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Estudios sobre las Culturas Contemporaneas
Universidad de Colima
pcultura@cgic.ucol.mx
ISSN (Versión impresa): 1405-2210
MÉXICO
1989
Amparo Sevilla
PATRIMONIO CULTURAL Y MOVIMIENTO URBANO POPULAR
Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, año/vol. II, número 006
Universidad de Colima
Colima, México
pp. 137-152
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
Universidad Autónoma del Estado de México
http://redalyc.uaemex.mx
PATRIMONIO
CULTURAL Y
MOVIMIENTO
URBANO POPULAR
Amparo Sevilla
A manera de introducei6n
El presente artfculo tiene dos prop6sito8. El
primero conslste en presentar una reflexi6n acerca de la
forma, desde nuestra perspectiva, c6nio se puede ubicar
la problem^tica sobre el patrimonio cultural en relacidn
a un proceso social m ^ o menos reciente y sumamente
din^unico: el movimiento urbano popular (MUF). En
segundo lugar, intentamos pisintear algunas cuestiones
fundamentales para la viabilidad de un centro de
defensa del patrimonio cultural en una colonia popular
-la Morelos- ubicada en el centro de la Ciudad de
Mexico. En este lugar estamos llevando a cabo una
investigaci6n respecto a la forma en que el arraigo
y la identidad barrial incidieron en el proceso de
organizacidn vecinal, a partir del sismo ocurrido en
septiembre de 1085. Dicha investigaci6n se realize en
el Departamento de Etnologfa y Antropologfa Social
perteneciente al INAH.
La ambiguedad: primer atributo del patrimonio
cultural
El tiempo, la propiedad y la relevancia son los
137
Amparo Sevilla
tres componentes b^icos del concepto que ahora nos
ocupa. Hablar de patrimonio es hablar de legado
o herencia; tambi^n de bienes acumulados a trav^s
del tiempo. Bienes que indican una pertenencia a
determinados sujetos o grupos sociales y sobre los
cuales, por lo tanto, se ejerce un dominlo. La posesi6n
o propiedad aparece como el elemento m&s sustancial
en laa distintas concepciones sobre el patrimonio, pero
tambi^n como condici6n cada vez mis conHictiva. La
relevancia, por ultimo, remite irremediablemente a un
concepto que pone en aprietos a m ^ de un investigador:
el concepto de valor.
Como podemos notar, al hablar de patrimonio
cultural se da lugar a una avalancha de t^rminoe
que desencadenan, a su vez, una serie de problemas
aiin no resueltos por quienes nos preocupamos por la
conservaci6n, difusi6n, defensa o creaci6n de aquel. La
riqueza de cuestiones derivadas deja, por lo tanto, y
al contrario de lo que inicialmente podrfa pensarse,
un amplio espacio a la indefinici6n. Algunas de las
pregimtas que se presentan:
En relaci6n al tSempo
^CuAntos anos tienen que haber transcurrido para
que un bien o producto cultural pase a formar parte del
"patrimonio cultural de la naci6n''? Surgen, entonces,
los llmites mis o menos arbitrarios; por ejempio:
"hasta el siglo XIX". ^S61o un pasado reconocido como
pasado, esto es, aquellos bienes y hechos recogidos por
la historia oflcial? ^D6nde queda la producci6n cultural
generada desde los ultimos anos hasta el dfa de ayer?
En cuanto a la propiedad
Cuando se trata de un patrimonio familiar,
cuyo contenido estd dado por bienes econ6micos o
138
Patrimonio cultural...
materiales, nadie pone en duda qui^n o qui^nea son los
propietarios, a menos que sea una herencia intestada.
Pero tratdndose del patrimonio cultural, la pertenencia
86 vuelve materia de definiciones discursivas que poco
o nada tienen que ver con la apropiaci6n, que de hecho
se da, sobre tales bienes. Tenemos asl, por ejempto,
que al hablar sobre el patrimonio cultural de la Naci(3n,
algunos funcionarios pretendan disfrazar el uso y abuso
que grupos, muy selectos, hacen del mismo, o bien,
el despojo sufrido por diversos grupos sociales de su
propia herencia o creaci6n cultural, en aras de un
supuesto rescate.
Suceden, entonces, id^nticas situaciones con otras
propias del sistema, esto es: pocos resultan ser los
verdaderos duenos del producto del trabajo de muchos.
cuanto a la relevancia
qu^ una manifestaci6n cultural adquiere
importancia que las dem^? ^Acaso aqui tambi^n ha
penetrado la 16gica del mercado, mediante el proceso
de mercantilizaci6n de bienes culturales? ^E^ hasta
que un bien cultural se convierte en mercancfa y,
por lo tanto, en objeto de consumo, cuando se le
reconoce como patrimonio cultural? o por el contrario
^la mercanti]izaci6n de un producto cultural hace que
este deje de ser una expresi6n legftima de identidad
cultural? ^evita que dicho producto se transforme en
patrimonio cultural?
iQu^ imprime mayor valor a unos cuantos bienes
sobre muchos otros? M ^ aun, ;,de qu^ tipo de
valor se trata? ^dentro del patrimonio cultural
reconocido como tal, existen bienes o productos
culturales que tengan unkamente un valor simb61ico
para determinado grupo social? o ^se trata de objetos
que adem^ de poseer un valor simb6Iico, tienen
tambi^n un alto valor de cambio?
130
Amparo Sevilla
Resolver las cuestiones hasta aquf planteadas, exige
un andlisifi que'por ahora no estamos en condiciones
de realizar. Sin embargo, podemos advertir o marcar
algunas Ifneas derivadas de la relaci6n entre los
elementos antes citados: el tiempo, la propiedad y la
relevancia.
Al parecer la corjunci6n de los ijltinios dos aspectos
da como resultado aquello que se denomina capital
cultural. Capital que deja de serlo si carece de valor
de cambio.
La coBificaci6n de las manifestaciones culturales se
puede dar a trav^s de su comercializacidn, pero tambien
mediante su "museificacidn". Extrano pareciera ser,
entonces, que los museos sean los dep6sitos privilegia-
dos de aquello que Be reconoce como patrimonio cultu-
ral.
Asimismo, la coijunci6n de los tres elementos
senaladoa remite por lo general a la idea de ''un bien
material acumulado", definici6n que, por lo comun,
adquiere el t^rmino de patrimonio cultural, a pesar
de la declaraci6n establecida por la UNESCO en 1982,
que intenta reconocer como tal a la obra material e
intangible que expresa la creatividad de un pueblo.
For ultimo, cabe advertir que la bdsqueda de una
delimitacidn del concepto que nos ocupa, acarrea los
mismos defectoe y virtudes de los mi^Itiples intentos
de definicidn del de cultura. Esto es, &I hablar
de patrimonio cultural nos topamos con las diversas
cuestiones, ailn no del todo resueltas, derivadas de lo
que se reconoce o no como cultura.
M ^ aun, la a veces disimulada y otras exhibida
connotaci6n de clase que posee la cultura, se presenta
tambien en lo relacionado con el patrimonio cultural.
Connotaci6n de clase innegable cuando se observan
detenidamente las diferentes condiciones de cada clase
social en la producci6n, distribucidn, apropiacidn o
consumo de los bienes culturales.
140
Patrimonio cuitursJ...
;Se ve, se siente, el MUP estd preaente!
Dado el panorama desalentador expuesto en la
parte anterior ic6mo podrfamos hablar entonces de un
patrimonio cultural perteneciente al MUP?
El tema se complica aun mds, si consideramos
que los habitantes de las colonicis populares presentan,
entre otras, las siguientes caracterfstkas:
- Gran movilidad dentro del espacio urbano, lo cual
significa poco tiempo de convivencia con los vecinos;
situaci6n mis o menos generalizada en las colonias
perif^ricas de las grandes ciudades.
- Mucho tiempo de residencia en una misma colonia,
pero sin la propiedad sobre los inmuebles habitados;
situacion comiin en las colonias populares del centro
de las ciudades.
- Insuficiencia de medios necesarios para la producci6n
cultural y su difusion.
- Escasa informaci6n y formaci6n para valorar el
propio patrimonio cultural.
Ante dicha situaci6n surgen, inevitablemente, una
serie de preguntas cuya respuesta requiere la realizaci6n
de varias investigaciones sobre el terreno, pues su
formulaci6n en el interior del espacio urbano es
relativamente reciente. Podemos adelantar algunas de
ellas:
- ^Existe una conciencia entre los habitantes de las
colonias populares sobre el patrimonio cultural en
general y sobre el propio en particular?
- iC6mo perciben los pobladores de los Uamados
centros historicos el espacio habitado?
- iQu^ significa para los inquilinos de los edificios
hist6ricos (reconocidos o no oficialmente como tales)
habitar dichos inmuebles?
Los sismos ocurridos en septiembre de 1985, pu-
sieron de manifiesto el dilema entre reconstrucci6n o
141
Amparo Sevilla
demolici6n de un sinntimero de vecindades hist6ricas
afectadas. Una gran parte de £stas fueron totalmente
demolidas contando con el pleno acuerdo de sus habi-
tantes, que preferfan una vivienda nueva. iQu6 implica
!o anterior? ^La desvalorizacion del hibitat hist6rico?
^Es el resultado de una ldeologfa modernizante ubicada
en la 16gica del consumo y la adquisicion de un estatus?
iSe abri6 una posibilidad de mejorar notablemente las
condiciones de vida?
Simult&neamente a lo anterior encontramos que
entre las principales deniandcLS de los damnificados del
sismo, est^n las viejas demandas de los habitantes del
centro de la Ciudad de Mexico: "no a los desalojos"
y "por una vivienda digna". Junto con ^stas, las
organizaciones de inquilinos y damnificados plantearon:
- la defensa del patrimonio historico
- la defensa del arraigo de los habitantes del centro y
su cultura e identidad barrial
- la necesidad de una reconstrucci6n de la zona que
implique una reorganizacion del espacio urbano.
Las demandas de las organizaciones de inquilinos y
damnificados hacen patente que el patrimonio cultural
no se agota en el legado hist6rico ni en sus expresiones
materiales (ios edificios). Que el hecho cultural
comprende, pues, tanto el pasado como el presente,
lo material y lo intangible. El espacio habitado
(territorio) se convierte, en este contexto, en el soporte
material del patrimonio cultural, conformado, entre
otras cosas, por los usos que de ese espacio hacen sus
habitantes y las relaciones sociales de ellos derivadas.
La configuracion de una identidad social, que
en este caso aparece como barrifil, pasa a ser una
cualidad esencial del fen6meno cultural. Asf estamos
de acuerdo con quienes consideran que los testimonios
de dicha identidad es lo que conforma, precisamente, el
patrimonio cultural.
142
PRtriinonio culturml...
Lo citado en relaci6n a los habitantea del centro
de la ciudad, nos hace pensar, adem&s, en Ja existencia
de importantes diferencias entre ^tos y los pobladores
localizados en las colonias populares perif^ricas. Sin
embargo, en todos ellos se dan tambi^n similitudes
esenciales, derivadas de su pertenencia al sector urbano
popular, cuya expresi<Sn se plasma en las demandas
comunes enarboladas por el MUP.
lQu€ puede conformar, entonces, el patrimonio
cultural de quienes se enfrentan a una tucha cotidiana
para supereu- la carencia de suelo, vivienda y/o servicios
publicos? ^Ias p^simas condiciones de vida en que se
encuentra la mayor parte de dichos habitantes, evita
que generen y valoren un patrimonio culttiral propio?
En nuestra busqueda de manifestaciones culturales
dentro del MUP encontramos que la participaci6n en
dicho movimiento genera la configuraci6n de diversas
identidades sociales, cualidad fundamental del hecho
cultural.
En dicha configuraci6n de identidades intervienen
varios factores de diferenciaci6n, que a la vez son
principios de unificaci6n en el interior del grupo-
movimiento, y cuyos ejes principales son el espacio, el
tiempo y la experiencia colectiva.
Entre las principales demandas del MUP se
encuentran la obtenci6n o conservaci6n de la vivienda
y otros edpacios necesarios [>ara la reproducci6n. Pero
la lucha por estos ultimos no significa unicamente
un lugar para habitar, sino fundamentalmente crear
condiciones de vida y formas de relaciones sociales
diferentes entre quienes comparten un mismo territorio.
De ahf que, cuando se logran estos espacios a trav^s de
la organizaci6n, adquieren una fuerte significaci6n para
la configuraci6n de una identidad grupal.
El lugar de residencia posee, adem^ de valor socio-
econ6mico, una signiflcaci6n simb61ica, dada por la
143
Amparo Sevilia
percepci6n y la valoraci6n del espaclo habitado. Son
varios los factores que intervienen en este proceso de
significaci6n, uno de ellos es el tipo de relaci6n social
(intercambios, cooperaci6n, relaciones afectivas, etc.)
que se lleva a cabo en dichos espacios. Respecto a la
identidad se observa que tener una residencia estable,
implica la acumulaci6n de experiencias compartidas y,
por lo tanto, la posibilidad de conformar una memoria
colectiva.
La configuraci6n de dicha identidad requiere,
siempre, de una base espacial, que permita el encuentro
y la convivencia entre la poblacion y tambien la
convergencia con el peisado comtin. Estos espacios son
fundamentales para la comunicaci6n entre los vecinos,
la sistematizacion de las experiencias colectivas y la
socializacion de lo aprendido en ellas.
Los espacios donde, por lo comun, se lleva a
cabo lo anterior son los patios de las vecindades, las
calles y sus esquinas, el mercado, algunas explanadas
o lotes baldfos, la capilla o la iglesia y, en el caso
de las colonias organizadas, el local de asambleas,
generalmente construido para ese fin mediante el
trabajo voluntario de los habitantes.
El fuerte arraigo territorial observado en vanas
colonias populares, debese a las transformaciones que
sobre dicho territorio han hecho sus habitantes con
su propio trabajo y a las relaciones de amistad y
solidaridad establecidas a traves de la convivencia. Ello
crea un fuerte sentido de territorialidad, es decir, un
proceso de identificaci6n con los espacios utilizados
colectivamente.
Tenemos, entonces, que a los habitantes de ciertiis
colonicis populares, no solo les puede unir e identificar
el tiempo de habitar un mismo territorio, sino tambien,
y sobre todo, el esiuerzo mutuo para la transformaci6n
de sus condiciones de vida. El devenir cotidiano, en el
144
Patrimonio cuJturaJ...
que se suceden experiencias colectivas, va conformando
Una memoria, tambien colectiva y cuyos soportes son
los logros materiales e ideol6gicos obtenidos.
En estos casos, la identidad se sustenta en el
proceso de construcci6n material y simbdlica del
entorno. El esfuerzo comun que, al modificar una
situaci6n d^ resultados concretos, se transforma en una
base solida de identidad social. La experiencia vivida
en conjunto, a trav^s de la participaci6n en una serie
de prdcticfia, genera un reconocimiento de cada uno
de los individuos en relaci6n al conjunto del grupo,
Una conciencia sobre la capatcidad de transformaci6n de
las condiciones de vida y, por lo tanto, una valoraci6n
distinta en torno a dichas condiciones, al grupo y al
movimiento.
Con base en los procesos de reconocimiento
individual y grupal antes citados, se generan nuevas
identidades donde conRuyen, mediante un proceso
de continuidad-discontinuidad, las idcntidadea sociales
previas de cada habitante, dadas por su origen Etnico,
condicion laboral, participacion en grupos religiosos,
poli'ticos, deportivos, etcetera.
Cabe advertir que compartir una misma situacion
econ6mica o social, si bien es la base para establecer
Una uni6n, no confiere por sf misma una identidad
social, pues requiere de praticas significantes, a traves
de las cuales se genera la conciencia de pertenecer a un
agrupamlento deterrninado. Dichas practicas se dan
mediante una serie de experiencias colectivas, que van
conformando una memoria comun.
En el MUP el registro de esa memoria colectiva se
realiza principalmente mediante la tradici6n oral y la
conmemoraci6n. Tambien se ha recogido su historia a
traves de escritos y documentos, pero este mecanismo
ha tenido menor incidencia en los participantes del
movimiento.
145
Amparo Sevilla
Algunas de las formas en las que el MUP ha ido
generando una memoria colectiva, factor fundamental
de su patrimonio cultural, son:
- A trav^s de la participaci6n directa en las formas de
organizaci6n y de lucha, en la cual se incorporan los
conocimientos adquiridos en experiencieis anteriores.
- El recordatorio permanente de las acciones colectivas
pasadas, mediante constantes referencias de lo
obtenido y de los mecanismos implementados para
lograrlo, en pMticas familiares y en reuniones
formales e informales.
- La recuperaci6n de algunas tradiciones presentes en
luchas anteriores y la creaci6n de mievas tradiciones.
Asf tenemos, por ejemplo, el uso del corrido como
medio de informacion de sucesos significativos para
el movimiento. Tambien es habitual la elaboracion
de "calaveras" que en d(as cercanos a la celebracion
de muertos, presentan una vision sarcdstica de
poUticos, funcionarios, casatenientes, etcetera.
- La conmemoracion de las luchM populares m ^ sig-
nificativas, a trav^s de diversas formas. Una de ellas
se da, por ejemplo, en los nombres que han adqui-
rido la mayor parte de las colonieia populares, cuya
implantaci6n se debi6 a una lucha. Los mds usuales
son: Pancho Villa, Emiliano Zapata, Ruben Jarami-
llo, Lucio Cabanas, Genaro VAzquez. Otras colonias
recuerdan tambien, a trav^s de su denominacion, fe-
chas historicas para el movimiento popular, como
el "Campamento 2 de octubre", la colonla "18 de
Marzo", o bien, acontecimientos historicos sucedi-
dos en determinados lugares, como por ejemplo, el
movimiento de solicitantes "Cananea".
Ademas se acostumbra, claro estA, la celebraci6n
de diversos acontecimientos hist6ricos, ya sea del
movimiento popular en general o de la organizaci6n
146
Jo cuJtura/..,
vecinal en particular. En este ultimo caso se lleva a
cabo una manifestacidn publica de la identidad grupal,
a trav^s de la autorepresentacidn de la organizaci6n,
en la cual se acentuan los vfnculos que cohesionan al
grupo. En tal representacl6n siempre estdn presentes
los emblemas, esto es, las formas en las que la identidad
grupal se expresa simb6licamente.
El patrimonio cultural del MUP, conformado,
entonces, por una memoria colectiva, se expresa y
reproduce a trav^s de los mecanismos planteados.
Adem^ tenemos tambi^n los diversos testimonios de
las identidades colectiveis, generadas por el movimiento,
entre las cuales, las expresiones sinib61icas adquieren
singular relevancia.
Cabe advertir que entre los elementos que confor-
imLXi una identidad social, est& el reconocimiento de
marcaa, signos y rasgos culturales compartidos, que
funcionan como emblemas, esto es, la identidad de un
grupo se constituye, en parte, por referencia al universo
simb61ico que le provee su entorno.
La producci6n simb61ica perteneclente al MUP y
mediante la cual se expresa como tal (como movimiento
social) adquiere formas que interpelan y motivan a los
participantes del movimiento. A trav^s de ^stas se
interiorizan las demandas, se denuncia una situaci6n
y, en ocasiones, se sublima o propicia la confrontaci6n.
Sus emblemas expresan una pertenencia social inscrita
en un campo de enfrentamiento, de ahf que uno de
los sentidos de los principales sfmbolos utilizados sea
la uni6n y la fuerza. Los sfmbolos incorporados son
tambi^n una forma de interpretar la realidad objetiva
y subjetiva en la que se encuentran los habitantes de
las colonias populares.
Dentro de las expresiones simb6Iic2is del MUP,
encontramos, por ejemplo, las consignas, los lemas,
las banderas y las imdgenes grdficas. Ademds de laa
147
Amparo Sevilla
expresiones artisticas a traves de canciones, el teatro y
la pintura.
Los elementos hasta aquf vertidos dejan la im-
presion de que el patrimonio cultural del MUP con-
siste, bisicamente, en su cultura i>o]itica. Esto se debe
a que en la exposici6n se hace especial enfasis a ciertos
componentes de la cultura poUtica del movimiento en
cuestion. Claro es para nosotros, y no estA por demas
hacerlo expHcito, que el patrimonio cultural del MUP
no se agota en los hechos pertenecientes a su cultura
poKtica. Como anteriormente se habla senalado, la con-
figuraci6n de identidades sociales dentro del MUP, y
por tanto de su patrimonio cultural, se sustenta en el
proceso de construcci6n material y simbolica del en-
torno, lo que significa la inclusi6n de la experiencia vi-
vida en los distintos campos de la esfera social.
La creaci6n de un centro de defenBa del
patrimonio cultural
Uno de Ios objetivos que nos hemos propuesto
en la investigaci6n que llevamos a cabo en la colonia
Morelos, es la creacion de un centro de defensa del
patrimonio cultural, para el impulso de actividades
tendientes al conocimiento de la historia local y zonal,
de intercambio de experiencias en organizaciones de
inquilinos y del conocimiento de las funciones que debe
desempenar el INAH para la conservacion y difusi6n
del patrimonio cultural, entre otras cuestiones. Temas
tratados mediante platicas, exposiciones, talleres,
documentales, etc., impartidos tanto por profesionistas
especializados como por vecinos de la colonia.
La creaci6n de este centro deberd contar, eviden-
temente, con la aceptacion y, sobre todo, participaci6n
activa de los habitantes del lugar, en la gestion de lcis
acciones emprendidas. Si esto no se logra, su funciona-
miento carecerfa de sentido.
148
Patrimonio cultural...
Nuestra propuesta pretende alejarse lo mas posible
de aquellas acciones que institucionalizan, mejor dicho,
petrifican el patrimonio cultural, convirtiendo los
bienes o productos culturales en objetos para ser
conservados y exhibidos, y no para que se incorporen
como agentes activos de una cultura vigente.
Proponer la creaci6n del centro citado responde,
en cambio, al hecho, ya senalado, de que la producci6n
cultural y la configuraci6n de identidades colectivas,
requieren siempre una base espacial, que permita el
encuentro y la convivencia entre los vecinos y, tambien,
con el pasado comun. Asimismo, se necesitan espacios
especialmente creados para la introyecci6n o refiexi6n,
que estimulen la adquisici6n de una conciencia sobre el
patrimonio cultural y la necesidad de diversas acciones
para su creaci6n, defensa y difusiAn.
Sabemos que nuestros prop6sitos no necesaria^
mente tendrAn fintil feliz. Existen muchas trabas que
veneer: el desconocimiento y la desvalorizaci6n del pro-
pio p>atrimonio cultural, situaci6n reinante en la mayor
parte de la poblaci6n referida y la poca atenci6n que
las organizaciones vecinales han puesto en relaci6n al
patrimonio cultural. Si a ello le anadimos la carencia
de recursos econ6micos del INAH para apoyar este tipo
de proyectos y, como si fuera poco, hasta nuestro pro-
pio espiritu un tanto pesimista, pareciera ser, entonces,
que todo va a quedar en buenos prop6sitos. El objetivo
propuesto representa, por lo tanto, un reto.
Una especie de co«icluai6n
La breve revisi6n del concepto de patrimonio
ctiltural, nos empuja a retomar los puntos mAs
importantes de la problemAtica planteada*.
1) A pesar de los multiples fjictores que dificultan
la creaci6n y difusidn" de expresiones culturales
propias, consideramos que los habitantes de las
149
Amparo SevilU
colonias popylares que integran el MUP poseen un
patrimonio cultural. Este consiste en una memoria
colectiva expresada y reproducida mediante los
mecanismoB senalados que corresponden a sus
dif!cil«s condiciones de vida. E^t^ tambien los
diversofl testimonios de las identidades colectivas
generadas por la participaci6n en el movimiento.
2) La configuraci6n de identidades sociales dentro del
MUP, y poF lo tanto de su patrimonio cultural,
se sustenta en el proceso de construcci6n material
y 8imb61ica del entorno, proceso que incorpora la
experiencia vivida en los distintos campos de la
esfera social.
3) El espacio habitado (territorio) se convlerte en este
contexto, en el soporte material del patrimonio
cultural.
4) Pocoe son loe habitantes de las colonias populares
que poseen una conciencia sobre la importancia
social que tiene la creaci6n, defensa y difusi6n
del patrimonio cultural, dentro del cual se inserta
el hist6rico. La valoraci6n positiva de dicho
patrimonio es, al mismo tiempo, una actitud poco
generalisada.
5) La Htuaci6n anterior podemos expUcirnosla por
el hecho de que los habitantes de las colonias
populares pertenecen a las dases econ6nuca y
socialmente dominadas, cuya alteridad cultural se
mantiene atln subordinada y descalificada para sf
mismos.
6] La adquisici6n de una conciencia sobre el patrimo-
nio cultural y su valoraci6n, no se da en forma es-
pontAnea, sino requiere una labor pr^tica, impul-
sada por quienes tienen dicha concienia y est^n in-
teresados en difundirla.
Los seis puntos citadoa recogen en sfntesis las
ideas principales que sustentan este breve ensayo. Sin
160
P&tiimonio cultural...
embargo, existe una cuesti6n pendicnte releicionada con
la construcci6n conceptual de t^rminos que intentan
dar cuenta de una realidad y que, en este caso, tiene
que ver con la deflnici6n del concepto de patrimonio
cultural.
Con base en un contacto directo con habitantes
de diversas colonias populares durante algunos anos,
me atrevo a afirmar que el concepto de patrimonio
cultural es, a final de cuentas, un concepto ajeno a
la mayor parte de la poblacidn referida. E^to es, el
t^rmino de patrimonio cultural, independientemente
de su significado, no aparece en el lenguaje usual de
la mayor parte de las personas y organizaciones que
peirticipan en el MUP. Todo parece indicar, ademds,
que llevarA un perfodo, m ^ o menos prolongado, la
apropiaci6n generalizada de dicho concepto.
Lo anterior nos hace recordar que tanto las
concepciones predominantes en el medio oHcial, como
las elaboradas fuera de dicha oficialidad (dentro de
las cuales pretendemos ubicarnos) son instrumentos
conceptuales que intentan delimitar una realidad con
el prop6sito de operar en ella, ya sea en un sentido u
otro, dado que dichas concepciones est4n determinadas
por los Intereses sociales que laa sustentan.
Pensamos que la consideraci6n anotada nos pre-
viene, en parte, de ser atrapados por un* preocu-
paci6n academiciata, que en la btisqueda de preciaiones
te6ricas supuestamente puras y absolutas, sucumbe en-
vuelta en las contradicciones y conilictos exUtentes en
la realidad social.
161
Notas y referencias bibliograficas
1. Nos referimos a una investi-
gaci6n realizada durante 1983-
1985, en vaj-iae colonias popu-
larea ubicadaa en el Valle de
Mexico. En ista se lleva a
cabo un an^lisis sobre la cul-
tura poUtica del MUP, en re-
Iaci6n a tree aspectos: la confi-
guraci6n de identidadea colecti-
vas, la construcci6n e interpre-
taci6n de significadoB sociales
relacionadoa con el movimiento
y las formas mediante las cua-
les la Coordinadora Nacional
del Movimiento Urbano Popu-
lar (CONAMUP) se represents
simb61icaniente. Dicho estudlo
fue elaborado en el CIESAS y
constituye mi tesia de maestria
en Antropologta Social en la Es-
cuela Nacional de Antropologfa
e Historia (ENAH).
Mural colectivo en una barda de casa-habitaci6n.
Colonia Xalpa. Del. Iztapalapa.
Foto: Gerardo Moctexama
162

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431 patrimonio cultural

  • 1. Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Universidad de Colima pcultura@cgic.ucol.mx ISSN (Versión impresa): 1405-2210 MÉXICO 1989 Amparo Sevilla PATRIMONIO CULTURAL Y MOVIMIENTO URBANO POPULAR Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, año/vol. II, número 006 Universidad de Colima Colima, México pp. 137-152 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx
  • 2. PATRIMONIO CULTURAL Y MOVIMIENTO URBANO POPULAR Amparo Sevilla A manera de introducei6n El presente artfculo tiene dos prop6sito8. El primero conslste en presentar una reflexi6n acerca de la forma, desde nuestra perspectiva, c6nio se puede ubicar la problem^tica sobre el patrimonio cultural en relacidn a un proceso social m ^ o menos reciente y sumamente din^unico: el movimiento urbano popular (MUF). En segundo lugar, intentamos pisintear algunas cuestiones fundamentales para la viabilidad de un centro de defensa del patrimonio cultural en una colonia popular -la Morelos- ubicada en el centro de la Ciudad de Mexico. En este lugar estamos llevando a cabo una investigaci6n respecto a la forma en que el arraigo y la identidad barrial incidieron en el proceso de organizacidn vecinal, a partir del sismo ocurrido en septiembre de 1085. Dicha investigaci6n se realize en el Departamento de Etnologfa y Antropologfa Social perteneciente al INAH. La ambiguedad: primer atributo del patrimonio cultural El tiempo, la propiedad y la relevancia son los 137
  • 3. Amparo Sevilla tres componentes b^icos del concepto que ahora nos ocupa. Hablar de patrimonio es hablar de legado o herencia; tambi^n de bienes acumulados a trav^s del tiempo. Bienes que indican una pertenencia a determinados sujetos o grupos sociales y sobre los cuales, por lo tanto, se ejerce un dominlo. La posesi6n o propiedad aparece como el elemento m&s sustancial en laa distintas concepciones sobre el patrimonio, pero tambi^n como condici6n cada vez mis conHictiva. La relevancia, por ultimo, remite irremediablemente a un concepto que pone en aprietos a m ^ de un investigador: el concepto de valor. Como podemos notar, al hablar de patrimonio cultural se da lugar a una avalancha de t^rminoe que desencadenan, a su vez, una serie de problemas aiin no resueltos por quienes nos preocupamos por la conservaci6n, difusi6n, defensa o creaci6n de aquel. La riqueza de cuestiones derivadas deja, por lo tanto, y al contrario de lo que inicialmente podrfa pensarse, un amplio espacio a la indefinici6n. Algunas de las pregimtas que se presentan: En relaci6n al tSempo ^CuAntos anos tienen que haber transcurrido para que un bien o producto cultural pase a formar parte del "patrimonio cultural de la naci6n''? Surgen, entonces, los llmites mis o menos arbitrarios; por ejempio: "hasta el siglo XIX". ^S61o un pasado reconocido como pasado, esto es, aquellos bienes y hechos recogidos por la historia oflcial? ^D6nde queda la producci6n cultural generada desde los ultimos anos hasta el dfa de ayer? En cuanto a la propiedad Cuando se trata de un patrimonio familiar, cuyo contenido estd dado por bienes econ6micos o 138
  • 4. Patrimonio cultural... materiales, nadie pone en duda qui^n o qui^nea son los propietarios, a menos que sea una herencia intestada. Pero tratdndose del patrimonio cultural, la pertenencia 86 vuelve materia de definiciones discursivas que poco o nada tienen que ver con la apropiaci6n, que de hecho se da, sobre tales bienes. Tenemos asl, por ejempto, que al hablar sobre el patrimonio cultural de la Naci(3n, algunos funcionarios pretendan disfrazar el uso y abuso que grupos, muy selectos, hacen del mismo, o bien, el despojo sufrido por diversos grupos sociales de su propia herencia o creaci6n cultural, en aras de un supuesto rescate. Suceden, entonces, id^nticas situaciones con otras propias del sistema, esto es: pocos resultan ser los verdaderos duenos del producto del trabajo de muchos. cuanto a la relevancia qu^ una manifestaci6n cultural adquiere importancia que las dem^? ^Acaso aqui tambi^n ha penetrado la 16gica del mercado, mediante el proceso de mercantilizaci6n de bienes culturales? ^E^ hasta que un bien cultural se convierte en mercancfa y, por lo tanto, en objeto de consumo, cuando se le reconoce como patrimonio cultural? o por el contrario ^la mercanti]izaci6n de un producto cultural hace que este deje de ser una expresi6n legftima de identidad cultural? ^evita que dicho producto se transforme en patrimonio cultural? iQu^ imprime mayor valor a unos cuantos bienes sobre muchos otros? M ^ aun, ;,de qu^ tipo de valor se trata? ^dentro del patrimonio cultural reconocido como tal, existen bienes o productos culturales que tengan unkamente un valor simb61ico para determinado grupo social? o ^se trata de objetos que adem^ de poseer un valor simb6Iico, tienen tambi^n un alto valor de cambio? 130
  • 5. Amparo Sevilla Resolver las cuestiones hasta aquf planteadas, exige un andlisifi que'por ahora no estamos en condiciones de realizar. Sin embargo, podemos advertir o marcar algunas Ifneas derivadas de la relaci6n entre los elementos antes citados: el tiempo, la propiedad y la relevancia. Al parecer la corjunci6n de los ijltinios dos aspectos da como resultado aquello que se denomina capital cultural. Capital que deja de serlo si carece de valor de cambio. La coBificaci6n de las manifestaciones culturales se puede dar a trav^s de su comercializacidn, pero tambien mediante su "museificacidn". Extrano pareciera ser, entonces, que los museos sean los dep6sitos privilegia- dos de aquello que Be reconoce como patrimonio cultu- ral. Asimismo, la coijunci6n de los tres elementos senaladoa remite por lo general a la idea de ''un bien material acumulado", definici6n que, por lo comun, adquiere el t^rmino de patrimonio cultural, a pesar de la declaraci6n establecida por la UNESCO en 1982, que intenta reconocer como tal a la obra material e intangible que expresa la creatividad de un pueblo. For ultimo, cabe advertir que la bdsqueda de una delimitacidn del concepto que nos ocupa, acarrea los mismos defectoe y virtudes de los mi^Itiples intentos de definicidn del de cultura. Esto es, &I hablar de patrimonio cultural nos topamos con las diversas cuestiones, ailn no del todo resueltas, derivadas de lo que se reconoce o no como cultura. M ^ aun, la a veces disimulada y otras exhibida connotaci6n de clase que posee la cultura, se presenta tambien en lo relacionado con el patrimonio cultural. Connotaci6n de clase innegable cuando se observan detenidamente las diferentes condiciones de cada clase social en la producci6n, distribucidn, apropiacidn o consumo de los bienes culturales. 140
  • 6. Patrimonio cuitursJ... ;Se ve, se siente, el MUP estd preaente! Dado el panorama desalentador expuesto en la parte anterior ic6mo podrfamos hablar entonces de un patrimonio cultural perteneciente al MUP? El tema se complica aun mds, si consideramos que los habitantes de las colonicis populares presentan, entre otras, las siguientes caracterfstkas: - Gran movilidad dentro del espacio urbano, lo cual significa poco tiempo de convivencia con los vecinos; situaci6n mis o menos generalizada en las colonias perif^ricas de las grandes ciudades. - Mucho tiempo de residencia en una misma colonia, pero sin la propiedad sobre los inmuebles habitados; situacion comiin en las colonias populares del centro de las ciudades. - Insuficiencia de medios necesarios para la producci6n cultural y su difusion. - Escasa informaci6n y formaci6n para valorar el propio patrimonio cultural. Ante dicha situaci6n surgen, inevitablemente, una serie de preguntas cuya respuesta requiere la realizaci6n de varias investigaciones sobre el terreno, pues su formulaci6n en el interior del espacio urbano es relativamente reciente. Podemos adelantar algunas de ellas: - ^Existe una conciencia entre los habitantes de las colonias populares sobre el patrimonio cultural en general y sobre el propio en particular? - iC6mo perciben los pobladores de los Uamados centros historicos el espacio habitado? - iQu^ significa para los inquilinos de los edificios hist6ricos (reconocidos o no oficialmente como tales) habitar dichos inmuebles? Los sismos ocurridos en septiembre de 1985, pu- sieron de manifiesto el dilema entre reconstrucci6n o 141
  • 7. Amparo Sevilla demolici6n de un sinntimero de vecindades hist6ricas afectadas. Una gran parte de £stas fueron totalmente demolidas contando con el pleno acuerdo de sus habi- tantes, que preferfan una vivienda nueva. iQu6 implica !o anterior? ^La desvalorizacion del hibitat hist6rico? ^Es el resultado de una ldeologfa modernizante ubicada en la 16gica del consumo y la adquisicion de un estatus? iSe abri6 una posibilidad de mejorar notablemente las condiciones de vida? Simult&neamente a lo anterior encontramos que entre las principales deniandcLS de los damnificados del sismo, est^n las viejas demandas de los habitantes del centro de la Ciudad de Mexico: "no a los desalojos" y "por una vivienda digna". Junto con ^stas, las organizaciones de inquilinos y damnificados plantearon: - la defensa del patrimonio historico - la defensa del arraigo de los habitantes del centro y su cultura e identidad barrial - la necesidad de una reconstrucci6n de la zona que implique una reorganizacion del espacio urbano. Las demandas de las organizaciones de inquilinos y damnificados hacen patente que el patrimonio cultural no se agota en el legado hist6rico ni en sus expresiones materiales (ios edificios). Que el hecho cultural comprende, pues, tanto el pasado como el presente, lo material y lo intangible. El espacio habitado (territorio) se convierte, en este contexto, en el soporte material del patrimonio cultural, conformado, entre otras cosas, por los usos que de ese espacio hacen sus habitantes y las relaciones sociales de ellos derivadas. La configuracion de una identidad social, que en este caso aparece como barrifil, pasa a ser una cualidad esencial del fen6meno cultural. Asf estamos de acuerdo con quienes consideran que los testimonios de dicha identidad es lo que conforma, precisamente, el patrimonio cultural. 142
  • 8. PRtriinonio culturml... Lo citado en relaci6n a los habitantea del centro de la ciudad, nos hace pensar, adem&s, en Ja existencia de importantes diferencias entre ^tos y los pobladores localizados en las colonias populares perif^ricas. Sin embargo, en todos ellos se dan tambi^n similitudes esenciales, derivadas de su pertenencia al sector urbano popular, cuya expresi<Sn se plasma en las demandas comunes enarboladas por el MUP. lQu€ puede conformar, entonces, el patrimonio cultural de quienes se enfrentan a una tucha cotidiana para supereu- la carencia de suelo, vivienda y/o servicios publicos? ^Ias p^simas condiciones de vida en que se encuentra la mayor parte de dichos habitantes, evita que generen y valoren un patrimonio culttiral propio? En nuestra busqueda de manifestaciones culturales dentro del MUP encontramos que la participaci6n en dicho movimiento genera la configuraci6n de diversas identidades sociales, cualidad fundamental del hecho cultural. En dicha configuraci6n de identidades intervienen varios factores de diferenciaci6n, que a la vez son principios de unificaci6n en el interior del grupo- movimiento, y cuyos ejes principales son el espacio, el tiempo y la experiencia colectiva. Entre las principales demandas del MUP se encuentran la obtenci6n o conservaci6n de la vivienda y otros edpacios necesarios [>ara la reproducci6n. Pero la lucha por estos ultimos no significa unicamente un lugar para habitar, sino fundamentalmente crear condiciones de vida y formas de relaciones sociales diferentes entre quienes comparten un mismo territorio. De ahf que, cuando se logran estos espacios a trav^s de la organizaci6n, adquieren una fuerte significaci6n para la configuraci6n de una identidad grupal. El lugar de residencia posee, adem^ de valor socio- econ6mico, una signiflcaci6n simb61ica, dada por la 143
  • 9. Amparo Sevilia percepci6n y la valoraci6n del espaclo habitado. Son varios los factores que intervienen en este proceso de significaci6n, uno de ellos es el tipo de relaci6n social (intercambios, cooperaci6n, relaciones afectivas, etc.) que se lleva a cabo en dichos espacios. Respecto a la identidad se observa que tener una residencia estable, implica la acumulaci6n de experiencias compartidas y, por lo tanto, la posibilidad de conformar una memoria colectiva. La configuraci6n de dicha identidad requiere, siempre, de una base espacial, que permita el encuentro y la convivencia entre la poblacion y tambien la convergencia con el peisado comtin. Estos espacios son fundamentales para la comunicaci6n entre los vecinos, la sistematizacion de las experiencias colectivas y la socializacion de lo aprendido en ellas. Los espacios donde, por lo comun, se lleva a cabo lo anterior son los patios de las vecindades, las calles y sus esquinas, el mercado, algunas explanadas o lotes baldfos, la capilla o la iglesia y, en el caso de las colonias organizadas, el local de asambleas, generalmente construido para ese fin mediante el trabajo voluntario de los habitantes. El fuerte arraigo territorial observado en vanas colonias populares, debese a las transformaciones que sobre dicho territorio han hecho sus habitantes con su propio trabajo y a las relaciones de amistad y solidaridad establecidas a traves de la convivencia. Ello crea un fuerte sentido de territorialidad, es decir, un proceso de identificaci6n con los espacios utilizados colectivamente. Tenemos, entonces, que a los habitantes de ciertiis colonicis populares, no solo les puede unir e identificar el tiempo de habitar un mismo territorio, sino tambien, y sobre todo, el esiuerzo mutuo para la transformaci6n de sus condiciones de vida. El devenir cotidiano, en el 144
  • 10. Patrimonio cuJturaJ... que se suceden experiencias colectivas, va conformando Una memoria, tambien colectiva y cuyos soportes son los logros materiales e ideol6gicos obtenidos. En estos casos, la identidad se sustenta en el proceso de construcci6n material y simbdlica del entorno. El esfuerzo comun que, al modificar una situaci6n d^ resultados concretos, se transforma en una base solida de identidad social. La experiencia vivida en conjunto, a trav^s de la participaci6n en una serie de prdcticfia, genera un reconocimiento de cada uno de los individuos en relaci6n al conjunto del grupo, Una conciencia sobre la capatcidad de transformaci6n de las condiciones de vida y, por lo tanto, una valoraci6n distinta en torno a dichas condiciones, al grupo y al movimiento. Con base en los procesos de reconocimiento individual y grupal antes citados, se generan nuevas identidades donde conRuyen, mediante un proceso de continuidad-discontinuidad, las idcntidadea sociales previas de cada habitante, dadas por su origen Etnico, condicion laboral, participacion en grupos religiosos, poli'ticos, deportivos, etcetera. Cabe advertir que compartir una misma situacion econ6mica o social, si bien es la base para establecer Una uni6n, no confiere por sf misma una identidad social, pues requiere de praticas significantes, a traves de las cuales se genera la conciencia de pertenecer a un agrupamlento deterrninado. Dichas practicas se dan mediante una serie de experiencias colectivas, que van conformando una memoria comun. En el MUP el registro de esa memoria colectiva se realiza principalmente mediante la tradici6n oral y la conmemoraci6n. Tambien se ha recogido su historia a traves de escritos y documentos, pero este mecanismo ha tenido menor incidencia en los participantes del movimiento. 145
  • 11. Amparo Sevilla Algunas de las formas en las que el MUP ha ido generando una memoria colectiva, factor fundamental de su patrimonio cultural, son: - A trav^s de la participaci6n directa en las formas de organizaci6n y de lucha, en la cual se incorporan los conocimientos adquiridos en experiencieis anteriores. - El recordatorio permanente de las acciones colectivas pasadas, mediante constantes referencias de lo obtenido y de los mecanismos implementados para lograrlo, en pMticas familiares y en reuniones formales e informales. - La recuperaci6n de algunas tradiciones presentes en luchas anteriores y la creaci6n de mievas tradiciones. Asf tenemos, por ejemplo, el uso del corrido como medio de informacion de sucesos significativos para el movimiento. Tambien es habitual la elaboracion de "calaveras" que en d(as cercanos a la celebracion de muertos, presentan una vision sarcdstica de poUticos, funcionarios, casatenientes, etcetera. - La conmemoracion de las luchM populares m ^ sig- nificativas, a trav^s de diversas formas. Una de ellas se da, por ejemplo, en los nombres que han adqui- rido la mayor parte de las colonieia populares, cuya implantaci6n se debi6 a una lucha. Los mds usuales son: Pancho Villa, Emiliano Zapata, Ruben Jarami- llo, Lucio Cabanas, Genaro VAzquez. Otras colonias recuerdan tambien, a trav^s de su denominacion, fe- chas historicas para el movimiento popular, como el "Campamento 2 de octubre", la colonla "18 de Marzo", o bien, acontecimientos historicos sucedi- dos en determinados lugares, como por ejemplo, el movimiento de solicitantes "Cananea". Ademas se acostumbra, claro estA, la celebraci6n de diversos acontecimientos hist6ricos, ya sea del movimiento popular en general o de la organizaci6n 146
  • 12. Jo cuJtura/.., vecinal en particular. En este ultimo caso se lleva a cabo una manifestacidn publica de la identidad grupal, a trav^s de la autorepresentacidn de la organizaci6n, en la cual se acentuan los vfnculos que cohesionan al grupo. En tal representacl6n siempre estdn presentes los emblemas, esto es, las formas en las que la identidad grupal se expresa simb6licamente. El patrimonio cultural del MUP, conformado, entonces, por una memoria colectiva, se expresa y reproduce a trav^s de los mecanismos planteados. Adem^ tenemos tambi^n los diversos testimonios de las identidades colectiveis, generadas por el movimiento, entre las cuales, las expresiones sinib61icas adquieren singular relevancia. Cabe advertir que entre los elementos que confor- imLXi una identidad social, est& el reconocimiento de marcaa, signos y rasgos culturales compartidos, que funcionan como emblemas, esto es, la identidad de un grupo se constituye, en parte, por referencia al universo simb61ico que le provee su entorno. La producci6n simb61ica perteneclente al MUP y mediante la cual se expresa como tal (como movimiento social) adquiere formas que interpelan y motivan a los participantes del movimiento. A trav^s de ^stas se interiorizan las demandas, se denuncia una situaci6n y, en ocasiones, se sublima o propicia la confrontaci6n. Sus emblemas expresan una pertenencia social inscrita en un campo de enfrentamiento, de ahf que uno de los sentidos de los principales sfmbolos utilizados sea la uni6n y la fuerza. Los sfmbolos incorporados son tambi^n una forma de interpretar la realidad objetiva y subjetiva en la que se encuentran los habitantes de las colonias populares. Dentro de las expresiones simb6Iic2is del MUP, encontramos, por ejemplo, las consignas, los lemas, las banderas y las imdgenes grdficas. Ademds de laa 147
  • 13. Amparo Sevilla expresiones artisticas a traves de canciones, el teatro y la pintura. Los elementos hasta aquf vertidos dejan la im- presion de que el patrimonio cultural del MUP con- siste, bisicamente, en su cultura i>o]itica. Esto se debe a que en la exposici6n se hace especial enfasis a ciertos componentes de la cultura poUtica del movimiento en cuestion. Claro es para nosotros, y no estA por demas hacerlo expHcito, que el patrimonio cultural del MUP no se agota en los hechos pertenecientes a su cultura poKtica. Como anteriormente se habla senalado, la con- figuraci6n de identidades sociales dentro del MUP, y por tanto de su patrimonio cultural, se sustenta en el proceso de construcci6n material y simbolica del en- torno, lo que significa la inclusi6n de la experiencia vi- vida en los distintos campos de la esfera social. La creaci6n de un centro de defenBa del patrimonio cultural Uno de Ios objetivos que nos hemos propuesto en la investigaci6n que llevamos a cabo en la colonia Morelos, es la creacion de un centro de defensa del patrimonio cultural, para el impulso de actividades tendientes al conocimiento de la historia local y zonal, de intercambio de experiencias en organizaciones de inquilinos y del conocimiento de las funciones que debe desempenar el INAH para la conservacion y difusi6n del patrimonio cultural, entre otras cuestiones. Temas tratados mediante platicas, exposiciones, talleres, documentales, etc., impartidos tanto por profesionistas especializados como por vecinos de la colonia. La creaci6n de este centro deberd contar, eviden- temente, con la aceptacion y, sobre todo, participaci6n activa de los habitantes del lugar, en la gestion de lcis acciones emprendidas. Si esto no se logra, su funciona- miento carecerfa de sentido. 148
  • 14. Patrimonio cultural... Nuestra propuesta pretende alejarse lo mas posible de aquellas acciones que institucionalizan, mejor dicho, petrifican el patrimonio cultural, convirtiendo los bienes o productos culturales en objetos para ser conservados y exhibidos, y no para que se incorporen como agentes activos de una cultura vigente. Proponer la creaci6n del centro citado responde, en cambio, al hecho, ya senalado, de que la producci6n cultural y la configuraci6n de identidades colectivas, requieren siempre una base espacial, que permita el encuentro y la convivencia entre los vecinos y, tambien, con el pasado comun. Asimismo, se necesitan espacios especialmente creados para la introyecci6n o refiexi6n, que estimulen la adquisici6n de una conciencia sobre el patrimonio cultural y la necesidad de diversas acciones para su creaci6n, defensa y difusiAn. Sabemos que nuestros prop6sitos no necesaria^ mente tendrAn fintil feliz. Existen muchas trabas que veneer: el desconocimiento y la desvalorizaci6n del pro- pio p>atrimonio cultural, situaci6n reinante en la mayor parte de la poblaci6n referida y la poca atenci6n que las organizaciones vecinales han puesto en relaci6n al patrimonio cultural. Si a ello le anadimos la carencia de recursos econ6micos del INAH para apoyar este tipo de proyectos y, como si fuera poco, hasta nuestro pro- pio espiritu un tanto pesimista, pareciera ser, entonces, que todo va a quedar en buenos prop6sitos. El objetivo propuesto representa, por lo tanto, un reto. Una especie de co«icluai6n La breve revisi6n del concepto de patrimonio ctiltural, nos empuja a retomar los puntos mAs importantes de la problemAtica planteada*. 1) A pesar de los multiples fjictores que dificultan la creaci6n y difusidn" de expresiones culturales propias, consideramos que los habitantes de las 149
  • 15. Amparo SevilU colonias popylares que integran el MUP poseen un patrimonio cultural. Este consiste en una memoria colectiva expresada y reproducida mediante los mecanismoB senalados que corresponden a sus dif!cil«s condiciones de vida. E^t^ tambien los diversofl testimonios de las identidades colectivas generadas por la participaci6n en el movimiento. 2) La configuraci6n de identidades sociales dentro del MUP, y poF lo tanto de su patrimonio cultural, se sustenta en el proceso de construcci6n material y 8imb61ica del entorno, proceso que incorpora la experiencia vivida en los distintos campos de la esfera social. 3) El espacio habitado (territorio) se convlerte en este contexto, en el soporte material del patrimonio cultural. 4) Pocoe son loe habitantes de las colonias populares que poseen una conciencia sobre la importancia social que tiene la creaci6n, defensa y difusi6n del patrimonio cultural, dentro del cual se inserta el hist6rico. La valoraci6n positiva de dicho patrimonio es, al mismo tiempo, una actitud poco generalisada. 5) La Htuaci6n anterior podemos expUcirnosla por el hecho de que los habitantes de las colonias populares pertenecen a las dases econ6nuca y socialmente dominadas, cuya alteridad cultural se mantiene atln subordinada y descalificada para sf mismos. 6] La adquisici6n de una conciencia sobre el patrimo- nio cultural y su valoraci6n, no se da en forma es- pontAnea, sino requiere una labor pr^tica, impul- sada por quienes tienen dicha concienia y est^n in- teresados en difundirla. Los seis puntos citadoa recogen en sfntesis las ideas principales que sustentan este breve ensayo. Sin 160
  • 16. P&tiimonio cultural... embargo, existe una cuesti6n pendicnte releicionada con la construcci6n conceptual de t^rminos que intentan dar cuenta de una realidad y que, en este caso, tiene que ver con la deflnici6n del concepto de patrimonio cultural. Con base en un contacto directo con habitantes de diversas colonias populares durante algunos anos, me atrevo a afirmar que el concepto de patrimonio cultural es, a final de cuentas, un concepto ajeno a la mayor parte de la poblacidn referida. E^to es, el t^rmino de patrimonio cultural, independientemente de su significado, no aparece en el lenguaje usual de la mayor parte de las personas y organizaciones que peirticipan en el MUP. Todo parece indicar, ademds, que llevarA un perfodo, m ^ o menos prolongado, la apropiaci6n generalizada de dicho concepto. Lo anterior nos hace recordar que tanto las concepciones predominantes en el medio oHcial, como las elaboradas fuera de dicha oficialidad (dentro de las cuales pretendemos ubicarnos) son instrumentos conceptuales que intentan delimitar una realidad con el prop6sito de operar en ella, ya sea en un sentido u otro, dado que dichas concepciones est4n determinadas por los Intereses sociales que laa sustentan. Pensamos que la consideraci6n anotada nos pre- viene, en parte, de ser atrapados por un* preocu- paci6n academiciata, que en la btisqueda de preciaiones te6ricas supuestamente puras y absolutas, sucumbe en- vuelta en las contradicciones y conilictos exUtentes en la realidad social. 161
  • 17. Notas y referencias bibliograficas 1. Nos referimos a una investi- gaci6n realizada durante 1983- 1985, en vaj-iae colonias popu- larea ubicadaa en el Valle de Mexico. En ista se lleva a cabo un an^lisis sobre la cul- tura poUtica del MUP, en re- Iaci6n a tree aspectos: la confi- guraci6n de identidadea colecti- vas, la construcci6n e interpre- taci6n de significadoB sociales relacionadoa con el movimiento y las formas mediante las cua- les la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popu- lar (CONAMUP) se represents simb61icaniente. Dicho estudlo fue elaborado en el CIESAS y constituye mi tesia de maestria en Antropologta Social en la Es- cuela Nacional de Antropologfa e Historia (ENAH). Mural colectivo en una barda de casa-habitaci6n. Colonia Xalpa. Del. Iztapalapa. Foto: Gerardo Moctexama 162