Este documento enfatiza la importancia de ministrar a los niños. Jesús valoraba a los niños y los usaba como ejemplo de fe. Los padres y mayores deben interactuar positivamente con los niños, descubrir y animar sus talentos, y protegerlos. Al enseñarles sobre Dios desde una edad temprana, los niños pueden desarrollarse como discípulos efectivos de por vida.