Este documento resume la parashá Mishpatim de la Torá. Describe los temas principales de la parashá, incluidos los juicios sobre esclavos y violencia. Luego analiza tres obligaciones básicas de un esposo descritas en Éxodo 21:10: no reducir la comida, ropa o deber conyugal de su esposa, incluso si toma otra esposa. El documento explora la monogamia versus la poligamia en la Biblia y la historia judía.
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
5771 LA RESPONSABILIDAD DEL CASADO
1. 1
parashát
TEMA:
24 de Shevat del 5771
29 de Enero del 2011
Shemot-Éxodo 21:1 -24:18
Por Iosef Martínez Pérez
Archivado en Haftarah Hashavuah, 5771, Mishpatim
Introducción
Éxodo 21:1 Y éstos son los juicios que expondrás ante ellos:
Shemot 21:1 Ve’eleh hamishpatim asher tasim lifneyhem.
Esta semana la lectura correspondiente es: Mishpatim, la podríamos traducir como:
juicios, ya que su raíz es la palabra hebrea: Shafat que significa: juicio, podemos ver
que de suyo nos habla del establecimiento de ese orden que desea el Eterno para su
pueblo.
MISHPATIM
JUICIOS
2. 2
Según la tradición, los mishpatim regulan la relación del hombre con el hombre, no
obstante de que no estuvieran escritos, el hombre por naturaleza los debería de seguir.
Es precisamente en esta parashát que habla de tres de las principales obligaciones de
todo hombre, cuando funge su papel como marido. Destinaré este espacio para hablar
de la “responsabilidad del varón casado”.
Temas de la Parashát
Primera alía (21:1-19)
Estos versículos habla de los Mishpatim de los esclavos, y de los actos de violencia.
Segunda alía (21:20-22:3)
Continúa con los mishpatim de actos de violencia, así como la responsabilidad de los dueños de
animales y de siervos.
Tercera alía (22:4-22:26)
Los mishpatim de hurto, así como los mishpatim de conductas humanitarias.
Cuarta alía (22:27-23:5)
Continúa mencionando diversos mishpatim humanitarios.
Quinta alía ( 23:6-19)
Habla acerca de la justicia que debemos emplear en diversos tópicos, así como las tres fiestas
anuales.
Sexta alía (23:20-25)
Nos habla acerca del Malak -Mensajero, Ángel, Embajador- del Eterno.
Séptima alía (23:26-24:18)
Nos da algunas promesas el Eterno, y narra el episodio de Moshé y los setenta ancianos.
Enseñanza
Hoy en día, es evidente el descrédito que tiene el matrimonio, aunque se le ha dado por
llamarle: “la base de la sociedad”, y aunque a simple vista pareciera un problema de
dos; es decir, del comportamiento tanto del hombre como de la mujer. La problemática
que presenta es mucho más compleja que esto, además de la educación recibida, el
carácter de cada cónyuge, su personalidad, así como los modelos que recibieron en
cuanto a su papel en el matrimonio, existen factores externos que influyen en él, como
su desenvolvimiento social, así como los nuevos moldes del matrimonio que se
presentan en los diversos medios de comunicación.
3. 3
Haciendo un rápido recuento de los factores que llevan al fracaso al hombre en el ma-
trimonio, podría citar: la insensibilidad a las necesidades de su mujer, su incapaci-
dad de proveer material, espiritual y moralmente a su familia, la irresponsabilidad
de no afrontar sus obligaciones, así como la delegación de ellas a la esposa y, por
supuesto, su nula participación en la educación de los hijos, éstas por citar algunas.
En el caso de la mujer, se comienza con su incapacidad de transmitir a sus hijos varo-
nes, el cambio que ellos deben hacer cuando les toque ejercer el matrimonio, se critica
el machismo en los hombres, siendo en gran medida las mujeres las que lo estimulan
desde la educación a sus hijos, -gracias a D-os no todas-, la diferenciación que hacen en
cuanto a la educación del hijo con respecto a la hija, así mismo se ve sumergida en un
círculo vicioso de asumir responsabilidades que serían propias del marido, pero por
causa de no llevarlas él, ellas las toman, provocando con ello un desorden en el lideraz-
go del matrimonio. Todo lo anterior sin contar el cada vez más frecuente descuido de
su familia, dado que sale a trabajar para buscar una mejor condición económica, deján-
dole a otros el papel de madre que a ella le corresponde. En fin, podría citar más.
Analicemos los factores externos.
“Antes los matrimonios duraban más”, es una frase sabida por todos, ¿Por qué? Bueno
porque en la actualidad las estadísticas marcan que en los primeros dos años, de cada 5
matrimonios dos se divorcian, lo que ha llevado a una cifra alarmante. Recientemente
leí un informe del Instituto Mexicano de Geografía y Estadística, del año 2000, era
mayor el número de solteros y divorciados de edades entre 35 y 45 que el de casados.
No en balde, la industria floreciente de citas rápidas que tienen por objetivo acercar los
medios para que se conozcan los solteros y por supuesto los divorciados.
Como sabemos de sobra, la mujer actual no aguanta lo mismo que nuestras madres y
nuestras abuelas o bisabuelas, la pregunta sería: ¿Es acaso que los hombres de antes
eran mejores? La respuesta a mi juicio sería que no, lo que sucede es que anterior-
mente la mujer sabía que sería su destino permanecer unida a su marido pasara lo
que pasara. Eso me hace recordar una película mexicana de hace algunos años en
donde la esposa después que le informaron que su marido tenía varias casas “chicas”,
es decir, amantes que mantenía aun con hijos, la mujer decía: “a mí no me importa con
tal de que me mantenga y que esté a mi lado, yo siempre sabré que soy la esposa, fuera
de aquí que haga lo que quiera”.
Esa frase reflejaba el pensamiento de la mujer de hace algunas décadas; pero, ¿qué pasa
ahora?, al contrario que hace algún tiempo, la mujer, ya se prepara, estudia, trabaja, y
esto le ha dado un poder que antes no tenía; es decir, ya tiene dinero, lo que le da
4. 4
cierta seguridad, se compra la ropa que a ella le gusta, en su trabajo tiene un círculo de
compañeros que influencian sobre sus pensamientos, existe una competencia en lo
material que ha provocado que se anhele tener lo que el otro tiene, ya no le pide
permiso a su marido y hace lo que le venga en gana, y está decidida en muchos casos a
pagarle con la misma moneda; cuando se da cuenta que el hombre lo “único” que le da
es dinero, prefiere no servirle de sirvienta, así como no darle cuentas, y opta por un
camino sola, camino que antes era mal visto, pero que ahora ya se está volviendo lo
normal.
Tal vez ahora estarías pensando: ¡Eso no sucede en mi congregación! Francamente yo
no estaría tan seguro, después de los casos que me ha tocado aconsejar y sobre todo
vivir de cerca, me da muestras que en las congregaciones de creyentes esta situación
tiene un factor que los sujeta: que es su consciencia de la voluntad del Eterno; sin
duda, nos encaminamos a una importante crisis de las familias de creyentes por
influencia del mundo en que vivimos.
El hecho de que “antes”, los matrimonios duraran más, no era garantía de que fueran
felices, ¿Verdad? Y en realidad es ahí en donde nos encontramos el meollo del asunto,
es decir: ” Detrás del matrimonio, lo que buscan tanto el hombre como la mujer es
alcanzar su felicidad”. No cabe duda que la enseñanza de las Sagradas Escrituras es
muy lógica: Eclesiastés 4:9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de
su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del
solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. 11 También si dos
durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?
12Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces
no se rompe pronto.
No cabe duda, el matrimonio es una institución que estuvo en la voluntad de Hashem
crear, y desde Adam -Adan- y Javá -Eva-, nos muestra el Eterno su voluntad para
nosotros, pero, ¿por qué es tan difícil la relación matrimonial? Es una pregunta que
tiene más de una respuesta, pero en gran medida se debe a la ignorancia del rol que
le corresponde tanto a uno como a otro cónyuge. Se estudia alrededor de 5 años para
ejercer una profesión, y en algunos casos más, y para el matrimonio, ¿cuánto tiempo
estudiamos? si bien nos va, una o más sesiones de consejería previas al matrimonio, y
lo peor, con malos ejemplos de los matrimonios en nuestro entorno.
Siempre me gusta preguntar a los que se van a casar: ¿Como qué matrimonio de los
que conoces te gustaría ser? Y es triste ver la cara de los novios, pues refleja una
cruda realidad, no hay parejas que muestren un genuino ejemplo del matrimonio feliz,
5. 5
y aún voy más allá diciéndoles: “El verdadero reto del matrimonio está en dar una
muestra del éxito que todos piensan tener cuando son novios, pero este se demostrará
cuando se tengan hijos y se les pregunte: ¿Como qué matrimonio te gustaría tener? Y
ellos respondan: como el de mis padres”. Únicamente ahí se darán cuenta si han
triunfado, no nada más en el hecho de seguir unidos, sino sobre todo, en que esa unión
dé muestras de una verdadera felicidad, y no de una actuación social.
Lo triste de esta crisis matrimonial, lo encontramos en la gente con conocimiento en las
Escrituras que no han tenido la contundencia necesaria para transmitir el conocimiento
de los roles del esposo y de la esposa dentro del matrimonio, lo que ha desembocado en
un desorden matrimonial, y aunque este tema, sería motivo de varios libros, no quiero
dejar pasar la oportunidad para servirme de la enseñanza que nos brinda esta parasháh
al respecto de tres de las obligaciones básicas del varón dentro del matrimonio. Leamos
el pasuk -versículo- que nos ilustrará al respecto: Éxodo 21:10 Si tomare para él otra
mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.
Este versículo que reglamenta tres de las principales obligaciones que le corresponden
al hombre, viene acompañada por un tema controversial: la poligamia; es decir, el
hecho de que un hombre tome para sí más de una mujer como esposa. Este tema
con el avance de la civilización, ha sido controversial, sobre todo cuando las
principales civilizaciones se adscribieron al uso y la costumbre de la monogamia; es
decir, a la relación únicamente de un hombre y de una mujer.
Es por todos sabidos que en los tiempos Escriturales era permitida la poligamia,
ejemplos como Yaakob el patriarca, los reyes de Jerusalén que se registran en 1ra. y
2da. de Samuel y 1 de Reyes, en donde vemos a un David o un Salomón con varias
esposas, pero cuando llegamos al Brit Jadasha -Pacto Renovado- se censura este
proceder, sobre todo en el liderazgo, como lo leemos en los siguiente pasukim –
versículos-: 1 Timoteo 3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para
enseñar;
1 Timoteo 3:12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen
bien sus hijos y sus casas.
Tito 1:5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; 6 el que fuere
irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén
acusados de disolución ni de rebeldía.
6. 6
Conforme avanzó la civilización y sobre todo el dominio católico romano, el judaísmo
se vio en la necesidad de abstenerse de esas prácticas sobre todo en los países
dominados por el catolicismo; sin embargo, siguió en uso en los países gobernados por
musulmanes. Al llegar a la edad media, se dictaminó, por medio de líderes religiosos
judíos como el Rabino Guershom Meor-Hagola -”la luz del Exilio”- (960- Mainz 1028)
que contra todo precedente rabínico, impone la monogamia como única forma de
matrimonio judío, so pena de excomunión. Es entonces cuando el judaísmo hasta
nuestros días sigue esa regla.
¿Cuál es lo correcto: la monogamia o la poligamia? No cabe duda, lo correcto es la
monogamia, tal y como lo vemos en el ejemplo de Adam y Javá (Génesis 2), el primer
matrimonio conocido, y no sólo lo vemos en ellos, sino que a lo largo de las Escrituras
nos muestra muchísimos ejemplos, sólo por citar otros dos importantes: Yitzjak –
Isaac- y Ribka -Rebeca- (Génesis 24) siendo este matrimonio importante, porque es
Yitzjak una figura del mismísimo Mesías, él cual cumplió con la monogamia y ha
representado un ejemplo destacable de un marido con una sola mujer; y qué decir del
ejemplo que nos pone Hashem, quien ha tomado a Israel, nuestro pueblo, como su
esposa, y se ha mantenido fiel hasta nuestros días, tal y como lo encontramos a lo largo
de las Sagradas Escrituras (Romanos 11), adicionalmente, es necesario recordar que en
la mayoría de países, es un delito la poligamia, lo que provoca automáticamente al
cometerla, no sujetarse a las autoridades, y por lo tanto, estar en contra de lo
establecido por Di-s (Rom.13:2).
Con todo lo anterior, sería ofensivo hacernos de la vista gorda al respecto de lo que
narra la Biblia en cuestión de este tema, y les ruego tomen en cuenta la consideración
siguiente para sus reflexiones: “nunca fue la voluntad de Hashem la poligamia; sin
embargo porque sabía que ocurriría, la legisló o sea la regulo”, y máxime que se
presentó en una etapa histórica, en donde la reproducción del hombre, era vital para su
supervivencia. No es mi intención ofender sensibilidades, pero es menester de todo
maestro de la Palabra, enseñar lo escrito, aunque les confieso, que hay temas que
preferiría no abordar.
Regresando al versículo de Éxodo 21:10, nos encontramos con tres de las principales
funciones del varón dentro del matrimonio: Éxodo 21:10 Si tomare para él otra
mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.
Shemot 21:10 Im ajeret yikaj lo she´erah ksutá ve´onatah lo yigra.
1. Proveer el alimento.
7. 7
2. Proveer el vestido.
3. Cumplir con el deber conyugal.
1. Proveer Alimento
Al español, la palabra que tradujeron como: “alimento”, en hebreo es: She´erah, cuya
palabra sin tiempo ni tono es: She´er -Shin, alef y resh-, esta palabra hace alusión a: la
proximidad de la carne, y por ello muchas veces lo traducen como: “pariente”, es
decir algo próximo por la carne como lo vemos en Levítico 18:6, 12,13, por citar
algunos, por ello se usó tal palabra para denotar lo que sustenta a la carne, aunque en
otras ocasiones se traduce como: “carne” -Salmos 73:26; 78:20,27-, utilizaron:
“alimento” por no encontrar alguna palabra al español que perfectamente lo denotara.
Con lo anterior, conozcamos que es una obligación del marido, y no de la mujer,
proveer ese sustento para su familia.
Debemos entender que la obligación es primeramente para con su esposa y desde luego
posteriormente para con sus hijos, podría ir más allá del alimento, ya que lo que susten-
ta a su carne es, además, del alimento, todo lo relacionado a su salud, es decir, los
servicios médicos que por supuesto garantizarán que su ser se preserve, y adicional-
mente a ello, todo lo referente a la conservación de su belleza.
Tantos hombres que se quejan de que sus mujeres no se arreglan para ellos, ¿pero,
cuando han proveído en esa área? Así que, es menester del hombre proveer todo lo
que tenga que ver con la carne de su esposa.
2. Proveer el Vestido
En el hebreo: Qsutah, y sin tono ni modo el sustantivo: Qsut -Qof, samej, vau y tet-
cuya raíz es el vocablo hebreo: Qasah, que nos habla de cubrir algo, como le veremos
en el siguiente pasuk, que por cierto en el TaNaJ hebreo se encuentra en el verso 26,
precisamente en esta parasháh:Éxodo 22:27 (26) Porque sólo eso es su cubierta -
qsutoh-, es su vestido -simlato- para cubrir -le´oro- su cuerpo. ¿En qué dormirá?
Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.
De ahí que todo lo que tenga que ver con cubrir el cuerpo de la mujer, es responsabili-
dad del hombre. Y ahora te pregunto: ¿Hace cuánto tiempo no le has comprado alguna
prenda de vestir a tu esposa? Date cuenta, que no basta con darle dinero, sino que
debemos estar al pendiente de sus necesidades de vestido. ¿Cuánto tiempo tiene que no
le das dinero para que ella se compre ropa? Reconócelo varón, si nunca le has compra-
do una par de zapatos, o una falda, o un vestido, y ella ha tenido que arañar del gasto
8. 8
para vestirse, no estás cumpliendo con tu parte, es tu obligación ver por el bienestar de
ella en todo lo que tenga que ver con su vestimenta.
3. Cumplir con el Deber Conyugal
La frase: “deber conyugal” se traduce del vocablo hebreo: Onatah, que hace referen-
cia al placer físico que requiere la mujer, esta responsabilidad, verdaderamente para el
tiempo en que fue escrito el Jumash -los cinco libros de Moshé- era completamente
revolucionario.
Debemos reconocer que la intimidad física contrario a lo que enseñan algunas religio-
nes, no es nada más para reproducción, sino que el Eterno lo dio como un placer o un
regalo que se disfrutaría a lo largo de la vida en el matrimonio; según los sabios, el día
más propicio, sería justamente: el Shabath, día en el que la santidad de Hashem está
más presente que el resto de los días, tal cual lo vemos escrito en Isaías 58:13. Y si
bien, es una mitzva -mandamiento- la reproducción, la lógica es que llegará un momen-
to en la edad de la mujer que ya no será posible reproducirse, ¿qué sucede después?
Bueno, de acuerdo a lo aquí escrito, el hombre y la mujer seguirán disfrutando del
placer de la intimidad dentro del matrimonio.
Cabe mencionar que es el hombre primeramente el que tiene la obligación de darle sa-
tisfacción sexual a su mujer, y el hecho de que se vincule a ello, verá que disfrutará de
la recompensa que el Eterno le dará por seguir su voluntad. Quiero aclarar, que si exis-
ten mujeres que se cohíben con sus esposos cuando están en la intimidad, es obligación
de ellos, instruirlas, encausarlas, y sobre todo, lograr que ellas lo disfruten, ya que a
final de cuentas, el disfrute de la sexualidad dentro del matrimonio, es lo que nos
hace diferente a los animales. Debemos darnos cuenta que en las Escrituras, la instru-
cción que recibimos es para que nosotros seamos “hombres” en toda la extensión de
la palabra; así que, pregúntale a tu esposa si en verdad cuando terminas con la
intimidad, ella se queda satisfecha, ya que esto varón: es tu obligación.
En el Brit Jadasha, el hombre mejor preparado en el judaísmo, es decir el rabino Shaul
conocido como Pablo, fue enviado a los gentiles primordialmente. ¿Por qué? Pues
debido a que era el hombre suficientemente preparado para transmitir la judeidad de
nuestro Mesías, así como las prácticas que conllevaba, y él enseño al respecto: 1
Corintios 7:3 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la
mujer con el marido