Timoteo era un joven discípulo que demostró tener una fe auténtica respaldada por buenas obras. Sirvió fielmente al apóstol Pablo por alrededor de 15 años, acompañándolo en su ministerio y enseñando la sana doctrina. Pablo lo consideraba como un hijo en la fe y lo envió a diferentes comunidades para fortalecerlas en su fe. Timoteo perseveró fielmente a pesar de las dificultades y persecuciones.