1. Leyendas
La Madre de la Merced, Comendadora
Dice la leyenda que Nolasco había pasado la noche preocupado, sin dormir
apenas, considerado como la cautividad extiende sus garras sobre la inocencia de
las gentes y vuelve impotencia nuestros pequeños gestos. Era demasiado grande la
cautividad para ponerle freno con la ingenuidad de unos cuantos frailes y las
limosnas recogidas por las veredas de los pueblos.
En estos pensamientos andaba cuando le venció el
sueño, apenas rozaba el amanecer con sus dedos
mejilla del horizonte. La madrugada parecía un
remanso de paz y nadie en aquel convento toco la
campaña que convocaba a la oración de maitines a
todos los frailes redentores. De repente, como un
suspiro, Pedro Nolasco se despertóacariciado por
un rayode sol que penetraba por la jaula de su celda
en aquel viejo hospital y convento Santa Eulalia que
el rey Jaime había regalado a la orden como signo de
su afecto y de su apoyo incondicional. Sin duda pensó
todos los frailes están allá en el coro, rezando
maitines, y yoaquí dormido. Se levantó a prisa se
lavó apenas la cara y salió disparado para el coro para llegar al menos al final de la
oración. ¿Cuál sería su sorpresa cuando entro al coro y vio a la virgen, con el libro
de las horas, rezando el oficio divino rodeado de ángeles. Jamás olvidaría Nolasco
aquella visión ¿o aquel sueño? María de la Merced fue en aquel instante “la
comendadora “de la comunidad y su imagen preside, desde entonces, el coro y la
oración de sus hijos mercedarios. Ella es, al lado de su hijo en la cruz, el centro de
nuestra vida, el estímulo de nuestras mejores esperanzas, la voz tierna que nos dice
a quién fundadora ya protectora de nuestra historia. Nuestra orden sin ella, pierde
su nombre, su consuelo y su mejor esperanza. Ella es y será siempre “la
comendadora” de nuestra fraternidad