1. http://www.mind-surf.net/drogas/brujas.htm
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Plantas solanáceas: BELLADONA; BELEÑO; MANDRÁGORA; TOLOACHE; FLORIPONDIO
Mézclese según arte para diez aplicaciones:
- Etanol... 3 gm
- Extracto de belladona... 15 gm
- Extracto de beleño... 15 gm
- Extracto de [datura] estramonio... 6 gm
- Extracto de opio de Esmirna... 50 gm
- Extracto de grande cicuta... 15 gm
- Extracto graso de cáñamo indio... 250 gm
- Extracto de cantáridas... 5 gm
- Tragacanto... Q. S.
Estanislao de Gautia
Esta es la fórmula para confeccionar un electuario satánico de «efecto rápido y verdaderamente prodigioso», según Estanislao de Gautia. Varias recetas para preparar ungüentos y brebajes que datan de la época medieval, coinciden en mencionar entre sus ingredientes solanáceas psicoactivas como beleño, estramonio, belladona y mandrágora. Casi todas ellas incluyen también extractos preparados a partir de plantas como la adormidera (opio, heroína, morfina) y el cáñamo (marihuana, hachís); sapos cuya piel, ahora se sabe, contiene un poderoso psicofármaco; y cierta «harina moteada de cereal» que probablemente estaba hecha con espigas de trigo parasitadas por el hongo del que se extrajo por primera vez LSD. La mayoría de estos preparados se administraban por vía cutánea, untándose en la nuca, debajo de las axilas y en aquellas "partes" que los clérigos medievales dieron en llamar "innobles".
Ya en pleno siglo XX, un experto en ocultismo preparó alguna de las recetas recopiladas en la Magia Natural de Juan Bautista Porta, cayó dormido y soñó que volaba en espirales, visitando extraños lugares». En 1960 un profesor de la Universidad de Göttingen siguió paso a paso las instrucciones para preparar una pomada extraída de un libro del siglo XV. Junto con otros colegas, se untó con ella la nuca y las axilas. Todos los investigadores reportaron haberse sumergido en "un sopor de veinticuatro horas, donde soñaron con audaces vuelos, danzas frenéticas y otras extrañas aventuras del tipo vinculado a las orgías medievales". (8)
Entre el grupo de las plantas solanáceas se encuentran las drogas con mayor tradición en la historia de la hechicería: la belladona (Atropa belladona), el beleño (Hyoscyamus niger), la mandrágora (Mandragora officinarum), algunas daturas emparentadas con el mexicanísimo toloache (Datura inoxia) y el floripondio (Brugamsia aurea, suaveolens yarborea).
Según acotan Jean-Louis Brau en su Historia de las drogas (4), y el Dr. Krumm-Heller en Plantas sagradas (14), el calendario tiene gran importancia en la recolección de estas plantas ya que los alcaloides no se hallan siempre en las mismas proporciones durante las distintas fases de su crecimiento. Bajo esta lógica, asegura que la belladona, el cáñamo, la datura, el eléboro y la mandrágora deben cogerse durante los signos de Escorpión, Sagitario y Capricornio, es decir, después de la fructificación y cuando la savia no es mucha. Por el contrario, el beleño ha de ser recogido bajo el signo de Aries, cuando la savia sube y la planta se carga de alcaloides.
Estas especies contienen principios activos como la atropina, la escopolamina y la hyoscamina. El doctor Brailowsky explica que, a diferencia de otros alucinógenos, éstos no incrementan la percepción sensorial aunque sus efectos "ocurren a muy diversos niveles: sequedad de la boca, taquicardia, aumento de la temperatura corporal, dilatación de las pupilas, confusión mental, obnubilación de la conciencia y pérdida de la memoria reciente. En dosis elevadas se presenta somnolencia, delirio y coma." (3)
Aunque las plantas que contienen este tipo de alcaloides en la actualidad son cultivadas por empresas farmacéuticas para su utilización en la medicina académica, tradicionalmente han sido usadas por magos, hechiceros, brujos, herbolarios y curanderos.
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De acuerdo al maestro esotérico Krumm-Heller, los brujos practican la magia negra invocando las fuerzas de la oscuridad, mientras que los magos practican la magia blanca invocando las fuerzas de la luz. Los primeros hacen maleficios y los segundos se dedican al conocimiento y la sanación.
Alejandro Dumas en El Conde de Monte-Cristo hace hablar a su personaje principal sobre la química en tierras orientales y asegura que ésta es para los pobladores no sólo un arma defensiva, sino en ocasiones ofensiva; "la una les sirve contra los sufrimientos, la otra contra sus enemigos; con el opio, la belladona, el hachís, se procuran en sueños la dicha que Dios les ha negado en realidad; con la falsa angostura, la belladona, el laurel cerezo, adormecen a los que quieren. No hay una sola de esas mujeres egipcia, turca o griega, que aquí llaman curanderas, que no sepa en materia de química para dejar asombrado a un médico, y en materia de toxicología con qué asustar a un confesor." (7)
La hechicera clásica, ya descrita como tal desde la antigua Roma por personajes como Teócrito en un poema llamado precisamente Pharmacon, es una mujer inteligente, hábil, con mucho mundo y amplios conocimientos sobre la recolección y los usos, tanto médicos como rituales, de diversas plantas que saben cómo y cuándo recoger de acuerdo a los ciclos de la luna y las estaciones.
Esto último alarmaba sobre manera a los jerarcas eclesiásticos preocupados por hacer que su religión fuera vista como la única y la verdadera.
Durante años discutieron si dentro de las "hierbas maléficas" se escondía algún demonio, o si en realidad eran variedades "del jardín del Señor" mal utilizadas por adoradores del diablo.
Por si las dudas, los fanáticos inquisidores decidieron condenar su posesión, conscientes de que ello desarmaría en buena medida al adversario.
Revisando los viejos relatos sobre posesiones demoniacas escritos por cronistas laicos o jueces eclesiásticos, es fácil constatar que la mayoría de las prácticas satánicas y actos de brujería se debían al uso de substancias psicoactivas, mientras que el resto puede atribuirse a casos de histeria y alucinaciones colectivas.
Durante los procesos inquisitoriales de la década de 1330 en Carcasonne -que es donde aparece por vez primera el antiguo rito del Sabbath bajo ese nombre- las transcripciones de un juicio a una mujer acusada de practicar la brujería, consignan declaraciones como esta: "se encontró con un macho cabrío gigantesco, al que saludó y al que se abandonó. El macho cabrío, a cambio, le hizo conocer las plantas venenosas, cociendo en calderos, sobre un fuego maldito, hierbas envenenadas... Desde entonces se ocupa en la confección de ciertos ingredientes y brebajes perjudiciales." (8)
En el Fuero Juzgo -ordenamiento jurídico de la monarquía visigótica- aparecieron varias disposiciones que configuraron la cacería contra la "infame secta brujeril" y contra el uso ancestral de ciertas drogas. La Ley Sálica (424 d.C.) y el Concilio de Agde (506 d.C.) pugnaban ya por el exterminio de brujas y por la excomunión "a hechiceros, a vampiros y a quienes los consulten". (6) Así pues, la receta y la autoadministración de cualquier fármaco no aprobado por los jerarcas del culto cristiano comenzó a castigarse con la hoguera. Para el poder apostólico sólo podía existir un Dios y una Iglesia, por tanto, sólo cabía luchar contra un Satán y una Brujería. Fue así que herbolarios, chamanes, hechiceras, bardos, druidas, sacerdotisas y pontífices de otros cultos, así como todos aquellos que se atrevían a hacer uso de drogas -ya sea con fines terapéuticos, rituales o simplemente recreativos- resultaron confinados a la categoría de "infames" y acabaron siendo perseguidos, sin distinción alguna, bajo el cargo de brujería. A partir de entonces, la práctica del
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sexo aunada al consumo y a "la confección de ciertos ingredientes y brebajes perjudiciales" fue una constante en los procesos inquisitoriales.
Cuando los españoles llegaron a América y se encontraron con que los autóctonos no sólo tenían conocimientos herbolarios sorprendentes, sino que usaban plantas con las que transformaban sus conciencias para contactar con otras realidades, el juicio y la condenación no se hicieron esperar. América tuvo también su cacería de brujas. No obstante, parece ser que en este continente han sobrevivido con mayor fuerza las tradiciones y secretos de la herbolaria, que mezclados idiosincráticamente con la tradición y la religión europea, han dado lugar al fenómeno de brujería- chamanismo que viven muchos pueblos de América Latina. Es por eso que además de las plantas de origen europeo como la belladona, el beleño y la mandrágora, se analiza también el toloache que usan los famosos brujos de Catemaco en Veracruz y en otras partes de México.
FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LAS PLANTAS SOLANÁCEAS
1. Arias Carbajal: Plantas que curan y matan, Editores Mexicanos Unidos, México, 1990.
2. Jesús Callejo Cabo: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México, 1995
4. Brau, Jean-Louis: Historia de las drogas, Bruguera, España, 1973
5. Callejas Cabo, Jesús: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996
6. Crowley, Viviane: La antigua religión en la nueva era. La brujería a examen, Arias M. Editores, Barcelona, 1991
7. Dumas, Alejandro: "Toxicología" en El Conde de Montecristo Porrúa, México, 1980
8. Escohotado, Antonio: Historia General de las Drogas, Tomo I, Alianza Editorial, Madrid, 1994
9. García Piñeiro, Juan José: En busca de las plantas sagradas, Col. Nagual, Ed. Gaia, España, 1996
10. Gellerman, David: Cultural uses of hallucinogens, Internet (ya no está en la drección que estaba cuando lo consulté).
11. Goodman, Alfred et all: Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica, 8va. edición, Panamericana, Argentina, 1991
12. Grieve, M.: A Modern Herbal, Internet (ya no está en la drección que estaba cuando lo consulté).
13. Heffern, Richard: Secrets of the mind-altering plants of Mexico, Piramid Books, USA, 1974
14. Krumm-Heller: Plantas sagradas, Kier, Buenos Aires, 198
15. Magnus, Brunus: Gran libro de la magia del incienso, hierbas y aceites, Edicomunicación, España, 1992
16. Maquiavelo, Nicolás: La mandrágora, Fontamara, México, 1987
17. Paracelso: Botánica oculta. Las plantas mágicas, Kier, Argentina, 1975
18. Saury, Alan: Las plantas fumables, Mandala ediciones, 1980, España
19. Schultes, R.E. y Hofmann, A.: Plantas de los Dioses: orígenes del uso de los alucinógenos, FCE, México, 1993
20. Sédir, Paul: Las plantas mágicas, Edicomunicaciones, Barcelona, 1991
21. Uyldert, Mellie: Esoterismo de las plantas, La tabla de esmeralda, Edaf, España, 1982
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Belladona
DATOS GENERALES
Origen
Antes del reconocimiento oficial de sus cualidades terapéuticas, la belladona, cuyo origen es europeo, estuvo vinculada a la brujería y a múltiples historias de envenenamientos célebres.
Etimología
El nombre científico de la belladona, Atropa belladona, deriva de Atropos la inevitable hija de la noche y Erebeo, la más vieja de las tres parcas encargadas de cortar el hilo de la vida. Esto da una idea sobre su grado de toxicidad. Según Arias Carbajal (1) se le llama belladona por el uso que las damas romanas hacían de su jugo para embellecerse el cutis; según Brau (4) viene de la propiedad midriática de su alcaloide que, dilatando las pupilas, hace hermosas a las mujeres; y según Saury (18) viene del uso cosmético que se le daba para embellecer la mirada de las damas.
QUÍMICA
Identificación
La planta crece a la sombra de los árboles, en colinas boscosas o yacimientos carboníferos; puede alcanzar una altura de metro y medio. Sus flores son de color púrpura oscuro.
El fruto que contiene 0.1% de atropina, es una baya esférica y negruzca del tamaño de una cereza.
Usualmente la raíz tiene concentraciones mayores del alcaloide que van del 0.4 al 0.6%.
Composición
El principio activo de la Atropa belladona es la atropina, aislada por Mein en 1831; aunque también presenta concentraciones menores de escopolamina.
Comercialmente, la belladona se puede adquirir en México bajo los nombres de Alepsal®, Belminal®, Citrobel®, Donnazyne®, Pulmovital®, Trinergot®, etc. La atropina sola se comercializa como Atropin®, Lumitropil®, Nablan®, Pavenal®, etc.
Formas de adulteración
Ninguna.
FARMACOLOGÍA
Mecanismo de acción y formas de empleo
En la medicina herbolaria suelen prepararse cocimientos con las bayas y la raíz de la planta. En la medicina moderna la belladona se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas, y en tabletas, cápsulas o gotas de administración oral. Los efectos comienzan entre los 15 y los 30 minutos. Al llegar al cerebro en dosis bajas, la atropina bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; en dosis elevadas, se presenta una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la terapéutica herbolaria «esta planta narcótica que tan buen servicio proporciona a la Medicina y en general a la humanidad doliente», según Arias Carbajal, (1) se aplica en caso de neuralgias, tos nerviosa, asma, convulsiones, coqueluche, epilepsia, constricciones espasmódicas y algunas enfermedades de los ojos. En la medicina moderna se utiliza para bloquear los impulsos de las terminaciones nerviosas previniendo las contracciones de los músculos involuntarios, a tal grado
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que difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos sin la ayuda de esta valiosa droga. (11) La atropina se ha utilizado en conjunción con la levadopa para tratar la enfermedad de Parkinson. Se emplea también como diurético, sedativo, analgésico leve y antídoto contra la intoxicación por hongos que contengan alcaloides muscarínicos como el Amanita muscaria.
Dosificación
Dentro de la medicina herbolaria, para cada aplicación intraocular se requieren entre una y tres gotas de extracto de hojas de belladona; para preparar linimentos de aplicación cutánea, 5 gm de hojas o 2 gm de la raíz pulverizada; para ingestión oral, entre 5 y 15 gotas de bayas maceradas en alcohol. En usos rituales o recreativos se utilizan dosis más fuertes. Suelen ingerirse tres o cuatro bayas, o extractos alcoholatados en proporciones que fluctúan entre los 10 y los 15 gm por toma. En la medicina occidental las dosis terapéuticas bajas van de 0.5 a 1mg y las altas de 2 a 5 mg; más de 10 mg se consideran peligrosos.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Cuando la atropina se aplica directamente al ojo, la acomodación y los reflejos oculares no se recuperan durante 7 a 12 días. Con dosis aún mayores se inhibe la micción y se presentan alucinaciones visuales y auditivas. Según Brau: “Los granos arrojados a carbones encendidos dan vértigos seguidos de alucinaciones. Los objetos pequeños adquieren dimensiones enormes. Se ven también sucesiones de puntos luminosos en forma de lluvia de oro, lo que a veces hace que se le dé el nombre de Alucinación- Danae.” (4) El uso prolongado puede causar estreñimiento crónico. No se ha confirmado daño genético en humanos; sin embargo, algunos estudios con animales arrojan anormalidades fetales.
Potencial de dependencia
La belladona no provoca tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no supone síndrome abstinencial alguno.
QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA
Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
El experto en medicina herbolaria Arias Carbajal asegura en su libro Plantas que curan y matan que: “el uso de la Belladona reclama mucha prudencia, siquiera administrada a dosis un poco elevadas produzca vértigos, náuseas, dilatación de las pupilas, delirios, algunas veces inyección en la cara, alucinaciones y con frecuencia la muerte, como remate a este cortejo de funestos accidentes.” (1) En caso de envenenamiento accidental recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque vomitivo, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza, posteriormente un vaciado estomacal seguido de una dosis de magnesia, estimulantes como café cargado, y de ser necesario hay que ayudar al paciente con respiración artificial.
HECHOS INTERESANTES
Régimen legal actual
La belladona es una droga legal, puede cultivarse y venderse libremente. Sus preparados médicos no requieren receta médica.
Leyendas europeas
Las ménades de las orgías dionisiacas en la mitología griega, se arrojaban con los ojos dilatados a los brazos de los hombres que adoraban a este dios, o bien "con los ojos de fuego", caían entre los hombres para despedazarlos y comérselos. El vino de las bacanales frecuentemente era adulterado con jugo de belladona. Otra creencia de la época clásica sostenía que los sacerdotes romanos bebían belladona antes de hacer las súplicas de victoria a la diosa de la guerra. (5)
De acuerdo con algunas tradiciones orales que se conservan en tierras europeas, el espíritu que habita dentro de la planta de belladona sólo sale una noche al año: la noche de Walpurias, cuando se prepara para celebrar el Sabbath con las brujas. En tierras célticas hay una superstición que vincula a la belladona con una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar, aunque una
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versión más generalizada sugiere que cierta secta de sacerdotes tomaba una infusión de belladona para honrar e invocar la ayuda de Bellona, diosa de la guerra. (4)
La verdadera historia de las escobas voladoras
Dentro de la denominada botánica oculta se supone que tiene propiedades muy semejantes al beleño y es otra de las varias plantas que entran en la composición de la pomada de las brujas. "Sus hojas secas y trituradas mezcladas con azafrán y alcanfor constituyen un perfume mágico para ahuyentar las larvas del astral." (17)
En el primer tomo de su Historia general de las drogas, Antonio Escohotado cuenta que más tarde, en el siglo XV, un documento semejante explicaba:
El vulgo cree, y las brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a veces llevan amuletos entre el cabello. (8)
Envenenamientos célebres con belladona
Se supone que la belladona fue empleada para envenenar a las tropas de Marco Antonio durante la guerra de Esparta, según la descripción que Plutarco hizo sobre los extraños efectos que siguen a su uso. Con la misma planta fue envenenado Claudio, el emperador romano.
Según cita Sedir en Plantas Mágicas (20), Buchanans en su Historia de Escocia, publicada en 1582, relata que cuando Duncan I era rey de Escocia, los soldados de Macbeth invadieron a los Daneses envenenando a todo su ejército con un licor mezclado con belladona que les dieron a beber durante una tregua. Y según Brau (4), una enfermera llamada María Jeaunueret, fue condenada en Suiza a veinte años de trabajos forzados por haber envenenado con belladona a nueve personas, de las cuales murieron seis.
FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LAS PLANTAS DE LAS BRUJAS
1. Arias Carbajal: Plantas que curan y matan, Editores Mexicanos Unidos, México, 1990.
2. Jesús Callejo Cabo: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México, 1995
4. Brau, Jean-Louis: Historia de las drogas, Bruguera, España, 1973.
5. Callejas Cabo, Jesús: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996
6. Crowley, Viviane: La antigua religión en la nueva era. La brujería a examen, Arias M. Editores, Barcelona, 1991
7. Dumas, Alejandro: "Toxicología" en El Conde de Montecristo Porrúa, México, 1980.
8. Escohotado, Antonio: Historia General de las Drogas, Tomo I, Alianza Editorial, Madrid, 1994.
9. García Piñeiro, Juan José: En busca de las plantas sagradas, Col. Nagual, Ed. Gaia, España, 1996.
10. Gellerman, David: Cultural uses of hallucinogens, Internet.
11. Goodman, Alfred et all: Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica, 8va. edición, Panamericana, Argentina, 1991.
12. Grieve, M.: A Modern Herbal, Internet (ya no está en la drección que estaba cuando lo consulté).
13. Heffern, Richard: Secrets of the mind-altering plants of Mexico, Piramid Books, USA, 1974.
14. Krumm-Heller: Plantas sagradas, Kier, Buenos Aires, 1987.
15. Magnus, Brunus: Gran libro de la magia del incienso, hierbas y aceites, Edicomunicación, España, 1992.
16. Maquiavelo, Nicolás: La mandrágora, Fontamara, México, 1987.
17. Paracelso: Botánica oculta. Las plantas mágicas, Kier, Argentina, 1975.
18. Saury, Alan: Las plantas fumables, Mandala ediciones, 1980, España.
7. http://www.mind-surf.net/drogas/brujas.htm
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19. Schultes, R.E. y Hofmann, A.: Plantas de los Dioses: orígenes del uso de los alucinógenos, FCE, México, 1993.
20. Sédir, Paul: Las plantas mágicas, Edicomunicaciones, Barcelona, 1991.
21. Uyldert, Mellie: Esoterismo de las plantas, La tabla de esmeralda, Edaf, España, 1982.