El 24 de septiembre de 1885 se abrió la primera casa de las Hermanas Adoratrices en Córdoba, Argentina. Esto ocurrió luego de que en 1884 se aprobara una ley que eliminaba la enseñanza religiosa en las escuelas. El Padre Bustamante, preocupado por la formación integral de los estudiantes, vio la necesidad de contar con maestros católicos. Hoy, 130 años después, la congregación de las Hermanas Adoratrices sigue trabajando en la educación gracias a la visión de su fundador.