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386 El evangelio tetramorfo
Pablo. A la tradición petrina pertenecen también las dos cartas canónicas
atribuidas a Pedro, así como una serie de escritos apócrifos, principal­
mente el Evangelio de Pedro y lasPseudoclementinas en sus primeros es­
tadios de composición. En esta órbita habría que situar también la Dida­
jé, que se presenta como una instrucción de los Doce apóstoles a todos
los pueblos y que contiene, sobre todo, tradiciones judeocristianas, algu­
nas de ellas muy cercanas a las que incorporó Mateo en su evangelio. La
tradición petrina incluye, por tanto, escritos y perspectivas muy variados,
pero al mismo tiempo representa una trayectoria fácilmente identificable
en la generación posterior a los apóstoles, sobre todo cuando se compara
con escritos que reflejan otras sensibilidades.
El Evangelio de Mateo se difundió con gran rapidez y en las genera­
ciones posteriores fue adquiriendo un lugar de preeminencia en muchas
comunidades cristianas. Las referencias más tempranas a él se encuentran
en escritos vinculados a la región de Siria. El evangelio se cita, con toda
seguridad, en las cartas de Ignacio de Antioquía, que también cita con
profusión las cartas de Pablo. La posición de Ignacio es representativa de
un grupo importante de comunidades cristianas a comienzos del siglo 11
d.C., las cuales se sentían herederas de Pedro y de Pablo. Ambos forma­
rán el núcleo aglutinante de lo que más tarde será la gran Iglesia. Pero en
otros grupos, la figura de Pedro y el Evangelio de Mateo serán considera­
dos patrimonio de la tradición judeocristiana y del cristianismo siropales­
tinense.Así se explica, por ejemplo, el papel que desempeñó este evange­
lio en la composición de los evangelios judeocristianos y su influjo en el
Evangelio de Pedro. Durante aquellos años, Mateo fue considerado, al
mismo tiempo, el primer evangelio de la gran Iglesia y el evangelio de re­
ferencia del judeocristianismo moderado.
7
EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS
Aunque este evangelio no fue tan copiado y comentado en la Iglesia
antigua como el de Mateo, influyó notablemente en su vida litúrgica, pues
algunas de las grandes fiestas cristianas recibieron su contenido de los re­
latos lucanos. Una buena parte de la liturgia de Navidad, por ejemplo, se
inspiró en el relato de la infancia de Lucas, cuyos cánticos (el Benedictus,
el Magnificat y el Nunc dimittis) forman parte desde muy antiguo del ofi­
cio divino, mientras que otras fiestas litúrgicas, como Pentecostés o laAs­
censión, tienen su origen también en pasajes de este evangelio.
Los estudios sobre el Evangelio de Lucas que se han llevado a cabo
durante los dos últimos siglos han puesto de manifiesto tanto su origina­
lidad como sus peculiares aportaciones. Este evangelio presupone una
situación retórica diferente a la de Marcos y a la de Mateo, y constituye
un testimonio muy valioso acerca del cristianismo de los orígenes. Des­
de el punto de vista literario, además de la belleza de su estilo, hemos de
atribuir a Lucas el mérito de haber incorporado importantes tradiciones
que no se encuentran en los otros evangelios. Por último, la teología de
Lucas supone una aportación original por su visión de la historia y su
comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia en el contexto de la
tradición paulina durante la segunda generación cristiana.
Uno de los rasgos más peculiares de este evangelio respecto a los de­
más es su estrecha vinculación con los Hechos de los apóstoles. Aunque
estos dos libros poseen géneros literarios distintos, ambos fueron escritos
por el mismo autor y dedicados a la misma persona. Se trata de un fenó­
meno muy peculiar, que abordaremos con detalle en el capítulo siguiente.
Antes de iniciar el estudio del tercer evangelio, reseñamos, como en
los capítulos precedentes, algunos de los principales comentarios al mis­
mo, recordando que en sus respectivas introducciones suelen tratar la
mayoría de los asuntos que se abordan en este capítulo.
F. Bovon, El evangelio según san Lucas I-IV, Salamanca 1995-2010; J. T. Carroll,
Luke. A Commentary, Louisville 2012; M. Crimella, Luca. Introduzione, traduzione e
commento, Cinisello Balsamo 2015; J. A. Fitzmyer, El evangelio según sanLucas I-IV,
388 Elevangelio tetramorfo
Madrid 1,986-2004; J. B. Green, El evangelio según Lucas, Salamanca 2021; M. J. La­
grange, Evangile selon Saint Luc, París 1921; A. Loísy, L'evangile selon Luc, Frankfurt
1971; l. H. Marshall, The Gospel of Luke. A Commentary on the Greek Text, Exeter
1978; M.C. Parsons, Luke, Grand Rapíds 2015; H. Schürmann, Das Lukas-Evange­
lium, Freíburg 1990; R.C. Tannehíll, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary /n­
terpretation. Volume One: The Gospel according to Luke, Philadelphia 1986; M. Wo!­
ter, The Gospel according to Luke, Waco 2016.
1. LA COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS
El Evangelio de Lucas posee una personalidad propia desde el punto
de vista literario. El mismo autor informa a los lectores en el prólogo so­
bre el procedimiento que ha seguido en la composición de su obra y sobre
la finalidad que ha perseguido con ella (Le 1, 1-4). Este prólogo es una
guía inestimable en el estudio de la composición del evangelio y, por ello,
será analizado con cierto detalle. Pero antes debemos examinar los testi­
monios sobre la transmisión del texto para averiguar si existieron diversas
ediciones de él, pues solo de esta forma es posible conocer el texto cuyo
proceso de composición vamos a estudiar.
a) Transmisión textual y ediciones
J. A. Fítzmyer, Papyrus Bodmer XIV Sorne Features of our Oldest Text of Luke:Ca­
tholic Bíblícal Quarterly 24 (1962) 170-179; A. Gregory, The Reception of Luke and
Acts in the Period be/ore Irenaeus: Looking for Luke in the Second Century, Tübín­
gen 2003; D. Obbínk - D.Colomo, P.Oxy. 5346. Luke xiii 13-17, 25-30, en P. J. Par­
sons - N. Gonis (eds.), The OxyrhynchusPapyri, Vol. LXXXIII, London 2018, 7-11;
B. H. Streeter, The Four Gospels. A Study of Origins, London 1924, 199-222; J. Ver­
heyden, Proto-Luke, and WhatPossiblyBeMade of it, en R. A. Derrenbacker, Ancient
Compositional Practices and the Synoptic Problem, Leuven 2005, 617-654.
A juzgar por los manuscritos que han llegado hasta nosotros, el
Evangelio de Lucas no tuvo tanta difusión en la época preconstantiniana
como los de Mateo y Juan, pero se copió más que el de Marcos. Los ma­
nuscritos más antiguos proceden de principios del siglo III d.C. (P4), a lo
largo del cual pueden datarse también otros cinco papiros: el ya mencio­
nado P45
, el P7, el P69
, el P111
y el P138
. Se conserva, además, un fragmen­
to en pergamino de finales del siglo II d.C. o principios del III (0171).
Por su parte, los autores cristianos antiguos atestiguan su difusión ya en
el siglo II d.C. A mediados de este siglo, en efecto, Marción elaboró una
versión notablemente modificada de Lucas, reclamando para este evan­
gelio una autoridad especial (Adv. Haer. 1, 25, 1); incluso es posible que
en esta misma época circulara una armonía de Mateo y Lucas que pudo
ElEvangelio según Lucas 389
haber sido utilizada por 2 Clem y tal vez también por Justino. En todo
caso, el Prólogo antimarcionita e Ireneo dan testimonio de que en la se­
gunda mitad del siglo II d.C. el Evangelio de Lucas era ampliamente co­
nocido (Adv. Haer. 3, 1, 1).
El texto de este evangelio se transmitió de una forma muy parecida al
de los otros tres evangelios, debido en parte a que desde muy temprano se
transmitieron juntos. El único rasgo peculiar es que las diferencias entre
la tradición textual alejandrina y la occidental son en este evangelio ma­
yores que en los demás. Estas diferencias, que son aún mucho más nume­
rosas e importantes en el libro de los Hechos, son de diferente naturaleza.
En algunos casos, como en Le 6, 5, el texto occidental es más largo, pues
añade: «El mismo día, viendo a uno que estaba trabajando en sábado, le
dijo: hombre, si sabes lo que estás haciendo, eres bienaventurado; pero si
no lo sabes, eres maldito y un trasgresor de la ley». En otros, como en
Le 22, 17-20, es más breve, pues no contiene las palabras de Jesús sobre
el pan y el vino en la última cena, palabras que sí incluye el texto alejan­
drino. La crítica textual y las traducciones a las lenguas modernas prefie­
ren el texto alejandrino, pero el texto occidental es muy antiguo y algunos
consideran que debería ser tenido más en cuenta.
A medio camino entre la crítica textual y la crítica literaria se sitúa la
llamada hipótesis del Proto-Lucas, según la cual habría existido una edi­
ción de este evangelio anterior a la que conocemos. Esta versión habría
sido el resultado de combinar los materiales de Q y de SLc. Posterior­
mente, en una segunda edición, se habría incorporado el texto de Mar­
cos. Sin embargo, el análisis de la composición de Lucas indica, más
bien, que su autor utilizó como texto base, ya desde el principio, el rela­
to de Marcos, dentro del cual insertó los materiales de Q y SLc. Lo más
probable es, por tanto, que la única versión que existió del Evangelio de
Lucas es la que se ha conservado en la tradición manuscrita.
b) Lasfuentes del Evangelio de Lucas
F. L.Cribbs, St. Luke and the Johannine Tradition: Joumal ofBiblícal Líterature 90
(1971) 422-450; R. J. Dillon, Previewing Luke's Project from his Prologue (Luke1:1-
4):Catholic Biblical Quaiierly 43 (1981) 205-227; J. R. Edwards, The Gospel of the
Ebionites and the Gospel of Luke: New Testament Studíes 48 (2002) 568-586; H. M.
Gorman,InterweavingInnocence: A Rhetorical Analysis of Luke 's Passion Narrati­
ve (Lle22:66-23:49),Cambridge 2016;C. Heil, Lukas und Q: Studien zur lukanischen
Redaktion des Spruchevangeliums Q, Berlín 2003; H. Koester, Ancient Christian
Gospels. Their History and Development, Philadelphía-London 1990, 336-348; M.A.
Matson, In Dialogue withAnother Gospel? The Injluence of theFourth Gospel on the
Passion Narrative of the Gospel of Luke, Atlanta 2001; F. Watson, Gospel Writing. A
Canonical Perspective, Grand Rapids 2013, 156-216.
388 Elevangelio tetramorfo
Madrid 1,986-2004; J. B. Green, El evangelio según Lucas, Salamanca 2021; M. J. La­
grange, Evangile selon Saint Luc, París 1921; A. Loísy, L'evangile selon Luc, Frankfurt
1971; l. H. Marshall, The Gospel of Luke. A Commentary on the Greek Text, Exeter
1978; M.C. Parsons, Luke, Grand Rapíds 2015; H. Schürmann, Das Lukas-Evange­
lium, Freíburg 1990; R.C. Tannehíll, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary /n­
terpretation. Volume One: The Gospel according to Luke, Philadelphia 1986; M. Wo!­
ter, The Gospel according to Luke, Waco 2016.
1. LA COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS
El Evangelio de Lucas posee una personalidad propia desde el punto
de vista literario. El mismo autor informa a los lectores en el prólogo so­
bre el procedimiento que ha seguido en la composición de su obra y sobre
la finalidad que ha perseguido con ella (Le 1, 1-4). Este prólogo es una
guía inestimable en el estudio de la composición del evangelio y, por ello,
será analizado con cierto detalle. Pero antes debemos examinar los testi­
monios sobre la transmisión del texto para averiguar si existieron diversas
ediciones de él, pues solo de esta forma es posible conocer el texto cuyo
proceso de composición vamos a estudiar.
a) Transmisión textual y ediciones
J. A. Fítzmyer, Papyrus Bodmer XIV Sorne Features of our Oldest Text of Luke:Ca­
tholic Bíblícal Quarterly 24 (1962) 170-179; A. Gregory, The Reception of Luke and
Acts in the Period be/ore Irenaeus: Looking for Luke in the Second Century, Tübín­
gen 2003; D. Obbínk - D.Colomo, P.Oxy. 5346. Luke xiii 13-17, 25-30, en P. J. Par­
sons - N. Gonis (eds.), The OxyrhynchusPapyri, Vol. LXXXIII, London 2018, 7-11;
B. H. Streeter, The Four Gospels. A Study of Origins, London 1924, 199-222; J. Ver­
heyden, Proto-Luke, and WhatPossiblyBeMade of it, en R. A. Derrenbacker, Ancient
Compositional Practices and the Synoptic Problem, Leuven 2005, 617-654.
A juzgar por los manuscritos que han llegado hasta nosotros, el
Evangelio de Lucas no tuvo tanta difusión en la época preconstantiniana
como los de Mateo y Juan, pero se copió más que el de Marcos. Los ma­
nuscritos más antiguos proceden de principios del siglo III d.C. (P4), a lo
largo del cual pueden datarse también otros cinco papiros: el ya mencio­
nado P45
, el P7, el P69
, el P111
y el P138
. Se conserva, además, un fragmen­
to en pergamino de finales del siglo II d.C. o principios del III (0171).
Por su parte, los autores cristianos antiguos atestiguan su difusión ya en
el siglo II d.C. A mediados de este siglo, en efecto, Marción elaboró una
versión notablemente modificada de Lucas, reclamando para este evan­
gelio una autoridad especial (Adv. Haer. 1, 25, 1); incluso es posible que
en esta misma época circulara una armonía de Mateo y Lucas que pudo
ElEvangelio según Lucas 389
haber sido utilizada por 2 Clem y tal vez también por Justino. En todo
caso, el Prólogo antimarcionita e Ireneo dan testimonio de que en la se­
gunda mitad del siglo II d.C. el Evangelio de Lucas era ampliamente co­
nocido (Adv. Haer. 3, 1, 1).
El texto de este evangelio se transmitió de una forma muy parecida al
de los otros tres evangelios, debido en parte a que desde muy temprano se
transmitieron juntos. El único rasgo peculiar es que las diferencias entre
la tradición textual alejandrina y la occidental son en este evangelio ma­
yores que en los demás. Estas diferencias, que son aún mucho más nume­
rosas e importantes en el libro de los Hechos, son de diferente naturaleza.
En algunos casos, como en Le 6, 5, el texto occidental es más largo, pues
añade: «El mismo día, viendo a uno que estaba trabajando en sábado, le
dijo: hombre, si sabes lo que estás haciendo, eres bienaventurado; pero si
no lo sabes, eres maldito y un trasgresor de la ley». En otros, como en
Le 22, 17-20, es más breve, pues no contiene las palabras de Jesús sobre
el pan y el vino en la última cena, palabras que sí incluye el texto alejan­
drino. La crítica textual y las traducciones a las lenguas modernas prefie­
ren el texto alejandrino, pero el texto occidental es muy antiguo y algunos
consideran que debería ser tenido más en cuenta.
A medio camino entre la crítica textual y la crítica literaria se sitúa la
llamada hipótesis del Proto-Lucas, según la cual habría existido una edi­
ción de este evangelio anterior a la que conocemos. Esta versión habría
sido el resultado de combinar los materiales de Q y de SLc. Posterior­
mente, en una segunda edición, se habría incorporado el texto de Mar­
cos. Sin embargo, el análisis de la composición de Lucas indica, más
bien, que su autor utilizó como texto base, ya desde el principio, el rela­
to de Marcos, dentro del cual insertó los materiales de Q y SLc. Lo más
probable es, por tanto, que la única versión que existió del Evangelio de
Lucas es la que se ha conservado en la tradición manuscrita.
b) Lasfuentes del Evangelio de Lucas
F. L.Cribbs, St. Luke and the Johannine Tradition: Joumal ofBiblícal Líterature 90
(1971) 422-450; R. J. Dillon, Previewing Luke's Project from his Prologue (Luke1:1-
4):Catholic Biblical Quaiierly 43 (1981) 205-227; J. R. Edwards, The Gospel of the
Ebionites and the Gospel of Luke: New Testament Studíes 48 (2002) 568-586; H. M.
Gorman,InterweavingInnocence: A Rhetorical Analysis of Luke 's Passion Narrati­
ve (Lle22:66-23:49),Cambridge 2016;C. Heil, Lukas und Q: Studien zur lukanischen
Redaktion des Spruchevangeliums Q, Berlín 2003; H. Koester, Ancient Christian
Gospels. Their History and Development, Philadelphía-London 1990, 336-348; M.A.
Matson, In Dialogue withAnother Gospel? The Injluence of theFourth Gospel on the
Passion Narrative of the Gospel of Luke, Atlanta 2001; F. Watson, Gospel Writing. A
Canonical Perspective, Grand Rapids 2013, 156-216.
390 El evangelio tetra11101fo
En el prólogo del evangelio, el autor ofrece al lector dos informacio­
nes importantes acerca de la composición de su obra. En primer lugar,
menciona otros escritos similares (probablemente la precisión de que
eran «muchos» es exagerada) compuestos a partir de la tradición trans­
mitida por los que primero habían sido testigos oculares y luego se con­
virtieron en servidores de la palabra (Le 1, 1-2). En segundo lugar, expli­
ca el proceso seguido por él mismo en la composición de su obra. Este
proceso es similar al seguido por los otros autores, pero el autor del ter­
cer evangelio afirma haberlo llevado a cabo de una forma más minucio­
sa y exhaustiva, buscando obtener una información más precisa que ha
tratado de exponer con orden (Le 1, 3).
Cualquier lector del siglo I con una formación retórica básica recono­
cería fácilmente en este prólogo los pasos de un proceso habitual en la
composición de un discurso. Esta, en efecto, solía seguir tres pasos: en
el primero, conocido como inventio, debía hacerse acopio de la informa­
ción disponible; en el segundo, la dispositio, esta información debía dis­
ponerse de forma ordenada; y en el tercero, la elocutio, esta información
se debía formular con las palabras y sentencias más adecuadas. La com­
posición de un escrito seguía básicamente el mismo proceso; de hecho,
Lucas parece haberlo seguido en la composición de su obra.
En el caso de un relato de carácter histórico o biográfico, la info1ma­
ción obtenida en la inventio debía ser fiable; por eso Lucas insiste tanto
en el papel de los testigos. Para obtener esta información contó, en primer
lugar, con la tradición oral, pero también dispuso de otros escritos simila­
res al suyo. El principal de estos escritos fue el relato de Marcos. De he­
cho, la forma en que Lucas utiliza este relato sugiere que fue para él, lo
mismo que para Mateo, algo más que una fuente, pues tanto Mateo como
Lucas pueden considerarse reelaboraciones de Marcos. Sobre este punto
existe un gran consenso entre los estudiosos; no así sobre las otras fuen­
tes utilizadas por Lucas. Como hemos visto al hablar de las relaciones en­
tre los evangelios, hay diversas fomrns de explicar la composición de
Mateo y de Lucas partiendo de la prioridad de Marcos. La más común
mantiene que las tradiciones comunes a Mateo y a Lucas proceden del
«Documento Q». Sin embargo, otros autores explican dichas tradiciones
comunes afirmando que Lucas utilizó el Evangelio según Mateo. En la
explicación que sigue tomaremos como referencia la hipótesis de los dos
documentos, que es la más plausible. Según esta hipótesis, Lucas tomó
como base el Evangelio según Marcos y utilizó otra composición que
contenía una colección de dichos y anécdotas de Jesús (Documento Q),
además de un número importante de tradiciones propias que son desco­
nocidas para los otros evangelios (SLc).
El Evangelio según lucas 391
La principal fuente de Lucas fue el Evangelio de Marcos, aunque es
probable que la versión que conoció fuera ligeramente distinta a la que
ha llegado hasta nosotros. Al estudiar dicho evangelio ya mencionamos
la posibilidad de que hayan existido diversas ediciones del mismo. La
que conoció Lucas era no solo distinta a la que nosotros conocemos,
sino también a la utilizada por Mateo, pues en aquella faltaba, muy pro­
bablemente, la llamada sección de Betsaida (Me 6, 45-8, 26), que sí co­
noció Mateo (cf. cap. 5, 1a).
Lucas prescindió también de otros episodios sueltos de Marcos, pero
en general asumió este evangelio como base de su relato. A diferencia de
Mateo, que no conservó el orden de Marcos en una importante sección
de su evangelio (Mt 4-13), Lucas lo siguió desde el comienzo y solo en
contadas ocasiones cambió de lugar algunos episodios. Estos cambios
de lugar con respecto al orden de Marcos se conocen con el nombre de
«trasposiciones lucanas» y son los siguientes:
Le 3, 19-20 Anticipa el relato de la muerte del Bautista Me 6, 17-18
Le 4, 16-30 Adelanta el episodio de la sinagoga de Nazaret Me 6, 1-6
Le 5, 1-11 Pospone la llamada de los primeros discípulos Me 1, 16-20
Le 6, 12-19 Cambia el orden de los pasajes Me 3, 13-19.7-12
Le 8, 19-21 Sitúa después de las parábolas este episodio Me 3, 31-35
Le 22, 21-23 Predicción dentro del discurso de despedida Me 14, 18-21
Le 22, 54c-71 Tres episodios en orden inverso al de Marcos Me 14, 64b-72
En cada uno de estos siete casos Lucas ha tenido una razón preci­
sa para cambiar de lugar el episodio en cuestión, y en casi todos, además
de cambiarlo de lugar, lo ha modificado notablemente. Veamos dos ejem­
plos representativos: la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret
(Le 4, 16-30) y la llamadaa Pedro y a los primeros discípulos (Le 5, 1-11).
En el primero de ellos, Lucas sitúa la visita de Jesús a la sinagoga de Na­
zaret justo en el momento en que da comienzo su actividad pública, mien­
tras que Marcos la coloca en un momento posterior de su relato. Pero,
además de cambiarlo de lugar, Lucas ha ampliado el episodio con referen­
cias a la Escritura (cita de Isaías y alusiones a Elías y Elíseo) y con las
reacciones de sus paisanos, que no se encontraban en Marcos. Este des­
plazamiento y esta remodelación responden a la intención de presentar en
esta escena un programa de lo que será el ministerio de Jesús.
En el segundo ejemplo, la transposición se ha dado en el sentido con­
trario, pues Lucas ha colocado la llamada de los primeros discípulos mu­
cho después que Marcos. En efecto, Marcos sitúa este episodio inmedia­
tamente después del anuncio de la llegada del reinado de Dios, porque la
respuesta a la llamada de Jesús es un modelo de cómo se debe responder
390 El evangelio tetra11101fo
En el prólogo del evangelio, el autor ofrece al lector dos informacio­
nes importantes acerca de la composición de su obra. En primer lugar,
menciona otros escritos similares (probablemente la precisión de que
eran «muchos» es exagerada) compuestos a partir de la tradición trans­
mitida por los que primero habían sido testigos oculares y luego se con­
virtieron en servidores de la palabra (Le 1, 1-2). En segundo lugar, expli­
ca el proceso seguido por él mismo en la composición de su obra. Este
proceso es similar al seguido por los otros autores, pero el autor del ter­
cer evangelio afirma haberlo llevado a cabo de una forma más minucio­
sa y exhaustiva, buscando obtener una información más precisa que ha
tratado de exponer con orden (Le 1, 3).
Cualquier lector del siglo I con una formación retórica básica recono­
cería fácilmente en este prólogo los pasos de un proceso habitual en la
composición de un discurso. Esta, en efecto, solía seguir tres pasos: en
el primero, conocido como inventio, debía hacerse acopio de la informa­
ción disponible; en el segundo, la dispositio, esta información debía dis­
ponerse de forma ordenada; y en el tercero, la elocutio, esta información
se debía formular con las palabras y sentencias más adecuadas. La com­
posición de un escrito seguía básicamente el mismo proceso; de hecho,
Lucas parece haberlo seguido en la composición de su obra.
En el caso de un relato de carácter histórico o biográfico, la info1ma­
ción obtenida en la inventio debía ser fiable; por eso Lucas insiste tanto
en el papel de los testigos. Para obtener esta información contó, en primer
lugar, con la tradición oral, pero también dispuso de otros escritos simila­
res al suyo. El principal de estos escritos fue el relato de Marcos. De he­
cho, la forma en que Lucas utiliza este relato sugiere que fue para él, lo
mismo que para Mateo, algo más que una fuente, pues tanto Mateo como
Lucas pueden considerarse reelaboraciones de Marcos. Sobre este punto
existe un gran consenso entre los estudiosos; no así sobre las otras fuen­
tes utilizadas por Lucas. Como hemos visto al hablar de las relaciones en­
tre los evangelios, hay diversas fomrns de explicar la composición de
Mateo y de Lucas partiendo de la prioridad de Marcos. La más común
mantiene que las tradiciones comunes a Mateo y a Lucas proceden del
«Documento Q». Sin embargo, otros autores explican dichas tradiciones
comunes afirmando que Lucas utilizó el Evangelio según Mateo. En la
explicación que sigue tomaremos como referencia la hipótesis de los dos
documentos, que es la más plausible. Según esta hipótesis, Lucas tomó
como base el Evangelio según Marcos y utilizó otra composición que
contenía una colección de dichos y anécdotas de Jesús (Documento Q),
además de un número importante de tradiciones propias que son desco­
nocidas para los otros evangelios (SLc).
El Evangelio según lucas 391
La principal fuente de Lucas fue el Evangelio de Marcos, aunque es
probable que la versión que conoció fuera ligeramente distinta a la que
ha llegado hasta nosotros. Al estudiar dicho evangelio ya mencionamos
la posibilidad de que hayan existido diversas ediciones del mismo. La
que conoció Lucas era no solo distinta a la que nosotros conocemos,
sino también a la utilizada por Mateo, pues en aquella faltaba, muy pro­
bablemente, la llamada sección de Betsaida (Me 6, 45-8, 26), que sí co­
noció Mateo (cf. cap. 5, 1a).
Lucas prescindió también de otros episodios sueltos de Marcos, pero
en general asumió este evangelio como base de su relato. A diferencia de
Mateo, que no conservó el orden de Marcos en una importante sección
de su evangelio (Mt 4-13), Lucas lo siguió desde el comienzo y solo en
contadas ocasiones cambió de lugar algunos episodios. Estos cambios
de lugar con respecto al orden de Marcos se conocen con el nombre de
«trasposiciones lucanas» y son los siguientes:
Le 3, 19-20 Anticipa el relato de la muerte del Bautista Me 6, 17-18
Le 4, 16-30 Adelanta el episodio de la sinagoga de Nazaret Me 6, 1-6
Le 5, 1-11 Pospone la llamada de los primeros discípulos Me 1, 16-20
Le 6, 12-19 Cambia el orden de los pasajes Me 3, 13-19.7-12
Le 8, 19-21 Sitúa después de las parábolas este episodio Me 3, 31-35
Le 22, 21-23 Predicción dentro del discurso de despedida Me 14, 18-21
Le 22, 54c-71 Tres episodios en orden inverso al de Marcos Me 14, 64b-72
En cada uno de estos siete casos Lucas ha tenido una razón preci­
sa para cambiar de lugar el episodio en cuestión, y en casi todos, además
de cambiarlo de lugar, lo ha modificado notablemente. Veamos dos ejem­
plos representativos: la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret
(Le 4, 16-30) y la llamadaa Pedro y a los primeros discípulos (Le 5, 1-11).
En el primero de ellos, Lucas sitúa la visita de Jesús a la sinagoga de Na­
zaret justo en el momento en que da comienzo su actividad pública, mien­
tras que Marcos la coloca en un momento posterior de su relato. Pero,
además de cambiarlo de lugar, Lucas ha ampliado el episodio con referen­
cias a la Escritura (cita de Isaías y alusiones a Elías y Elíseo) y con las
reacciones de sus paisanos, que no se encontraban en Marcos. Este des­
plazamiento y esta remodelación responden a la intención de presentar en
esta escena un programa de lo que será el ministerio de Jesús.
En el segundo ejemplo, la transposición se ha dado en el sentido con­
trario, pues Lucas ha colocado la llamada de los primeros discípulos mu­
cho después que Marcos. En efecto, Marcos sitúa este episodio inmedia­
tamente después del anuncio de la llegada del reinado de Dios, porque la
respuesta a la llamada de Jesús es un modelo de cómo se debe responder
392 El evangelio tetramo1fo
a dicho anuncio. Lucas, sin embargo, lo ha retrasado, probablemente
para hacer más verosímil la respuesta de los discípulos, razón por la cual
ha narrado antes algunos milagros de Jesús. Pero no solo ha cambiado
el episodio de lugar, sino que lo ha remodelado ampliamente, combinan­
do la llamada a Pedro (Le 5, l0-11) con el relato de la pesca milagrosa
un episodio que encontramos también en Juan, pero en otro contexto (J�
21, 1-14). De esta forma, ha.vinculado la llamada con la misión, que es
un tema de gran interés para él.
Lucas no solo cambió de lugar algunos pasajes de Marcos, sino que
modificó la mayoría de los que incorporó, introduciendo numerosos cam­
bios de vocabulario y sintaxis para mejorar el estilo.Algunas veces abre­
via los relatos, eliminando con frecuencia lo violento y emocional, espe­
cialmente en el relato de la pasión, y prescindiendo de algunos episodios
conflictivos como el hecho de derribar las mesas de los mercaderes (Me
11, 15-16), la huida de sus discípulos (Me 14, 50) o la coronación de es­
pinas (Me 15, 16-20).
Además del Evangelio de Marcos, Lucas utilizó otra fuente que po­
demos conocer, aunque solo sea de forma indirecta: el Documento Q. El
hecho de que esta colección de dichos y anécdotas de Jesús solo haya
llegado hasta nosotros a través de los evangelios de Mateo y Lucas no
permite precisar cómo era exactamente la versión que utilizó Lucas,
pero es muy probable que fuera ligeramente distinta a la de Mateo. En
cualquier caso, Mateo parece tener una cercanía mucho mayor al con­
texto vital de esta composición que Lucas.
La mayoría de los dichos y anécdotas de Q fueron insertados por Lu­
cas en dos momentos del trazado de Marcos, casi siempre en combina­
ción con materiales propios (Le 6, 20-8, 3 y 9, 51-18, 14). Solo en dos lu­
gares combina tradiciones procedentes de Marcos con otras de Q y de
SLc: el final de la presentación de Jesús (Le 3, 1-4, 13) y el final del via­
je a Jerusalén hasta la entrada en el templo (Le 18, 15-19, 44). En el pri­
mer caso, dado que Q y SLc poseían tradiciones sobre la predicación de
Juan y sobre las tentaciones de Jesús que no estaban en Me, era obligado
incluirlas en ese punto del relato. En el segundo, sin embargo, la combi­
nación de las fuentes parece responder a los intereses de Lucas.
En general, Lucas no modificó el orden de Q, pero reelaboró sus di­
chos y apotegmas recurriendo a los mismos procedimientos que se pue­
den observar en los pasajes tomados de Marcos: mejoras estilísticas, am­
pliación o reducción de relatos, etc. Un ejemplo de este tipo de trabajo
redaccional puede verse en Le 9, 59-60. En el paralelo de Mateo (Mt 8,
21-22), este apotegma es más sencillo (petición-respuesta) y tiene la mis­
ma forma que el precedente (Le 9, 57-58 par. Mt 8, 18-20). En la versión
El Evangelio según Lucas 393
de Lucas, sin embargo, se ha convertido en un relato de vocación. Lucas
ha logrado este cambio anteponiendo una invitación de Jesús: «Sígue­
me», a la petición del que se acerca a él, y añadiendo al final una motiva­
ción de tipo misionero: «Tú ve y anuncia el reinado de Dios».
Por último, el Evangelio de Lucas contiene también un número im­
portante de tradiciones propias. En ellas no siempre resulta fácil dis­
tinguir lo que Lucas tomó de la tradición oral, lo que encontró en otros
escritos y lo que procede de su propia pluma. Es muy probable que la
mayor parte de este material proceda de la tradición oral o de otros escri­
tos que Lucas conoció. En todo caso, es evidente que bajo la sigla SLc
no debe verse una tercera fuente de Lucas, similar a Me o a Q, sino un
conjunto de tradiciones, algunas de las cuales tal vez formaban parte de
composiciones orales o escritas cuando Lucas las conoció.
La identificación de las fuentes propias de Lucas solo puede hacerse
de forma hipotética. En algunos casos, se ha recurrido para ello a la críti­
ca redaccional y, en otros, a la comparación con otros escritos. Así, por
ejemplo, la comparación de Lucas con las citas de Epifanio sobre el Evan­
gelio de los Ebionitas ha suscitado recientemente la hipótesis de que el
textoutilizado por este evangelioapócrifo no fue el de Lucas en su forma
final, sino el de una de sus fuentes propias de origen judeocristiano; ello
explicaría la presencia de semitismos en el Evangelio de Lucas.
Al material propio de Lucas pertenecen algunos milagros (Le 7, 7-17;
13, 10-17; 14, 1-6; 17, 11-19), varios apotegmas (Le 7, 36-50; 10, 38-42;
11, 24-26, etc.) y numerosos dichos (Le 3, 10-14; 6, 24-26; 10, 18-20,
etc.). Pero, ante todo, destacan tres bloques especialmente significati­
vos: el relato de la infancia, las parábolas y el relato de la pasión. Cada
uno plantea un problema particular desde el punto de vista de la crítica
de las fuentes.
El relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) posee un estilo característico
que trata de imitar el de la traducción griega del Antiguo Testamento
(Septuaginta). En estos capítulos aparecen varios himnos que reflejan
una teología judeocristiana muy antigua y, a la vez, material narrativo
construido sobre temas muy característicos de la teología lucana (la lle­
gada de la salvación y la identificación de Jesús con el Salvador). Este
contraste podría explicarse suponiendo que Lucas compuso el relato
para poner un marco narrativo a dichos himnos, aunque también cabe la
posibilidad de que haya reelaborado y adaptado una composición ya
existente, o incluso que imitara el estilo de los salmos e himnos del An­
tiguo Testamento al componer los himnos de su relato.
Las parábolas son el bloque más característico del material propio de
Lucas. Encontramos hasta diecisiete que no tienen paralelo en los otros
392 El evangelio tetramo1fo
a dicho anuncio. Lucas, sin embargo, lo ha retrasado, probablemente
para hacer más verosímil la respuesta de los discípulos, razón por la cual
ha narrado antes algunos milagros de Jesús. Pero no solo ha cambiado
el episodio de lugar, sino que lo ha remodelado ampliamente, combinan­
do la llamada a Pedro (Le 5, l0-11) con el relato de la pesca milagrosa
un episodio que encontramos también en Juan, pero en otro contexto (J�
21, 1-14). De esta forma, ha.vinculado la llamada con la misión, que es
un tema de gran interés para él.
Lucas no solo cambió de lugar algunos pasajes de Marcos, sino que
modificó la mayoría de los que incorporó, introduciendo numerosos cam­
bios de vocabulario y sintaxis para mejorar el estilo.Algunas veces abre­
via los relatos, eliminando con frecuencia lo violento y emocional, espe­
cialmente en el relato de la pasión, y prescindiendo de algunos episodios
conflictivos como el hecho de derribar las mesas de los mercaderes (Me
11, 15-16), la huida de sus discípulos (Me 14, 50) o la coronación de es­
pinas (Me 15, 16-20).
Además del Evangelio de Marcos, Lucas utilizó otra fuente que po­
demos conocer, aunque solo sea de forma indirecta: el Documento Q. El
hecho de que esta colección de dichos y anécdotas de Jesús solo haya
llegado hasta nosotros a través de los evangelios de Mateo y Lucas no
permite precisar cómo era exactamente la versión que utilizó Lucas,
pero es muy probable que fuera ligeramente distinta a la de Mateo. En
cualquier caso, Mateo parece tener una cercanía mucho mayor al con­
texto vital de esta composición que Lucas.
La mayoría de los dichos y anécdotas de Q fueron insertados por Lu­
cas en dos momentos del trazado de Marcos, casi siempre en combina­
ción con materiales propios (Le 6, 20-8, 3 y 9, 51-18, 14). Solo en dos lu­
gares combina tradiciones procedentes de Marcos con otras de Q y de
SLc: el final de la presentación de Jesús (Le 3, 1-4, 13) y el final del via­
je a Jerusalén hasta la entrada en el templo (Le 18, 15-19, 44). En el pri­
mer caso, dado que Q y SLc poseían tradiciones sobre la predicación de
Juan y sobre las tentaciones de Jesús que no estaban en Me, era obligado
incluirlas en ese punto del relato. En el segundo, sin embargo, la combi­
nación de las fuentes parece responder a los intereses de Lucas.
En general, Lucas no modificó el orden de Q, pero reelaboró sus di­
chos y apotegmas recurriendo a los mismos procedimientos que se pue­
den observar en los pasajes tomados de Marcos: mejoras estilísticas, am­
pliación o reducción de relatos, etc. Un ejemplo de este tipo de trabajo
redaccional puede verse en Le 9, 59-60. En el paralelo de Mateo (Mt 8,
21-22), este apotegma es más sencillo (petición-respuesta) y tiene la mis­
ma forma que el precedente (Le 9, 57-58 par. Mt 8, 18-20). En la versión
El Evangelio según Lucas 393
de Lucas, sin embargo, se ha convertido en un relato de vocación. Lucas
ha logrado este cambio anteponiendo una invitación de Jesús: «Sígue­
me», a la petición del que se acerca a él, y añadiendo al final una motiva­
ción de tipo misionero: «Tú ve y anuncia el reinado de Dios».
Por último, el Evangelio de Lucas contiene también un número im­
portante de tradiciones propias. En ellas no siempre resulta fácil dis­
tinguir lo que Lucas tomó de la tradición oral, lo que encontró en otros
escritos y lo que procede de su propia pluma. Es muy probable que la
mayor parte de este material proceda de la tradición oral o de otros escri­
tos que Lucas conoció. En todo caso, es evidente que bajo la sigla SLc
no debe verse una tercera fuente de Lucas, similar a Me o a Q, sino un
conjunto de tradiciones, algunas de las cuales tal vez formaban parte de
composiciones orales o escritas cuando Lucas las conoció.
La identificación de las fuentes propias de Lucas solo puede hacerse
de forma hipotética. En algunos casos, se ha recurrido para ello a la críti­
ca redaccional y, en otros, a la comparación con otros escritos. Así, por
ejemplo, la comparación de Lucas con las citas de Epifanio sobre el Evan­
gelio de los Ebionitas ha suscitado recientemente la hipótesis de que el
textoutilizado por este evangelioapócrifo no fue el de Lucas en su forma
final, sino el de una de sus fuentes propias de origen judeocristiano; ello
explicaría la presencia de semitismos en el Evangelio de Lucas.
Al material propio de Lucas pertenecen algunos milagros (Le 7, 7-17;
13, 10-17; 14, 1-6; 17, 11-19), varios apotegmas (Le 7, 36-50; 10, 38-42;
11, 24-26, etc.) y numerosos dichos (Le 3, 10-14; 6, 24-26; 10, 18-20,
etc.). Pero, ante todo, destacan tres bloques especialmente significati­
vos: el relato de la infancia, las parábolas y el relato de la pasión. Cada
uno plantea un problema particular desde el punto de vista de la crítica
de las fuentes.
El relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) posee un estilo característico
que trata de imitar el de la traducción griega del Antiguo Testamento
(Septuaginta). En estos capítulos aparecen varios himnos que reflejan
una teología judeocristiana muy antigua y, a la vez, material narrativo
construido sobre temas muy característicos de la teología lucana (la lle­
gada de la salvación y la identificación de Jesús con el Salvador). Este
contraste podría explicarse suponiendo que Lucas compuso el relato
para poner un marco narrativo a dichos himnos, aunque también cabe la
posibilidad de que haya reelaborado y adaptado una composición ya
existente, o incluso que imitara el estilo de los salmos e himnos del An­
tiguo Testamento al componer los himnos de su relato.
Las parábolas son el bloque más característico del material propio de
Lucas. Encontramos hasta diecisiete que no tienen paralelo en los otros
394 El evangelio tetramorfo
dos sinópticos, y de ellas solo dos tienen paralelo en EvTom. Si compa­
ramos estos datos con los del Evangelio de Mateo, que se encuentra en
una posición similar con respecto a las fuentes, encontramos que Mateo
tiene doce parábolas que no están en los otros sinópticos, de las cuales
cinco tienen paralelo en EvTom. He aquí la lista de las diecisiete parábo­
las exclusivas de Lucas, con los paralelos de EvTom:
Los dos deudores
El buen samaritano
El amigo inoportuno
El rico insensato
Los criados vigilantes
El buen criado
La higuera que no da fruto
El amo que cierra la puerta
Construir una torre
Pactar la paz
La moneda perdida
El padre y los dos hijos
El administrador despedido
El rico y Lázaro
El criado que sirve a su amo
La viuda y el juez injusto
El fariseo y el publicano
7,40-43
10,25-37
11,5-8
12,16-21
12,35-38
12,47-48
13,6-9
13,25
14,28-30
14,31-32
15,8-10
15,11-32
16,1-8
16,19-31
17,7-10
18,1-8
18,9-14
EvTom 63
EvTom 21b
El hecho de que algunas de estas parábolas tengan paralelo en Ev­
Tom indica que proceden de la tradición, pero sorprende que sean tan­
tas las que carecen de paralelo en otros escritos. Por otro lado, se ha ob­
servado que algunas de estas parábolas son muy extensas y están muy
elaboradas, lo cual las distancia del estilo de la mayoría de las parábolas
de Jesús, que se caracterizan por su brevedad y por su concentración en
un punto llamativo. Este dato induce a pensar que algunas de las parábo­
las lucanas podrían haber sido compuestas por el evangelista a partir, tal
vez, de pasajes del Antiguo Testamento (por ejemplo, Le 10, 25-37 en
relación con 2 Cr 28, 14-15).
Finalmente, en el relato lucano de la pasión se encuentran algunos pa­
sajes y noticias que no proceden de Marcos. Dado que Lucas suele seguir
con bastante fidelidad el relato marquiano, este hecho resulta llamativo.
Además, algunas de estas tradiciones que Lucas introduce en el relato
marquiano de la pasión tienen paralelo en el relato joánico. Como ya vi­
mos en el capítulo dedicado a las composiciones preevangélicas, estas
coincidencias entre Lucas y Juan en el relato de la pasión constituyen un
problema aún no resuelto, que pone de manifiesto, una vez más, la com-
El Evangelio según Lucas 395
plejidad de las relaciones entre los evangelios. Dichas coincidencias po­
drían explicarse suponiendo que, en algún estadio de la composición de
ambos evangelios, el autor de uno de ellos tuvo acceso al otro, pero tal hi­
pótesis es difícil de demostrar. Otra explicación, tal vez más plausible,
consistiría en suponer que ambos evangelistas conocieron, de forma inde­
pendiente, tradiciones de la pasión que ni Marcos ni Mateo conocieron.
En todo caso, es importante no olvidar que el autor del tercer evangelio
era un escritor bien formado, que conocía las técnicas literarias de su épo­
ca y sabía cómo modificar sus fuentes para enriquecer su relato y darle
una orientación precisa.
Como ocurre con las fuentes antes mencionadas, Lucas modificó es­
tas tradiciones propias al incorporarlas a su relato, pero dado que en este
caso no tenemos ningún punto de comparación, resulta muy difícil iden­
tificar tales modificaciones. A pesar de ello, un estudio de los procedi­
mientos redaccionales utilizados por Lucas al reelaborar las tradiciones
de Marcos puede ayudar a distinguir entre tradición y redacción. Hay al­
gunos pasajes que deben atribuirse a la pluma de Lucas, como el prólo­
go (Le 1, 1-4), los sincronismos de Le 2, 1-2 y 3, 1-2, o los sumarios tí­
picamente lucanos (Le 4, 14-15; 17-19, etc.). Es probable también que
Lucas haya creado algunas escenas, como el relato de la ascensión de Je­
sús, repetido al comienzo del libro de los Hechos (Le 24, 50-53; Hch 1,
9-11). Pero en la mayoría de los casos la labor redaccional de Lucas con­
sistió en introducir mejoras de estilo y otro tipo de modificaciones para
adaptar las tradiciones a su propio proyecto literario y teológico.
e) La composición del evangelio
J. N.Aletti,El arte de contar aJesucristo. Lectura narrativa delEvangelio deLucas,
Salamanca 1992; M. Goodacre,Walking the «Way of the Lord». Luke's Use of Mark
and HisReaction toMatthew, en M. Müller - J. T. Nielsen,Luke's Literary Creativity,
London 2016,26-43; A. W. Pitts,
Source Citation in Greek Historiography and inLu­
ke(-Acts), en S. E. Porter - A. W. Pitts (eds.),Christian Origins and Greco-Roman
Culture:Social and Literary Contexts for the New Testament, Leiden 2013,349-388;
C. M. Tuckett,Luke's LiteraryAchievement: Collected Essays, Sheffield 1995; R. C.
Tannehill,The Narrative Unity of Luke-Acts.A Literary Interpretation, Minneapolis
1990; C. K. Rothschild,Luke-Acts and theRhetoric of History:An Jnvestigation of
Early ChristianHistoriography, T übingen 2004; J. M. Watt,Code-Switching inLuke
andActs, NewYork 1997.
La identificación de las fuentes utilizadas por Lucas en la redacción
del tercer evangelio permite reconstruir el primer paso de su proceso de
composición. A este primer paso, que los manuales de retórica llamaban­
inventio, se refiere Lucas cuando explica en el prólogo cómo ha recopi-
394 El evangelio tetramorfo
dos sinópticos, y de ellas solo dos tienen paralelo en EvTom. Si compa­
ramos estos datos con los del Evangelio de Mateo, que se encuentra en
una posición similar con respecto a las fuentes, encontramos que Mateo
tiene doce parábolas que no están en los otros sinópticos, de las cuales
cinco tienen paralelo en EvTom. He aquí la lista de las diecisiete parábo­
las exclusivas de Lucas, con los paralelos de EvTom:
Los dos deudores
El buen samaritano
El amigo inoportuno
El rico insensato
Los criados vigilantes
El buen criado
La higuera que no da fruto
El amo que cierra la puerta
Construir una torre
Pactar la paz
La moneda perdida
El padre y los dos hijos
El administrador despedido
El rico y Lázaro
El criado que sirve a su amo
La viuda y el juez injusto
El fariseo y el publicano
7,40-43
10,25-37
11,5-8
12,16-21
12,35-38
12,47-48
13,6-9
13,25
14,28-30
14,31-32
15,8-10
15,11-32
16,1-8
16,19-31
17,7-10
18,1-8
18,9-14
EvTom 63
EvTom 21b
El hecho de que algunas de estas parábolas tengan paralelo en Ev­
Tom indica que proceden de la tradición, pero sorprende que sean tan­
tas las que carecen de paralelo en otros escritos. Por otro lado, se ha ob­
servado que algunas de estas parábolas son muy extensas y están muy
elaboradas, lo cual las distancia del estilo de la mayoría de las parábolas
de Jesús, que se caracterizan por su brevedad y por su concentración en
un punto llamativo. Este dato induce a pensar que algunas de las parábo­
las lucanas podrían haber sido compuestas por el evangelista a partir, tal
vez, de pasajes del Antiguo Testamento (por ejemplo, Le 10, 25-37 en
relación con 2 Cr 28, 14-15).
Finalmente, en el relato lucano de la pasión se encuentran algunos pa­
sajes y noticias que no proceden de Marcos. Dado que Lucas suele seguir
con bastante fidelidad el relato marquiano, este hecho resulta llamativo.
Además, algunas de estas tradiciones que Lucas introduce en el relato
marquiano de la pasión tienen paralelo en el relato joánico. Como ya vi­
mos en el capítulo dedicado a las composiciones preevangélicas, estas
coincidencias entre Lucas y Juan en el relato de la pasión constituyen un
problema aún no resuelto, que pone de manifiesto, una vez más, la com-
El Evangelio según Lucas 395
plejidad de las relaciones entre los evangelios. Dichas coincidencias po­
drían explicarse suponiendo que, en algún estadio de la composición de
ambos evangelios, el autor de uno de ellos tuvo acceso al otro, pero tal hi­
pótesis es difícil de demostrar. Otra explicación, tal vez más plausible,
consistiría en suponer que ambos evangelistas conocieron, de forma inde­
pendiente, tradiciones de la pasión que ni Marcos ni Mateo conocieron.
En todo caso, es importante no olvidar que el autor del tercer evangelio
era un escritor bien formado, que conocía las técnicas literarias de su épo­
ca y sabía cómo modificar sus fuentes para enriquecer su relato y darle
una orientación precisa.
Como ocurre con las fuentes antes mencionadas, Lucas modificó es­
tas tradiciones propias al incorporarlas a su relato, pero dado que en este
caso no tenemos ningún punto de comparación, resulta muy difícil iden­
tificar tales modificaciones. A pesar de ello, un estudio de los procedi­
mientos redaccionales utilizados por Lucas al reelaborar las tradiciones
de Marcos puede ayudar a distinguir entre tradición y redacción. Hay al­
gunos pasajes que deben atribuirse a la pluma de Lucas, como el prólo­
go (Le 1, 1-4), los sincronismos de Le 2, 1-2 y 3, 1-2, o los sumarios tí­
picamente lucanos (Le 4, 14-15; 17-19, etc.). Es probable también que
Lucas haya creado algunas escenas, como el relato de la ascensión de Je­
sús, repetido al comienzo del libro de los Hechos (Le 24, 50-53; Hch 1,
9-11). Pero en la mayoría de los casos la labor redaccional de Lucas con­
sistió en introducir mejoras de estilo y otro tipo de modificaciones para
adaptar las tradiciones a su propio proyecto literario y teológico.
e) La composición del evangelio
J. N.Aletti,El arte de contar aJesucristo. Lectura narrativa delEvangelio deLucas,
Salamanca 1992; M. Goodacre,Walking the «Way of the Lord». Luke's Use of Mark
and HisReaction toMatthew, en M. Müller - J. T. Nielsen,Luke's Literary Creativity,
London 2016,26-43; A. W. Pitts,
Source Citation in Greek Historiography and inLu­
ke(-Acts), en S. E. Porter - A. W. Pitts (eds.),Christian Origins and Greco-Roman
Culture:Social and Literary Contexts for the New Testament, Leiden 2013,349-388;
C. M. Tuckett,Luke's LiteraryAchievement: Collected Essays, Sheffield 1995; R. C.
Tannehill,The Narrative Unity of Luke-Acts.A Literary Interpretation, Minneapolis
1990; C. K. Rothschild,Luke-Acts and theRhetoric of History:An Jnvestigation of
Early ChristianHistoriography, T übingen 2004; J. M. Watt,Code-Switching inLuke
andActs, NewYork 1997.
La identificación de las fuentes utilizadas por Lucas en la redacción
del tercer evangelio permite reconstruir el primer paso de su proceso de
composición. A este primer paso, que los manuales de retórica llamaban­
inventio, se refiere Lucas cuando explica en el prólogo cómo ha recopi-
3 9 6 E levan
gelio tetr a
morfo
lado l ainformaci
ó
n d
i
spo ni b
le. Este material, sin e mbargo, debía ser el a
­
bora
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o por el autor para
darle u n or den (dispositio) y una formulación
e
l
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ga n
t
e (elo c
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o). En el c aso de Lucas, lo mismo que en el de Mat
eo
ambas o peracio n es estuvi e ro n con
dicionadas por el uso que hicieron
d�
su sfuentes
. La dispo s
it i
o,po r ejemp lo, depende engran medida de la qu e
te n
ía
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l
at o de Ma r
c o
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lizar on co mo te
xto fundamental para
compo n ers
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s ev an gelios. De igual modo
, la elocutio, es de
­
c i
r, la form u
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aci
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n c o
ncre t
a de cada uno de los dichos o episodios, de
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mucho a la que es t
o s
tenían en las fuentes ut ilizadas por ambos ev ange
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li
s
t
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s
. Por esta ra z
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n,a ntes de indagar sobre la dis po sición literaria del
re
l
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L
ucas
, hemos
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tarn o
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y
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ci
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in c
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oró a su e vangelio.
Un
o de los recur s
os utili z ados en la composición del evangelio fuela
combinac
i
ón de
l
a sfuen
te s. Lucas no pone sus fuentes al servicio deu n
traza
do
propio,s
i
no qu
e las c o m b
ina respeta ndo el ord en que encuentra
e n e
lla
s
,
t a
l
co
m
o puede ve r
se en la siguiente secuencia,
q
u
e re p
res e
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q u
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m á
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cam
e n t e
el or
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de las tradi c i
one s
lu
ca n as
:
[Le 1, 1 -
2, 52]
Le 3, 1-6, 19
[Le 6, 20-8, 3]
Le 8, 4-9,50
[Le 9, 51-18, 14]
Le 18, 15-24, 11
[Le
2
4, 12
-5
2]
SL e
Me
Q+ S
Le
Me
Q+ S
L e
Me
SLe
Lo primero qu e
s eo
bs ervaen es te esqu ema es que las tradiciones pro­
cede n
t
es d e Marc o
s no s e s u
e len mezclar con las de las otras fuentes
.
S
o
l
o e n
co
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as ocasio n e s se e
ncuen
t ra n tradiciones sueltas de otras
fue n tes en l a
s e c
u e
ncia mar quiana. Esto significa que Lucas asumió el
tra
za
d
o del Eva
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ge
li
o de Marc os como es quem a básic o de su obra. Aun­
qu econs
id
erónecesar
i
o es
c
ribir un nuevo rel ato sobre Jesús, pens ó que
un o de los qu eya exist
í
a n
se gu
ía siendo válido en su trazado general y lo
u
tili
z
ó
c
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o
s
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o
rte básico d esu narr ación , completándolo con tradicio­
ne
s
pro
c e
d
e n tes de otras fuente s. Su obj e
tivo fu e compone runa obra nue­
v a
reelabora n do e
n
pr
ofundi d
a d otra que había alcanz ado notable difu­
s
ió
n y éxito e n l a
s comu
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d a
d e s cristianas, com o prueba el hech ode
qu
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tamb
ié
n Mateo l a
ut
ili
zara e n l a compo sició
nde su evangelio.
Ens
e
gundo lugar, s eob serva que la mayo ría de las tradiciones de Q
ha n sido c
ombinadas c
o
n otra s proc edentes del material propio de Lucas
p
ara form
ar do
s
bloq
ues que han sido insertados en dos puntos del rela­
t
o
mar
q
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.
La
pr
i
m
era
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e est
as do
s i n s e
rc i
o n es
, la
m
enos extensa
,
ha
El Evange li
o s eg ún Lu c
a s
3 9 7
sido incluida en el relato dela actividad de Jesús en Galilea, mie
n
t
ra s
que la más extensa constituye el núcleo central de la sección de
l v
i
aje
,
que es la parte más caracterís
t
ica del relato de Lucas. Po
r
último, a
l
co ­
mienzo y al final del evangelio encontramos una ser ie de trad ici
o n es
propias que, como tendremos ocasión de ver en
s e
gu
ida,
con t
ri b
u
y
e n a
dar al relato una forma más claramente biográfica
.
Lucas no solo combinó las diversas fuentes y tradicione s
qu
e e n
c
o n
­
tró, sino que las reelaboró de divers as formas. Estareelabora ció
n
e
s
fá
cil
­
mente perceptible en los pas ajes que proceden de Marcos. Compa
ra
n d
o
estos pasajes de triple tradició n
, muchos de los cua
l
es s e encu
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t
ra
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t
a
m­
bién en el Evangelio de Mateo, se pueden identificar lo
s
rasgo
s
c
ara
cte
­
rísticos de la redacción lucana
, que revelan un context o yu
n
a
s
p
reo c
u­
paciones peculi
ares. Lo mismo puede hacerse con
l
os pas ajes pro
c e
d
e n
t
es
de Q, aunque en este caso solo podemos compa
rar l aver s
ión de Lucas
con otra versión revisada del original, la de Mateo.
Uno de los elementos más carac
t
erísticos y rev ela do re s de la
r e
el
a
b
o
­
ración que Lucas hizo de sus fuentes es e
l
interés por mejo
rar s u
vo
c a
­
bulario y su estilo literario. Con fre cuencia cambia una p alab
ra
p
or u n
sinónimo más preciso o menos vulgar, o mejo ra las frecue
n
te s
co n s
tru
c
­
cionesparatácticas de Marcos (fras es unidas por «y») introd
u
ci
e
nd
o ora­
ciones subordinadas. A
l
actuar así
, Lucas estab
a
sig uiendo las p
au t
as
que daban los maestros de retóricapara reelaborar y embellec
er
lit
e
ra r
ia
­
mente las antiguas trad
i
ciones. Su marco literario de referencia fu
e
l
a r e
­
tórica helenística, cu
y os principios y práctica constitu ían l
a
b
ase
d
e
l
a
educación de cualquier persona culta en la ant
i
güedad
. Además d
e e s
t
a
s
mejoras de tipo literario, Lucas introdujo en sus fuentes
n
u m ero s as mo ­
dificaciones para r esaltar algunos aspectos de su visión t
e
oló
g
i
c
a;
as
í
ocurre, por ejemplo, en elrelato de la vocación de los prime r os di
s
cí
p
u­
los (Le 5,
1
-11) , o en el de la presentación de Je sús en la si
n
a
gog
a d eN
a
­
zaret
(Le 4, 16-30). Alguna
s
narraciones fueron i
n
clu
s
o
c o mp
u e
st
a
s po
r
él. Es el caso del relato de la infancia de Jesús (Le 1, 5-2, 42) e
n e
l
q u
e
se percibe su maestría como narrador, así como su in tención d
e
im it
ar el
estilo de Septuaginta pa
ra r e l a
cio n a rel c
o m
ie n
z ode leva n
gelio
c
o
n los
libros sagrados de Israel.
Las enseñanzas deJesús. ocupan también un lugar destaca d
o e n es
t
e
evangelio. Uno de lo s rasgos propios de la r
e
dacción lu c
a n
a
d
e
Ma
rcos,
como ya he señalado, esl
a incorporación de dichos y parábol
a
s pro
c e
­
dente s de Q y de SLc. En algunos casos, como en el serm ó
n
del ll
a n
o
(Le 6, 20-49), el evangelista con servó básicamente e l con tenido y
e
l o
r
­
den que l
a composición tenía en la fuente. En otros, si n emb
arg
o
, u n
i
ó
var
ias de ell
as e n el ma r
c o
de u n a co n v e
rsaci ón de Jesús c
on
d i
ver s
os i n -
3 9 6 E levan
gelio tetr a
morfo
lado l ainformaci
ó
n d
i
spo ni b
le. Este material, sin e mbargo, debía ser el a
­
bora
d
o por el autor para
darle u n or den (dispositio) y una formulación
e
l
e
ga n
t
e (elo c
u
ti
o). En el c aso de Lucas, lo mismo que en el de Mat
eo
ambas o peracio n es estuvi e ro n con
dicionadas por el uso que hicieron
d�
su sfuentes
. La dispo s
it i
o,po r ejemp lo, depende engran medida de la qu e
te n
ía
el re
l
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c o
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lizar on co mo te
xto fundamental para
compo n ers
us re s
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s ev an gelios. De igual modo
, la elocutio, es de
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c i
r, la form u
l
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n c o
ncre t
a de cada uno de los dichos o episodios, de
be
mucho a la que es t
o s
tenían en las fuentes ut ilizadas por ambos ev ange
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s
t
a
s
. Por esta ra z
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l
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L
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, hemos
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y
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ci
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Un
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os utili z ados en la composición del evangelio fuela
combinac
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ón de
l
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te s. Lucas no pone sus fuentes al servicio deu n
traza
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propio,s
i
no qu
e las c o m b
ina respeta ndo el ord en que encuentra
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lla
s
,
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l
co
m
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se en la siguiente secuencia,
q
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res e
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t
a
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q u
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m á
t
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cam
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el or
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ge n
de las tradi c i
one s
lu
ca n as
:
[Le 1, 1 -
2, 52]
Le 3, 1-6, 19
[Le 6, 20-8, 3]
Le 8, 4-9,50
[Le 9, 51-18, 14]
Le 18, 15-24, 11
[Le
2
4, 12
-5
2]
SL e
Me
Q+ S
Le
Me
Q+ S
L e
Me
SLe
Lo primero qu e
s eo
bs ervaen es te esqu ema es que las tradiciones pro­
cede n
t
es d e Marc o
s no s e s u
e len mezclar con las de las otras fuentes
.
S
o
l
o e n
co
n
ta
d
as ocasio n e s se e
ncuen
t ra n tradiciones sueltas de otras
fue n tes en l a
s e c
u e
ncia mar quiana. Esto significa que Lucas asumió el
tra
za
d
o del Eva
n
ge
li
o de Marc os como es quem a básic o de su obra. Aun­
qu econs
id
erónecesar
i
o es
c
ribir un nuevo rel ato sobre Jesús, pens ó que
un o de los qu eya exist
í
a n
se gu
ía siendo válido en su trazado general y lo
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tili
z
ó
c
o m
o
s
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o
rte básico d esu narr ación , completándolo con tradicio­
ne
s
pro
c e
d
e n tes de otras fuente s. Su obj e
tivo fu e compone runa obra nue­
v a
reelabora n do e
n
pr
ofundi d
a d otra que había alcanz ado notable difu­
s
ió
n y éxito e n l a
s comu
n i
d a
d e s cristianas, com o prueba el hech ode
qu
e
tamb
ié
n Mateo l a
ut
ili
zara e n l a compo sició
nde su evangelio.
Ens
e
gundo lugar, s eob serva que la mayo ría de las tradiciones de Q
ha n sido c
ombinadas c
o
n otra s proc edentes del material propio de Lucas
p
ara form
ar do
s
bloq
ues que han sido insertados en dos puntos del rela­
t
o
mar
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u
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a n o
.
La
pr
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m
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d
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as do
s i n s e
rc i
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, la
m
enos extensa
,
ha
El Evange li
o s eg ún Lu c
a s
3 9 7
sido incluida en el relato dela actividad de Jesús en Galilea, mie
n
t
ra s
que la más extensa constituye el núcleo central de la sección de
l v
i
aje
,
que es la parte más caracterís
t
ica del relato de Lucas. Po
r
último, a
l
co ­
mienzo y al final del evangelio encontramos una ser ie de trad ici
o n es
propias que, como tendremos ocasión de ver en
s e
gu
ida,
con t
ri b
u
y
e n a
dar al relato una forma más claramente biográfica
.
Lucas no solo combinó las diversas fuentes y tradicione s
qu
e e n
c
o n
­
tró, sino que las reelaboró de divers as formas. Estareelabora ció
n
e
s
fá
cil
­
mente perceptible en los pas ajes que proceden de Marcos. Compa
ra
n d
o
estos pasajes de triple tradició n
, muchos de los cua
l
es s e encu
e n
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n
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bién en el Evangelio de Mateo, se pueden identificar lo
s
rasgo
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rísticos de la redacción lucana
, que revelan un context o yu
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con otra versión revisada del original, la de Mateo.
Uno de los elementos más carac
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ración que Lucas hizo de sus fuentes es e
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bulario y su estilo literario. Con fre cuencia cambia una p alab
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sinónimo más preciso o menos vulgar, o mejo ra las frecue
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cionesparatácticas de Marcos (fras es unidas por «y») introd
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ciones subordinadas. A
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que daban los maestros de retóricapara reelaborar y embellec
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mente las antiguas trad
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ciones. Su marco literario de referencia fu
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tórica helenística, cu
y os principios y práctica constitu ían l
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educación de cualquier persona culta en la ant
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güedad
. Además d
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mejoras de tipo literario, Lucas introdujo en sus fuentes
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u m ero s as mo ­
dificaciones para r esaltar algunos aspectos de su visión t
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ocurre, por ejemplo, en elrelato de la vocación de los prime r os di
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-11) , o en el de la presentación de Je sús en la si
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(Le 4, 16-30). Alguna
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narraciones fueron i
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él. Es el caso del relato de la infancia de Jesús (Le 1, 5-2, 42) e
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se percibe su maestría como narrador, así como su in tención d
e
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ar el
estilo de Septuaginta pa
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z ode leva n
gelio
c
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libros sagrados de Israel.
Las enseñanzas deJesús. ocupan también un lugar destaca d
o e n es
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evangelio. Uno de lo s rasgos propios de la r
e
dacción lu c
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a
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Ma
rcos,
como ya he señalado, esl
a incorporación de dichos y parábol
a
s pro
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dente s de Q y de SLc. En algunos casos, como en el serm ó
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del ll
a n
o
(Le 6, 20-49), el evangelista con servó básicamente e l con tenido y
e
l o
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den que l
a composición tenía en la fuente. En otros, si n emb
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, u n
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ias de ell
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rsaci ón de Jesús c
on
d i
ver s
os i n -
398 El evangelio tetramorfo
terlocutores en lo que parece una especie de simposio (Le 14-16), o am­
plió sus enseñanzas en momentos cruciales como la última cena (Le 22,
24-38).La tendencia a agrupar las enseñanzas de Jesús formando peque­
ños discursos es claramente perceptible en Lucas, aunque estas agrupa­
ciones carecen de la coherencia y homogeneidad que caracteriza a los
discursos del libro de los Hechos.
Por último, Lucas utilizóvariosrecursos para articularlas diversas tra­
diciones y formar con ellas un conjunto armónico. Uno muy importante
son los sumarios. Estos pequeños resúmenes de la actividad de Jesús y
de sus discípulos sirven a menudo para señalar el comienzo de un nuevo
desarrollo, como Le 4, 14-16, que marca el comienzo de la actividad de
Jesús en Galilea.Con frecuencia usó también las inclusiones para señalar
el comienzo y el final de un desarrollo, como cuando sitúa los episodios
que siguen a la entrada en Jerusalén dentro del templo, haciendo referen­
cia a él al comienzo y al final de este desarrollo (Le 19, 45 y 21, 38).
d) Estructura literaria y división
D. Frickenschmidt, Evangelium alsBiographie. Die vier Evangelien im Rahmen an­
tiker Erziihlkunst, Tübingen 1997, 478-497; A. Denaux, The Delineation of the Lu­
kan Travel Narrative within the Overall Structure of the Gospel of Luke, en C. Fo­
cant (ed.), The Synoptic Gospels. Source Criticism and the New Literary Criticism,
Leuven 1993, 357-392; J. H. Neyrey, An Encomium for Jesus. Luke, Rhetoric, and
the Story ofJesus, Sheffieid 2020; Th. P. Osborne, Towards a New Understanding
of the Structure of Luke 's Gospel: Analecta Cracoviensia 35 (2003) 189-205.
El análisis de las fuentes y de los recursos utilizados para combinar­
las proporciona una primera clave para identificar la disposición literaria
del relato lucano, pues, como hemos visto, su autor ha tomado como es­
quema básico de su relato el del Evangelio según Marcos, en cuya trama
ha insertado sus otras fuentes.Ahora bien, tanto la reelaboración del re­
lato marquiano, como la ubicación de las otras fuentes en lugares preci­
sos de dicho relato, le han permitido a Lucas dar a su relato una nueva
disposición, la cual puede identificarse observando dos rasgos caracterís­
ticos de su narración. El primero de ellos es que da mucha importancia a
la localización geográfica de la actuación de Jesús.El segundo es que ha
acentuado los elementos propios del esquema de las antiguas biografías,
en las que solían distinguirse tres partes, correspondientes a los orígenes,
la vida pública y la muerte del protagonista.
En primer lugar, se observa que Lucas sitúa con mucha precisión y
coherencia la actividad pública de Jesús en tres escenarios bien defini­
dos. El indicio más claro de esta ordenación geográfica es la solemne
El Evangelio según Lucas 399
declaración del evangelista que señala el comienzo del camino de Jesús
haciaJerusalén: «Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su as­
censión, él mismo tomó la determinación de ir a Jerusalén» (Le 9, 51).
La sección del viaje, compuesta a partir de diversas fuentes (sobre todo
Q y SLc), es en Lucas mucho más extensa que en los otros evangelios
(Le 9, 51-19, 27); es también, sin duda, la composición literaria más ca­
racterística del evangelio.En los capítulos precedentes, la actividad pú­
blica de Jesús se circunscribe a Galilea (Le 4, 14-9, 50), mientras que en
los posteriores se concentra en Jerusalén (Le 19, 28-24, 53).Este esque­
ma geográfico que Lucas tomó de Marcos y desarrolló de forma cohe­
rente permite identificar cuatro grandes bloques en el evangelio:
Los orígenes de Jesús
Actividad en Galilea
Actividad en el camino
Actividad en Jerusalén
Le 1, 5-4, 13
Le 4, 14-9, 50
Le 9, 51-19, 27
Le 19, 28-24, 53
En segundo lugar, el trazado del Evangelio de Lucas revela un claro
interés por adaptar el relato de Marcos al modelo de las biografías anti­
guas, que solían tener tres partes.La primera trataba sobre los orígenes
del protagonista, sus antepasados, su nacimiento, las señales y los pro­
digios que acompañaron dicho nacimiento, su educación, etc.Esta pare­
ce ser la intención de la profunda reelaboración del comienzo de Mar­
cos realizada por Lucas (Le 1, 5-4, 13). La segunda parte incluía los
episodios de la vida pública del protagonista. En el Evangelio de Lucas,
esta etapa está delimitada por dos menciones redaccionales que circuns­
criben la actividad de Jesús: por una parte, al final del episodio de las
tentaciones se dice que «el diablo se apartó de él hasta el momento
oportuno» (Le 4, 13); y, por otra, al comienzo del relato de la pasión, en
lo que parece una referencia clara a dicho anuncio, se afirma que «Sata­
nás entró en Judas...» (Le 22, 3). Esta inclusión y su sentido teológico
no han pasado inadvertidos a los comentaristas. Lucas resalta con ella
que el tiempo de la actividad de Jesús estuvo libre del influjo de Satanás
y lleno de la presencia del Espíritu (Le 4, 18). Sin embargo, la relación
entre estas dos afirmaciones redaccionales tiene también la función de
definir el tiempo de la actividad pública de Jesús, que comienza con su
predicación en la sinagoga de Nazaret y termina con su enseñanza en el
templo de Jerusalén (Le 4, 14-21, 38).Por último, la tercera parte de las
biografías, que trataban de la muerte del protagonista y de los aconteci­
mientos posteriores, se corresponde claramente con el final del Evange­
lio de Lucas, en el que se narra su pasión, sus apariciones y su ascensión
(Le 22, 1-24, 52).
398 El evangelio tetramorfo
terlocutores en lo que parece una especie de simposio (Le 14-16), o am­
plió sus enseñanzas en momentos cruciales como la última cena (Le 22,
24-38).La tendencia a agrupar las enseñanzas de Jesús formando peque­
ños discursos es claramente perceptible en Lucas, aunque estas agrupa­
ciones carecen de la coherencia y homogeneidad que caracteriza a los
discursos del libro de los Hechos.
Por último, Lucas utilizóvariosrecursos para articularlas diversas tra­
diciones y formar con ellas un conjunto armónico. Uno muy importante
son los sumarios. Estos pequeños resúmenes de la actividad de Jesús y
de sus discípulos sirven a menudo para señalar el comienzo de un nuevo
desarrollo, como Le 4, 14-16, que marca el comienzo de la actividad de
Jesús en Galilea.Con frecuencia usó también las inclusiones para señalar
el comienzo y el final de un desarrollo, como cuando sitúa los episodios
que siguen a la entrada en Jerusalén dentro del templo, haciendo referen­
cia a él al comienzo y al final de este desarrollo (Le 19, 45 y 21, 38).
d) Estructura literaria y división
D. Frickenschmidt, Evangelium alsBiographie. Die vier Evangelien im Rahmen an­
tiker Erziihlkunst, Tübingen 1997, 478-497; A. Denaux, The Delineation of the Lu­
kan Travel Narrative within the Overall Structure of the Gospel of Luke, en C. Fo­
cant (ed.), The Synoptic Gospels. Source Criticism and the New Literary Criticism,
Leuven 1993, 357-392; J. H. Neyrey, An Encomium for Jesus. Luke, Rhetoric, and
the Story ofJesus, Sheffieid 2020; Th. P. Osborne, Towards a New Understanding
of the Structure of Luke 's Gospel: Analecta Cracoviensia 35 (2003) 189-205.
El análisis de las fuentes y de los recursos utilizados para combinar­
las proporciona una primera clave para identificar la disposición literaria
del relato lucano, pues, como hemos visto, su autor ha tomado como es­
quema básico de su relato el del Evangelio según Marcos, en cuya trama
ha insertado sus otras fuentes.Ahora bien, tanto la reelaboración del re­
lato marquiano, como la ubicación de las otras fuentes en lugares preci­
sos de dicho relato, le han permitido a Lucas dar a su relato una nueva
disposición, la cual puede identificarse observando dos rasgos caracterís­
ticos de su narración. El primero de ellos es que da mucha importancia a
la localización geográfica de la actuación de Jesús.El segundo es que ha
acentuado los elementos propios del esquema de las antiguas biografías,
en las que solían distinguirse tres partes, correspondientes a los orígenes,
la vida pública y la muerte del protagonista.
En primer lugar, se observa que Lucas sitúa con mucha precisión y
coherencia la actividad pública de Jesús en tres escenarios bien defini­
dos. El indicio más claro de esta ordenación geográfica es la solemne
El Evangelio según Lucas 399
declaración del evangelista que señala el comienzo del camino de Jesús
haciaJerusalén: «Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su as­
censión, él mismo tomó la determinación de ir a Jerusalén» (Le 9, 51).
La sección del viaje, compuesta a partir de diversas fuentes (sobre todo
Q y SLc), es en Lucas mucho más extensa que en los otros evangelios
(Le 9, 51-19, 27); es también, sin duda, la composición literaria más ca­
racterística del evangelio.En los capítulos precedentes, la actividad pú­
blica de Jesús se circunscribe a Galilea (Le 4, 14-9, 50), mientras que en
los posteriores se concentra en Jerusalén (Le 19, 28-24, 53).Este esque­
ma geográfico que Lucas tomó de Marcos y desarrolló de forma cohe­
rente permite identificar cuatro grandes bloques en el evangelio:
Los orígenes de Jesús
Actividad en Galilea
Actividad en el camino
Actividad en Jerusalén
Le 1, 5-4, 13
Le 4, 14-9, 50
Le 9, 51-19, 27
Le 19, 28-24, 53
En segundo lugar, el trazado del Evangelio de Lucas revela un claro
interés por adaptar el relato de Marcos al modelo de las biografías anti­
guas, que solían tener tres partes.La primera trataba sobre los orígenes
del protagonista, sus antepasados, su nacimiento, las señales y los pro­
digios que acompañaron dicho nacimiento, su educación, etc.Esta pare­
ce ser la intención de la profunda reelaboración del comienzo de Mar­
cos realizada por Lucas (Le 1, 5-4, 13). La segunda parte incluía los
episodios de la vida pública del protagonista. En el Evangelio de Lucas,
esta etapa está delimitada por dos menciones redaccionales que circuns­
criben la actividad de Jesús: por una parte, al final del episodio de las
tentaciones se dice que «el diablo se apartó de él hasta el momento
oportuno» (Le 4, 13); y, por otra, al comienzo del relato de la pasión, en
lo que parece una referencia clara a dicho anuncio, se afirma que «Sata­
nás entró en Judas...» (Le 22, 3). Esta inclusión y su sentido teológico
no han pasado inadvertidos a los comentaristas. Lucas resalta con ella
que el tiempo de la actividad de Jesús estuvo libre del influjo de Satanás
y lleno de la presencia del Espíritu (Le 4, 18). Sin embargo, la relación
entre estas dos afirmaciones redaccionales tiene también la función de
definir el tiempo de la actividad pública de Jesús, que comienza con su
predicación en la sinagoga de Nazaret y termina con su enseñanza en el
templo de Jerusalén (Le 4, 14-21, 38).Por último, la tercera parte de las
biografías, que trataban de la muerte del protagonista y de los aconteci­
mientos posteriores, se corresponde claramente con el final del Evange­
lio de Lucas, en el que se narra su pasión, sus apariciones y su ascensión
(Le 22, 1-24, 52).
400 El evangelio tetramorfo
Combinando los criterios geográficos, que sirven para estructurar la
actividad pública de Jesús, con estos otros indicios que apuntan a la com­
posición de una biografía, la disposición literaria del evangelio sería esta:
Primera parte: Orígenes de Jesús (Le 1, 5-4, 13)
Segunda parte: Actividad pública de Jesús (Le 4, 14-21, 38)
Galilea (Le 4, 14-9, 50)
camino (Le 9, 51-19, 27)
Jerusalén (Le 19, 28-21, 38)
Tercera parte: Muerte y acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53)
La primera parte (Le 1, 5-4, 13) trata de decir al lector quién es Jesús,
mostrando que es una persona honorable en quien se cumplen las prome­
sas de Dios. El honor de Jesús se fundamenta en su relación con Dios
(bautismo) y se refuerza al superar las tentaciones.
La segunda parte (Le 4, 14-21, 28) versa sobre su actividad pública,
que tiene lugar en tres contextos geográficos bien delimitados: Galilea, el
camino y Jerusalén. La primera fase está circunscrita a Galilea (Le 4, 14-
9, 50). El sumario de Le 4, 14-15 anticipa en qué va a consistir dicha acti­
vidad, pero es en el episodio de la sinagoga de Nazaret donde esta se pre­
senta de fonna programática (Le 4, 16-30). La segunda fase, claramente
delimitada por la referencia al comienzo de este camino (Le 9, 51) y la lle­
gada a la ciudad (Le 19, 28), se centra en el viaje de Jesús con sus discí­
pulos hacia Jerusalén (Le 9, 51-19, 28). En ella dominan, sobre todo, las
enseñanzas tomadas de Q y SLc, con las que Lucas elabora una amplia ca­
tequesis sobre el seguimiento y la misión. La tercera, en fin, tiene lugar en
Jerusalén (Le 19, 29-21, 38), sobre todo en el templo que es donde Lucas
sitúa toda la acción y la enseñanza de Jesús (Le 19, 45-21, 38).
La tercera parte de la biografía de Lucas narra la muerte de Jesús y los
acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53). Contiene el relato de la
pasión (Le 22, 1-23, 56) y los relatos de las apariciones, que concluyen
con la ascensión de Jesús (Le 24, 1-53). En Lucas todos estos aconteci­
mientos, incluidas todas las apariciones, tienen lugar en Jerusalén.
2. LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS
El conocimiento de las fuentes y de los recursos utilizados por Lucas
en la composición de su obra proporciona claves importantes para leerla.
Sin embargo, además de esta dimensióndiacrónica, que se fija sobre todo
en el proceso que dio lugar al texto, es necesario tener presente también
la dimensión sincrónica, que considera el texto en su forma final, obser­
vando cuál es el orden en que se han dispuesto las tradiciones, así como
El Evangelio según Lucas 401
las relaciones que se establecen entre los diversos elementos que hacen
de la composición un verdadero tejido (texto). El Evangelio de Lucas,
como hemos visto, es un texto narrativo configurado según el modelo de
las antiguas biografías. Su carácter narrativo invita a prestar atención a
los elementos propios del relato: la trama, los personajes, el escenario,
etc., observando cómo cuenta la historia el narrador. Por su parte, la natu­
raleza biográfica de este relato invita a centrar la atención en la figura del
protagonista, cuya identidad y mensaje se trata de desvelar.
a) Prólogo (Le 1, 1-4)
S.A.Adams, LukesPrefaceand its Relationship to GreekHistoriography:AResponse
toLovedayAlexander: Journal ofGraeco-Roman Christianity and Judaism 3 (2006)
177-191; L.Alexander, ThePreface toLukes Gospel. Literary Convention and Social
Contextin Luke 1:1-4 andActs 1:1, Cambridge 1993; D. E.Aune,Luke 1:1-4: Histori­
cal or Scientijic Prooimion?, en A. Christophersen et al. (eds.), Paul, Luke and the
Graeco-Roman World: Essays in Honour ofA. J. M Wedderburn, London 2002, 138-
148; R. J. Dillon, Previewing LukesProject from his Prologue (Luke 1:1-4): Catholic
Bíblica! Quarterly 43 (1981) 205-227.
Lucas fue el único evangelista que antepuso un prólogo a su relato
sobre Jesús, adoptando así una costumbre conocida en la literatura con­
temporánea. Es una composición breve, pero muy cuidada, que informa
no sólo sobre cómo compuso su obra, sino también sobre el proceso de
transmisión y progresiva fijación de la tradición sobre Jesús. Estos as­
pectos han sido tratados ya ampliamente en la primera parte de este li­
bro, dedicada a estudiar el proceso de composición de los evangelios;
por ello, bastará ahora con anotar lo que el evangelista dice sobre el con­
texto literario de su relato, sobre el proceso y método que ha seguido en
su composición, y sobre su finalidad.
En primer lugar, Lucas sitúa su obra en el contexto de otros relatos
similares compuestos con anterioridad sobre «los acontecimientos suce­
didos entre nosotros» (Le 1, 1-2). Según él, todos estos relatos dependen
de una tradición transmitida por quienes fueron primero testigos ocula­
res, y luego se convirtieron en servidores de la palabra. Tanto los relatos
anteriores, como la tradición oral, fueron utilizados por Lucas para com­
poner una obra a la que designa con un término técnico conocido en la
retórica contemporánea: diégesis (relato). Un maestro de retórica con­
temporáneo de Lucas, Teón de Alejandría, describe la diégesis como
«una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se ad­
miten como sucedidos». Lucas, que designa con este mismo término las
composiciones anteriores a la suya, es el único evangelista que informa
a sus lectores sobre el tipo de obra que ha compuesto.
400 El evangelio tetramorfo
Combinando los criterios geográficos, que sirven para estructurar la
actividad pública de Jesús, con estos otros indicios que apuntan a la com­
posición de una biografía, la disposición literaria del evangelio sería esta:
Primera parte: Orígenes de Jesús (Le 1, 5-4, 13)
Segunda parte: Actividad pública de Jesús (Le 4, 14-21, 38)
Galilea (Le 4, 14-9, 50)
camino (Le 9, 51-19, 27)
Jerusalén (Le 19, 28-21, 38)
Tercera parte: Muerte y acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53)
La primera parte (Le 1, 5-4, 13) trata de decir al lector quién es Jesús,
mostrando que es una persona honorable en quien se cumplen las prome­
sas de Dios. El honor de Jesús se fundamenta en su relación con Dios
(bautismo) y se refuerza al superar las tentaciones.
La segunda parte (Le 4, 14-21, 28) versa sobre su actividad pública,
que tiene lugar en tres contextos geográficos bien delimitados: Galilea, el
camino y Jerusalén. La primera fase está circunscrita a Galilea (Le 4, 14-
9, 50). El sumario de Le 4, 14-15 anticipa en qué va a consistir dicha acti­
vidad, pero es en el episodio de la sinagoga de Nazaret donde esta se pre­
senta de fonna programática (Le 4, 16-30). La segunda fase, claramente
delimitada por la referencia al comienzo de este camino (Le 9, 51) y la lle­
gada a la ciudad (Le 19, 28), se centra en el viaje de Jesús con sus discí­
pulos hacia Jerusalén (Le 9, 51-19, 28). En ella dominan, sobre todo, las
enseñanzas tomadas de Q y SLc, con las que Lucas elabora una amplia ca­
tequesis sobre el seguimiento y la misión. La tercera, en fin, tiene lugar en
Jerusalén (Le 19, 29-21, 38), sobre todo en el templo que es donde Lucas
sitúa toda la acción y la enseñanza de Jesús (Le 19, 45-21, 38).
La tercera parte de la biografía de Lucas narra la muerte de Jesús y los
acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53). Contiene el relato de la
pasión (Le 22, 1-23, 56) y los relatos de las apariciones, que concluyen
con la ascensión de Jesús (Le 24, 1-53). En Lucas todos estos aconteci­
mientos, incluidas todas las apariciones, tienen lugar en Jerusalén.
2. LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS
El conocimiento de las fuentes y de los recursos utilizados por Lucas
en la composición de su obra proporciona claves importantes para leerla.
Sin embargo, además de esta dimensióndiacrónica, que se fija sobre todo
en el proceso que dio lugar al texto, es necesario tener presente también
la dimensión sincrónica, que considera el texto en su forma final, obser­
vando cuál es el orden en que se han dispuesto las tradiciones, así como
El Evangelio según Lucas 401
las relaciones que se establecen entre los diversos elementos que hacen
de la composición un verdadero tejido (texto). El Evangelio de Lucas,
como hemos visto, es un texto narrativo configurado según el modelo de
las antiguas biografías. Su carácter narrativo invita a prestar atención a
los elementos propios del relato: la trama, los personajes, el escenario,
etc., observando cómo cuenta la historia el narrador. Por su parte, la natu­
raleza biográfica de este relato invita a centrar la atención en la figura del
protagonista, cuya identidad y mensaje se trata de desvelar.
a) Prólogo (Le 1, 1-4)
S.A.Adams, LukesPrefaceand its Relationship to GreekHistoriography:AResponse
toLovedayAlexander: Journal ofGraeco-Roman Christianity and Judaism 3 (2006)
177-191; L.Alexander, ThePreface toLukes Gospel. Literary Convention and Social
Contextin Luke 1:1-4 andActs 1:1, Cambridge 1993; D. E.Aune,Luke 1:1-4: Histori­
cal or Scientijic Prooimion?, en A. Christophersen et al. (eds.), Paul, Luke and the
Graeco-Roman World: Essays in Honour ofA. J. M Wedderburn, London 2002, 138-
148; R. J. Dillon, Previewing LukesProject from his Prologue (Luke 1:1-4): Catholic
Bíblica! Quarterly 43 (1981) 205-227.
Lucas fue el único evangelista que antepuso un prólogo a su relato
sobre Jesús, adoptando así una costumbre conocida en la literatura con­
temporánea. Es una composición breve, pero muy cuidada, que informa
no sólo sobre cómo compuso su obra, sino también sobre el proceso de
transmisión y progresiva fijación de la tradición sobre Jesús. Estos as­
pectos han sido tratados ya ampliamente en la primera parte de este li­
bro, dedicada a estudiar el proceso de composición de los evangelios;
por ello, bastará ahora con anotar lo que el evangelista dice sobre el con­
texto literario de su relato, sobre el proceso y método que ha seguido en
su composición, y sobre su finalidad.
En primer lugar, Lucas sitúa su obra en el contexto de otros relatos
similares compuestos con anterioridad sobre «los acontecimientos suce­
didos entre nosotros» (Le 1, 1-2). Según él, todos estos relatos dependen
de una tradición transmitida por quienes fueron primero testigos ocula­
res, y luego se convirtieron en servidores de la palabra. Tanto los relatos
anteriores, como la tradición oral, fueron utilizados por Lucas para com­
poner una obra a la que designa con un término técnico conocido en la
retórica contemporánea: diégesis (relato). Un maestro de retórica con­
temporáneo de Lucas, Teón de Alejandría, describe la diégesis como
«una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se ad­
miten como sucedidos». Lucas, que designa con este mismo término las
composiciones anteriores a la suya, es el único evangelista que informa
a sus lectores sobre el tipo de obra que ha compuesto.
402 El evangelio tetramorfo
En segundo lugar, indica cuál es la peculiaridad de su trabajo con res­
pecto a esos otros relatos (Le 1, 3). El suyo se caracteriza por haber se­
guido rigurosamente el proceso prescrito en la preceptiva retórica, lo
cual sitúa su obra junto a la de otros escritores contemporáneos. Tal pro­
ceso seguía tres pasos: la búsqueda de información fidedigna (inventio);
la distribución ordenada de la información obtenida (dispositio); y su
adecuada formulación literaria (elocutio). Lucas alude a las tres, pues no
solo informa sobre las fuentes que ha utilizado y sobre cómo ha reunido
la información relevante, sino que insiste en que ha puesto todo su em­
peño en presentar la información obtenida «ordenadamente»; usa para
ello el adverbio kathexés, que no se refiere necesariamente a un orden
cronológico, sino más bien al hecho de situar los episodios aislados en
un marco narrativo que permite comprenderlos mejor (así en Hch 11, 4).
Además, la caracterización de su obra como una diégesis revela que, en
la composición de su obra, ha seguido una pauta literaria.
Finalmente, el autor dedica su obra a un personaje llamadoTeófilo (Le
1, 3) y declara la finalidad que ha perseguido al escribirla (Le 1, 4). Más
adelante, al hablar de los destinatarios del evangelio, trataremos con más
detalle sobre el sentido de esta dedicatoria, pero adelantamos ya que este
Teófilo al que Lucas dedicó tanto el evangelio como el libro de los Hechos
era, muy probablemente, un personaje importante; tal vez el mecenas que
financió la obra y la difundió, consciente de que su finalidad no era sólo
informar a los posibles destinatarios, sino mostrarles la solidez de lo que
ya habían escuchado, aunque la ingente labor de investigación llevada a
cabo por su autor permite suponer que algunas de las informaciones que
incorporó a su obra resultaríannovedosas para muchos de ellos.
b) Los orígenes de Jesús (Le 1, 5--4, 13)
R. E. Brown, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la infancia,
Madrid 1982, 237-523; A. García Serrano, The Presentation in the Temple. The Na­
rrativeFunction ofLk 2:22-39 inLuke-Acts, Roma 2012; M. Kochenash,«Adam, Son
ofGod» (Luke 3.38): AnotherJesus-Augustus Parallel inLuke'sGospel: New Testa­
ment Studies 64 (2018) 307-25; S. Muñoz Iglesias,Los evangelios de la infancia,
Madrid 1990; S. Schreiber, Navidad y política.Lucas 1-2y su crítica a la «edad de
oro» romana, Salamanca 2018; Ch. Talbert, Prophecies of Future Greatness: The
Contributions of Greco-Roman Biographies to an Understanding ofLuke 1:5-4:15,
en J. L. Crenshaw - S. Sandmel (eds.), The Divine Helmsman. Studies onGod 's Con­
trol of Human Events, Presented toLou H. Silberman, New York 1980, 129-141.
La mayoría de los comentaristas suele distinguir entre el relato de la
infancia (Le 1, 5-2, 52) y los episodios que introducen la actividad pú­
blica de Jesús (Le 3, 1--4, 13); observan, en efecto, que el relato de la in-
El Evangelio según Lucas 403
fancia parece basarse en fuentes totalmente distintas a las utilizadas en
el resto del evangelio e imita el estilo de Septuaginta, mientras que los
episodios posteriores proceden de Marcos y de Q, y su estilo es el del
resto de la obra lucana. También se ha observado que entre el primer
bloque y el segundo existe una notable distancia temporal, subrayada
por el solemne sincronismo con que comienza el capítulo tercero (Le 3,
1-2). Todo ello pone de manifiesto la peculiaridad del relato de la infan­
cia con respecto al resto del evangelio y hace suponer que se trata de un
bloque literario bien diferenciado.
Sin embargo, hay otros datos que apoyan la unidad de Le 1, 5--4, 13.
Ante todo, el hecho de que todos los acontecimientos narrados en estos
capítulos iniciales sean anteriores a la actividad pública de Jesús. Esta
observación es importante, pues Lucas distingue entre la actividad de
Juan, que pertenece al tiempo de la ley y los profetas, y la de Jesús, en
que comienza a hacerse presente el reinado de Dios (Le 16, 16). Ahora
bien, desde su punto de vista, la actividad de Jesús empezó en Galilea
«después del bautismo predicado por Juan» (Hch 1O, 37) y, por tanto, el
bautismo y las tentaciones pertenecen a una etapa precedente. Por otro
lado, los principales temas enunciados en el relato de la infancia de Je­
sús, tales como la vocación de Juan como profeta y la presentación de
Jesús como Hijo de Dios, continúan y quedan confirmados en los episo­
dios siguientes. Finalmente, en el relato de la infancia existe un estrecho
paralelismo entre Juan y Jesús, que continúa hasta que el Bautista desa­
parece de la escena dejando todo el espacio a Jesús.
Las biografias antiguas comenzaban narrando el origen yla educación
del protagonista y esto es precisamente lo que encontramos en Le 1, 5-
4, 13. La primera parte, el relato de la infancia, se refiere sobre todo al
«origen», mientras que la segunda se refiere a su «educación» en el entor­
no de Juan Bautista. Lucas, lo mismo que Mateo, ha completado en este
punto el relato de Marcos añadiendo algunas noticias sobre los orígenes
de Jesús para componer una biografia según los criterios de la época.
Literariamente, esta primera parte del evangelio está delimitada por
la referencia al templo de Jerusalén al comienzo y al final. Lucas ha
cambiado el orden de las dos últimas tentaciones para situar la tercera en
el templo (Le 4, 5-12; par. Mt 4, 5-9), creando así una inclusión con la
primera escena del relato de la infancia que está ambientada también en
el templo (Le 1, 5-25). Este recurso retórico relaciona todo lo que suce­
de entre ambas referencias con un espacio preciso, que será también el
escenario de muchos episodios de esta primera parte. Además, el suma­
rio de Le 4, 14-15 señala la transición hacia la segunda, pues sirve para
ambientar la primera etapa de la actuación de Jesús en Galilea. Esta am-
402 El evangelio tetramorfo
En segundo lugar, indica cuál es la peculiaridad de su trabajo con res­
pecto a esos otros relatos (Le 1, 3). El suyo se caracteriza por haber se­
guido rigurosamente el proceso prescrito en la preceptiva retórica, lo
cual sitúa su obra junto a la de otros escritores contemporáneos. Tal pro­
ceso seguía tres pasos: la búsqueda de información fidedigna (inventio);
la distribución ordenada de la información obtenida (dispositio); y su
adecuada formulación literaria (elocutio). Lucas alude a las tres, pues no
solo informa sobre las fuentes que ha utilizado y sobre cómo ha reunido
la información relevante, sino que insiste en que ha puesto todo su em­
peño en presentar la información obtenida «ordenadamente»; usa para
ello el adverbio kathexés, que no se refiere necesariamente a un orden
cronológico, sino más bien al hecho de situar los episodios aislados en
un marco narrativo que permite comprenderlos mejor (así en Hch 11, 4).
Además, la caracterización de su obra como una diégesis revela que, en
la composición de su obra, ha seguido una pauta literaria.
Finalmente, el autor dedica su obra a un personaje llamadoTeófilo (Le
1, 3) y declara la finalidad que ha perseguido al escribirla (Le 1, 4). Más
adelante, al hablar de los destinatarios del evangelio, trataremos con más
detalle sobre el sentido de esta dedicatoria, pero adelantamos ya que este
Teófilo al que Lucas dedicó tanto el evangelio como el libro de los Hechos
era, muy probablemente, un personaje importante; tal vez el mecenas que
financió la obra y la difundió, consciente de que su finalidad no era sólo
informar a los posibles destinatarios, sino mostrarles la solidez de lo que
ya habían escuchado, aunque la ingente labor de investigación llevada a
cabo por su autor permite suponer que algunas de las informaciones que
incorporó a su obra resultaríannovedosas para muchos de ellos.
b) Los orígenes de Jesús (Le 1, 5--4, 13)
R. E. Brown, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la infancia,
Madrid 1982, 237-523; A. García Serrano, The Presentation in the Temple. The Na­
rrativeFunction ofLk 2:22-39 inLuke-Acts, Roma 2012; M. Kochenash,«Adam, Son
ofGod» (Luke 3.38): AnotherJesus-Augustus Parallel inLuke'sGospel: New Testa­
ment Studies 64 (2018) 307-25; S. Muñoz Iglesias,Los evangelios de la infancia,
Madrid 1990; S. Schreiber, Navidad y política.Lucas 1-2y su crítica a la «edad de
oro» romana, Salamanca 2018; Ch. Talbert, Prophecies of Future Greatness: The
Contributions of Greco-Roman Biographies to an Understanding ofLuke 1:5-4:15,
en J. L. Crenshaw - S. Sandmel (eds.), The Divine Helmsman. Studies onGod 's Con­
trol of Human Events, Presented toLou H. Silberman, New York 1980, 129-141.
La mayoría de los comentaristas suele distinguir entre el relato de la
infancia (Le 1, 5-2, 52) y los episodios que introducen la actividad pú­
blica de Jesús (Le 3, 1--4, 13); observan, en efecto, que el relato de la in-
El Evangelio según Lucas 403
fancia parece basarse en fuentes totalmente distintas a las utilizadas en
el resto del evangelio e imita el estilo de Septuaginta, mientras que los
episodios posteriores proceden de Marcos y de Q, y su estilo es el del
resto de la obra lucana. También se ha observado que entre el primer
bloque y el segundo existe una notable distancia temporal, subrayada
por el solemne sincronismo con que comienza el capítulo tercero (Le 3,
1-2). Todo ello pone de manifiesto la peculiaridad del relato de la infan­
cia con respecto al resto del evangelio y hace suponer que se trata de un
bloque literario bien diferenciado.
Sin embargo, hay otros datos que apoyan la unidad de Le 1, 5--4, 13.
Ante todo, el hecho de que todos los acontecimientos narrados en estos
capítulos iniciales sean anteriores a la actividad pública de Jesús. Esta
observación es importante, pues Lucas distingue entre la actividad de
Juan, que pertenece al tiempo de la ley y los profetas, y la de Jesús, en
que comienza a hacerse presente el reinado de Dios (Le 16, 16). Ahora
bien, desde su punto de vista, la actividad de Jesús empezó en Galilea
«después del bautismo predicado por Juan» (Hch 1O, 37) y, por tanto, el
bautismo y las tentaciones pertenecen a una etapa precedente. Por otro
lado, los principales temas enunciados en el relato de la infancia de Je­
sús, tales como la vocación de Juan como profeta y la presentación de
Jesús como Hijo de Dios, continúan y quedan confirmados en los episo­
dios siguientes. Finalmente, en el relato de la infancia existe un estrecho
paralelismo entre Juan y Jesús, que continúa hasta que el Bautista desa­
parece de la escena dejando todo el espacio a Jesús.
Las biografias antiguas comenzaban narrando el origen yla educación
del protagonista y esto es precisamente lo que encontramos en Le 1, 5-
4, 13. La primera parte, el relato de la infancia, se refiere sobre todo al
«origen», mientras que la segunda se refiere a su «educación» en el entor­
no de Juan Bautista. Lucas, lo mismo que Mateo, ha completado en este
punto el relato de Marcos añadiendo algunas noticias sobre los orígenes
de Jesús para componer una biografia según los criterios de la época.
Literariamente, esta primera parte del evangelio está delimitada por
la referencia al templo de Jerusalén al comienzo y al final. Lucas ha
cambiado el orden de las dos últimas tentaciones para situar la tercera en
el templo (Le 4, 5-12; par. Mt 4, 5-9), creando así una inclusión con la
primera escena del relato de la infancia que está ambientada también en
el templo (Le 1, 5-25). Este recurso retórico relaciona todo lo que suce­
de entre ambas referencias con un espacio preciso, que será también el
escenario de muchos episodios de esta primera parte. Además, el suma­
rio de Le 4, 14-15 señala la transición hacia la segunda, pues sirve para
ambientar la primera etapa de la actuación de Jesús en Galilea. Esta am-
2021 pdf texto
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  • 1. 386 El evangelio tetramorfo Pablo. A la tradición petrina pertenecen también las dos cartas canónicas atribuidas a Pedro, así como una serie de escritos apócrifos, principal­ mente el Evangelio de Pedro y lasPseudoclementinas en sus primeros es­ tadios de composición. En esta órbita habría que situar también la Dida­ jé, que se presenta como una instrucción de los Doce apóstoles a todos los pueblos y que contiene, sobre todo, tradiciones judeocristianas, algu­ nas de ellas muy cercanas a las que incorporó Mateo en su evangelio. La tradición petrina incluye, por tanto, escritos y perspectivas muy variados, pero al mismo tiempo representa una trayectoria fácilmente identificable en la generación posterior a los apóstoles, sobre todo cuando se compara con escritos que reflejan otras sensibilidades. El Evangelio de Mateo se difundió con gran rapidez y en las genera­ ciones posteriores fue adquiriendo un lugar de preeminencia en muchas comunidades cristianas. Las referencias más tempranas a él se encuentran en escritos vinculados a la región de Siria. El evangelio se cita, con toda seguridad, en las cartas de Ignacio de Antioquía, que también cita con profusión las cartas de Pablo. La posición de Ignacio es representativa de un grupo importante de comunidades cristianas a comienzos del siglo 11 d.C., las cuales se sentían herederas de Pedro y de Pablo. Ambos forma­ rán el núcleo aglutinante de lo que más tarde será la gran Iglesia. Pero en otros grupos, la figura de Pedro y el Evangelio de Mateo serán considera­ dos patrimonio de la tradición judeocristiana y del cristianismo siropales­ tinense.Así se explica, por ejemplo, el papel que desempeñó este evange­ lio en la composición de los evangelios judeocristianos y su influjo en el Evangelio de Pedro. Durante aquellos años, Mateo fue considerado, al mismo tiempo, el primer evangelio de la gran Iglesia y el evangelio de re­ ferencia del judeocristianismo moderado. 7 EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS Aunque este evangelio no fue tan copiado y comentado en la Iglesia antigua como el de Mateo, influyó notablemente en su vida litúrgica, pues algunas de las grandes fiestas cristianas recibieron su contenido de los re­ latos lucanos. Una buena parte de la liturgia de Navidad, por ejemplo, se inspiró en el relato de la infancia de Lucas, cuyos cánticos (el Benedictus, el Magnificat y el Nunc dimittis) forman parte desde muy antiguo del ofi­ cio divino, mientras que otras fiestas litúrgicas, como Pentecostés o laAs­ censión, tienen su origen también en pasajes de este evangelio. Los estudios sobre el Evangelio de Lucas que se han llevado a cabo durante los dos últimos siglos han puesto de manifiesto tanto su origina­ lidad como sus peculiares aportaciones. Este evangelio presupone una situación retórica diferente a la de Marcos y a la de Mateo, y constituye un testimonio muy valioso acerca del cristianismo de los orígenes. Des­ de el punto de vista literario, además de la belleza de su estilo, hemos de atribuir a Lucas el mérito de haber incorporado importantes tradiciones que no se encuentran en los otros evangelios. Por último, la teología de Lucas supone una aportación original por su visión de la historia y su comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia en el contexto de la tradición paulina durante la segunda generación cristiana. Uno de los rasgos más peculiares de este evangelio respecto a los de­ más es su estrecha vinculación con los Hechos de los apóstoles. Aunque estos dos libros poseen géneros literarios distintos, ambos fueron escritos por el mismo autor y dedicados a la misma persona. Se trata de un fenó­ meno muy peculiar, que abordaremos con detalle en el capítulo siguiente. Antes de iniciar el estudio del tercer evangelio, reseñamos, como en los capítulos precedentes, algunos de los principales comentarios al mis­ mo, recordando que en sus respectivas introducciones suelen tratar la mayoría de los asuntos que se abordan en este capítulo. F. Bovon, El evangelio según san Lucas I-IV, Salamanca 1995-2010; J. T. Carroll, Luke. A Commentary, Louisville 2012; M. Crimella, Luca. Introduzione, traduzione e commento, Cinisello Balsamo 2015; J. A. Fitzmyer, El evangelio según sanLucas I-IV,
  • 2. 388 Elevangelio tetramorfo Madrid 1,986-2004; J. B. Green, El evangelio según Lucas, Salamanca 2021; M. J. La­ grange, Evangile selon Saint Luc, París 1921; A. Loísy, L'evangile selon Luc, Frankfurt 1971; l. H. Marshall, The Gospel of Luke. A Commentary on the Greek Text, Exeter 1978; M.C. Parsons, Luke, Grand Rapíds 2015; H. Schürmann, Das Lukas-Evange­ lium, Freíburg 1990; R.C. Tannehíll, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary /n­ terpretation. Volume One: The Gospel according to Luke, Philadelphia 1986; M. Wo!­ ter, The Gospel according to Luke, Waco 2016. 1. LA COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS El Evangelio de Lucas posee una personalidad propia desde el punto de vista literario. El mismo autor informa a los lectores en el prólogo so­ bre el procedimiento que ha seguido en la composición de su obra y sobre la finalidad que ha perseguido con ella (Le 1, 1-4). Este prólogo es una guía inestimable en el estudio de la composición del evangelio y, por ello, será analizado con cierto detalle. Pero antes debemos examinar los testi­ monios sobre la transmisión del texto para averiguar si existieron diversas ediciones de él, pues solo de esta forma es posible conocer el texto cuyo proceso de composición vamos a estudiar. a) Transmisión textual y ediciones J. A. Fítzmyer, Papyrus Bodmer XIV Sorne Features of our Oldest Text of Luke:Ca­ tholic Bíblícal Quarterly 24 (1962) 170-179; A. Gregory, The Reception of Luke and Acts in the Period be/ore Irenaeus: Looking for Luke in the Second Century, Tübín­ gen 2003; D. Obbínk - D.Colomo, P.Oxy. 5346. Luke xiii 13-17, 25-30, en P. J. Par­ sons - N. Gonis (eds.), The OxyrhynchusPapyri, Vol. LXXXIII, London 2018, 7-11; B. H. Streeter, The Four Gospels. A Study of Origins, London 1924, 199-222; J. Ver­ heyden, Proto-Luke, and WhatPossiblyBeMade of it, en R. A. Derrenbacker, Ancient Compositional Practices and the Synoptic Problem, Leuven 2005, 617-654. A juzgar por los manuscritos que han llegado hasta nosotros, el Evangelio de Lucas no tuvo tanta difusión en la época preconstantiniana como los de Mateo y Juan, pero se copió más que el de Marcos. Los ma­ nuscritos más antiguos proceden de principios del siglo III d.C. (P4), a lo largo del cual pueden datarse también otros cinco papiros: el ya mencio­ nado P45 , el P7, el P69 , el P111 y el P138 . Se conserva, además, un fragmen­ to en pergamino de finales del siglo II d.C. o principios del III (0171). Por su parte, los autores cristianos antiguos atestiguan su difusión ya en el siglo II d.C. A mediados de este siglo, en efecto, Marción elaboró una versión notablemente modificada de Lucas, reclamando para este evan­ gelio una autoridad especial (Adv. Haer. 1, 25, 1); incluso es posible que en esta misma época circulara una armonía de Mateo y Lucas que pudo ElEvangelio según Lucas 389 haber sido utilizada por 2 Clem y tal vez también por Justino. En todo caso, el Prólogo antimarcionita e Ireneo dan testimonio de que en la se­ gunda mitad del siglo II d.C. el Evangelio de Lucas era ampliamente co­ nocido (Adv. Haer. 3, 1, 1). El texto de este evangelio se transmitió de una forma muy parecida al de los otros tres evangelios, debido en parte a que desde muy temprano se transmitieron juntos. El único rasgo peculiar es que las diferencias entre la tradición textual alejandrina y la occidental son en este evangelio ma­ yores que en los demás. Estas diferencias, que son aún mucho más nume­ rosas e importantes en el libro de los Hechos, son de diferente naturaleza. En algunos casos, como en Le 6, 5, el texto occidental es más largo, pues añade: «El mismo día, viendo a uno que estaba trabajando en sábado, le dijo: hombre, si sabes lo que estás haciendo, eres bienaventurado; pero si no lo sabes, eres maldito y un trasgresor de la ley». En otros, como en Le 22, 17-20, es más breve, pues no contiene las palabras de Jesús sobre el pan y el vino en la última cena, palabras que sí incluye el texto alejan­ drino. La crítica textual y las traducciones a las lenguas modernas prefie­ ren el texto alejandrino, pero el texto occidental es muy antiguo y algunos consideran que debería ser tenido más en cuenta. A medio camino entre la crítica textual y la crítica literaria se sitúa la llamada hipótesis del Proto-Lucas, según la cual habría existido una edi­ ción de este evangelio anterior a la que conocemos. Esta versión habría sido el resultado de combinar los materiales de Q y de SLc. Posterior­ mente, en una segunda edición, se habría incorporado el texto de Mar­ cos. Sin embargo, el análisis de la composición de Lucas indica, más bien, que su autor utilizó como texto base, ya desde el principio, el rela­ to de Marcos, dentro del cual insertó los materiales de Q y SLc. Lo más probable es, por tanto, que la única versión que existió del Evangelio de Lucas es la que se ha conservado en la tradición manuscrita. b) Lasfuentes del Evangelio de Lucas F. L.Cribbs, St. Luke and the Johannine Tradition: Joumal ofBiblícal Líterature 90 (1971) 422-450; R. J. Dillon, Previewing Luke's Project from his Prologue (Luke1:1- 4):Catholic Biblical Quaiierly 43 (1981) 205-227; J. R. Edwards, The Gospel of the Ebionites and the Gospel of Luke: New Testament Studíes 48 (2002) 568-586; H. M. Gorman,InterweavingInnocence: A Rhetorical Analysis of Luke 's Passion Narrati­ ve (Lle22:66-23:49),Cambridge 2016;C. Heil, Lukas und Q: Studien zur lukanischen Redaktion des Spruchevangeliums Q, Berlín 2003; H. Koester, Ancient Christian Gospels. Their History and Development, Philadelphía-London 1990, 336-348; M.A. Matson, In Dialogue withAnother Gospel? The Injluence of theFourth Gospel on the Passion Narrative of the Gospel of Luke, Atlanta 2001; F. Watson, Gospel Writing. A Canonical Perspective, Grand Rapids 2013, 156-216.
  • 3. 388 Elevangelio tetramorfo Madrid 1,986-2004; J. B. Green, El evangelio según Lucas, Salamanca 2021; M. J. La­ grange, Evangile selon Saint Luc, París 1921; A. Loísy, L'evangile selon Luc, Frankfurt 1971; l. H. Marshall, The Gospel of Luke. A Commentary on the Greek Text, Exeter 1978; M.C. Parsons, Luke, Grand Rapíds 2015; H. Schürmann, Das Lukas-Evange­ lium, Freíburg 1990; R.C. Tannehíll, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary /n­ terpretation. Volume One: The Gospel according to Luke, Philadelphia 1986; M. Wo!­ ter, The Gospel according to Luke, Waco 2016. 1. LA COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS El Evangelio de Lucas posee una personalidad propia desde el punto de vista literario. El mismo autor informa a los lectores en el prólogo so­ bre el procedimiento que ha seguido en la composición de su obra y sobre la finalidad que ha perseguido con ella (Le 1, 1-4). Este prólogo es una guía inestimable en el estudio de la composición del evangelio y, por ello, será analizado con cierto detalle. Pero antes debemos examinar los testi­ monios sobre la transmisión del texto para averiguar si existieron diversas ediciones de él, pues solo de esta forma es posible conocer el texto cuyo proceso de composición vamos a estudiar. a) Transmisión textual y ediciones J. A. Fítzmyer, Papyrus Bodmer XIV Sorne Features of our Oldest Text of Luke:Ca­ tholic Bíblícal Quarterly 24 (1962) 170-179; A. Gregory, The Reception of Luke and Acts in the Period be/ore Irenaeus: Looking for Luke in the Second Century, Tübín­ gen 2003; D. Obbínk - D.Colomo, P.Oxy. 5346. Luke xiii 13-17, 25-30, en P. J. Par­ sons - N. Gonis (eds.), The OxyrhynchusPapyri, Vol. LXXXIII, London 2018, 7-11; B. H. Streeter, The Four Gospels. A Study of Origins, London 1924, 199-222; J. Ver­ heyden, Proto-Luke, and WhatPossiblyBeMade of it, en R. A. Derrenbacker, Ancient Compositional Practices and the Synoptic Problem, Leuven 2005, 617-654. A juzgar por los manuscritos que han llegado hasta nosotros, el Evangelio de Lucas no tuvo tanta difusión en la época preconstantiniana como los de Mateo y Juan, pero se copió más que el de Marcos. Los ma­ nuscritos más antiguos proceden de principios del siglo III d.C. (P4), a lo largo del cual pueden datarse también otros cinco papiros: el ya mencio­ nado P45 , el P7, el P69 , el P111 y el P138 . Se conserva, además, un fragmen­ to en pergamino de finales del siglo II d.C. o principios del III (0171). Por su parte, los autores cristianos antiguos atestiguan su difusión ya en el siglo II d.C. A mediados de este siglo, en efecto, Marción elaboró una versión notablemente modificada de Lucas, reclamando para este evan­ gelio una autoridad especial (Adv. Haer. 1, 25, 1); incluso es posible que en esta misma época circulara una armonía de Mateo y Lucas que pudo ElEvangelio según Lucas 389 haber sido utilizada por 2 Clem y tal vez también por Justino. En todo caso, el Prólogo antimarcionita e Ireneo dan testimonio de que en la se­ gunda mitad del siglo II d.C. el Evangelio de Lucas era ampliamente co­ nocido (Adv. Haer. 3, 1, 1). El texto de este evangelio se transmitió de una forma muy parecida al de los otros tres evangelios, debido en parte a que desde muy temprano se transmitieron juntos. El único rasgo peculiar es que las diferencias entre la tradición textual alejandrina y la occidental son en este evangelio ma­ yores que en los demás. Estas diferencias, que son aún mucho más nume­ rosas e importantes en el libro de los Hechos, son de diferente naturaleza. En algunos casos, como en Le 6, 5, el texto occidental es más largo, pues añade: «El mismo día, viendo a uno que estaba trabajando en sábado, le dijo: hombre, si sabes lo que estás haciendo, eres bienaventurado; pero si no lo sabes, eres maldito y un trasgresor de la ley». En otros, como en Le 22, 17-20, es más breve, pues no contiene las palabras de Jesús sobre el pan y el vino en la última cena, palabras que sí incluye el texto alejan­ drino. La crítica textual y las traducciones a las lenguas modernas prefie­ ren el texto alejandrino, pero el texto occidental es muy antiguo y algunos consideran que debería ser tenido más en cuenta. A medio camino entre la crítica textual y la crítica literaria se sitúa la llamada hipótesis del Proto-Lucas, según la cual habría existido una edi­ ción de este evangelio anterior a la que conocemos. Esta versión habría sido el resultado de combinar los materiales de Q y de SLc. Posterior­ mente, en una segunda edición, se habría incorporado el texto de Mar­ cos. Sin embargo, el análisis de la composición de Lucas indica, más bien, que su autor utilizó como texto base, ya desde el principio, el rela­ to de Marcos, dentro del cual insertó los materiales de Q y SLc. Lo más probable es, por tanto, que la única versión que existió del Evangelio de Lucas es la que se ha conservado en la tradición manuscrita. b) Lasfuentes del Evangelio de Lucas F. L.Cribbs, St. Luke and the Johannine Tradition: Joumal ofBiblícal Líterature 90 (1971) 422-450; R. J. Dillon, Previewing Luke's Project from his Prologue (Luke1:1- 4):Catholic Biblical Quaiierly 43 (1981) 205-227; J. R. Edwards, The Gospel of the Ebionites and the Gospel of Luke: New Testament Studíes 48 (2002) 568-586; H. M. Gorman,InterweavingInnocence: A Rhetorical Analysis of Luke 's Passion Narrati­ ve (Lle22:66-23:49),Cambridge 2016;C. 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  • 4. 390 El evangelio tetra11101fo En el prólogo del evangelio, el autor ofrece al lector dos informacio­ nes importantes acerca de la composición de su obra. En primer lugar, menciona otros escritos similares (probablemente la precisión de que eran «muchos» es exagerada) compuestos a partir de la tradición trans­ mitida por los que primero habían sido testigos oculares y luego se con­ virtieron en servidores de la palabra (Le 1, 1-2). En segundo lugar, expli­ ca el proceso seguido por él mismo en la composición de su obra. Este proceso es similar al seguido por los otros autores, pero el autor del ter­ cer evangelio afirma haberlo llevado a cabo de una forma más minucio­ sa y exhaustiva, buscando obtener una información más precisa que ha tratado de exponer con orden (Le 1, 3). Cualquier lector del siglo I con una formación retórica básica recono­ cería fácilmente en este prólogo los pasos de un proceso habitual en la composición de un discurso. Esta, en efecto, solía seguir tres pasos: en el primero, conocido como inventio, debía hacerse acopio de la informa­ ción disponible; en el segundo, la dispositio, esta información debía dis­ ponerse de forma ordenada; y en el tercero, la elocutio, esta información se debía formular con las palabras y sentencias más adecuadas. La com­ posición de un escrito seguía básicamente el mismo proceso; de hecho, Lucas parece haberlo seguido en la composición de su obra. En el caso de un relato de carácter histórico o biográfico, la info1ma­ ción obtenida en la inventio debía ser fiable; por eso Lucas insiste tanto en el papel de los testigos. Para obtener esta información contó, en primer lugar, con la tradición oral, pero también dispuso de otros escritos simila­ res al suyo. El principal de estos escritos fue el relato de Marcos. De he­ cho, la forma en que Lucas utiliza este relato sugiere que fue para él, lo mismo que para Mateo, algo más que una fuente, pues tanto Mateo como Lucas pueden considerarse reelaboraciones de Marcos. Sobre este punto existe un gran consenso entre los estudiosos; no así sobre las otras fuen­ tes utilizadas por Lucas. Como hemos visto al hablar de las relaciones en­ tre los evangelios, hay diversas fomrns de explicar la composición de Mateo y de Lucas partiendo de la prioridad de Marcos. La más común mantiene que las tradiciones comunes a Mateo y a Lucas proceden del «Documento Q». Sin embargo, otros autores explican dichas tradiciones comunes afirmando que Lucas utilizó el Evangelio según Mateo. En la explicación que sigue tomaremos como referencia la hipótesis de los dos documentos, que es la más plausible. Según esta hipótesis, Lucas tomó como base el Evangelio según Marcos y utilizó otra composición que contenía una colección de dichos y anécdotas de Jesús (Documento Q), además de un número importante de tradiciones propias que son desco­ nocidas para los otros evangelios (SLc). El Evangelio según lucas 391 La principal fuente de Lucas fue el Evangelio de Marcos, aunque es probable que la versión que conoció fuera ligeramente distinta a la que ha llegado hasta nosotros. Al estudiar dicho evangelio ya mencionamos la posibilidad de que hayan existido diversas ediciones del mismo. La que conoció Lucas era no solo distinta a la que nosotros conocemos, sino también a la utilizada por Mateo, pues en aquella faltaba, muy pro­ bablemente, la llamada sección de Betsaida (Me 6, 45-8, 26), que sí co­ noció Mateo (cf. cap. 5, 1a). Lucas prescindió también de otros episodios sueltos de Marcos, pero en general asumió este evangelio como base de su relato. A diferencia de Mateo, que no conservó el orden de Marcos en una importante sección de su evangelio (Mt 4-13), Lucas lo siguió desde el comienzo y solo en contadas ocasiones cambió de lugar algunos episodios. Estos cambios de lugar con respecto al orden de Marcos se conocen con el nombre de «trasposiciones lucanas» y son los siguientes: Le 3, 19-20 Anticipa el relato de la muerte del Bautista Me 6, 17-18 Le 4, 16-30 Adelanta el episodio de la sinagoga de Nazaret Me 6, 1-6 Le 5, 1-11 Pospone la llamada de los primeros discípulos Me 1, 16-20 Le 6, 12-19 Cambia el orden de los pasajes Me 3, 13-19.7-12 Le 8, 19-21 Sitúa después de las parábolas este episodio Me 3, 31-35 Le 22, 21-23 Predicción dentro del discurso de despedida Me 14, 18-21 Le 22, 54c-71 Tres episodios en orden inverso al de Marcos Me 14, 64b-72 En cada uno de estos siete casos Lucas ha tenido una razón preci­ sa para cambiar de lugar el episodio en cuestión, y en casi todos, además de cambiarlo de lugar, lo ha modificado notablemente. Veamos dos ejem­ plos representativos: la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret (Le 4, 16-30) y la llamadaa Pedro y a los primeros discípulos (Le 5, 1-11). En el primero de ellos, Lucas sitúa la visita de Jesús a la sinagoga de Na­ zaret justo en el momento en que da comienzo su actividad pública, mien­ tras que Marcos la coloca en un momento posterior de su relato. Pero, además de cambiarlo de lugar, Lucas ha ampliado el episodio con referen­ cias a la Escritura (cita de Isaías y alusiones a Elías y Elíseo) y con las reacciones de sus paisanos, que no se encontraban en Marcos. Este des­ plazamiento y esta remodelación responden a la intención de presentar en esta escena un programa de lo que será el ministerio de Jesús. En el segundo ejemplo, la transposición se ha dado en el sentido con­ trario, pues Lucas ha colocado la llamada de los primeros discípulos mu­ cho después que Marcos. En efecto, Marcos sitúa este episodio inmedia­ tamente después del anuncio de la llegada del reinado de Dios, porque la respuesta a la llamada de Jesús es un modelo de cómo se debe responder
  • 5. 390 El evangelio tetra11101fo En el prólogo del evangelio, el autor ofrece al lector dos informacio­ nes importantes acerca de la composición de su obra. En primer lugar, menciona otros escritos similares (probablemente la precisión de que eran «muchos» es exagerada) compuestos a partir de la tradición trans­ mitida por los que primero habían sido testigos oculares y luego se con­ virtieron en servidores de la palabra (Le 1, 1-2). En segundo lugar, expli­ ca el proceso seguido por él mismo en la composición de su obra. Este proceso es similar al seguido por los otros autores, pero el autor del ter­ cer evangelio afirma haberlo llevado a cabo de una forma más minucio­ sa y exhaustiva, buscando obtener una información más precisa que ha tratado de exponer con orden (Le 1, 3). Cualquier lector del siglo I con una formación retórica básica recono­ cería fácilmente en este prólogo los pasos de un proceso habitual en la composición de un discurso. Esta, en efecto, solía seguir tres pasos: en el primero, conocido como inventio, debía hacerse acopio de la informa­ ción disponible; en el segundo, la dispositio, esta información debía dis­ ponerse de forma ordenada; y en el tercero, la elocutio, esta información se debía formular con las palabras y sentencias más adecuadas. La com­ posición de un escrito seguía básicamente el mismo proceso; de hecho, Lucas parece haberlo seguido en la composición de su obra. En el caso de un relato de carácter histórico o biográfico, la info1ma­ ción obtenida en la inventio debía ser fiable; por eso Lucas insiste tanto en el papel de los testigos. Para obtener esta información contó, en primer lugar, con la tradición oral, pero también dispuso de otros escritos simila­ res al suyo. El principal de estos escritos fue el relato de Marcos. De he­ cho, la forma en que Lucas utiliza este relato sugiere que fue para él, lo mismo que para Mateo, algo más que una fuente, pues tanto Mateo como Lucas pueden considerarse reelaboraciones de Marcos. Sobre este punto existe un gran consenso entre los estudiosos; no así sobre las otras fuen­ tes utilizadas por Lucas. Como hemos visto al hablar de las relaciones en­ tre los evangelios, hay diversas fomrns de explicar la composición de Mateo y de Lucas partiendo de la prioridad de Marcos. La más común mantiene que las tradiciones comunes a Mateo y a Lucas proceden del «Documento Q». Sin embargo, otros autores explican dichas tradiciones comunes afirmando que Lucas utilizó el Evangelio según Mateo. En la explicación que sigue tomaremos como referencia la hipótesis de los dos documentos, que es la más plausible. Según esta hipótesis, Lucas tomó como base el Evangelio según Marcos y utilizó otra composición que contenía una colección de dichos y anécdotas de Jesús (Documento Q), además de un número importante de tradiciones propias que son desco­ nocidas para los otros evangelios (SLc). El Evangelio según lucas 391 La principal fuente de Lucas fue el Evangelio de Marcos, aunque es probable que la versión que conoció fuera ligeramente distinta a la que ha llegado hasta nosotros. Al estudiar dicho evangelio ya mencionamos la posibilidad de que hayan existido diversas ediciones del mismo. La que conoció Lucas era no solo distinta a la que nosotros conocemos, sino también a la utilizada por Mateo, pues en aquella faltaba, muy pro­ bablemente, la llamada sección de Betsaida (Me 6, 45-8, 26), que sí co­ noció Mateo (cf. cap. 5, 1a). Lucas prescindió también de otros episodios sueltos de Marcos, pero en general asumió este evangelio como base de su relato. A diferencia de Mateo, que no conservó el orden de Marcos en una importante sección de su evangelio (Mt 4-13), Lucas lo siguió desde el comienzo y solo en contadas ocasiones cambió de lugar algunos episodios. Estos cambios de lugar con respecto al orden de Marcos se conocen con el nombre de «trasposiciones lucanas» y son los siguientes: Le 3, 19-20 Anticipa el relato de la muerte del Bautista Me 6, 17-18 Le 4, 16-30 Adelanta el episodio de la sinagoga de Nazaret Me 6, 1-6 Le 5, 1-11 Pospone la llamada de los primeros discípulos Me 1, 16-20 Le 6, 12-19 Cambia el orden de los pasajes Me 3, 13-19.7-12 Le 8, 19-21 Sitúa después de las parábolas este episodio Me 3, 31-35 Le 22, 21-23 Predicción dentro del discurso de despedida Me 14, 18-21 Le 22, 54c-71 Tres episodios en orden inverso al de Marcos Me 14, 64b-72 En cada uno de estos siete casos Lucas ha tenido una razón preci­ sa para cambiar de lugar el episodio en cuestión, y en casi todos, además de cambiarlo de lugar, lo ha modificado notablemente. Veamos dos ejem­ plos representativos: la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret (Le 4, 16-30) y la llamadaa Pedro y a los primeros discípulos (Le 5, 1-11). En el primero de ellos, Lucas sitúa la visita de Jesús a la sinagoga de Na­ zaret justo en el momento en que da comienzo su actividad pública, mien­ tras que Marcos la coloca en un momento posterior de su relato. Pero, además de cambiarlo de lugar, Lucas ha ampliado el episodio con referen­ cias a la Escritura (cita de Isaías y alusiones a Elías y Elíseo) y con las reacciones de sus paisanos, que no se encontraban en Marcos. Este des­ plazamiento y esta remodelación responden a la intención de presentar en esta escena un programa de lo que será el ministerio de Jesús. En el segundo ejemplo, la transposición se ha dado en el sentido con­ trario, pues Lucas ha colocado la llamada de los primeros discípulos mu­ cho después que Marcos. En efecto, Marcos sitúa este episodio inmedia­ tamente después del anuncio de la llegada del reinado de Dios, porque la respuesta a la llamada de Jesús es un modelo de cómo se debe responder
  • 6. 392 El evangelio tetramo1fo a dicho anuncio. Lucas, sin embargo, lo ha retrasado, probablemente para hacer más verosímil la respuesta de los discípulos, razón por la cual ha narrado antes algunos milagros de Jesús. Pero no solo ha cambiado el episodio de lugar, sino que lo ha remodelado ampliamente, combinan­ do la llamada a Pedro (Le 5, l0-11) con el relato de la pesca milagrosa un episodio que encontramos también en Juan, pero en otro contexto (J� 21, 1-14). De esta forma, ha.vinculado la llamada con la misión, que es un tema de gran interés para él. Lucas no solo cambió de lugar algunos pasajes de Marcos, sino que modificó la mayoría de los que incorporó, introduciendo numerosos cam­ bios de vocabulario y sintaxis para mejorar el estilo.Algunas veces abre­ via los relatos, eliminando con frecuencia lo violento y emocional, espe­ cialmente en el relato de la pasión, y prescindiendo de algunos episodios conflictivos como el hecho de derribar las mesas de los mercaderes (Me 11, 15-16), la huida de sus discípulos (Me 14, 50) o la coronación de es­ pinas (Me 15, 16-20). Además del Evangelio de Marcos, Lucas utilizó otra fuente que po­ demos conocer, aunque solo sea de forma indirecta: el Documento Q. El hecho de que esta colección de dichos y anécdotas de Jesús solo haya llegado hasta nosotros a través de los evangelios de Mateo y Lucas no permite precisar cómo era exactamente la versión que utilizó Lucas, pero es muy probable que fuera ligeramente distinta a la de Mateo. En cualquier caso, Mateo parece tener una cercanía mucho mayor al con­ texto vital de esta composición que Lucas. La mayoría de los dichos y anécdotas de Q fueron insertados por Lu­ cas en dos momentos del trazado de Marcos, casi siempre en combina­ ción con materiales propios (Le 6, 20-8, 3 y 9, 51-18, 14). Solo en dos lu­ gares combina tradiciones procedentes de Marcos con otras de Q y de SLc: el final de la presentación de Jesús (Le 3, 1-4, 13) y el final del via­ je a Jerusalén hasta la entrada en el templo (Le 18, 15-19, 44). En el pri­ mer caso, dado que Q y SLc poseían tradiciones sobre la predicación de Juan y sobre las tentaciones de Jesús que no estaban en Me, era obligado incluirlas en ese punto del relato. En el segundo, sin embargo, la combi­ nación de las fuentes parece responder a los intereses de Lucas. En general, Lucas no modificó el orden de Q, pero reelaboró sus di­ chos y apotegmas recurriendo a los mismos procedimientos que se pue­ den observar en los pasajes tomados de Marcos: mejoras estilísticas, am­ pliación o reducción de relatos, etc. Un ejemplo de este tipo de trabajo redaccional puede verse en Le 9, 59-60. En el paralelo de Mateo (Mt 8, 21-22), este apotegma es más sencillo (petición-respuesta) y tiene la mis­ ma forma que el precedente (Le 9, 57-58 par. Mt 8, 18-20). En la versión El Evangelio según Lucas 393 de Lucas, sin embargo, se ha convertido en un relato de vocación. Lucas ha logrado este cambio anteponiendo una invitación de Jesús: «Sígue­ me», a la petición del que se acerca a él, y añadiendo al final una motiva­ ción de tipo misionero: «Tú ve y anuncia el reinado de Dios». Por último, el Evangelio de Lucas contiene también un número im­ portante de tradiciones propias. En ellas no siempre resulta fácil dis­ tinguir lo que Lucas tomó de la tradición oral, lo que encontró en otros escritos y lo que procede de su propia pluma. Es muy probable que la mayor parte de este material proceda de la tradición oral o de otros escri­ tos que Lucas conoció. En todo caso, es evidente que bajo la sigla SLc no debe verse una tercera fuente de Lucas, similar a Me o a Q, sino un conjunto de tradiciones, algunas de las cuales tal vez formaban parte de composiciones orales o escritas cuando Lucas las conoció. La identificación de las fuentes propias de Lucas solo puede hacerse de forma hipotética. En algunos casos, se ha recurrido para ello a la críti­ ca redaccional y, en otros, a la comparación con otros escritos. Así, por ejemplo, la comparación de Lucas con las citas de Epifanio sobre el Evan­ gelio de los Ebionitas ha suscitado recientemente la hipótesis de que el textoutilizado por este evangelioapócrifo no fue el de Lucas en su forma final, sino el de una de sus fuentes propias de origen judeocristiano; ello explicaría la presencia de semitismos en el Evangelio de Lucas. Al material propio de Lucas pertenecen algunos milagros (Le 7, 7-17; 13, 10-17; 14, 1-6; 17, 11-19), varios apotegmas (Le 7, 36-50; 10, 38-42; 11, 24-26, etc.) y numerosos dichos (Le 3, 10-14; 6, 24-26; 10, 18-20, etc.). Pero, ante todo, destacan tres bloques especialmente significati­ vos: el relato de la infancia, las parábolas y el relato de la pasión. Cada uno plantea un problema particular desde el punto de vista de la crítica de las fuentes. El relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) posee un estilo característico que trata de imitar el de la traducción griega del Antiguo Testamento (Septuaginta). En estos capítulos aparecen varios himnos que reflejan una teología judeocristiana muy antigua y, a la vez, material narrativo construido sobre temas muy característicos de la teología lucana (la lle­ gada de la salvación y la identificación de Jesús con el Salvador). Este contraste podría explicarse suponiendo que Lucas compuso el relato para poner un marco narrativo a dichos himnos, aunque también cabe la posibilidad de que haya reelaborado y adaptado una composición ya existente, o incluso que imitara el estilo de los salmos e himnos del An­ tiguo Testamento al componer los himnos de su relato. Las parábolas son el bloque más característico del material propio de Lucas. Encontramos hasta diecisiete que no tienen paralelo en los otros
  • 7. 392 El evangelio tetramo1fo a dicho anuncio. Lucas, sin embargo, lo ha retrasado, probablemente para hacer más verosímil la respuesta de los discípulos, razón por la cual ha narrado antes algunos milagros de Jesús. Pero no solo ha cambiado el episodio de lugar, sino que lo ha remodelado ampliamente, combinan­ do la llamada a Pedro (Le 5, l0-11) con el relato de la pesca milagrosa un episodio que encontramos también en Juan, pero en otro contexto (J� 21, 1-14). De esta forma, ha.vinculado la llamada con la misión, que es un tema de gran interés para él. Lucas no solo cambió de lugar algunos pasajes de Marcos, sino que modificó la mayoría de los que incorporó, introduciendo numerosos cam­ bios de vocabulario y sintaxis para mejorar el estilo.Algunas veces abre­ via los relatos, eliminando con frecuencia lo violento y emocional, espe­ cialmente en el relato de la pasión, y prescindiendo de algunos episodios conflictivos como el hecho de derribar las mesas de los mercaderes (Me 11, 15-16), la huida de sus discípulos (Me 14, 50) o la coronación de es­ pinas (Me 15, 16-20). Además del Evangelio de Marcos, Lucas utilizó otra fuente que po­ demos conocer, aunque solo sea de forma indirecta: el Documento Q. El hecho de que esta colección de dichos y anécdotas de Jesús solo haya llegado hasta nosotros a través de los evangelios de Mateo y Lucas no permite precisar cómo era exactamente la versión que utilizó Lucas, pero es muy probable que fuera ligeramente distinta a la de Mateo. En cualquier caso, Mateo parece tener una cercanía mucho mayor al con­ texto vital de esta composición que Lucas. La mayoría de los dichos y anécdotas de Q fueron insertados por Lu­ cas en dos momentos del trazado de Marcos, casi siempre en combina­ ción con materiales propios (Le 6, 20-8, 3 y 9, 51-18, 14). Solo en dos lu­ gares combina tradiciones procedentes de Marcos con otras de Q y de SLc: el final de la presentación de Jesús (Le 3, 1-4, 13) y el final del via­ je a Jerusalén hasta la entrada en el templo (Le 18, 15-19, 44). En el pri­ mer caso, dado que Q y SLc poseían tradiciones sobre la predicación de Juan y sobre las tentaciones de Jesús que no estaban en Me, era obligado incluirlas en ese punto del relato. En el segundo, sin embargo, la combi­ nación de las fuentes parece responder a los intereses de Lucas. En general, Lucas no modificó el orden de Q, pero reelaboró sus di­ chos y apotegmas recurriendo a los mismos procedimientos que se pue­ den observar en los pasajes tomados de Marcos: mejoras estilísticas, am­ pliación o reducción de relatos, etc. Un ejemplo de este tipo de trabajo redaccional puede verse en Le 9, 59-60. En el paralelo de Mateo (Mt 8, 21-22), este apotegma es más sencillo (petición-respuesta) y tiene la mis­ ma forma que el precedente (Le 9, 57-58 par. Mt 8, 18-20). En la versión El Evangelio según Lucas 393 de Lucas, sin embargo, se ha convertido en un relato de vocación. Lucas ha logrado este cambio anteponiendo una invitación de Jesús: «Sígue­ me», a la petición del que se acerca a él, y añadiendo al final una motiva­ ción de tipo misionero: «Tú ve y anuncia el reinado de Dios». Por último, el Evangelio de Lucas contiene también un número im­ portante de tradiciones propias. En ellas no siempre resulta fácil dis­ tinguir lo que Lucas tomó de la tradición oral, lo que encontró en otros escritos y lo que procede de su propia pluma. Es muy probable que la mayor parte de este material proceda de la tradición oral o de otros escri­ tos que Lucas conoció. En todo caso, es evidente que bajo la sigla SLc no debe verse una tercera fuente de Lucas, similar a Me o a Q, sino un conjunto de tradiciones, algunas de las cuales tal vez formaban parte de composiciones orales o escritas cuando Lucas las conoció. La identificación de las fuentes propias de Lucas solo puede hacerse de forma hipotética. En algunos casos, se ha recurrido para ello a la críti­ ca redaccional y, en otros, a la comparación con otros escritos. Así, por ejemplo, la comparación de Lucas con las citas de Epifanio sobre el Evan­ gelio de los Ebionitas ha suscitado recientemente la hipótesis de que el textoutilizado por este evangelioapócrifo no fue el de Lucas en su forma final, sino el de una de sus fuentes propias de origen judeocristiano; ello explicaría la presencia de semitismos en el Evangelio de Lucas. Al material propio de Lucas pertenecen algunos milagros (Le 7, 7-17; 13, 10-17; 14, 1-6; 17, 11-19), varios apotegmas (Le 7, 36-50; 10, 38-42; 11, 24-26, etc.) y numerosos dichos (Le 3, 10-14; 6, 24-26; 10, 18-20, etc.). Pero, ante todo, destacan tres bloques especialmente significati­ vos: el relato de la infancia, las parábolas y el relato de la pasión. Cada uno plantea un problema particular desde el punto de vista de la crítica de las fuentes. El relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) posee un estilo característico que trata de imitar el de la traducción griega del Antiguo Testamento (Septuaginta). En estos capítulos aparecen varios himnos que reflejan una teología judeocristiana muy antigua y, a la vez, material narrativo construido sobre temas muy característicos de la teología lucana (la lle­ gada de la salvación y la identificación de Jesús con el Salvador). Este contraste podría explicarse suponiendo que Lucas compuso el relato para poner un marco narrativo a dichos himnos, aunque también cabe la posibilidad de que haya reelaborado y adaptado una composición ya existente, o incluso que imitara el estilo de los salmos e himnos del An­ tiguo Testamento al componer los himnos de su relato. Las parábolas son el bloque más característico del material propio de Lucas. Encontramos hasta diecisiete que no tienen paralelo en los otros
  • 8. 394 El evangelio tetramorfo dos sinópticos, y de ellas solo dos tienen paralelo en EvTom. Si compa­ ramos estos datos con los del Evangelio de Mateo, que se encuentra en una posición similar con respecto a las fuentes, encontramos que Mateo tiene doce parábolas que no están en los otros sinópticos, de las cuales cinco tienen paralelo en EvTom. He aquí la lista de las diecisiete parábo­ las exclusivas de Lucas, con los paralelos de EvTom: Los dos deudores El buen samaritano El amigo inoportuno El rico insensato Los criados vigilantes El buen criado La higuera que no da fruto El amo que cierra la puerta Construir una torre Pactar la paz La moneda perdida El padre y los dos hijos El administrador despedido El rico y Lázaro El criado que sirve a su amo La viuda y el juez injusto El fariseo y el publicano 7,40-43 10,25-37 11,5-8 12,16-21 12,35-38 12,47-48 13,6-9 13,25 14,28-30 14,31-32 15,8-10 15,11-32 16,1-8 16,19-31 17,7-10 18,1-8 18,9-14 EvTom 63 EvTom 21b El hecho de que algunas de estas parábolas tengan paralelo en Ev­ Tom indica que proceden de la tradición, pero sorprende que sean tan­ tas las que carecen de paralelo en otros escritos. Por otro lado, se ha ob­ servado que algunas de estas parábolas son muy extensas y están muy elaboradas, lo cual las distancia del estilo de la mayoría de las parábolas de Jesús, que se caracterizan por su brevedad y por su concentración en un punto llamativo. Este dato induce a pensar que algunas de las parábo­ las lucanas podrían haber sido compuestas por el evangelista a partir, tal vez, de pasajes del Antiguo Testamento (por ejemplo, Le 10, 25-37 en relación con 2 Cr 28, 14-15). Finalmente, en el relato lucano de la pasión se encuentran algunos pa­ sajes y noticias que no proceden de Marcos. Dado que Lucas suele seguir con bastante fidelidad el relato marquiano, este hecho resulta llamativo. Además, algunas de estas tradiciones que Lucas introduce en el relato marquiano de la pasión tienen paralelo en el relato joánico. Como ya vi­ mos en el capítulo dedicado a las composiciones preevangélicas, estas coincidencias entre Lucas y Juan en el relato de la pasión constituyen un problema aún no resuelto, que pone de manifiesto, una vez más, la com- El Evangelio según Lucas 395 plejidad de las relaciones entre los evangelios. Dichas coincidencias po­ drían explicarse suponiendo que, en algún estadio de la composición de ambos evangelios, el autor de uno de ellos tuvo acceso al otro, pero tal hi­ pótesis es difícil de demostrar. Otra explicación, tal vez más plausible, consistiría en suponer que ambos evangelistas conocieron, de forma inde­ pendiente, tradiciones de la pasión que ni Marcos ni Mateo conocieron. En todo caso, es importante no olvidar que el autor del tercer evangelio era un escritor bien formado, que conocía las técnicas literarias de su épo­ ca y sabía cómo modificar sus fuentes para enriquecer su relato y darle una orientación precisa. Como ocurre con las fuentes antes mencionadas, Lucas modificó es­ tas tradiciones propias al incorporarlas a su relato, pero dado que en este caso no tenemos ningún punto de comparación, resulta muy difícil iden­ tificar tales modificaciones. A pesar de ello, un estudio de los procedi­ mientos redaccionales utilizados por Lucas al reelaborar las tradiciones de Marcos puede ayudar a distinguir entre tradición y redacción. Hay al­ gunos pasajes que deben atribuirse a la pluma de Lucas, como el prólo­ go (Le 1, 1-4), los sincronismos de Le 2, 1-2 y 3, 1-2, o los sumarios tí­ picamente lucanos (Le 4, 14-15; 17-19, etc.). Es probable también que Lucas haya creado algunas escenas, como el relato de la ascensión de Je­ sús, repetido al comienzo del libro de los Hechos (Le 24, 50-53; Hch 1, 9-11). Pero en la mayoría de los casos la labor redaccional de Lucas con­ sistió en introducir mejoras de estilo y otro tipo de modificaciones para adaptar las tradiciones a su propio proyecto literario y teológico. e) La composición del evangelio J. N.Aletti,El arte de contar aJesucristo. Lectura narrativa delEvangelio deLucas, Salamanca 1992; M. Goodacre,Walking the «Way of the Lord». Luke's Use of Mark and HisReaction toMatthew, en M. Müller - J. T. Nielsen,Luke's Literary Creativity, London 2016,26-43; A. W. Pitts, Source Citation in Greek Historiography and inLu­ ke(-Acts), en S. E. Porter - A. W. Pitts (eds.),Christian Origins and Greco-Roman Culture:Social and Literary Contexts for the New Testament, Leiden 2013,349-388; C. M. Tuckett,Luke's LiteraryAchievement: Collected Essays, Sheffield 1995; R. C. Tannehill,The Narrative Unity of Luke-Acts.A Literary Interpretation, Minneapolis 1990; C. K. Rothschild,Luke-Acts and theRhetoric of History:An Jnvestigation of Early ChristianHistoriography, T übingen 2004; J. M. Watt,Code-Switching inLuke andActs, NewYork 1997. La identificación de las fuentes utilizadas por Lucas en la redacción del tercer evangelio permite reconstruir el primer paso de su proceso de composición. A este primer paso, que los manuales de retórica llamaban­ inventio, se refiere Lucas cuando explica en el prólogo cómo ha recopi-
  • 9. 394 El evangelio tetramorfo dos sinópticos, y de ellas solo dos tienen paralelo en EvTom. Si compa­ ramos estos datos con los del Evangelio de Mateo, que se encuentra en una posición similar con respecto a las fuentes, encontramos que Mateo tiene doce parábolas que no están en los otros sinópticos, de las cuales cinco tienen paralelo en EvTom. He aquí la lista de las diecisiete parábo­ las exclusivas de Lucas, con los paralelos de EvTom: Los dos deudores El buen samaritano El amigo inoportuno El rico insensato Los criados vigilantes El buen criado La higuera que no da fruto El amo que cierra la puerta Construir una torre Pactar la paz La moneda perdida El padre y los dos hijos El administrador despedido El rico y Lázaro El criado que sirve a su amo La viuda y el juez injusto El fariseo y el publicano 7,40-43 10,25-37 11,5-8 12,16-21 12,35-38 12,47-48 13,6-9 13,25 14,28-30 14,31-32 15,8-10 15,11-32 16,1-8 16,19-31 17,7-10 18,1-8 18,9-14 EvTom 63 EvTom 21b El hecho de que algunas de estas parábolas tengan paralelo en Ev­ Tom indica que proceden de la tradición, pero sorprende que sean tan­ tas las que carecen de paralelo en otros escritos. Por otro lado, se ha ob­ servado que algunas de estas parábolas son muy extensas y están muy elaboradas, lo cual las distancia del estilo de la mayoría de las parábolas de Jesús, que se caracterizan por su brevedad y por su concentración en un punto llamativo. Este dato induce a pensar que algunas de las parábo­ las lucanas podrían haber sido compuestas por el evangelista a partir, tal vez, de pasajes del Antiguo Testamento (por ejemplo, Le 10, 25-37 en relación con 2 Cr 28, 14-15). Finalmente, en el relato lucano de la pasión se encuentran algunos pa­ sajes y noticias que no proceden de Marcos. Dado que Lucas suele seguir con bastante fidelidad el relato marquiano, este hecho resulta llamativo. Además, algunas de estas tradiciones que Lucas introduce en el relato marquiano de la pasión tienen paralelo en el relato joánico. Como ya vi­ mos en el capítulo dedicado a las composiciones preevangélicas, estas coincidencias entre Lucas y Juan en el relato de la pasión constituyen un problema aún no resuelto, que pone de manifiesto, una vez más, la com- El Evangelio según Lucas 395 plejidad de las relaciones entre los evangelios. Dichas coincidencias po­ drían explicarse suponiendo que, en algún estadio de la composición de ambos evangelios, el autor de uno de ellos tuvo acceso al otro, pero tal hi­ pótesis es difícil de demostrar. Otra explicación, tal vez más plausible, consistiría en suponer que ambos evangelistas conocieron, de forma inde­ pendiente, tradiciones de la pasión que ni Marcos ni Mateo conocieron. En todo caso, es importante no olvidar que el autor del tercer evangelio era un escritor bien formado, que conocía las técnicas literarias de su épo­ ca y sabía cómo modificar sus fuentes para enriquecer su relato y darle una orientación precisa. Como ocurre con las fuentes antes mencionadas, Lucas modificó es­ tas tradiciones propias al incorporarlas a su relato, pero dado que en este caso no tenemos ningún punto de comparación, resulta muy difícil iden­ tificar tales modificaciones. A pesar de ello, un estudio de los procedi­ mientos redaccionales utilizados por Lucas al reelaborar las tradiciones de Marcos puede ayudar a distinguir entre tradición y redacción. Hay al­ gunos pasajes que deben atribuirse a la pluma de Lucas, como el prólo­ go (Le 1, 1-4), los sincronismos de Le 2, 1-2 y 3, 1-2, o los sumarios tí­ picamente lucanos (Le 4, 14-15; 17-19, etc.). Es probable también que Lucas haya creado algunas escenas, como el relato de la ascensión de Je­ sús, repetido al comienzo del libro de los Hechos (Le 24, 50-53; Hch 1, 9-11). Pero en la mayoría de los casos la labor redaccional de Lucas con­ sistió en introducir mejoras de estilo y otro tipo de modificaciones para adaptar las tradiciones a su propio proyecto literario y teológico. e) La composición del evangelio J. N.Aletti,El arte de contar aJesucristo. Lectura narrativa delEvangelio deLucas, Salamanca 1992; M. Goodacre,Walking the «Way of the Lord». Luke's Use of Mark and HisReaction toMatthew, en M. Müller - J. T. Nielsen,Luke's Literary Creativity, London 2016,26-43; A. W. Pitts, Source Citation in Greek Historiography and inLu­ ke(-Acts), en S. E. Porter - A. W. Pitts (eds.),Christian Origins and Greco-Roman Culture:Social and Literary Contexts for the New Testament, Leiden 2013,349-388; C. M. Tuckett,Luke's LiteraryAchievement: Collected Essays, Sheffield 1995; R. C. Tannehill,The Narrative Unity of Luke-Acts.A Literary Interpretation, Minneapolis 1990; C. K. Rothschild,Luke-Acts and theRhetoric of History:An Jnvestigation of Early ChristianHistoriography, T übingen 2004; J. M. Watt,Code-Switching inLuke andActs, NewYork 1997. La identificación de las fuentes utilizadas por Lucas en la redacción del tercer evangelio permite reconstruir el primer paso de su proceso de composición. A este primer paso, que los manuales de retórica llamaban­ inventio, se refiere Lucas cuando explica en el prólogo cómo ha recopi-
  • 10. 3 9 6 E levan gelio tetr a morfo lado l ainformaci ó n d i spo ni b le. Este material, sin e mbargo, debía ser el a ­ bora d o por el autor para darle u n or den (dispositio) y una formulación e l e ga n t e (elo c u ti o). En el c aso de Lucas, lo mismo que en el de Mat eo ambas o peracio n es estuvi e ro n con dicionadas por el uso que hicieron d� su sfuentes . La dispo s it i o,po r ejemp lo, depende engran medida de la qu e te n ía el re l at o de Ma r c o s , que uti lizar on co mo te xto fundamental para compo n ers us re s pec t i v o s ev an gelios. De igual modo , la elocutio, es de ­ c i r, la form u l aci ó n c o ncre t a de cada uno de los dichos o episodios, de be mucho a la que es t o s tenían en las fuentes ut ilizadas por ambos ev ange ­ li s t a s . Por esta ra z ó n,a ntes de indagar sobre la dis po sición literaria del re l a t o d e L ucas , hemos de pr e gu n tarn o s có m o u t i l i z ó la s fu e n t e s y t ra d i ­ ci o nes qu e in c o rp oró a su e vangelio. Un o de los recur s os utili z ados en la composición del evangelio fuela combinac i ón de l a sfuen te s. Lucas no pone sus fuentes al servicio deu n traza do propio,s i no qu e las c o m b ina respeta ndo el ord en que encuentra e n e lla s , t a l co m o puede ve r se en la siguiente secuencia, q u e re p res e n ­ t a e s q u e m á t i cam e n t e el or i ge n de las tradi c i one s lu ca n as : [Le 1, 1 - 2, 52] Le 3, 1-6, 19 [Le 6, 20-8, 3] Le 8, 4-9,50 [Le 9, 51-18, 14] Le 18, 15-24, 11 [Le 2 4, 12 -5 2] SL e Me Q+ S Le Me Q+ S L e Me SLe Lo primero qu e s eo bs ervaen es te esqu ema es que las tradiciones pro­ cede n t es d e Marc o s no s e s u e len mezclar con las de las otras fuentes . S o l o e n co n ta d as ocasio n e s se e ncuen t ra n tradiciones sueltas de otras fue n tes en l a s e c u e ncia mar quiana. Esto significa que Lucas asumió el tra za d o del Eva n ge li o de Marc os como es quem a básic o de su obra. Aun­ qu econs id erónecesar i o es c ribir un nuevo rel ato sobre Jesús, pens ó que un o de los qu eya exist í a n se gu ía siendo válido en su trazado general y lo u tili z ó c o m o s o p o rte básico d esu narr ación , completándolo con tradicio­ ne s pro c e d e n tes de otras fuente s. Su obj e tivo fu e compone runa obra nue­ v a reelabora n do e n pr ofundi d a d otra que había alcanz ado notable difu­ s ió n y éxito e n l a s comu n i d a d e s cristianas, com o prueba el hech ode qu e tamb ié n Mateo l a ut ili zara e n l a compo sició nde su evangelio. Ens e gundo lugar, s eob serva que la mayo ría de las tradiciones de Q ha n sido c ombinadas c o n otra s proc edentes del material propio de Lucas p ara form ar do s bloq ues que han sido insertados en dos puntos del rela­ t o mar q u i a n o . La pr i m era d e est as do s i n s e rc i o n es , la m enos extensa , ha El Evange li o s eg ún Lu c a s 3 9 7 sido incluida en el relato dela actividad de Jesús en Galilea, mie n t ra s que la más extensa constituye el núcleo central de la sección de l v i aje , que es la parte más caracterís t ica del relato de Lucas. Po r último, a l co ­ mienzo y al final del evangelio encontramos una ser ie de trad ici o n es propias que, como tendremos ocasión de ver en s e gu ida, con t ri b u y e n a dar al relato una forma más claramente biográfica . Lucas no solo combinó las diversas fuentes y tradicione s qu e e n c o n ­ tró, sino que las reelaboró de divers as formas. Estareelabora ció n e s fá cil ­ mente perceptible en los pas ajes que proceden de Marcos. Compa ra n d o estos pasajes de triple tradició n , muchos de los cua l es s e encu e n t ra n t a m­ bién en el Evangelio de Mateo, se pueden identificar lo s rasgo s c ara cte ­ rísticos de la redacción lucana , que revelan un context o yu n a s p reo c u­ paciones peculi ares. Lo mismo puede hacerse con l os pas ajes pro c e d e n t es de Q, aunque en este caso solo podemos compa rar l aver s ión de Lucas con otra versión revisada del original, la de Mateo. Uno de los elementos más carac t erísticos y rev ela do re s de la r e el a b o ­ ración que Lucas hizo de sus fuentes es e l interés por mejo rar s u vo c a ­ bulario y su estilo literario. Con fre cuencia cambia una p alab ra p or u n sinónimo más preciso o menos vulgar, o mejo ra las frecue n te s co n s tru c ­ cionesparatácticas de Marcos (fras es unidas por «y») introd u ci e nd o ora­ ciones subordinadas. A l actuar así , Lucas estab a sig uiendo las p au t as que daban los maestros de retóricapara reelaborar y embellec er lit e ra r ia ­ mente las antiguas trad i ciones. Su marco literario de referencia fu e l a r e ­ tórica helenística, cu y os principios y práctica constitu ían l a b ase d e l a educación de cualquier persona culta en la ant i güedad . Además d e e s t a s mejoras de tipo literario, Lucas introdujo en sus fuentes n u m ero s as mo ­ dificaciones para r esaltar algunos aspectos de su visión t e oló g i c a; as í ocurre, por ejemplo, en elrelato de la vocación de los prime r os di s cí p u­ los (Le 5, 1 -11) , o en el de la presentación de Je sús en la si n a gog a d eN a ­ zaret (Le 4, 16-30). Alguna s narraciones fueron i n clu s o c o mp u e st a s po r él. Es el caso del relato de la infancia de Jesús (Le 1, 5-2, 42) e n e l q u e se percibe su maestría como narrador, así como su in tención d e im it ar el estilo de Septuaginta pa ra r e l a cio n a rel c o m ie n z ode leva n gelio c o n los libros sagrados de Israel. Las enseñanzas deJesús. ocupan también un lugar destaca d o e n es t e evangelio. Uno de lo s rasgos propios de la r e dacción lu c a n a d e Ma rcos, como ya he señalado, esl a incorporación de dichos y parábol a s pro c e ­ dente s de Q y de SLc. En algunos casos, como en el serm ó n del ll a n o (Le 6, 20-49), el evangelista con servó básicamente e l con tenido y e l o r ­ den que l a composición tenía en la fuente. En otros, si n emb arg o , u n i ó var ias de ell as e n el ma r c o de u n a co n v e rsaci ón de Jesús c on d i ver s os i n -
  • 11. 3 9 6 E levan gelio tetr a morfo lado l ainformaci ó n d i spo ni b le. Este material, sin e mbargo, debía ser el a ­ bora d o por el autor para darle u n or den (dispositio) y una formulación e l e ga n t e (elo c u ti o). En el c aso de Lucas, lo mismo que en el de Mat eo ambas o peracio n es estuvi e ro n con dicionadas por el uso que hicieron d� su sfuentes . La dispo s it i o,po r ejemp lo, depende engran medida de la qu e te n ía el re l at o de Ma r c o s , que uti lizar on co mo te xto fundamental para compo n ers us re s pec t i v o s ev an gelios. De igual modo , la elocutio, es de ­ c i r, la form u l aci ó n c o ncre t a de cada uno de los dichos o episodios, de be mucho a la que es t o s tenían en las fuentes ut ilizadas por ambos ev ange ­ li s t a s . Por esta ra z ó n,a ntes de indagar sobre la dis po sición literaria del re l a t o d e L ucas , hemos de pr e gu n tarn o s có m o u t i l i z ó la s fu e n t e s y t ra d i ­ ci o nes qu e in c o rp oró a su e vangelio. Un o de los recur s os utili z ados en la composición del evangelio fuela combinac i ón de l a sfuen te s. Lucas no pone sus fuentes al servicio deu n traza do propio,s i no qu e las c o m b ina respeta ndo el ord en que encuentra e n e lla s , t a l co m o puede ve r se en la siguiente secuencia, q u e re p res e n ­ t a e s q u e m á t i cam e n t e el or i ge n de las tradi c i one s lu ca n as : [Le 1, 1 - 2, 52] Le 3, 1-6, 19 [Le 6, 20-8, 3] Le 8, 4-9,50 [Le 9, 51-18, 14] Le 18, 15-24, 11 [Le 2 4, 12 -5 2] SL e Me Q+ S Le Me Q+ S L e Me SLe Lo primero qu e s eo bs ervaen es te esqu ema es que las tradiciones pro­ cede n t es d e Marc o s no s e s u e len mezclar con las de las otras fuentes . S o l o e n co n ta d as ocasio n e s se e ncuen t ra n tradiciones sueltas de otras fue n tes en l a s e c u e ncia mar quiana. Esto significa que Lucas asumió el tra za d o del Eva n ge li o de Marc os como es quem a básic o de su obra. Aun­ qu econs id erónecesar i o es c ribir un nuevo rel ato sobre Jesús, pens ó que un o de los qu eya exist í a n se gu ía siendo válido en su trazado general y lo u tili z ó c o m o s o p o rte básico d esu narr ación , completándolo con tradicio­ ne s pro c e d e n tes de otras fuente s. Su obj e tivo fu e compone runa obra nue­ v a reelabora n do e n pr ofundi d a d otra que había alcanz ado notable difu­ s ió n y éxito e n l a s comu n i d a d e s cristianas, com o prueba el hech ode qu e tamb ié n Mateo l a ut ili zara e n l a compo sició nde su evangelio. Ens e gundo lugar, s eob serva que la mayo ría de las tradiciones de Q ha n sido c ombinadas c o n otra s proc edentes del material propio de Lucas p ara form ar do s bloq ues que han sido insertados en dos puntos del rela­ t o mar q u i a n o . La pr i m era d e est as do s i n s e rc i o n es , la m enos extensa , ha El Evange li o s eg ún Lu c a s 3 9 7 sido incluida en el relato dela actividad de Jesús en Galilea, mie n t ra s que la más extensa constituye el núcleo central de la sección de l v i aje , que es la parte más caracterís t ica del relato de Lucas. Po r último, a l co ­ mienzo y al final del evangelio encontramos una ser ie de trad ici o n es propias que, como tendremos ocasión de ver en s e gu ida, con t ri b u y e n a dar al relato una forma más claramente biográfica . Lucas no solo combinó las diversas fuentes y tradicione s qu e e n c o n ­ tró, sino que las reelaboró de divers as formas. Estareelabora ció n e s fá cil ­ mente perceptible en los pas ajes que proceden de Marcos. Compa ra n d o estos pasajes de triple tradició n , muchos de los cua l es s e encu e n t ra n t a m­ bién en el Evangelio de Mateo, se pueden identificar lo s rasgo s c ara cte ­ rísticos de la redacción lucana , que revelan un context o yu n a s p reo c u­ paciones peculi ares. Lo mismo puede hacerse con l os pas ajes pro c e d e n t es de Q, aunque en este caso solo podemos compa rar l aver s ión de Lucas con otra versión revisada del original, la de Mateo. Uno de los elementos más carac t erísticos y rev ela do re s de la r e el a b o ­ ración que Lucas hizo de sus fuentes es e l interés por mejo rar s u vo c a ­ bulario y su estilo literario. Con fre cuencia cambia una p alab ra p or u n sinónimo más preciso o menos vulgar, o mejo ra las frecue n te s co n s tru c ­ cionesparatácticas de Marcos (fras es unidas por «y») introd u ci e nd o ora­ ciones subordinadas. A l actuar así , Lucas estab a sig uiendo las p au t as que daban los maestros de retóricapara reelaborar y embellec er lit e ra r ia ­ mente las antiguas trad i ciones. Su marco literario de referencia fu e l a r e ­ tórica helenística, cu y os principios y práctica constitu ían l a b ase d e l a educación de cualquier persona culta en la ant i güedad . Además d e e s t a s mejoras de tipo literario, Lucas introdujo en sus fuentes n u m ero s as mo ­ dificaciones para r esaltar algunos aspectos de su visión t e oló g i c a; as í ocurre, por ejemplo, en elrelato de la vocación de los prime r os di s cí p u­ los (Le 5, 1 -11) , o en el de la presentación de Je sús en la si n a gog a d eN a ­ zaret (Le 4, 16-30). Alguna s narraciones fueron i n clu s o c o mp u e st a s po r él. Es el caso del relato de la infancia de Jesús (Le 1, 5-2, 42) e n e l q u e se percibe su maestría como narrador, así como su in tención d e im it ar el estilo de Septuaginta pa ra r e l a cio n a rel c o m ie n z ode leva n gelio c o n los libros sagrados de Israel. Las enseñanzas deJesús. ocupan también un lugar destaca d o e n es t e evangelio. Uno de lo s rasgos propios de la r e dacción lu c a n a d e Ma rcos, como ya he señalado, esl a incorporación de dichos y parábol a s pro c e ­ dente s de Q y de SLc. En algunos casos, como en el serm ó n del ll a n o (Le 6, 20-49), el evangelista con servó básicamente e l con tenido y e l o r ­ den que l a composición tenía en la fuente. En otros, si n emb arg o , u n i ó var ias de ell as e n el ma r c o de u n a co n v e rsaci ón de Jesús c on d i ver s os i n -
  • 12. 398 El evangelio tetramorfo terlocutores en lo que parece una especie de simposio (Le 14-16), o am­ plió sus enseñanzas en momentos cruciales como la última cena (Le 22, 24-38).La tendencia a agrupar las enseñanzas de Jesús formando peque­ ños discursos es claramente perceptible en Lucas, aunque estas agrupa­ ciones carecen de la coherencia y homogeneidad que caracteriza a los discursos del libro de los Hechos. Por último, Lucas utilizóvariosrecursos para articularlas diversas tra­ diciones y formar con ellas un conjunto armónico. Uno muy importante son los sumarios. Estos pequeños resúmenes de la actividad de Jesús y de sus discípulos sirven a menudo para señalar el comienzo de un nuevo desarrollo, como Le 4, 14-16, que marca el comienzo de la actividad de Jesús en Galilea.Con frecuencia usó también las inclusiones para señalar el comienzo y el final de un desarrollo, como cuando sitúa los episodios que siguen a la entrada en Jerusalén dentro del templo, haciendo referen­ cia a él al comienzo y al final de este desarrollo (Le 19, 45 y 21, 38). d) Estructura literaria y división D. Frickenschmidt, Evangelium alsBiographie. Die vier Evangelien im Rahmen an­ tiker Erziihlkunst, Tübingen 1997, 478-497; A. Denaux, The Delineation of the Lu­ kan Travel Narrative within the Overall Structure of the Gospel of Luke, en C. Fo­ cant (ed.), The Synoptic Gospels. Source Criticism and the New Literary Criticism, Leuven 1993, 357-392; J. H. Neyrey, An Encomium for Jesus. Luke, Rhetoric, and the Story ofJesus, Sheffieid 2020; Th. P. Osborne, Towards a New Understanding of the Structure of Luke 's Gospel: Analecta Cracoviensia 35 (2003) 189-205. El análisis de las fuentes y de los recursos utilizados para combinar­ las proporciona una primera clave para identificar la disposición literaria del relato lucano, pues, como hemos visto, su autor ha tomado como es­ quema básico de su relato el del Evangelio según Marcos, en cuya trama ha insertado sus otras fuentes.Ahora bien, tanto la reelaboración del re­ lato marquiano, como la ubicación de las otras fuentes en lugares preci­ sos de dicho relato, le han permitido a Lucas dar a su relato una nueva disposición, la cual puede identificarse observando dos rasgos caracterís­ ticos de su narración. El primero de ellos es que da mucha importancia a la localización geográfica de la actuación de Jesús.El segundo es que ha acentuado los elementos propios del esquema de las antiguas biografías, en las que solían distinguirse tres partes, correspondientes a los orígenes, la vida pública y la muerte del protagonista. En primer lugar, se observa que Lucas sitúa con mucha precisión y coherencia la actividad pública de Jesús en tres escenarios bien defini­ dos. El indicio más claro de esta ordenación geográfica es la solemne El Evangelio según Lucas 399 declaración del evangelista que señala el comienzo del camino de Jesús haciaJerusalén: «Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su as­ censión, él mismo tomó la determinación de ir a Jerusalén» (Le 9, 51). La sección del viaje, compuesta a partir de diversas fuentes (sobre todo Q y SLc), es en Lucas mucho más extensa que en los otros evangelios (Le 9, 51-19, 27); es también, sin duda, la composición literaria más ca­ racterística del evangelio.En los capítulos precedentes, la actividad pú­ blica de Jesús se circunscribe a Galilea (Le 4, 14-9, 50), mientras que en los posteriores se concentra en Jerusalén (Le 19, 28-24, 53).Este esque­ ma geográfico que Lucas tomó de Marcos y desarrolló de forma cohe­ rente permite identificar cuatro grandes bloques en el evangelio: Los orígenes de Jesús Actividad en Galilea Actividad en el camino Actividad en Jerusalén Le 1, 5-4, 13 Le 4, 14-9, 50 Le 9, 51-19, 27 Le 19, 28-24, 53 En segundo lugar, el trazado del Evangelio de Lucas revela un claro interés por adaptar el relato de Marcos al modelo de las biografías anti­ guas, que solían tener tres partes.La primera trataba sobre los orígenes del protagonista, sus antepasados, su nacimiento, las señales y los pro­ digios que acompañaron dicho nacimiento, su educación, etc.Esta pare­ ce ser la intención de la profunda reelaboración del comienzo de Mar­ cos realizada por Lucas (Le 1, 5-4, 13). La segunda parte incluía los episodios de la vida pública del protagonista. En el Evangelio de Lucas, esta etapa está delimitada por dos menciones redaccionales que circuns­ criben la actividad de Jesús: por una parte, al final del episodio de las tentaciones se dice que «el diablo se apartó de él hasta el momento oportuno» (Le 4, 13); y, por otra, al comienzo del relato de la pasión, en lo que parece una referencia clara a dicho anuncio, se afirma que «Sata­ nás entró en Judas...» (Le 22, 3). Esta inclusión y su sentido teológico no han pasado inadvertidos a los comentaristas. Lucas resalta con ella que el tiempo de la actividad de Jesús estuvo libre del influjo de Satanás y lleno de la presencia del Espíritu (Le 4, 18). Sin embargo, la relación entre estas dos afirmaciones redaccionales tiene también la función de definir el tiempo de la actividad pública de Jesús, que comienza con su predicación en la sinagoga de Nazaret y termina con su enseñanza en el templo de Jerusalén (Le 4, 14-21, 38).Por último, la tercera parte de las biografías, que trataban de la muerte del protagonista y de los aconteci­ mientos posteriores, se corresponde claramente con el final del Evange­ lio de Lucas, en el que se narra su pasión, sus apariciones y su ascensión (Le 22, 1-24, 52).
  • 13. 398 El evangelio tetramorfo terlocutores en lo que parece una especie de simposio (Le 14-16), o am­ plió sus enseñanzas en momentos cruciales como la última cena (Le 22, 24-38).La tendencia a agrupar las enseñanzas de Jesús formando peque­ ños discursos es claramente perceptible en Lucas, aunque estas agrupa­ ciones carecen de la coherencia y homogeneidad que caracteriza a los discursos del libro de los Hechos. Por último, Lucas utilizóvariosrecursos para articularlas diversas tra­ diciones y formar con ellas un conjunto armónico. Uno muy importante son los sumarios. Estos pequeños resúmenes de la actividad de Jesús y de sus discípulos sirven a menudo para señalar el comienzo de un nuevo desarrollo, como Le 4, 14-16, que marca el comienzo de la actividad de Jesús en Galilea.Con frecuencia usó también las inclusiones para señalar el comienzo y el final de un desarrollo, como cuando sitúa los episodios que siguen a la entrada en Jerusalén dentro del templo, haciendo referen­ cia a él al comienzo y al final de este desarrollo (Le 19, 45 y 21, 38). d) Estructura literaria y división D. Frickenschmidt, Evangelium alsBiographie. Die vier Evangelien im Rahmen an­ tiker Erziihlkunst, Tübingen 1997, 478-497; A. Denaux, The Delineation of the Lu­ kan Travel Narrative within the Overall Structure of the Gospel of Luke, en C. Fo­ cant (ed.), The Synoptic Gospels. Source Criticism and the New Literary Criticism, Leuven 1993, 357-392; J. H. Neyrey, An Encomium for Jesus. Luke, Rhetoric, and the Story ofJesus, Sheffieid 2020; Th. P. Osborne, Towards a New Understanding of the Structure of Luke 's Gospel: Analecta Cracoviensia 35 (2003) 189-205. El análisis de las fuentes y de los recursos utilizados para combinar­ las proporciona una primera clave para identificar la disposición literaria del relato lucano, pues, como hemos visto, su autor ha tomado como es­ quema básico de su relato el del Evangelio según Marcos, en cuya trama ha insertado sus otras fuentes.Ahora bien, tanto la reelaboración del re­ lato marquiano, como la ubicación de las otras fuentes en lugares preci­ sos de dicho relato, le han permitido a Lucas dar a su relato una nueva disposición, la cual puede identificarse observando dos rasgos caracterís­ ticos de su narración. El primero de ellos es que da mucha importancia a la localización geográfica de la actuación de Jesús.El segundo es que ha acentuado los elementos propios del esquema de las antiguas biografías, en las que solían distinguirse tres partes, correspondientes a los orígenes, la vida pública y la muerte del protagonista. En primer lugar, se observa que Lucas sitúa con mucha precisión y coherencia la actividad pública de Jesús en tres escenarios bien defini­ dos. El indicio más claro de esta ordenación geográfica es la solemne El Evangelio según Lucas 399 declaración del evangelista que señala el comienzo del camino de Jesús haciaJerusalén: «Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su as­ censión, él mismo tomó la determinación de ir a Jerusalén» (Le 9, 51). La sección del viaje, compuesta a partir de diversas fuentes (sobre todo Q y SLc), es en Lucas mucho más extensa que en los otros evangelios (Le 9, 51-19, 27); es también, sin duda, la composición literaria más ca­ racterística del evangelio.En los capítulos precedentes, la actividad pú­ blica de Jesús se circunscribe a Galilea (Le 4, 14-9, 50), mientras que en los posteriores se concentra en Jerusalén (Le 19, 28-24, 53).Este esque­ ma geográfico que Lucas tomó de Marcos y desarrolló de forma cohe­ rente permite identificar cuatro grandes bloques en el evangelio: Los orígenes de Jesús Actividad en Galilea Actividad en el camino Actividad en Jerusalén Le 1, 5-4, 13 Le 4, 14-9, 50 Le 9, 51-19, 27 Le 19, 28-24, 53 En segundo lugar, el trazado del Evangelio de Lucas revela un claro interés por adaptar el relato de Marcos al modelo de las biografías anti­ guas, que solían tener tres partes.La primera trataba sobre los orígenes del protagonista, sus antepasados, su nacimiento, las señales y los pro­ digios que acompañaron dicho nacimiento, su educación, etc.Esta pare­ ce ser la intención de la profunda reelaboración del comienzo de Mar­ cos realizada por Lucas (Le 1, 5-4, 13). La segunda parte incluía los episodios de la vida pública del protagonista. En el Evangelio de Lucas, esta etapa está delimitada por dos menciones redaccionales que circuns­ criben la actividad de Jesús: por una parte, al final del episodio de las tentaciones se dice que «el diablo se apartó de él hasta el momento oportuno» (Le 4, 13); y, por otra, al comienzo del relato de la pasión, en lo que parece una referencia clara a dicho anuncio, se afirma que «Sata­ nás entró en Judas...» (Le 22, 3). Esta inclusión y su sentido teológico no han pasado inadvertidos a los comentaristas. Lucas resalta con ella que el tiempo de la actividad de Jesús estuvo libre del influjo de Satanás y lleno de la presencia del Espíritu (Le 4, 18). Sin embargo, la relación entre estas dos afirmaciones redaccionales tiene también la función de definir el tiempo de la actividad pública de Jesús, que comienza con su predicación en la sinagoga de Nazaret y termina con su enseñanza en el templo de Jerusalén (Le 4, 14-21, 38).Por último, la tercera parte de las biografías, que trataban de la muerte del protagonista y de los aconteci­ mientos posteriores, se corresponde claramente con el final del Evange­ lio de Lucas, en el que se narra su pasión, sus apariciones y su ascensión (Le 22, 1-24, 52).
  • 14. 400 El evangelio tetramorfo Combinando los criterios geográficos, que sirven para estructurar la actividad pública de Jesús, con estos otros indicios que apuntan a la com­ posición de una biografía, la disposición literaria del evangelio sería esta: Primera parte: Orígenes de Jesús (Le 1, 5-4, 13) Segunda parte: Actividad pública de Jesús (Le 4, 14-21, 38) Galilea (Le 4, 14-9, 50) camino (Le 9, 51-19, 27) Jerusalén (Le 19, 28-21, 38) Tercera parte: Muerte y acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53) La primera parte (Le 1, 5-4, 13) trata de decir al lector quién es Jesús, mostrando que es una persona honorable en quien se cumplen las prome­ sas de Dios. El honor de Jesús se fundamenta en su relación con Dios (bautismo) y se refuerza al superar las tentaciones. La segunda parte (Le 4, 14-21, 28) versa sobre su actividad pública, que tiene lugar en tres contextos geográficos bien delimitados: Galilea, el camino y Jerusalén. La primera fase está circunscrita a Galilea (Le 4, 14- 9, 50). El sumario de Le 4, 14-15 anticipa en qué va a consistir dicha acti­ vidad, pero es en el episodio de la sinagoga de Nazaret donde esta se pre­ senta de fonna programática (Le 4, 16-30). La segunda fase, claramente delimitada por la referencia al comienzo de este camino (Le 9, 51) y la lle­ gada a la ciudad (Le 19, 28), se centra en el viaje de Jesús con sus discí­ pulos hacia Jerusalén (Le 9, 51-19, 28). En ella dominan, sobre todo, las enseñanzas tomadas de Q y SLc, con las que Lucas elabora una amplia ca­ tequesis sobre el seguimiento y la misión. La tercera, en fin, tiene lugar en Jerusalén (Le 19, 29-21, 38), sobre todo en el templo que es donde Lucas sitúa toda la acción y la enseñanza de Jesús (Le 19, 45-21, 38). La tercera parte de la biografía de Lucas narra la muerte de Jesús y los acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53). Contiene el relato de la pasión (Le 22, 1-23, 56) y los relatos de las apariciones, que concluyen con la ascensión de Jesús (Le 24, 1-53). En Lucas todos estos aconteci­ mientos, incluidas todas las apariciones, tienen lugar en Jerusalén. 2. LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS El conocimiento de las fuentes y de los recursos utilizados por Lucas en la composición de su obra proporciona claves importantes para leerla. Sin embargo, además de esta dimensióndiacrónica, que se fija sobre todo en el proceso que dio lugar al texto, es necesario tener presente también la dimensión sincrónica, que considera el texto en su forma final, obser­ vando cuál es el orden en que se han dispuesto las tradiciones, así como El Evangelio según Lucas 401 las relaciones que se establecen entre los diversos elementos que hacen de la composición un verdadero tejido (texto). El Evangelio de Lucas, como hemos visto, es un texto narrativo configurado según el modelo de las antiguas biografías. Su carácter narrativo invita a prestar atención a los elementos propios del relato: la trama, los personajes, el escenario, etc., observando cómo cuenta la historia el narrador. Por su parte, la natu­ raleza biográfica de este relato invita a centrar la atención en la figura del protagonista, cuya identidad y mensaje se trata de desvelar. a) Prólogo (Le 1, 1-4) S.A.Adams, LukesPrefaceand its Relationship to GreekHistoriography:AResponse toLovedayAlexander: Journal ofGraeco-Roman Christianity and Judaism 3 (2006) 177-191; L.Alexander, ThePreface toLukes Gospel. Literary Convention and Social Contextin Luke 1:1-4 andActs 1:1, Cambridge 1993; D. E.Aune,Luke 1:1-4: Histori­ cal or Scientijic Prooimion?, en A. Christophersen et al. (eds.), Paul, Luke and the Graeco-Roman World: Essays in Honour ofA. J. M Wedderburn, London 2002, 138- 148; R. J. Dillon, Previewing LukesProject from his Prologue (Luke 1:1-4): Catholic Bíblica! Quarterly 43 (1981) 205-227. Lucas fue el único evangelista que antepuso un prólogo a su relato sobre Jesús, adoptando así una costumbre conocida en la literatura con­ temporánea. Es una composición breve, pero muy cuidada, que informa no sólo sobre cómo compuso su obra, sino también sobre el proceso de transmisión y progresiva fijación de la tradición sobre Jesús. Estos as­ pectos han sido tratados ya ampliamente en la primera parte de este li­ bro, dedicada a estudiar el proceso de composición de los evangelios; por ello, bastará ahora con anotar lo que el evangelista dice sobre el con­ texto literario de su relato, sobre el proceso y método que ha seguido en su composición, y sobre su finalidad. En primer lugar, Lucas sitúa su obra en el contexto de otros relatos similares compuestos con anterioridad sobre «los acontecimientos suce­ didos entre nosotros» (Le 1, 1-2). Según él, todos estos relatos dependen de una tradición transmitida por quienes fueron primero testigos ocula­ res, y luego se convirtieron en servidores de la palabra. Tanto los relatos anteriores, como la tradición oral, fueron utilizados por Lucas para com­ poner una obra a la que designa con un término técnico conocido en la retórica contemporánea: diégesis (relato). Un maestro de retórica con­ temporáneo de Lucas, Teón de Alejandría, describe la diégesis como «una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se ad­ miten como sucedidos». Lucas, que designa con este mismo término las composiciones anteriores a la suya, es el único evangelista que informa a sus lectores sobre el tipo de obra que ha compuesto.
  • 15. 400 El evangelio tetramorfo Combinando los criterios geográficos, que sirven para estructurar la actividad pública de Jesús, con estos otros indicios que apuntan a la com­ posición de una biografía, la disposición literaria del evangelio sería esta: Primera parte: Orígenes de Jesús (Le 1, 5-4, 13) Segunda parte: Actividad pública de Jesús (Le 4, 14-21, 38) Galilea (Le 4, 14-9, 50) camino (Le 9, 51-19, 27) Jerusalén (Le 19, 28-21, 38) Tercera parte: Muerte y acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53) La primera parte (Le 1, 5-4, 13) trata de decir al lector quién es Jesús, mostrando que es una persona honorable en quien se cumplen las prome­ sas de Dios. El honor de Jesús se fundamenta en su relación con Dios (bautismo) y se refuerza al superar las tentaciones. La segunda parte (Le 4, 14-21, 28) versa sobre su actividad pública, que tiene lugar en tres contextos geográficos bien delimitados: Galilea, el camino y Jerusalén. La primera fase está circunscrita a Galilea (Le 4, 14- 9, 50). El sumario de Le 4, 14-15 anticipa en qué va a consistir dicha acti­ vidad, pero es en el episodio de la sinagoga de Nazaret donde esta se pre­ senta de fonna programática (Le 4, 16-30). La segunda fase, claramente delimitada por la referencia al comienzo de este camino (Le 9, 51) y la lle­ gada a la ciudad (Le 19, 28), se centra en el viaje de Jesús con sus discí­ pulos hacia Jerusalén (Le 9, 51-19, 28). En ella dominan, sobre todo, las enseñanzas tomadas de Q y SLc, con las que Lucas elabora una amplia ca­ tequesis sobre el seguimiento y la misión. La tercera, en fin, tiene lugar en Jerusalén (Le 19, 29-21, 38), sobre todo en el templo que es donde Lucas sitúa toda la acción y la enseñanza de Jesús (Le 19, 45-21, 38). La tercera parte de la biografía de Lucas narra la muerte de Jesús y los acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53). Contiene el relato de la pasión (Le 22, 1-23, 56) y los relatos de las apariciones, que concluyen con la ascensión de Jesús (Le 24, 1-53). En Lucas todos estos aconteci­ mientos, incluidas todas las apariciones, tienen lugar en Jerusalén. 2. LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN LUCAS El conocimiento de las fuentes y de los recursos utilizados por Lucas en la composición de su obra proporciona claves importantes para leerla. Sin embargo, además de esta dimensióndiacrónica, que se fija sobre todo en el proceso que dio lugar al texto, es necesario tener presente también la dimensión sincrónica, que considera el texto en su forma final, obser­ vando cuál es el orden en que se han dispuesto las tradiciones, así como El Evangelio según Lucas 401 las relaciones que se establecen entre los diversos elementos que hacen de la composición un verdadero tejido (texto). El Evangelio de Lucas, como hemos visto, es un texto narrativo configurado según el modelo de las antiguas biografías. Su carácter narrativo invita a prestar atención a los elementos propios del relato: la trama, los personajes, el escenario, etc., observando cómo cuenta la historia el narrador. Por su parte, la natu­ raleza biográfica de este relato invita a centrar la atención en la figura del protagonista, cuya identidad y mensaje se trata de desvelar. a) Prólogo (Le 1, 1-4) S.A.Adams, LukesPrefaceand its Relationship to GreekHistoriography:AResponse toLovedayAlexander: Journal ofGraeco-Roman Christianity and Judaism 3 (2006) 177-191; L.Alexander, ThePreface toLukes Gospel. Literary Convention and Social Contextin Luke 1:1-4 andActs 1:1, Cambridge 1993; D. E.Aune,Luke 1:1-4: Histori­ cal or Scientijic Prooimion?, en A. Christophersen et al. (eds.), Paul, Luke and the Graeco-Roman World: Essays in Honour ofA. J. M Wedderburn, London 2002, 138- 148; R. J. Dillon, Previewing LukesProject from his Prologue (Luke 1:1-4): Catholic Bíblica! Quarterly 43 (1981) 205-227. Lucas fue el único evangelista que antepuso un prólogo a su relato sobre Jesús, adoptando así una costumbre conocida en la literatura con­ temporánea. Es una composición breve, pero muy cuidada, que informa no sólo sobre cómo compuso su obra, sino también sobre el proceso de transmisión y progresiva fijación de la tradición sobre Jesús. Estos as­ pectos han sido tratados ya ampliamente en la primera parte de este li­ bro, dedicada a estudiar el proceso de composición de los evangelios; por ello, bastará ahora con anotar lo que el evangelista dice sobre el con­ texto literario de su relato, sobre el proceso y método que ha seguido en su composición, y sobre su finalidad. En primer lugar, Lucas sitúa su obra en el contexto de otros relatos similares compuestos con anterioridad sobre «los acontecimientos suce­ didos entre nosotros» (Le 1, 1-2). Según él, todos estos relatos dependen de una tradición transmitida por quienes fueron primero testigos ocula­ res, y luego se convirtieron en servidores de la palabra. Tanto los relatos anteriores, como la tradición oral, fueron utilizados por Lucas para com­ poner una obra a la que designa con un término técnico conocido en la retórica contemporánea: diégesis (relato). Un maestro de retórica con­ temporáneo de Lucas, Teón de Alejandría, describe la diégesis como «una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se ad­ miten como sucedidos». Lucas, que designa con este mismo término las composiciones anteriores a la suya, es el único evangelista que informa a sus lectores sobre el tipo de obra que ha compuesto.
  • 16. 402 El evangelio tetramorfo En segundo lugar, indica cuál es la peculiaridad de su trabajo con res­ pecto a esos otros relatos (Le 1, 3). El suyo se caracteriza por haber se­ guido rigurosamente el proceso prescrito en la preceptiva retórica, lo cual sitúa su obra junto a la de otros escritores contemporáneos. Tal pro­ ceso seguía tres pasos: la búsqueda de información fidedigna (inventio); la distribución ordenada de la información obtenida (dispositio); y su adecuada formulación literaria (elocutio). Lucas alude a las tres, pues no solo informa sobre las fuentes que ha utilizado y sobre cómo ha reunido la información relevante, sino que insiste en que ha puesto todo su em­ peño en presentar la información obtenida «ordenadamente»; usa para ello el adverbio kathexés, que no se refiere necesariamente a un orden cronológico, sino más bien al hecho de situar los episodios aislados en un marco narrativo que permite comprenderlos mejor (así en Hch 11, 4). Además, la caracterización de su obra como una diégesis revela que, en la composición de su obra, ha seguido una pauta literaria. Finalmente, el autor dedica su obra a un personaje llamadoTeófilo (Le 1, 3) y declara la finalidad que ha perseguido al escribirla (Le 1, 4). Más adelante, al hablar de los destinatarios del evangelio, trataremos con más detalle sobre el sentido de esta dedicatoria, pero adelantamos ya que este Teófilo al que Lucas dedicó tanto el evangelio como el libro de los Hechos era, muy probablemente, un personaje importante; tal vez el mecenas que financió la obra y la difundió, consciente de que su finalidad no era sólo informar a los posibles destinatarios, sino mostrarles la solidez de lo que ya habían escuchado, aunque la ingente labor de investigación llevada a cabo por su autor permite suponer que algunas de las informaciones que incorporó a su obra resultaríannovedosas para muchos de ellos. b) Los orígenes de Jesús (Le 1, 5--4, 13) R. E. Brown, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la infancia, Madrid 1982, 237-523; A. García Serrano, The Presentation in the Temple. The Na­ rrativeFunction ofLk 2:22-39 inLuke-Acts, Roma 2012; M. Kochenash,«Adam, Son ofGod» (Luke 3.38): AnotherJesus-Augustus Parallel inLuke'sGospel: New Testa­ ment Studies 64 (2018) 307-25; S. Muñoz Iglesias,Los evangelios de la infancia, Madrid 1990; S. Schreiber, Navidad y política.Lucas 1-2y su crítica a la «edad de oro» romana, Salamanca 2018; Ch. Talbert, Prophecies of Future Greatness: The Contributions of Greco-Roman Biographies to an Understanding ofLuke 1:5-4:15, en J. L. Crenshaw - S. Sandmel (eds.), The Divine Helmsman. Studies onGod 's Con­ trol of Human Events, Presented toLou H. Silberman, New York 1980, 129-141. La mayoría de los comentaristas suele distinguir entre el relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) y los episodios que introducen la actividad pú­ blica de Jesús (Le 3, 1--4, 13); observan, en efecto, que el relato de la in- El Evangelio según Lucas 403 fancia parece basarse en fuentes totalmente distintas a las utilizadas en el resto del evangelio e imita el estilo de Septuaginta, mientras que los episodios posteriores proceden de Marcos y de Q, y su estilo es el del resto de la obra lucana. También se ha observado que entre el primer bloque y el segundo existe una notable distancia temporal, subrayada por el solemne sincronismo con que comienza el capítulo tercero (Le 3, 1-2). Todo ello pone de manifiesto la peculiaridad del relato de la infan­ cia con respecto al resto del evangelio y hace suponer que se trata de un bloque literario bien diferenciado. Sin embargo, hay otros datos que apoyan la unidad de Le 1, 5--4, 13. Ante todo, el hecho de que todos los acontecimientos narrados en estos capítulos iniciales sean anteriores a la actividad pública de Jesús. Esta observación es importante, pues Lucas distingue entre la actividad de Juan, que pertenece al tiempo de la ley y los profetas, y la de Jesús, en que comienza a hacerse presente el reinado de Dios (Le 16, 16). Ahora bien, desde su punto de vista, la actividad de Jesús empezó en Galilea «después del bautismo predicado por Juan» (Hch 1O, 37) y, por tanto, el bautismo y las tentaciones pertenecen a una etapa precedente. Por otro lado, los principales temas enunciados en el relato de la infancia de Je­ sús, tales como la vocación de Juan como profeta y la presentación de Jesús como Hijo de Dios, continúan y quedan confirmados en los episo­ dios siguientes. Finalmente, en el relato de la infancia existe un estrecho paralelismo entre Juan y Jesús, que continúa hasta que el Bautista desa­ parece de la escena dejando todo el espacio a Jesús. Las biografias antiguas comenzaban narrando el origen yla educación del protagonista y esto es precisamente lo que encontramos en Le 1, 5- 4, 13. La primera parte, el relato de la infancia, se refiere sobre todo al «origen», mientras que la segunda se refiere a su «educación» en el entor­ no de Juan Bautista. Lucas, lo mismo que Mateo, ha completado en este punto el relato de Marcos añadiendo algunas noticias sobre los orígenes de Jesús para componer una biografia según los criterios de la época. Literariamente, esta primera parte del evangelio está delimitada por la referencia al templo de Jerusalén al comienzo y al final. Lucas ha cambiado el orden de las dos últimas tentaciones para situar la tercera en el templo (Le 4, 5-12; par. Mt 4, 5-9), creando así una inclusión con la primera escena del relato de la infancia que está ambientada también en el templo (Le 1, 5-25). Este recurso retórico relaciona todo lo que suce­ de entre ambas referencias con un espacio preciso, que será también el escenario de muchos episodios de esta primera parte. Además, el suma­ rio de Le 4, 14-15 señala la transición hacia la segunda, pues sirve para ambientar la primera etapa de la actuación de Jesús en Galilea. Esta am-
  • 17. 402 El evangelio tetramorfo En segundo lugar, indica cuál es la peculiaridad de su trabajo con res­ pecto a esos otros relatos (Le 1, 3). El suyo se caracteriza por haber se­ guido rigurosamente el proceso prescrito en la preceptiva retórica, lo cual sitúa su obra junto a la de otros escritores contemporáneos. Tal pro­ ceso seguía tres pasos: la búsqueda de información fidedigna (inventio); la distribución ordenada de la información obtenida (dispositio); y su adecuada formulación literaria (elocutio). Lucas alude a las tres, pues no solo informa sobre las fuentes que ha utilizado y sobre cómo ha reunido la información relevante, sino que insiste en que ha puesto todo su em­ peño en presentar la información obtenida «ordenadamente»; usa para ello el adverbio kathexés, que no se refiere necesariamente a un orden cronológico, sino más bien al hecho de situar los episodios aislados en un marco narrativo que permite comprenderlos mejor (así en Hch 11, 4). Además, la caracterización de su obra como una diégesis revela que, en la composición de su obra, ha seguido una pauta literaria. Finalmente, el autor dedica su obra a un personaje llamadoTeófilo (Le 1, 3) y declara la finalidad que ha perseguido al escribirla (Le 1, 4). Más adelante, al hablar de los destinatarios del evangelio, trataremos con más detalle sobre el sentido de esta dedicatoria, pero adelantamos ya que este Teófilo al que Lucas dedicó tanto el evangelio como el libro de los Hechos era, muy probablemente, un personaje importante; tal vez el mecenas que financió la obra y la difundió, consciente de que su finalidad no era sólo informar a los posibles destinatarios, sino mostrarles la solidez de lo que ya habían escuchado, aunque la ingente labor de investigación llevada a cabo por su autor permite suponer que algunas de las informaciones que incorporó a su obra resultaríannovedosas para muchos de ellos. b) Los orígenes de Jesús (Le 1, 5--4, 13) R. E. Brown, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la infancia, Madrid 1982, 237-523; A. García Serrano, The Presentation in the Temple. The Na­ rrativeFunction ofLk 2:22-39 inLuke-Acts, Roma 2012; M. Kochenash,«Adam, Son ofGod» (Luke 3.38): AnotherJesus-Augustus Parallel inLuke'sGospel: New Testa­ ment Studies 64 (2018) 307-25; S. Muñoz Iglesias,Los evangelios de la infancia, Madrid 1990; S. Schreiber, Navidad y política.Lucas 1-2y su crítica a la «edad de oro» romana, Salamanca 2018; Ch. Talbert, Prophecies of Future Greatness: The Contributions of Greco-Roman Biographies to an Understanding ofLuke 1:5-4:15, en J. L. Crenshaw - S. Sandmel (eds.), The Divine Helmsman. Studies onGod 's Con­ trol of Human Events, Presented toLou H. Silberman, New York 1980, 129-141. La mayoría de los comentaristas suele distinguir entre el relato de la infancia (Le 1, 5-2, 52) y los episodios que introducen la actividad pú­ blica de Jesús (Le 3, 1--4, 13); observan, en efecto, que el relato de la in- El Evangelio según Lucas 403 fancia parece basarse en fuentes totalmente distintas a las utilizadas en el resto del evangelio e imita el estilo de Septuaginta, mientras que los episodios posteriores proceden de Marcos y de Q, y su estilo es el del resto de la obra lucana. También se ha observado que entre el primer bloque y el segundo existe una notable distancia temporal, subrayada por el solemne sincronismo con que comienza el capítulo tercero (Le 3, 1-2). Todo ello pone de manifiesto la peculiaridad del relato de la infan­ cia con respecto al resto del evangelio y hace suponer que se trata de un bloque literario bien diferenciado. Sin embargo, hay otros datos que apoyan la unidad de Le 1, 5--4, 13. Ante todo, el hecho de que todos los acontecimientos narrados en estos capítulos iniciales sean anteriores a la actividad pública de Jesús. Esta observación es importante, pues Lucas distingue entre la actividad de Juan, que pertenece al tiempo de la ley y los profetas, y la de Jesús, en que comienza a hacerse presente el reinado de Dios (Le 16, 16). Ahora bien, desde su punto de vista, la actividad de Jesús empezó en Galilea «después del bautismo predicado por Juan» (Hch 1O, 37) y, por tanto, el bautismo y las tentaciones pertenecen a una etapa precedente. Por otro lado, los principales temas enunciados en el relato de la infancia de Je­ sús, tales como la vocación de Juan como profeta y la presentación de Jesús como Hijo de Dios, continúan y quedan confirmados en los episo­ dios siguientes. Finalmente, en el relato de la infancia existe un estrecho paralelismo entre Juan y Jesús, que continúa hasta que el Bautista desa­ parece de la escena dejando todo el espacio a Jesús. Las biografias antiguas comenzaban narrando el origen yla educación del protagonista y esto es precisamente lo que encontramos en Le 1, 5- 4, 13. La primera parte, el relato de la infancia, se refiere sobre todo al «origen», mientras que la segunda se refiere a su «educación» en el entor­ no de Juan Bautista. Lucas, lo mismo que Mateo, ha completado en este punto el relato de Marcos añadiendo algunas noticias sobre los orígenes de Jesús para componer una biografia según los criterios de la época. Literariamente, esta primera parte del evangelio está delimitada por la referencia al templo de Jerusalén al comienzo y al final. Lucas ha cambiado el orden de las dos últimas tentaciones para situar la tercera en el templo (Le 4, 5-12; par. Mt 4, 5-9), creando así una inclusión con la primera escena del relato de la infancia que está ambientada también en el templo (Le 1, 5-25). Este recurso retórico relaciona todo lo que suce­ de entre ambas referencias con un espacio preciso, que será también el escenario de muchos episodios de esta primera parte. Además, el suma­ rio de Le 4, 14-15 señala la transición hacia la segunda, pues sirve para ambientar la primera etapa de la actuación de Jesús en Galilea. Esta am-