El poema invoca al Señor a venir para iluminar las oscuridades, revitalizar el ánimo, fortalecer la escucha y despertar el corazón ante el sufrimiento de los demás. También pide que venga a sanar lo que está enfermo dentro como la autocompasión, el egoísmo y los deseos de poder, para que juntos puedan iluminar otras vidas y recordar que todo lo que hacen es parte del viaje hacia Él.