Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Bienvenida.
1. Se supone que estoy aquí para decir las palabras típicas de una bienvenida, sin embargo, ello conllevaría aburrir a la mayoría y dar pie a que algunos tuvieran comportamientos dignos de reportarse en prefectura. Y aunque podría también, pararme frente a ustedes para darles la razón a mis contemporáneos, diciendo que lo mejor sería que los adultos nos dejaran comportar como queremos, no es lo correcto.<br />Y no porque no pueda hacerlo frente a las autoridades de la escuela, sino porque reclamar tal libertad no es adecuado. Digo, ¿qué queremos exactamente? ¿Qué se nos “comprenda”? Compañeros, pedir que los mayores nos “comprendan”, como solemos decir, es como pedir ser inmortales; ingenuo e imposible.La curiosidad propia de nuestra edad nos lleva una y otra vez a querer probar la adrenalina, el peligro, el acaramelado sabor de meternos en problemas fuertes sólo para saber ‘que se siente’, hacemos miles de tonterías a diario refugiándonos en la certeza de que Papá y Mamá no permitirán que a su “pequeño” se le haga daño.Y aunque pueda resultar divertido en un principio, lo cierto es que es una actitud realmente cobarde aventar piedras y esconder la cara. Dicho en otras palabras, resulta muy cobarde consumir drogas o tener sexo y no querer pagar las consecuencias. No digo esto por darles la razón a los maestros que a diario nos repiten el tema exhaustivamente con las mejores intenciones, lo digo porque es hora de empezar a ver sus palabras como algo real y no como un gasto innecesario de saliva.<br />Compañeros, les doy la bienvenida. Les doy la bienvenida, pero no a este plantel. Les doy la bienvenida a la etapa del ‘o maduras, o te quedas’. O abrimos los ojos de una vez para darnos cuenta de que lo que se hace es por bien nuestro y de los que vengan, o nos quedamos atrás para hacer de nuestra vida una porquería. Porque la realidad es que nadie vendrá a darnos trabajo en el futuro ni a darnos de comer en la boca. Porque de lo que hagamos hoy dependerá el tipo de cama en la que durmamos o el tipo de comida que llene nuestras bocas mañana. Porque ni el Director de esta escuela, ni el personal docente vivirán el futuro que nosotros viviremos, ellos no tienen responsabilidad alguna sobre la vida que nosotros escojamos vivir.Y aunque se sientan pequeños, despreocupados y aún dependientes de lo que sus padres les den, en un par de años –o de meses, para quienes cursamos quinto semestre-, estarán, llorando quizás, por lo que pudieron y decidieron no hacer; por las cosas que dejaron ir como agua entre los dedos; por la vida que tendrían de tan sólo haber puesto un poquito de interés en el estudio. O, para no ir tan lejos, del lugar agradable que tendríamos como escuela si tan sólo un día despertáramos todos con las ganas suficientes de dejar de lado las diferencias y unirnos, para hacer de este plantel el mejor lugar para albergar la etapa más bonita y corta de nuestras vidas, la adolescencia.<br />Por último, el mejor empleo en el que puedan visualizarse, es creo, aquel en el que les paguen por hacer lo que les gusta, lo que les llene como personas y los haga sentir felices. No pretendo que me escuchen, ni que hagan caso a mis palabras, después de todo, quizás empiezo a pensar como adulto porque dentro de poco tendré que ver por mí misma, como los otros que ya nos estamos despidiendo de la prepa, de los amigos y de depender de Mami y Papi.Lo cierto es, que deberíamos comenzar a prepararnos para lo que viene. Porque en definitiva no será fácil, y porque de entre los que asistimos a esta preparatoria a estudiar, ni siquiera la mitad habrá triunfado. Empezarnos a preocupar por ocupar un lugar digno el día de mañana.<br />Empezarte a ocupar y preocupar, tú, alumno de bachillerato; porque la única persona con la que habrás de compartir el resto de tu vida, es contigo mismo.<br />