1. Danilo
De los Santos
M E MO RI A DE
LA P I N T U RA
NT
DOMINICANA
Raíces e Impulso Nacional
1
2000 a. C. 1924
´
COLECCION
CENTENARIO
G R U P O
´
LEON JIMENES
3. Danilo
De los Santos
M E M O RI A DE
LA P I NT U RA
DOMINICANA
Raíces e Impulso Nacional
1
2000 a. C. 1924
´
COLECCION
CENTENARIO
G R U P O
´
LEON JIMENES
5. |7|
Presentación
La creación artística constituye una de las más completas expresiones del ser humano, a la
que la riqueza de su infinita diversidad formal y de sus ilimitadas posibilidades comuni-
cativas le confiere el derecho a ocupar un espacio distinguido en la memoria de un país.
Recoger en una obra la memoria de una manifestación artística de un país es una la-
bor ingente que requiere de entusiasmo, ideas precisas, investigación acuciosa, apego a
la verdad, rigor, voluntad, constancia y, sobre todo, mucho trabajo.
Para el Grupo León Jimenes constituye un gran orgullo constatar cómo lo que nació
como una utopía se concretiza, después de un largo esfuerzo, en este recuento de la pin-
tura que, entre otras cosas, ha de contribuir con la búsqueda y conformación de la pro-
pia identidad de la plástica en la República Dominicana.
Los artistas son hacedores: crean formas y significaciones inéditas, traducen sus vivencias
en líneas, espacios y colores. Sus obras se convierten en importantes documentos refe-
renciales de la época, el lugar y la sociedad con que comparten su existencia.
En el Grupo León Jimenes ha sido una tradición acompañar a los artistas, apoyando sus pro-
yectos y reconociendo sus aportes a la sociedad. En esta línea se inscribe nuestra decisión
de auspiciar una investigación que congregara su evolución y una publicación que mostra-
ra los resultados de ese proceso con la dignidad que amerita un esfuerzo de tal envergadu-
ra. Presentamos con orgullo y gratitud el resultado del esfuerzo de tantas voluntades con-
jugadas en esta impresionante colección de ocho volúmenes, profusamente ilustrados y do-
cumentados, que constituye tanto un deleite visual y emocional como una oportunidad
para acercarse y conocer los avatares del fascinante mundo de la experiencia pictórica.
Hoy renovamos nuestro compromiso con el arte dominicano, uno de los pilares que
sostienen una mejor nación, y, con la satisfacción de un deber cumplido, entregamos es-
ta Memoria de la Pintura Dominicana, historia artística que legamos con alegría a las
generaciones del futuro.
José A. León
Presidente Grupo León Jimenes
6. |8| |9|
Prólogo
Toda publicación tiene su historia y la de esta Memoria de la Pintura Dominicana se
remonta al 1998, cuando Porfirio Herrera Franco, director de la Fundación de Arte
Contemporáneo Nouveau, sostuvo una entrevista con don José León Asensio a quien
solicitó auspicio para la reedición del libro La Pintura en la Sociedad Dominicana
(1977), escrito por Danilo De los Santos. La defensa entusiasta de la propuesta anidó en
la sensibilidad de un mecenas capaz de entender la importancia y la necesidad de ma-
terializar este proyecto, quien sin titubeos la incorporó a los programas de auspicio del
Grupo León Jimenes, estableciendo un nuevo eslabón en su compromiso con las artes
visuales nacionales. En esa ocasión celebramos con gran alegría, junto a Danilo y Por-
firio, el primer paso de la cristalización de un sueño compartido desde hacía mucho
tiempo y lo que hasta ese momento parecía inalcanzable empezó a hacerse realidad.
Un año después de emprendida la revisión del antiguo texto sobre la pintura domini-
cana se iniciaron los trabajos del proyecto del Centro Cultural Eduardo León Jimenes,
bajo la dirección de Rafael Emilio Yunén, rápidamente contagiado con la ilusión de es-
te libro que se convirtió en eje de discusiones, angustias, alegrías e intercambios entre
los integrantes del equipo diseñador del proyecto del Centro Cultural. Como ocurre
generalmente, la revisión de la obra escrita veinte años antes desveló insatisfacciones en
su autor, reafirmándole la necesidad de reformular la historia de la pintura dominicana
con una visión abierta y basada en la aproximación a la totalidad de la necesaria me-
moria que requiere nuestro país para fortalecer la identidad colectiva. Se inició enton-
ces una investigación que cada día aportaba elementos desconocidos para un tramado
más completo de la historia de la pintura dominicana, en un desarrollo paralelo a otras
expresiones y movimientos artísticos. Consultas, entrevistas, lectura de textos, análisis de
diversas fuentes, descubrimiento de artistas desconocidos… la experiencia se fue enri-
queciendo y el planteamiento original de la revisión de un texto fue dando paso a una
obra sin precedentes, de dimensiones enciclopédicas, donde el autor se propone una vi-
sión histórica de la manifestación de la pintura en el territorio nacional, en un proce-
so relacionado a las raíces formativas de la dominicanidad, a los cambios socio-econó-
7. Prólogo|Memoria de la Pintura Dominicana. Raíces e Impulso Nacional 2000 a.C. | 1924 |10| |11| Memoria de la Pintura Dominicana. Raíces e Impulso Nacional 2000 a.C. | 1924|Prólogo
micos y socio-políticos del país y a la transformación de la vida espiritual de sus habi- Gracias a la profunda investigación que sustenta el estudio, el libro presenta hallazgos,
tantes influida por los fenómenos generales del acontecer occidental. publica datos desconocidos, revaloriza y hasta corrige nociones comúnmente aceptadas,
En el desarrollo de la obra, el autor traza la trayectoria evolutiva de la pintura nacional, así como rescata valores olvidados.
establece interrelaciones entre la pintura y otras manifestaciones de las artes: escultura, La presentación se enriquece con la ubicación del quehacer artístico en relación con la
gráfica, fotografía, arquitectura, literatura y música, mediante cuadros generales y cro- evolución de las instituciones públicas y privadas encargadas de la educación artística,
nologías asociativas; recupera la casi totalidad de los nombres artísticos que, en mayor o el análisis de los concursos, bienales, exposiciones y del mecenazgo privado.Tenemos en
menor grado, conforman la memoria pictórica del país; enfoca movimientos, genera- nuestras manos, realmente, una historia de la evolución del arte dominicano y su con-
ciones, lenguajes y escuelas regionales del hacer pictórico; resalta las figuras señeras del texto, sin duda una obra sin precedente en nuestro país. Con el decidido auspicio a su
arte dominicano, y aborda las contribuciones públicas y privadas de la animación artís- investigación y publicación, en la conmemoración de su centenario, el Grupo León Ji-
tica. La amplia cobertura del estudio y su carácter integral permiten conocer y valorar, menes realiza un aporte invaluable al fortalecimiento y valorización de la memoria na-
no solamente a los maestros y figuras reconocidas, sino también artistas de menor fama cional a través de la pintura, en tanto que expresión artística, reafirmando el compro-
pero que, en su momento, han jugado un papel en el desarrollo colectivo, ya que no es miso del grupo empresarial con las artes visuales dominicanas iniciado en 1964, con la
una historia de individualidades sino también de escuelas o corrientes artísticas, así co- celebración del primer Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, piedra angular de ese
mo de la evolución de las concepciones estéticas reflejadas en una atención prioritaria ejemplar proyecto que es el Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
a la crítica de arte en cada período, a la vez que en la identificación de las influencias
literarias o filosóficas sobre el quehacer de los creadores de arte.
Myrna Guerrero
Fiel a su formación de historiador, Danilo De los Santos se ciñe con fidelidad a la crí-
tica histórica, constituyendo este libro un reporte de investigación rigurosa, en que ca-
da narración descansa en fuentes sometidas a verificación o contrastación (documentos,
testimonios, entrevistas, examen de las piezas de arte, periódicos de la época, etc.). El
autor establece una periodización vinculada al transcurrir de la sociedad dominicana en
su conjunto (sociedad política, económica y cultural), de suerte que el proceso de crea-
ción artística es situado en un contexto nacional e internacional que ayuda a discernir
el sentido de los aportes de personalidades claves, escuelas estéticas, estilos, polémicas,
etc., logrando así destacar el valor específico de cada artista o corriente artística en tér-
minos de su contribución al desarrollo cultural del país.
Se enfoca la historia del arte en su sentido doble de búsqueda de antecedentes y cons-
tatación de secuelas y consecuencias. Así, por ejemplo, el estudio de los artistas y críti-
cos de arte que actuaron como precursores de un arte nacional, es objeto de seguimien-
to en las diversas etapas de nuestro desarrollo, para mostrar la germinación y el fruto de
esas ideas primigenias. Así comprendemos lo que hay de continuidad e innovación en
los creadores actuales, con relación, por ejemplo, a Celeste Woss y Gil,Yoryi Morel, Jai-
me Colson, Darío Suro, Antonio Prats-Ventós, Paul Giudicelli y otros.Todo esto en una
estrategia narrativa que produce un relato ameno y didáctico, al combinar datos técni-
cos con detalles biográficos y análisis del contexto social.
8. |13|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
1|1 Dominicano, dominicana, dominicanidad
1
LO DOMINICANO COMO IDENTIDAD
y acentuación del arte nacional
Sin discutir el carácter genérico, dominicana o dominicano tienen la dimensión de un con-
cepto trascendente que se relaciona simultáneamente a cuatro condiciones: a un espe-
cífico territorio antillano; a una sociedad de etnias y nacionalidades que se amalgaman;
a una cultura afrohispánica o mulata; y a una memoria histórica que, aun marcada por
los grandes procesos de la colonización, del capitalismo y de las dependencias imperia-
listas, ofrece matices originales que se manifiestan en la identidad criolla, en los latidos
persistentes de la autodeterminación nacional y en manifestaciones antropológicas, es-
pirituales o artísticas que representan la dominicanidad.
El específico territorio, la sociedad de colores raciales, la cultura mulata y una memoria
histórica particular expresan la condición dominicana/dominicano. Enfocando la terri-
M.B.|Carta de la isla de Santo Domingo|Grabado en cobre/papel pintado a mano|25.2 x 35.3 cms.|Sin fecha|
Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
9. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|14| |15|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|1| torialidad, el poeta Pedro Mir ofrece una convincente visión, con imágenes que plantean Pedro Henríquez Ureña ofrece la siguiente descripción: «Geográficamente, el país no |2|
Mir, Pedro. Henríquez Ureña,
Hay un País al mismo tiempo ideas de la ubicación y de la naturaleza sociogeográfica: «Hay un país pudiera estar mejor situado: hállase en la orla exterior de la región tropical de las Amé- Pedro.
en el Mundo. Obra Dominicana.
Página 41. en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol / oriundo de la noche / colocado ricas, en la cadena de islas que circundan el Mar Caribe, en la ruta hacia otro océano, Páginas 406-7.
Confert. Confert. Sic.
en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol / sencillamente liviano / como un hacia el Golfo de México, hacia los paraísos de la América Central, hacia Venezuela y Co-
ala de murciélago apoyado en la brisa / sencillamente frutal / fluvial y material / y sin lombia. Otro paraíso es él también. Cálido, a veces en exceso, en las costas; más templa- |3|
Mieses Burgos,
embargo sencillamente tórrido y pateado como una adolescente en las caderas…»|1| do en porciones del interior, es inagotable en fertilidad, en variedad de plantas florales Franklin.
Trópico Intímo.
Localizado en el Archipiélago Antillano, en medio de Cuba y Puerto Rico, el país do- y frutales, y a la vez inofensivo y manso en su fauna: no hay allí, como dijo el poeta Fragmento.
Confert.
minicano ocupa las dos terceras partes de la isla de Santo Domingo. La tercera porción Gastón Deligne, Ni ofidiano ponzoñoso, ni felino feroz: tampoco hay buitres. Colón describe
la ocupa Haití, la vecina república con la que comparte distintos aspectos comunes y la isla: La Española es maravilla: las sierras y montañas y las vegas y las campiñas y las |4|
Cabrera,
determina una de las fronteras, ya que el otro límite es definido por las aguas marinas tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganado de toda suerte, Fernando.
Angel de
que circundan el país, casi a totalidad. Enfocando este espacio geográfico dominicano, para edificios de villas y lugares».|2| Seducción.
Fragmento.
Espacio insular: el hecho de serlo, es una condición que marca la naturaleza del habi- Confert.
tante nativo más común o colectivo. El ser isleño se lleva en la conciencia y los poetas,
como constatación, representan voces manifestantes de la insularidad que es cualidad
troqueladora, ineludible e idiosincrásica. Este concepto de proyectar la insularidad se
mantiene vigente en las generaciones de los poetas dominicanos; así lo demuestran las
siguientes citas: la primera de Franklin Mieses Burgos, uno de los poetas representati-
vos de la generación de la Poesía Sorprendida (década 1940), y la segunda de Fernan-
do Cabrera, un poeta joven de la generación 80: «Ahora, como siempre, en medio de
mi isla / profético, soltando / sobre un cielo sonámbulo mis pájaros mejores, / mis pro-
pias mariposas nacidas de las lámparas /despiertas del silencio: / mensajeras que llevan
en sus alas grabadas / las oscuras palabras que vienen de la noche, / de este mundo dis-
tante…»|3|
«Yo, el de la isla –y todo continente es isla–, / Después de fundar sobre duras piedras mi
casa / En esta frívola ciudad de nadie, / Hoy huyo de mi imagen como del abismo. (…)
Yo, el de la isla –y toda tristeza es isla–, / Tal vez deba morir para nacer de nuevo…»|4|
Si lo dominicano/dominicana es un concepto que identifica a un espacio geográfico,
territorio o país, tal concepto adquiere fuerza de tradición cuando es asimilado como
postulación denominativa y se convierte en idea perdurable al desarrollarse la comuni-
dad que adquiere el rumbo de nación. Aparte de desarrollarse en un territorio especí-
fico, la nación es definida, además, por un conglomerado de personas de diferentes orí-
genes étnicos, que generalmente habla un mismo idioma y que posee caracteres tradi-
cionales comunes.
La nación dominicana se impulsó a partir del encuentro desproporcionado de tres etnias:
P. Coronelli|Archipiélago de México donde están las islas (…) bajo el nombre de Antillas|Grabado en cobre/papel la amerindia insular, la europea y la africana. De esta mezcla trisanguínea, surge una po-
pintado a mano|55 x 76 cms.|1688|Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
10. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|16| |17|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|5| blación multicolor que sobrevive y adquiere el carácter de sociedad criolla. La misma es cados como criollos españoles y españoles de Santo Domingo, los mismos eran reconoci- |7|
De Saint-Méry, Sánchez Valverde.
Moreau. integrada básicamente por la descendencia de los colonizadores españoles y de los escla- dos además con el término asociativo dominicano. El cronista Antonio Sánchez Valverde, Ensayos.
Descripción Página 214.
de la Parte vos negros nacidos en la isla, y socializados por el medio ambiente, por la mulatería, por refiriéndose a la actividad del corso, usa esa identificación en el siguiente párrafo: «La Confert.
Española (…).
Página 83. los hábitos laborales y las costumbres domésticas que se arraigan como nativas. guerra que llamamos de ‘Italia’ por los años de 40, cogió a los dominicanos instruidos y
Confert. |8|
Varios cronistas ofrecen apreciaciones sobre la sociedad criolla que se perfila claramen- cebado en este exercisio que les era tan lucroso»… (sic) |7| Peguero,
Luis Joseph.
|6| te hacia mediados del siglo XVIII; período en el cual predominan los hatos y los conu- Un segundo cronista isleño, Luis Joseph Peguero, reitera esta autoidentificación social Historia de la
Sánchez Valverde. Conquista de la
Ensayos. cos, modos socioeconómicos que moldean una población nativa de pocos blancos y de en un manuscrito|8| redactado en 1776: «…y abrió camino a nuestros granaderos que Isla Española (…).
Páginas 222 y 242. Tomo 2º.
Confert. negros muy mezclados, a los que se añaden grupos de nuevos esclavos y unos pocos ca- saltaron a su barco, y en menos de quinze minutos mataron 73, ingleses, y hisieron pri- Páginas 244, 247,
248 y 283.
talanes que se dedican a los negocios. «Los nativos o criollos españoles son bastante se- sionero el barco: Con que quedó enteramente conocido, y acreditado el valor de los Confert.
dentarios. Es raro que salgan de su isla, lo que además, el gobierno hace tan difícil co- Dominicanos». (sic) «…Desimpresionar queremos el vulgo Dominicano de la acumu-
mo puede y hasta podría creerse que ellos temen al mar, si no se supiera que en tiem- lada falsa calumnia…» (sic) …leyólo así el muestreo Dominicano, y así corrió y se di-
po de guerra se dedican al corso, que ofrece siempre un incentivo a hombres pobres
que persiguen buques ricamente cargados».|5|
En el aislamiento insular, y en la zona española de la isla de Santo Domingo, la pobla-
ción nativa desarrolla un estilo de vida criolla asociada al hato (la gran hacienda gana-
dera) y al conuco (la parcela ordinaria para sembrar víveres). A pesar de que estos mo-
dos de la propiedad socioeconómica distancian a hateros y conuqueros, varios hechos
provocan espontáneamente la igualdad convivencial. Estos hechos son la mulatería ra-
cial; la flexible o cristiana promoción de libertos; la casi inexistencia del prejuicio racial
y los hábitos que se hacen comunes en tierra adentro, donde la gente vive de los recur-
sos naturales; de la crianza animal, de la siembra, de la montería; aferrada a los santos ca-
tólicos y a la superstición; alojada en chozas o bohíos en donde asumen los mismos ali-
mentos culinarios, la siesta del mediodía o danzan cuando celebran fiestas o ritos de
acentos vernaculares. Es gente constituida «por familias de Morenos, Pardos y Blancos
(…), los criollos a proporción que se alejan de su origen Europeo, se hacen más sanos,
más fuertes y viven más largo tiempo», señala el cronista Sánchez Valverde.|6|
En el seno de la sociedad criolla del siglo XVIII, también toma impulso el calificativo
DOMINICANO, la autoidentificación que se asocia a la persona de Santo Domingo de bulgó en toda la ciudad… (sic). …Tomando la verdad por firme baza /con que he de
Guzmán, fundador de la Orden de los Predicadores. Estos frailes, llamados también do- hablar de paso a los ancianos /campestres y también Dominicanos, /y a quienes Carne,
minicos, son quienes, en la documentación colonial del siglo XVI, se autodenominan do- Mundo, y demonio engaza …» (sic).
minicanos. Con el nombre del santo castellano fue bautizada la ciudad y puerto a orillas Andando el tiempo, el calificativo dominicano tiene mayor alcance colectivo, ya que de
del Río Ozama, a donde llegan los primeros dominicos en misión evangelizadora, en la simple identificación para el habitante, este concepto se generaliza para toda la po-
el 1509. El nombre Domingo es una traducción castellana del concepto latino domini- blación. En la Declaratoria de Independencia del 1821, sus líderes proclaman que «el
cus, al que se asocian por extensión las calificaciones dominico y dominicano.
Aunque durante el siglo XVIII los habitantes de la zona oriental de la isla, son identifi- Gilberto Fernández Diez|Guarionex Rey de Maguá|Óleo/tela|102 x 82 cms.|C.1970|Col. Museo Sacro Catedral
Inmaculada Concepción de La Vega.
Jorge Severino|Afiche para un boxeador retirado|Mixta/cartón|92 x 77 cms.|1975|Col. Centro Cultural Eduardo León
Jimenes.
11. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|18| |19|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|9| pueblo dominicano ni ahora, ni en adelante, ni nunca se someterá a las leyes y gobier-
Declaratoria
de 1821, no de España».|9|
en Peguero/
De los Santos. Esta proclamación fue anulada por la invasión y el dominio de los haitianos (1822-
Visión General
de la Historia 1844), hecho que no impidió que la dominicanidad continuara arraigándose como de-
Dominicana.
Página 404. finición que significaba lo mismo que nacionalidad para muchas conciencias. Entre
ellas, la de Juan Pablo Duarte, quien desde muy joven manifiesta inequívocamente la
|10|
Duarte, identidad dominicana, no sólo cuando es cuestionado sobre su ciudadanía, sino cuando
Juan Pablo.
«El Criollo», habla de la patria y cuando funda la Sociedad Secreta La Trinitaria y promete la inde-
fragmento.
Apuntes pendencia del país al que llama República Dominicana. Forjador de la nacionalidad, en
de Rosa Duarte.
Página 291. sencillos versos él reitera esa conciencia: «Al arma, valientes, / Criollos constantes, /
Confert. Sic.
Marchad diligentes, / Marchad arrogantes: / Librémonos todos / Del vil e inhumano
|11| / Padrastro y no padre /del Dominicano».|10|
Duarte,
Juan Pablo. Es con Duarte con quien alcanza la dominicanidad su dimensión trascendente al justi-
«Proyecto de
Ley Fundamental» ficarla como conceptualidad liberadora, como identificación definitiva de la ciudadanía
en Apuntes
de Rosa Duarte. criolla y como denominación del Estado Nacional de orientación republicana. Maes-
Páginas 223-24.
Confert. tro forjador en la decisiva etapa 1838-1844 en su Proyecto de Ley Fundamental|11| él
postula tres definiciones esenciales:
|12|
Rodríguez a|La Ley Suprema Dominicana, en la que establece que: «Siendo la Independen-
Demorizi, Emilio.
La Constitución cia Nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del Pueblo
de San Cristóbal.
1844-1855. Dominicano es y será siempre su existencia política como nación libre e independien-
Páginas 161-65.
Confert. te de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera, cual la con-
cibieron los fundadores de nuestra asociación política al decir DIOS, PATRIA Y LIBER-
TAD, REPÚBLICA DOMINICANA», el 16 de julio de 1838.
b|El concepto de Nación Dominicana, que «es la reunión de todos los domini-
canos».
c|La definición del ciudadano nacional: «Son dominicanos los que obtienen esa
cualidad o por nacimiento o por haber obtenido del Gobierno cédula de nacionalidad
con arreglo a la ley».
Conforme al separatismo radical que promueve Duarte, la independencia nacional se
proclama el 27 de febrero de 1844. Al reafirmarla con un manifiesto, en el cual se em-
plean los términos Pueblo Dominicano, españoles dominicanos, y DOMINICANOS.|12|
Amparada en su nacionalidad, en su independencia política y en la gestación de un Es-
tado soberano, la sociedad dominicana se caracteriza por ser a mediados del siglo XIX,
un pueblo de maneras y costumbres «muy sencillas y no pretenciosas», afirma Porter, un
agente secreto que visitó el país en 1846, observando la casi inexistencia de la vieja aris- Yoryi Morel|Negrita|Guache/papel|49 x 34 cms.|C.1965|Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
12. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|20| |21|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|13| tocracia blanca en un pueblo, en el cual, «no hay distinción como pudiera suponerse en- En cuanto a la hispanización cultural, los elementos impuestos son arrolladores y múl-
Porter,
David Dixon. tre gente de tan distintos colores. En este particular es realmente una república y el ne- tiples, sobresaliendo los que se imprimen en la conciencia, en la espiritualidad y en el
Diario de una
Misión Secreta gro prieto, la muchacha parda oscura y el gracioso mulato ligero se ven paseando juntos hacer de la vida común. El idioma castellano, el catolicismo, el modelo servil a la auto-
(…).
Páginas 29-31. con frecuencia, o entreteniéndose con una caña de azúcar o con los dulces del país».|13| ridad impuesto por las leyes y los modos productivos, así como los programas construc-
Confert.
Este carácter de pueblo con una tipología racial multicolor, se amplía con la presencia tivos y los hábitos de la vida cotidiana que resultan una extensión del estilo peninsular,
de otros grupos nacionales: árabes, judíos, chinos, negros metodistas, haitianos y coco- explican el predominio de la filiación española. Pedro Henríquez Ureña se refiere a la
los.También cubanos y puertorriqueños, así como europeos diversos; sobre todo, espa- impronta de España como cultura madre: «Santo Domingo es un fragmento de una
ñoles e italianos. Estos grupos introducen respectivos aportes socioculturales, y termi- gran familia hispánica que ha vivido vida precaria, pero propia, durante más de cuatro
nan asimilados o integrados en el ser colectivo dominicano. Un ser nacional impulsado siglos; que luchará por persistir mientras habite en la tierra nativa el último descendien-
con el trauma insular y la naturaleza trisanguínea, de filiación hispánica y de condición te de los colonizadores. (…). En las costumbres privadas, Santo Domingo conserva las
afroantillana, manifestante de una cultura mulata y de una nacionalidad vulnerable que tradiciones españolas. A los ojos de los hombres educados en la tradición anglosajona,
|14| se vuelve vehemente cuando «se enfrentan sus valores y principios contra los principios esas costumbres aparecerán como exóticas, y aun extrañas, sobre todo en lo que atañe |15|
Rosario, Amable. Henríquez Ureña,
Eme-Eme. y valores de los haitianos».|14| al amor y a la valentía personal. Pero, en muchos órdenes, esas costumbres son patriar- Pedro.
Estudios Op. Cit.
Dominicanos. La razón de esta oposición radica en el hecho de que la dominicanidad se hizo concien- cales y excelentes».|15| Página 410.
No. 1. Confert.
Junio-Julio 1972. cia política cuando el país dominicano se convirtió en zona incorporada a Haití, cuyo «Santo Domingo (…) se distingue por el sabor fuertemente castellano de su vocabula-
Página 71.
Confert. gobierno promovió la integración en todos los niveles, la cual era imposible que se pro- rio, y de su sintaxis, en combinación con una fonética que se asemeja más a la andalu-
dujera a nivel de la identidad cultural, como bien observara Núñez de Cáceres. za que a la castellana (…). Hay en Santo Domingo muchos rasgos arcaicos (…), fue el
José Gausachs|Morena|Carboncillo y tinta/papel|51.8 x 42.9 cms.|Sin fecha|Col. Privada. Nidia Serra|Mujer|Óleo/tela|61 x 45.5 cms.|1958|Col. Familia De los Santos.
Federico Izquierdo|Retrato de Josefa Sánchez de González|Óleo/tela|70.5 x 64 cms.|1930|Col. Centro Cultural Clara Ledesma|Escena taína (detalle)|Acrílica/cartón-tabla |566 x 386 cms.|1958|Col. Museo de Historia y Geografía.
Eduardo León Jimenes.
13. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|22| |23|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|16| primer centro de americanización del español, tanto en la adaptación de palabras euro- De la misma manera que los dominicanismos son una expresión de la cultura nacional
Idem. Páginas
31-32. Confert. peas a cosas o hechos del Nuevo Mundo, como en la adopción de palabras indias, ac- que se relaciona a la ruralidad, también en ese ámbito comienzan a definirse los ritmos
tividad importante en los siglos XV y XVI, pero detenida luego al desaparecer las len- que se relacionan a la música y las danzas vernaculares. Un testigo, llamado William Wal-
|17|
Idem. Página 30. guas aborígenes de las Grandes Antillas: hoy, por eso, hasta los indigenismos tienen en ton, escribe en 1810, «que presenciar las danzas (…) de los mulatos nativos de la His-
Confert.
Santo Domingo carácter arcaico».|16| paniola equivale a transportarse a un círculo de lascivos bacantes» (sic), debido a los vo-
|18| Los arcaísmos lingüísticos castellanos e indígenas, son preservados en el habla rural, por luptuosos movimientos que con ímpetu marca el compás. Él ofrece la siguiente estam-
Idem.
Página 128. Confert. los campesinos del centro territorial o Cibao;|17| campesinos a quienes se puede atri- pa descriptiva: «El pueblo negro español de clase baja acompaña sus vulgares danzas con
buir también tradición negra en el lenguaje, como «los hábitos que van con ella».|18| alaridos y con música producida con palos y maderas altisonantes, o por un higüero con
|19|
Diccionario de la Las formas culturales que inciden en el habla española, originan los dominicanismos: pa- surcos, el cual rasgan con agilidad utilizando un hueso fino. El baujo, especie de mara-
Lengua Española.
Edición 1970. labras y frases del vocabulario vernacular, «modo de hablar propio y peculiar de los do- cas hechas llenando un higüero de piedrecitas y los dientes fijos a la quijada de un ca-
Página 493.
Confert. minicanos».|19| ballo, rasgada con movimiento raudo y acompañado de tambor. Los pasos son extraños
Jaime Colson|Merengue|Óleo/cartón|52 x 68 cms.|1938|Col. Museo Bellapart. Yoryi Morel|Fiesta Campesina|Óleo/madera|106 x 160 cms.|1959|Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
14. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|24| |25|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
y obscenos.Todo el acompañamiento y estilo parecen derivarse de una mezcla del con- |20|
Walton, William.
go africano y del din indígena, y es el ritual de la ceremonia a la muerte de un parien- Estado Actual
de las Colonias
te, la cual convierten en ocasión solemne con danzas y música; como los gitanos en Es- Españolas.
Tomo I.
paña. El mayor cumplido que el enamorado hace a su preferida por haberle concedido Páginas 135-36.
Confert.
el privilegio de bailar con él durante la fiesta, es quitarse el sombrero y ponérselo a ella
durante el resto de la velada; ésta lo devuelve, casi siempre junto con un cigarro encen-
dido, que ella misma ha liado».|20|
De los ritmos y de la danza que adquieren rango criollo, se desprende la variedad de la
música folklórica dominicana, de la cual el Merengue y la Salve adquieren difusión co-
lectiva, asociándose la última modalidad al canto de tradición oral que tiene que ver con
el convite de las labores del campo y con la cofradía, manifestación que permitió a la po-
blación negra continuar prácticas religiosas de origen africano encubiertas en la catoli-
cidad. Además, a otros ritos que se asocian sobre todo al culto a la Virgen, a los Santos, a
la Cruz y a los misterios vuduistas. Tales expresiones, como otras tantas, son manifesta-
ciones populares o típicas que sobreviven como actividad y memoria de la cultura do-
minicana, cuya otra ladera la definen las expresiones formales de las artes, de la literatu-
ra y de la historia nacional.
Darío Suro|Bañistas|Óleo/tela|162 x 112cms.|1946|Col. Familia Suro Franco. Miguel De Moya|Gallero|Óleo/tela|76 x 51 cms.|1984|Col. Rafael del Monte.
Vela Zanetti|Miguel Díaz y la Cacica Catalina|Mural (detalle)|1944|Col. Antiguo Palacio Ayuntamiento Santo Domingo.
15. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|26| |27|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|21| De acuerdo a Jimenes Grullón: «La dominicanidad es un concepto abstracto que en- El antropólogo Marcio Veloz Maggiolo afirma que ella «es un recipiente que lo tiene |24|
Jimenes Grullón, Veloz Maggiolo,
Juan Isidro. cuentra su confirmación en lo concreto. No es, pues una falsa conciencia. Ofrece un con- todo (…) y la memoria se reproduce (…), rescata una época, rescata la temperatura de Marcio, citado
La Noticia. 20 de por Ruth Herrera,
febrero de 1977. junto de representaciones, sentimientos e ideas que pertenecen al área de la culturolo- un momento histórico y de un momento político. Rescata el temperamento de la gen- Listín Diario,
Confert. 11 de febrero
gía, y por tanto, del quehacer global del hombre»|21| y de la mujer –agregamos–, que te, rescata cómo era la gente, cómo eran los valores de esa época».|24| La conclusión de 1996.
Confert.
|22| están asociados a una realidad identificada como nación dominicana, la cual de acuer- del intelectual citado es que la memoria nos convierte en usuarios del pasado.
Opinión de Hostos
citada por Pedro do a Hostos, debió llamarse «República Quisqueyana»,|22| aludiendo a la palabra indí- La memoria es la capacidad que tiene el sujeto humano para almacenar, conservar y
Henríquez Ureña,
Op. Cit. Página 414. gena Quisqueya, que quiere decir tierra grande a la que se refiere el himno patrio cuan- reactualizar conocimientos y experiencias. La naturaleza comunitaria del ser humano,
Cita No. 1. Confert.
do llama quisqueyanos a los nativos del país.|23| determina que toda colectividad manifieste la función de la memoria, que no es otra
|23| Si la dominicanidad concreta, a la que se refiere Jimenes Grullón, es resultado de las defi- cosa que la historia nacional. En este sentido, la memoria histórica de la Nación Do-
Prud’Homme,
Emilio. niciones que entraña la nación dominicana como territorio, sociedad y cultura, esa condi- minicana es la que expresa la conciencia específica de la dominicanidad en términos de
Himno Nacional.
1883. Confert. ción nacional es una conciencia procesada, creada y concebida al amparo de la memoria. origen, evolución, autoconocimiento y reserva patrimonial. La sumatoria de estos as-
Celeste Woss y Gil|Mujer en reposo|Óleo/tela|65.5 x 84 cms.|1941|Col. Museo de Arte Moderno. León Bosch|La (Santa) última cena|Óleo/cartón|128 x 158 cms.|1972 |Col. Banco Popular Dominicano.
16. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|28| |29|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|25| pectos, ineludiblemente define un perfil general, pero inacabado, de la identidad, la cual,
Valldeperes,
Manuel. a la vez puede apreciarse en el desglosamiento de sus partes, ya que la memoria colec-
El Caribe.
18 de mayo tiva nacional es múltiple en la unidad. La sociedad dominicana es UNA en su geografía
de 1962.
Confert. e historia, pero la memoria nacional es múltiple en las manifestaciones del acontecer
económico, político y artístico, entre otros.
|26|
Idem. Abordando la manifestación del arte dominicano, que es la materia a la que finalmen-
Confert.
te se llega, debe apreciarse bien claramente que lo que atañe al campo visual es un com-
puesto de muchas expresiones: arquitectura, artesanía, cerámica, escultura, fotografía,
gráfica en general y pintura. Aunque el desarrollo nacional de tales expresiones es de-
sigual en términos de la estética, la utilidad y la demanda social, no carecen ellas de na-
turales interrelaciones. Pero aun esos vínculos que comienzan a partir del momento en
el cual se localizan los primeros recreadores nacionales, cada una de esas expresiones tra-
za un derrotero que es la manera particular que se conoce cuando se aísla un desarro-
llo expresivo respecto de los restantes. La historia de la pintura nacional es un ejemplo
de esa particularidad en el Arte Dominicano, sobre el que reflexiona Manuel Valldepe-
res,|25| al sostener que «el arte es la manifestación más exacta de la cultura realizada.
Es por consiguiente, espíritu trascendido cuando está imbuido de los rasgos caracterís-
ticos de una sociedad. Estos rasgos son la aportación cultural a través de la cual lo local
se incorpora de manera inalienable a lo universal.Y en la República Dominicana son
precisos ya los rasgos de la dominicanidad».
Esta cualidad sociocultural y de la identidad la explica el citado autor cuando al pre-
guntar: ¿qué es lo dominicano?, responde: «Lo dominicano es lo que está en la mente
y en el corazón de los dominicanos, lo que vibra a través de nuestro espíritu, que es la
manifestación máxima de nuestro ser. Por consiguiente, lo dominicano, es lo que nos es
esencial y que, por serlo, nos trasciende. Son dominicanos, en un sentido amplio, la tie-
rra en que vivimos y el cielo que nos cubre, son dominicanas nuestras danzas y nues-
tras canciones.Y son dominicanos nuestro sistema de vida y nuestras esperanzas, e in-
cluso la manera de contemplar la muerte, porque nada de esto es común a los demás
hombres.
Limitándonos a las artes plásticas, podemos afirmar que todo lo realizado por nuestros
artistas es dominicano, porque, en mayor o menor grado, refleja nuestro espíritu y, con
él, nuestra esencia y nuestra trascendencia.Y es así porque le es imposible a un artista
arrancar de sí lo que en su interior ha puesto la raza, la sangre, el ambiente y las singu-
laridades, porque hasta en lo más simple –el ademán, la manera de andar– hay matices
que diferencian al hombre dominicano de los demás hombres».|26| Radhamés Mejía|Desnudo|Acuarela|61 x 38 cms.|C.1950|Col. Rafael Del Monte.
17. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|30| |31|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
1|2 Expresión pictórica y pintura dominicana: apreciaciones sentido del tacto. Una cuarta característica atañe a los géneros pictóricos, más bien mo- |28|
Diccionario
dos y temarios de las realizaciones. Monográfico
de Bellas Artes.
La pintura es una expresión que se asocia a las Artes Plásticas: «especialidades artísticas Páginas 34-35.
Confert.
que manejan materiales, volúmenes y cuerpos tangibles», las cuales se diferencian de las
artes del sonido, de la palabra, de la representación, etc.|28| La pintura es considerada, |29|
Bayón, Damián.
tradicionalmente, un bello arte (expresión de belleza), llamándosele también arte visual, Op. Cit.
Página 165.
bien porque es una expresión que se dirige sobre todo a la mirada o porque ofrece vi- Confert.
siones particulares de todo sujeto considerado un artista. Comparándola con «la con-
|30|
creción que supone la arquitectura: volumen aislado, la pintura no deja de parecer más Sanz Díaz, José.
Pintores
intangible, más fantástica, como una proyección de lo real, sino de lo imaginario.Ya que Hispanoamericanos
Contemporáneos.
puede evocar la materialidad o hacerse vaga o vaporosa», opina Damián Bayón, quien Páginas 26-27.
Confert.
agrega: «Además, si por una parte juega con la noción de materia –lo que constituye el
cuerpo del mismo cuadro–, por otro lado utiliza la abstracción que supone la línea y la
sensibilidad inherente al color».|29|
La pintura es considerada la especialidad artística más colectivamente estimada, contando
con una historia amplia, prolongada y variada. La amplitud permite caer en la cuenta de su
mundialidad como expresión cultural y la prolongación histórica ofrece un incesante re-
gistro expandido desde la remota pintura rupestre, hasta el milenio contemporáneo. En re-
lación a la variedad, la producción pictórica tanto se refiere a las etapas generales del desa-
rrollo de la historia (Antigua, Medieval, Moderna…), como a las localizaciones nacionales
en las que se manifiesta su desarrollo también histórico. De la misma manera que existen
registros de pintura china, francesa, mexicana, rusa, entre otras innumerables historias par-
ticulares, se incluye también la del desarrollo de la PINTURA DOMINICANA. Más de una
|27| La pintura es una expresión artística que se basa en el manejo de medios cromáticos
Bayón, Damián. mirada a esta manifestación artística, arroja interesantes apreciaciones, de las cuales se trans-
Construcción (guache, óleo…) sobre un soporte o superficie dada (tabla, tela, cartón, vidrio…); ex-
de lo Visual. cribe la que ofrece José Sanz y Díaz, en una obra sobre pintores hispanoamericanos: «Pese
Páginas165-202. presión que tiene su origen en los muros de las cavernas en los cuales el hombre pri-
Confert. a ser la antigua Santo Domingo (…), la primera población que levantaron los españoles en
mitivo transcribió sus percepciones de la realidad.
América, la Perla del Mar Caribe carece por completo de antecedentes históricos en Pintu-
Definida como una manifestación en la que se armonizan forma, color, composición y
ra.A pesar de todo, es arma del arte hispanoamericano, ya que sus monumentos religiosos,
materia, la pintura ofrece caracteres específicos.|27| En primer lugar es un arte bidi-
civiles y militares empezaron a construirse en 1503. Puede decirse que la Pintura Domi-
mensional, ya que tiene dos dimensiones (largo y ancho), perdiendo la profundidad que
nicana propiamente dicha no hace su aparición hasta el comienzo del presente siglo».|30|
es sugerida en cuadros tradicionales por la perspectiva o rejuego de planos. Lo segun-
El período inicial al que alude Sanz Díaz, es el siglo XX; apreciación errada que desco-
do es su definición de arte plano, ya que se adopta al muro como realización directa o
noce el antecedente histórico de la pintura prehispánica e igualmente ignora los nom-
como cuadro de caballete. En tercer lugar es un arte que se dirige a la vista más que al
bres de los pintores que se desenvuelven en el siglo XIX. Posiblemente ese desconoci-
miento se basa en las fuentes bibliográficas dominicanas que, en lo relativo a la materia
Gilberto Hernández Ortega|Autorretrato (detalle)|Lápiz/papel|30.5 x 20 cms.|1969|Col. Museo Bellapart. del arte, ofrecen informaciones breves y en algunos casos observando carencia de con-
18. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|32| |33|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
ciencia artística para los pintores que anteceden la modernidad nacional. Reconociendo «no había una conciencia nacional (del) artista». Esta rotunda afirmación, sostenida en la |32|
La República
que más que las artes, son otras las tradiciones culturales de la sociedad dominicana, Pe- década 1950, añade el siguiente argumento explicativo: «Aparentemente el hacer pictóri- Dominicana.
Página 220.
dro Henríquez Ureña ofrece en 1917, una brevísima referencia del arte y de los artistas. co era una simple recreación.Abundaban los paisajes, las naturalezas muertas, los bodego- Confert.
El señala: «Seguramente los mayores títulos que puede ostentar Santo Domingo son sus nes. En muchos casos la enseñanza era la copia de la estampa, sin modelos tomados de la
|33|
esfuerzos en pro de la cultura. No encontraremos allí grandes florecimientos de las artes naturaleza (…) Este seguimiento escolástico no podía producir verdaderos artistas. Sólo de Idem.
Página 222.
plásticas o de la música; los dos campos en que se han concentrado los esfuerzos de cul- tarde en tarde, y por fuerza del vigoroso temperamento, uno que otro descollaba».|32| Confert.
tura son la educación y las letras. Las mejores obras de arquitectura, que posee la Repú- La citada apreciación se vincula al interés de la propaganda bienhechora que promovió
blica son las de la época colonial, especialmente las iglesias y las casas señoriales de la ciu- la dictadura de Trujillo, y fue argumento para establecer que la verdadera conciencia ar-
dad de Santo Domingo.Allí pueden encontrarse las mejores muestras de escultura (la es- tística nacional era un producto de la programática trujillista. Por consiguiente, el desa-
tatuaria coloreada de iglesia) y de pintura, especialmente los apóstoles de Mateo Veláz- rrollo del arte dominicano debía su existencia «a la formación de núcleos bajo la sabia
quez (siglo XVIII) (…) En tiempos modernos, sólo la pintura ha florecido un tanto (De- inspiración del Gobierno»,|33| es decir, la auténtica pintura dominicana y los auténticos
|31| sangles, Grullón, García Obregón, Adriana Billini, a la que se suma hoy el dibujante creadores de la misma, habían surgido con la protección de Trujillo a las Bellas Artes, has-
Henríquez Ureña,
Pedro. Mendoza), y junto a ella la música ha ensayado sus tanteos, que suelen ascender hasta la ta entonces poco desarrolladas y con una tradición pobre y escasísima: «Se ha afirmado
Op. Cit.
Página 411. ópera (con Pablo Claudio) y la obra eclesiástica de aliento, (con José Reyes y otros)».|31| repetidas veces que la tradición artística de la República Dominicana es más bien esca-
Confert.
Regularmente nuestro gran humanista se refirió a una cultura de élite social, a la que se sa. Ello constituye una verdad a medias. Recordaremos a continuación algunos prece-
asocia, en cierta manera el quehacer pictórico dominicano de unos protagonistas que ori- dentes que tienden a probar lo contrario. El lector debe tomar en cuenta que ninguna
ginan movimientos y esfuerzos que se dispersan –se opina posteriormente– debido a que otra nación de menos de 50,000 kilómetros cuadrados (exactamente 48,426) y de tan
Danicel|Autorretrato|Plumilla/papel impreso|21 x 15 cms.|1971|Col. Familia De Los Santos. Gina Rodríguez|Con los ojos abiertos (autorretrato)|Mixta/tela|158 x 51 cms.|1998|Col. de la autora.
Pery Jiménez|Santo Tropical (autorretrato)|Acrílica/tela|61 x 46 cms.|1952|Col. Rafael Del Monte. Tony Delosantos|Yo auto montaña|Mixta/tela|61 x 51 cms.|1995|Col. Familia De los Santos.
19. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|34| |35|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|34| solo cinco millones de habitantes en 1976, y que hubiese padecido, por añadidura, las te-
Areán, Carlos.
El Caribe. rribles vicisitudes que asolaron, expoliaron y martirizaron en multitud de ocasiones a sus
13 de enero
de 1979. sufridos pobladores, hubiera podido enorgullecerse de haber sido la cuna de un lote de
Confert.
medio centenar de artistas de calidad digna (…). La República Dominicana constituye
un ejemplo admirable de heroísmo, dignidad y fidelidad a su propio ser y merece, por
tanto, toda nuestra admiración y nuestro respeto. Debemos asimismo situar dentro de es-
te contexto las evoluciones de su pintura y no asombrarnos de que no sea más rica o
brillante, sino que sus artistas hayan conseguido con su tesón y patriotismo llevarla, en
una nación tantas veces esquilmada, hasta su encomiable situación actual».|34|
El párrafo anterior, es parte del enfoque que ofrece el crítico español Carlos Areán en
su historia La Pintura en las Naciones Iberoamericanas. Al rechazar la opinión de quienes
Enrique Morel (Quico)|Autorretrato fumando|Óleo/tela|61.5 x 50 cms.|1950|Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes. Daniel Henríquez|Yo de frente (fragmento)|Mixta/tela|243 x 203 cms.|1971|Col. Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
20. Capítulo 1|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|36| |37|Lo dominicano como identidad y acentuación del arte nacional|Capítulo 1
|35|
Idem.
afirman la carencia de tradición en el desarrollo pictórico dominicano, él también se 1|3 El pintor dominicano: protagonista sociocultural
El Caribe. pregunta: «¿Qué otro país con menos de 50,000 kilómetros de extensión y víctima de
29 de enero
de 1979, tanta ocupación extranjera y de tanta guerra sin cuartel, puede enorgullecerse de haber
Confert.
creado un arte y una cultura de la calidad de las que, sean las que sean las limitaciones,
|36| logró mantener incólume Santo Domingo sin que pudiesen destruirlas ni la cautividad
Squirru, Rafael,
citado por María ni la expoliación?»… Refiriendo a un buen número de los artistas que protagonizan el
Ugarte. El Caribe.
7 de octubre quehacer de la pintura, Areán señala que la actualidad más reciente prueba que el país
de 1968.
Confert. tiene abierto su futuro pictórico, lo cual resulta «doblemente importante si tenemos en
cuenta que es poco habitual en la evolución de la historia, que una mejoría se produz-
|37|
Squirru, Rafael. ca en un solo orden».|35|
¡Ahora!
Revista No. 331. Un segundo autor, Rafael Squirru, gran conocedor del arte latinoamericano, opina que
16 de marzo
de 1970. «existe una verdadera pintura dominicana con una constante que se registra en los ar-
Página 16.
Confert. tistas de talento. En la misma se ven ciertas vacilaciones y desvíos, pero que es fácil de
reconocer por encima de éstos, la presencia de un arte con raíz de su pueblo. En esa
|38|
Squirru, Rafael. pintura hay formas, colores, atmósfera que están siempre presentes»,|36| incluso en pin-
Entrevista
Listín Diario. tores abstractos. Squirru escribió el texto: Arte Dominicano, Árbol que Crece, en el cual,
27 de diciembre
de 1992. reconoce las raíces que conforman socialmente a los dominicanos.Tomando en cuen-
Confert.
ta las mismas, señala que la «simbiosis de estas culturas con marcado acento de España
|39| y de África es lo que se está gestando en la República Dominicana, con fuerza de ori-
Manuel,
Valldeperes. ginalidad que literalmente quiere decir con fuerza de origen (…). Esta tónica, deduz-
El Caribe.
16 de julio co, intransferible para los dominicanos en la medida de su autenticidad, es transferible
de 1966.
Confert. en sus resultados a medida que lo folklórico alcanza validez universal cuando se lo ta-
miza a través del espíritu de los artistas. Porque en esto y no en otra cosa reside el se-
|40| Es una sustentación generalizada la que señala que el sujeto humano dibujó antes de es-
Idem. creto de todo arte: la sensibilidad y la inteligencia necesarias para transmutar la savia es-
Confert. cribir, aunque esa primera expresión dibujística realmente es un síntoma de su innata ca-
piritual del alma de los pueblos en fruto maduro».|37| En adición a tales apreciaciones
pacidad comunicativa. Es el habla o lenguaje visual lo que además inaugura el arte co-
pondera el crítico argentino que «el Arte Dominicano es mucho más fuerte que lo que
mo memoria viva de la humanidad; como tesoro intangible que determina a su vez a un
la gente que no ha visitado este país se imagina».|38|
protagonista aparentemente indistinto como dibujante, escultor, pintor… Este protago-
En términos comparativos, la pintura dominicana es la expresión visual de mayor pre-
nista es el artista, identificación que resulta más cabal, categórica, precisa y relevante.
ferencia frente a otras manifestaciones bidimensionales y frente a la escultura. En un
El arte es un aspecto de la cultura, pero, a pesar de que se encuentra en todas partes y
sentido general se le reconoce alcance de «estilo y metamorfosis».|39| Es estilo porque
se aplica al dominio de toda ejecución humana, no todo lo que produce el hombre y
transfiere valores y matices espirituales del SER dominicano trascendido mediante las
la mujer se debe a una condición artística, sino más bien a la práctica común aprendi-
recreaciones, las reinterpretaciones y la síntesis. La metamorfosis la definen «las formas
da en sociedad. No significa que el arte carezca del entronque social, sino que al con-
naturales de las que se sirve como punto de partida, como elemento de comunica-
ción»|40| y como experiencia trazando su linealidad sociocultural mediante los actos
de asimilación y desasimilación que realizan los testimoniales pintores. Paul Giudicelli|Autorretrato (detalle)|Óleo/tela|86 x 56 cms.|Sin fecha|Col. Museo Bellapart.