3. • L3: Estamos en Pascua. ¡Feliz Pascua!
• L2: Y tú, ¿dónde has estado?, ¿te has enterado?
• L1: ¿Por qué buscáis entre los muertos a aquel que vive? ¡No está
aquí! ¡Ha resucitado!
• L2: Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y
Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de
madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al
sepulcro. Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la
puerta del sepulcro?» Y levantando los ojos ven que la piedra
estaba ya retirada; y eso que era muy grande. Y entrando en el
sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con
una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: «No os asustéis.
Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está
aquí. Ved el lugar donde lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos
y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como
os dijo.» (Mc 16, 1-7)

4. • L1: Las mujeres iban con perfumes de muerte al sepulcro, van a
llorar manteniendo de esa forma lo que había, lo de siempre, una
vida convertida en sepulcro, para quedarnos así: guardando a los
muertos.
• L2: Van a buscarle entre los muertos… Iban las mujeres a la tumba,
con perfumes, para aguantar llorando, perfumando un cuerpo
inerte… iban en el fondo a un lugar en el que no está Jesús viviente,
sino a un vacío, a un puro vacío.
• L3: Pero no encontraron el cuerpo en la noche, en esas noches de
“siempre lo mismo”, de “más de lo mismo”, en la ciudad antigua,
con sus columnas rotas. No le encontraron…

6. • L3: Es la Pascua del cosmos, la Pascua de la creación.
• L4: La noche de Pascua, en todo el mundo, en todos los
lugares donde hay cristianos, resonó esta gran noticia.
Aquella noche, en todo el mundo, se encendió el Cirio pascual
y se levantó hacia Dios el canto gozoso del Aleluya. Acojamos
ahora la luz de la Pascua.
– Se cantó entonces el siguiente canto pascual

7. JESUCRISTO, TÚ ERES LA LUZ,
ALELUYA, ALELU-UYA.
JESUCRISTO, TÚ ERES LA LUZ,
LUZ DE LOS HOMBRES, ALELUYA (bis)
Tú eres vida, eres verdad, Tú eres el cami-ino.
Caminando junto a Ti,
¡en Ti vivimos por siempre!
Tú derramas todo tu amor,
desde la Cruz al ho-ombre.
Tú, hoy, vienes a nuestra vida
¡Gloria al Señor, Aleluya!

8. • Durante el canto un sacerdote encendió el Cirio pascual, tras lo cual
rezó:
•S: Oh Dios, que por tu Hijo nos has dado el fuego de tu luz,
concédenos que estas fiestas de Pascua enciendan en nosotros
deseos tan santos que podamos llegar con el corazón limpio a
las fiestas de la eterna luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

10. • L4: La Pascua anuncia el nuevo día, el Sol de Jesús, enviándonos de
nuevo a Galilea. «Ir a Galilea» significa la experiencia del encuentro
personal con Jesucristo, que te ha llamado a seguirlo y participar en
su misión. Volver a Galilea significa custodiar en el corazón la
memoria viva de esa primera llamada; ese momento en el que lo de
Jesús fue claro y distinto, fresco, nuevo, joven. Cuando sentiste a
Jesús… porque pasó por tu camino, te miró con misericordia, te pidió
que lo siguieras.
• L1: Comienza el tiempo de recuperar la memoria de aquel momento
en el que sus ojos se cruzaron con los tuyos, el momento en que te
hizo sentir que te amaba.
• L2: Estos cincuenta días de Pascua son para que te preguntes: ¿cuál
es tu Galilea? ¿Dónde está tu Galilea? ¿La recuerdas? ¿La has
olvidado?
• L3: Puede que estés andando por caminos y senderos que te lo
hacen olvidar. Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; quiero
volver allí para encontrarte y dejarme abrazar por tu misericordia.

11. • L4: El evangelio de Pascua es claro: tienes que volver allí, para ver a
Jesús resucitado, y convertirte en testigo de su resurrección. No es
un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para
recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a
todos, hasta los confines de la tierra.
• L1: ¡Pongámonos en camino!
• L4: Ésta es la palabra clave de este año de gracia 2014, para que
escuchemos de nuevo, con las mujeres, que no está aquí… No está
en esos lugares nuestros en que nos encontramos seguros de
nosotros mismos, convertidos en sepulcros.
• L1: Nuestro peligro no es ya el ateísmo, ni la persecución, ni la
pobreza… Nuestro peligro es la banalización del mensaje de Jesús.
No, no es que sea falso… Es que lo hemos hecho insignificante,
intrascendente. No nos atrevemos a dejar el sepulcro donde
queremos seguir estando, guardando amores... que morirán.
• L2: Éste es el mensaje de hoy, palabra de Pascua: No está aquí, no le
busquéis en vuestros sepulcros, id a Galilea, recread su camino,
renovad su impulso, allí le encontraréis.

12. • L3: No está en el sepulcro, porque él es la resurrección… y la
manera de honrar a los muertos no es llorarles (guardando sus
sepulcros), sino viviendo, amando, esperando, como Jesús nos
enseñó a hacer.
• L4: Así, en esta mañana de nuestro tercer trimestre, las mujeres
nos ofrecen y nos siguen ofreciendo el Primer testimonio de
Pascua, por intuición personal, por amor abierto al Jesús a quien
amaron y que les ama, por encima de todas las cosas, por encima
de la muerte.
• L1: Con las mujeres de la Primera Pascua debemos ir con el apóstol
Pedro y todos los discípulos y amigos de Jesús para decir que Cristo
ha resucitado y que podemos verle, iniciando juntos la Gran
Travesía de la Resurrección.

14. • L3: Es la Pascua de la Iglesia
• L1: Como toda casa con sabor a pan (que da vida) y a palabra (que
dice la verdad), la Iglesia tiene una piedra angular: Cristo. Su
símbolo es el altar.
• L2: Este altar es el recuerdo de su resurrección porque, así como
está, con sus manteles blancos, recuerda esa tumba vacía del
Sábado Santo que las mujeres encontraron. “No está aquí”, ¡vive!
Vive por ti y para ti. Por eso es luz y vida.
– Y se colocaron las velas del altar.
• L3: Este altar es también recuerdo del Viernes santo de Jesús,
cuando entregó libremente su vida por ti y para ti, para tu
salvación, para tu redención, para tu reparación en el amor
auténtico que es capaz de entregar la propia vida: sin pedir nada a
cambio, ni siquiera tu reconocimiento, ni siquiera tu homenaje, ni
siquiera tu ¡gracias! Ese día el Corazón de Jesús se abrió para
derramar sangre y agua. Se dio entero, hasta la última gota.
– Y se coloca en una lado la cubeta con el asperje.

15. • L4: El altar es memoria de la mesa de hermanos que preparó para ti
el Jueves santo: día del amor fraterno, día en que nos dejó su
presencia real y eterna en la Eucaristía, en esa hostia que tanto
nombramos, día en que instituyó el sacerdocio para estar en carne,
en palabra, en gesto, presente y actuando entre nosotros: por ti y
para ti.
– Y se coloca un cáliz y una patena vacías en el centro del altar.

16. • L1: Es la Pascua de la Historia
• S: Presentemos a Dios nuestras peticiones.
• L1: Por el Papa Francisco, para que el Espíritu Santo siga iluminándole
y muy especialmente en estos días de Pascua. Roguemos al Señor.
• L2: Por nuestro obispo Carlos y por todos los obispos de la tierra, para
que siguiendo el ejemplo de los apóstoles se entreguen del todo en el
cuidado de sus rebaños y muy especialmente durante esta Pascua.
Roguemos al Señor.
• L3: Por los gobernantes de todo el mundo, para que sus acciones estén
de acuerdo con el bien común para con sus países y ejerzan una
completa solidaridad con los otros pueblos, especialmente los más
pobres y deprimidos. Roguemos al Señor.
• L4: Por los responsables de Cáritas en nuestro país y en todos los
países, para que sepan desplegar especial diligencia y dedicación a los
más pobres y débiles en estos tiempos tan difíciles. Roguemos al
Señor.
• L2: Por los niños y sus catequistas, por los estudiantes y sus
profesores, por los seminaristas y sus formadores, para que todos
reciban la ayuda del Espíritu Santo en su aprendizaje y enseñanza.

17. • L1: Es la Pascua de los Fieles
• L3: Hermanos y hermanas: el Señor Jesús verdaderamente ha
resucitado. El que desde siempre estuvo junto a Dios, el que nació
en Belén, el que adoramos colgado en la cruz para nuestra
redención, ése ya no muere más. El sepulcro está vacío. Simón
Pedro, el testigo que lo vio, confirma la fe de nuestro bautismo. Por
eso, oremos.
• S: Señor Dios nuestro, escucha nuestras oraciones en este inicio de
nuestro último trimestre; dígnate bendecir  esta agua. La creaste
para fecundar la tierra, para favorecer nuestros cuerpos, para librar
al pueblo de la esclavitud. Que esta agua, Señor, avive el recuerdo
de nuestro bautismo y nos haga participar en el gozo de aquellos
que han sido bautizados en la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.
– Y asperjó a los presentes mientras se cantó este canto:
•

18. ¡Llueve Tú, perdón! ¡Llueve Tú, por tu bondad, Señor!
¡Llueve Tú, misericordia! ¡Llueve Tú, Jesús!
Afiánzame con Espíritu generoso
Nuestras culpas nos abruman, pero Tú las perdonas.
¡LLUEVE TÚ SOBRE NOSOTROS, LLUEVE TÚ,
LLUEVE TÚ SOBRE NOSOTROS, BUEN JESÚS,
AGUA VIVA DERRAMADA,
SANA TODO NUESTRO MAL,
LLUEVE TÚ SOBRE NOSOTROS, LLUEVE TÚ!
La fidelidad brota de la tierra,
la justicia mira desde el cielo (bis).

19. • S: Oremos ahora por nosotros, para que nuestro Dios y Señor abra
los oídos de nuestros corazones y la puerta de su misericordia, para
que, en este tiempo de Pascua, nos incorporemos a Jesucristo
nuestro Señor. Por eso rezamos la oración que Jesús nos enseñó:
• Padre nuestro.
• S: Señor Dios, que en este tiempo nos abres las puertas de la vida
por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte eterna, concede a los
que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser
renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la
vida. Por Jesucristo nuestro Señor.
– Y, tras dirigir unas palabras a los alumnos al comienzo de esta recta final del
curso, impartió la bendición y despidió a la asamblea.
– Como despedida se entonó el siguiente canto:

20. Aunque rujan las tormentas sea feroz el mar,
en tu barca navegamos sin temor.
Tú, Jesús, vas con nosotros; se paró la tempestad.
Es la fe como una roca donde anclar.
Como Pedro te seguimos en nuestra misión
de llevar la Luz de Dios a los demás.
¡No nos sueltes de la mano!; no te queremos fallar.
Es la fe como una barca que no deja de avanzar.
VIVIREMOS FIRMES EN LA FE.
EN TUS MANOS NO HAY POR QUÉ TEMER.
EN JESÚS CANTAMOS, SIEMPRE EN ÉL.
VIVIREMOS FIRMES EN LA FE.

21. Como un árbol junto al río es nuestra raíz,
bautizados en el agua y en la luz.
Hoy tu sangre nos da vida en el árbol de la cruz.
Donde anidan los que ya son multitud.
Hoy alegres proclamamos que venció el Amor.
¡Dios nos quiere y a todos quiere salvar!
Buen Jesús, hoy te pedimos crezca nuestra fe,
Señor.
La semilla que en Ti espera en gran árbol ya creció.
VIVIREMOS FIRMES EN LA FE.
EN TUS MANOS NO HAY POR QUÉ TEMER.
EN JESÚS CANTAMOS, SIEMPRE EN ÉL.
VIVIREMOS FIRMES EN LA FE.