Este documento proporciona instrucciones para hacer un removedor casero de puntos negros para la nariz utilizando ingredientes como miel de abeja, bicarbonato de sodio y piedra pómez molida. Explica cómo mezclar los ingredientes y almacenarlos en una botella, y recomienda aplicarlo suavemente en la nariz húmeda para exfoliar la piel y remover impurezas de los poros.

1. TECNOLOGÍA DOMÉSTICA PROFECO
removedor de puntos negros para la nariz
Rendimiento: 50 ml, aproximadamente • Tiempo de preparación: 5 minutos • Caducidad: 3 meses
Ingredientes:
• 3 cucharadas de miel de abeja
• 3/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio
• 1/2 cucharadita de piedra pómex molida
Utensilios:
• Bowl (Tazón) de vidrio con capacidad de 1.5 L
• Botella de plástico con capacidad de 50 mL y tapa
de botón
Procedimiento:
1 Vierte la miel en el tazón.
2 Agrega el bicarbonato de sodio y agita para distribuirlo por la miel.
3 Agrega la piedra pómex molida y agita nuevamente.
4 Vierte la mezcla en la botella de plástico.
Conservación:
Conserva este removedor de puntos negros perfectamente cerrado a fin de evitar que absorba exceso
de humedad del ambiente. Puedes mantenerlo en una gaveta dentro del baño.
Caducidad:
El removedor de puntos negros tiene una vida útil estimada de tres meses
Dato interesante:
La piel tiene glándulas sebáceas que, como su nombre lo sugiere producen grasa. Sin embargo,
cuando no es removida tiende a acumularse y dilatar los poros.
La miel de abeja tiene una elevada concentración de azúcares, lo que evita su descomposición ya que
los organismos que pudieran alterarla como mohos o levaduras no toleran esta presión osmótica.
Además contiene vitaminas, por lo que además resulta un tratamiento nutritivo para la piel.
Beneficio:
Al elaborar esta tecnología doméstica obtendrás un ahorro hasta de 85% en relación con algún producto comercial.
Recomendaciones:
Aplica dos gotas de este suave exfoliante en las yemas de los dedos y distribúyelo por la nariz o partes del rostro que desees exfoliar. De ser necesario, humedece tus dedos con un poco de agua y haz
un masaje suave, sin hacer demasiada presión.
De preferencia aplica al momento de la ducha, como parte final del baño, porque el vapor y calor del
baño contribuyen a abrir los poros y resulta más efectivo el tratamiento.
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