Este documento critica el uso de drones por parte de Estados Unidos para atacar objetivos en el extranjero. Argumenta que los ataques con drones son dirigidos a poblaciones civiles y han causado cientos de miles de muertes. John Brennan, nominado para dirigir la CIA, ha sido un promotor clave del programa de drones y técnicas de interrogatorio como la tortura. El documento también critica la noción de "ética" estadounidense que se usa para justificar estos ataques, argumentando que en realidad sustenta el genocid
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Obama, drones y ética de EEUU
1. Obama, los “drones” y la “ética” norteamericana
rubèn ramos
Respondiendo a un libreto previamente elaborado, los legisladores norteamericanos
(demócratas y republicanos) le plantearon a Obama que querían “entender la necesidad
de realizar ataques dirigidos contra objetivos terroristas, y conocer los detalles de cómo
elige personalmente los blancos de los aviones no tripulados (drones), y cómo se aplican
sus órdenes hasta el momento ocultas”.
Esto ocurría en circunstancias en que ese mismo congreso norteamericano “pujaba” la
confirmación de John Brennan como jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA,
por sus siglas en inglés).
El Congreso pretendía, de este modo, estar haciéndose eco de las protestas callejeras
que rechazan que ese siniestro personaje sea confirmado como tal. Pero pocos, como
Brennan, pueden exhibir un currículum tan inmaculado y santo, de acuerdo con la moral
judeo-cristiana de quienes manejan los hilos del poder mundial.
Brennan, tiene más de 25 años al servicio de esa tenebrosa agencia de espionaje, tortura
y terror y ha sido su director ejecutivo. También ha sido director del Centro Nacional de
Contraterrorismo durante la presidencia de George W. Bush. Es el cerebro y promotor
de las “técnicas intensivas de interrogatorio” aplicadas bajo tortura en Guantánamo y en
la red de cárceles secretas de la CIA en el mundo (como la de Polonia, que provocó una
crisis gubernamental en ese país a raíz de las denuncias presentadas sobre su existencia).
Es un veterano espía de la guerra de Viet Nam, y jefe de la estación de espionaje en
Arabia Saudita desde donde EEUU dirige sus “drones” contra poblaciones tribales de
Yemen, Pakistán Afganistán, Somalia; y, desde donde operó su agresión a Irak y Libia y
ahora actúa sobre Siria pretendiendo su hegemonía sobre Oriente Medio.
Los “drones” son aviones no tripulados. Se han constituido en el arma preferida por los
Estados Unidos para destruir ciudades enteras vinculadas con el Islam. Su uso permite
atacar, desde distancias considerables, sin ser detectados, objetivos civiles en una suerte
2. de “limpieza étnica”. Brennan es considerado el "cerebro" de este programa y es quien
elabora la lista de objetivos para su “aprobación” por los think tanks del terror (la CIA
es uno de éstos), y el “ejecútese” de parte del actual administrador de la Casa Blanca.
Con los “drones”, el terrorismo del Estado norteamericano evita desplazar tropas y
enfrentamientos en tierra. En toda su historia de agresión y muerte, siempre que sus
intentaron este tipo de enfrentamientos, salieron derrotados. Los ataques con “drones”,
son dirigidos contra población civil y han ocasionado centenas de miles de muertos
entre mujeres, niños y ancianos, en Medio Oriente, en África y en otros lugares del
mundo.
Repitiendo el libreto de sus jefes, Obama y otros portavoces, han dicho que “estos
ataques son legales, éticos y sensatos… necesarios para mitigar las amenazas reales en
curso, detener complots, prevenir futuros ataques y salvar vidas estadounidenses".
Como si en Irak, Yemen, Pakistán Afganistán, Somalia, Libia, Siria habitaran yanquis o
éstos formaran parte de sus territorios.
Se trata, sin duda, de la interpretación que el sionismo conservador”, dominante en la
política norteamericana, otorga a la ley, la ética y la sensatez. Desde esta perspectiva, la
gente, lejos de cualquier campo de batalla, son enemigos del Estado norteamericano y
deben ser asesinados sin cargos ni juicio alguno. La CIA, se arroga la autoridad
ilimitada para poner los nombres de tribus, pueblos y habitantes en las llamadas "listas
para matar" sobre la base de pruebas secretas que los definen como “enemigos”. La
legalidad de los EEUU establece, sin embargo, que fuera de las zonas de conflicto
armado, el uso de la fuerza letal está estrictamente limitada por el derecho internacional
y sólo puede utilizarse contra el grupo armado que participa directamente en las
“hostilidades” contra los EE.UU (dentro de su territorio, se supone), y se deben tomar
todas las medidas posibles para evitar dañar a civiles inocentes. Obviamente, esto no es
sólo letra muerta, como lo es todo en el orden legal e institucional de ese país y de los
que sirven a sus intereses, sino que se instrumentaliza a favor de la agresión y el
expansionismo neocolonial.
Desde el punto de vista “ético”, se trata de una interpretación contraria a la vida,
fundada en el resentimiento y en la satisfacción de encontrar enemigos en quienes se
oponen a las ideas de “libertad y democracia” fundadas en el mercado, el
individualismo, el consumismo y el terror. Para los norteamericanos fundamentalistas,
la “ética” es el mandato de buscar enemigos, de hacer la guerra, hasta con el
pensamiento. Procurar la paz, es para éstos, encontrar nuevas formas de asesinar. Así, lo
legal, lo ético, lo sensato, es crear enemigos a los cuales matar.
Para los judeo-cristianos y católicos que manejan el poder en y desde Norteamérica, lo
“ético”, asumido como la moral de su religiosidad, es un mundo de esclavos donde ellos
imponen el sometimiento, la obediencia ciega, la mediocridad; la idea de culpabilidad y
de pecado. Se trata de la moral contraria a lo elevado, noble y singular que representa
lo árabe, lo persa. Lo que los norteamericanos pretenden es la destrucción de los valores
del mundo antiguo, de la cultura que representan sus pueblos.
La “ética” que arguyen los norteamericanos, sustenta el genocidio. Es sinónimo de
intolerancia. Esto es histórico, pues cuando los extremistas puritanos invadieron el
territorio norteamericano, convirtieron su religión en un arma ideológica que combinaba
3. con la fuerza militar para la destrucción. El exterminio de las poblaciones originarias y
luego su expansión por el mundo, apoyado en el mito de la predestinación, se logró a
punta de rifles, cañones, tanques y, ahora, de “drones”. De hecho, la moral judeo-
cristiana norteamericana que vertebra la destrucción del mundo árabe y musulmán, no
sólo ha perdido a su Dios, sea unitario o trinitario, sino que se ha convertido en el peor
poder vulgar, cruel y corrupto. Su maniqueísmo de lo bueno y lo malo, es contrario a
toda tolerancia genuina.
En este contexto, si alguien imaginó que el premio nobel que se le otorgó a Obama era
por ser un hombre noble y de paz, identificado con su raza, se equivocó. Lo fue por ser
el peón soberbio e insolente que cumpliría al pie de la letra las órdenes de quienes lo
digitaron para ejercer el gobierno del país que acusa los más horrendos genocidios de la
historia de la humanidad. Todo, con el santiamén de la institucionalidad creada para tal
fin: la ONU.
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