LA ECUACIÓN DEL NÚMERO PI EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS ...
El proceso de rebelión y expulsión de los moriscos
1. -Describa con brevedad el proceso de rebelión y expulsión de los moriscos:
En la época de los Reyes Católicos quedaban unos 200.000 musulmanes en Granada. Se les
permitió mantener sus costumbres y ritos, aunque se les presionó para que se bautizaran. En 1501
hubo una rebelión en las Alpujarras, lo que aprovecharon los Reyes Católicos para obligarles a
convertirse al catolicismo en 1502, violando los acuerdos de la toma de Granada (1492). Esta
conversión forzosa abarcó toda la Corona de Castilla, pasando los mudéjares a ser denominados
moriscos. Mantuvieron en muchos casos sus costumbres, lengua y vestimenta. En la corona de
Aragón fueron respetados, pues allí eran muchos, y eran trabajadores agrícolas protegidos por sus
propios señores.
Felipe II: En 1567, apoyado por sus consejeros, dictaría un decreto que obligaba a abandonar la
lengua, los vestidos y las tradiciones moriscas en el plazo de tres años. Pronto los moriscos se
organizaron para negociar la ley pero, tras un año de infructuoso diálogo, se rebelaron en Granada
en diciembre de 1568, haciéndose con el control de las Alpujarras. Llegaron incluso a nombrar un
rey (Abén Humeya) y recibieron apoyo africano. Don Juan de Austria, hermanastro del rey, se hizo
cargo de la dirección de las operaciones en 1570 y al año siguiente aplastó la revuelta. El resultado
fue la deportación de los moriscos por toda la Corona de Castilla con el fin de mantenerlos
separados. Muchos optarían por abandonar la Península.
Felipe III: El 9 de abril de 1609, Felipe III dio orden para que los moriscos del reino de Castilla
abandonaran el territorio peninsular. En septiembre se dio el bando de expulsión de los de Valencia,
y meses más tarde, de los de Aragón y Cataluña. Se culminaba así un proceso de expulsión de unos
300.000 súbditos de la Monarquía Hispánica. Entre las causas se cuenta la intención de evitar
incursiones de piratas berberiscos que atacaban las costas de Levante y que se sospechaba recibían
apoyo de los moriscos hispanos. A eso, se añadiría una ya larga animadversión contra ellos y la idea
de construir una España pura, cerrada y uniforme. Las consecuencias fueron graves pues la
economía se resentirá, sobre todo en Valencia y Aragón, que pierden la cuarta parte de su población,
y a la mayoría de la mano de obra de sus campos de cultivo. Los grandes señores se contentan con
la incorporación de las tierras confiscadas a los moriscos.