen de la oscuridad gracias a la luz del sentido, y que regrese al mundo con su frente y manos luminosas.